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Full text of "ROSTWOROWSKI, M. 1999. Historia Del Tahuantinsuyu"

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HISTORIA DEL TAHUANTINSUYU 


Maria Rostworowski 


IE? In stiluto ie Estuios Permnos 






HISTORIA DEL TAHUANTINSUYU 


Maria Rostworowski 


! I 


IEP Institute de Estudios Peruanos 







Serie; Hiatoria Andina 13._ 

6 IEP Instituto de Estudios ftruanos 
Horacio UrtBaga 694, Lima 11 
M. (511) 332*6184 
Fax (511) 332-6173 
web: http://wwdep.org,pe 

ISBN: 970-9972-51-029-0 
ISSN: 1019-4541 

Primera edicidn, enerode 1900 

Primera a saxta reimpresiones (marzo de 1968 a octubre de 1995) 



Septima reimpresidn de la segunda edicidn, Julio de 2011 
Oclava reimpresidn de la segunda edicidn, mayo de 2012 
Novena reimpresidn de la segunda edicidn, febrero de 2013 

3000 ejemplares 

Impreso en los talleres graficos de Tarea Asociacidn Grata Educaliva, 
Lima, Peril 


Fotografias: I 

Hecho el dej 
en la Biblioteca Nacional del Peru; 2013-02229 


en la Biblioteca Nacional; 11501131300128 



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Reconocimientos 


A lo largo de cuarenla anos de investigacidn, numerosas perso¬ 
nas me han ayudado y alentado de muy dislinlas maneras en mi 
trabajo. A todas ellas quiero manifestar mi profundo agradeci- 


Alejandro Diez Canseco me convencio de que podia y debia 
J investigar, Su influencia fue decisiva en la biisqueda de mi iden- 
^ lidad, identidad que iiene, a la fecha, profundas ralces andinas. 
^ Raul Porras Barrenechea Cue mi gran maestro. Mas adelanle, 
q) John Murra, con su vocation peruanisla, me orientd hacia una 
vision antropologica. 

Al principiar el trabajo en archivos, Felipe Obando fue un 
paciente profesor de paleograffa y, junto con el, el personal del 
Archivo General de la Nation me brindd su conslante y desinte- 
resada ayuda. 

Una gran amlga, prematuramente desaparecida, fue Josefina 
Ramos de Cox, con ella inicie el trabajo de campo sistematico en 
el valle del rio Chillon. Otra entranable amiga que me ha apoya- 
do a lo largo de todos estos anos es Rosalia Avalos, a ella le debo 
mucho estimulo. 

Durante algunos anos conte con la colaboracion de Pilar Or¬ 
tiz de Zevallos, Guillermo Cock y Lia del Rio en la investigacidn; 
ellos han permanecido fieles y buenos amigos. 

Ana Marfa Soldi y yo disfrutamos de numerosas salidas al 
campo cotejando la information contenida en los documents 
del siglo XVI. 


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Jurgen Golte y Efrain Gonzales moslraron nn gran inleres al 
leer y comentar el manuscrito de este libro. Mi agradecimiento a 
Julio Cotier y a la plana de amigos e investigadores del Instituio, 
asi como a lodo el personal adminislralivo, en especial a Lucia 
Cano porlacoordinacibn editorial, 

Finalmente, mi gratilud a Elba Lujdn por el cuidado del texto 
yde la edicidn, 

M.R. 

Lima, enerode 1908 


CONTEN1DO 


Inlroduccion 13 

Aclaraciones previas 19 

PRIMERAPARTE 

SURGIMIENTO Y APOGEO DEL ESTADO 

Capitulo I. El Cusco primitivo 25 

Los ayarmacas. 

Capitulo II. Inicio del desemlmiento inca 37 

El mito de los hermanos Ayar. Las panaca, 

Capitulo HI. Expansik y desomllo 49 


La leyenda de la guerra contra los chancas. El vencedor de los 
chancas, La reciprocidad. La reciprocidad en su forma primitive. 
La reciprocidad durante el Tahuantinsuyu, Construcciones y 
obras estatales, El Cusco, El Coricancha. Santuarios-palacios y 
centros administrativos, Red vial: los caminos. Los puentes, Los 
tambos. 

Capitulo IV, Los conquistas 107 

Conquista pacifica: el senorlo de Chincha, Conquistas reldmpa- 
gos: los senorfos del Chinchaysuyu, Resistencia local: el senorlo 









de Guarco. Olra resistencia local; los collec. El seiiorio de Chimu: 
ejemplo de resistencia. Otras conquistas de Tupac Yupanqui. 
Conquistas de Huayna Capac. Rebeliones de los senorlos locales 
y de miembros de la nobleza. Los ejercitos incas. 

Capitulo V. los sucesiones y el correinado, 153 

El enfrentamiento entre Huascar y Atahualpa: las madres de los 
prelendientes. La pugna por la mascapaycha, 

SEGUNDA PARTE 

LOS ASPECTOS ORGANIZATIVOS 

Capitulo VI, La composicidn social del Tahuantinsuyu 201 

La elite, Los senores. La dualidad en el mando, Los curacas even- 
tuales. Curacas yana. Las obligaciones de los curacas. Los admi- 
nistradores. Los sacerdotes, hechiceros y adivinos. Los "merca- 
deres", Los tratantes chinchanos. Los tratanles norlenos. Las 
clases populares: Los artesanos. Los hatun runa. Los Pescadores. 
; Los mitmaq, Los yana, Las mamacona, Los pina. La diarqula y el 
poder del Inca. 

Capitulo VII, Los recum rentables del Tahuantinsuyu 257 

La fuerza de trabajo, La mita, reguladora de la fuerza de trabajo, 
La tierra. Tierras del Inca o del Estado. Tierras privadas de los In¬ 
cas. Tierras de las huacas. Tierras del ayllu. La tierra como remu¬ 
neration a servicios prestados. La territorialidad discontinua, La 
ganaderia. Los hatos de camelidos, La presencia de camelidos en 
la costa. Los depositos estatales, 

Capitulo VIII. Los mdelos ecoadmicos 285 

El modelo economico serrano: La sierra sur. La sierra central, El 
modelo economico cosleno: La especializacion laboral, El inter- 


cambio costeno, El trueque local. El inlercambio a larga distancia 
de los “mercaderes" chinchanos. Los “mercaderes" norlenos. El 
trueque durante las peregrinations. La importancia del sistema 


hidraulico. 

Reflexiones finales 309 

Glosario 319 

Documents y siglas cilados 329 

Bibliografla 331 


■ 











Introduction 


En la investigation de la historia inca se nos planlean dos serias 
dificultades. Una relacionada con el modo andino de recordar y 
transmitir los sucesos; y la otra, con el criterio de los espaiioles 
para interpretar y registrar la informacidn que luego nos dejaron 
a traves de las crdnicas, La suraa de ambas se refleja en toda la 
informacion escrita que nos llega a partir del siglo XVI. 

La importance que este problema tiene para el trabajo el- 
nohistorico, nos obliga a insistir y examinar nuevamente las for¬ 
mas en que SI se ha raanifestado, a pesar de habernos ocupado 
del tema en anteriores estudios, 

El estudio de las fuentes escritas es dificil debido a las con- 
tradicciones y confusiones que se hallan en ellas, Es asi que juz- 
gar la cronologia tradicional de los gobernantes cusqueiios ha 
sido una tarea ardua por la inseguridad de las noticias, porque 
los mismos hechos y episodios se adjudican a uno u otro sobera- 
no. Es necesario realizar un anSlisis critico de tales sucesos, 

Varios interrogantes surgen alrededor de este problema. LNo 
hubo acaso un sistema para conservar los recuerdos, o medios 
para transmitir los acontecimientos de una generacidn a otra? 
Sabemos que las culturas prehispanicas del Peru fueron agrafas; 
sin embargo esto no fue un obstaculo para recordar y evocar los 
hechos, lo que hicieron de varias/ormos. 

Existe consenso entre los cronistas cuando seiialan que los 
indigenas poseian cantares especiales en los que cada ayllu o pa- 
aaca narraba los sucesos de su pasado durante ciertas ceremo- 



H 


MARiA ROSTWOROWSKI 


INTRODUCCldN 


15 


s y ante el soberano; los del bando de arriba primero y luego 




das para alabar las hazanas y proezas de sus antepasados; se re- 
tenla as! una memoria colectiva. 

Olra manera de recordar a sus gobernantes o curacas y even- 
tos acaecidos era raediante pinturas o tablas en las que se repre- 
: sentaban pasajes de su historia y que, segun los cronistas, eran 
conservadas en un lugar llamado Poquen Cancha (Molina 1943; 
I A “sta 1940, lib, 6, cap, 8; Santillan 1927:91; RAH A-92, fol, 
17v], Es un dato conocido que el virrey Toledo envid a Felipe II 
cuatro paiios que iluslraban la vida de los Incas, y en una carta 
que le dirigid desde el Cusco, con fecha 1 de marzo de 1571, le 
decia que dichos (apices fueron confeccionados por los "oficia- 
les de la tierra" y anadia que aunque “los yndios pintcres no te- 
nian la curiosidad de los de alia", no por eso dejaban los roantos 
de ser dignos de ser colgados en uno de los palacios reales (AGI 
Lima 28b; Rostworowski 1977a: 239; 1983:100). 

Una tercera forma que tuvieron los incas para registrar los 
sucesos fue los quipu o pequenos cordeles de diversos colores y 
nudos, usados para su contabilidad y lambidn para recordar epi- 
sodios histdricos (Cieza de Leon, Senon'o 1943:81). 

Existieron, pues, varios metodos para conservar en la memo- 


tdcnica; la falta de escritura no fue un obstaculo insalvable en el 
pueblo inca para guardar y rememorar su pasado, 

Sin embargo, no podemos dejar de preguntarnos entonces 
ipor que tanlas contradicciones en el relato incaico si poseyeron 
medios empiricos para recordar los hechos? LA que se debe la in¬ 
consistency del registro andino del pasado? 

Si bien existid una aparente confusion en la tradicion indl- 
gena sobre su pasado, dsta no se debio a un desconocimiento de 
los hechos; las respuestas deben buscarse en la interpretation de 


del siglo XVI, Su mentalidad impedla imaginar una sociedad 
con esquemas de organization y registros radicalmente dislin- 


tos, Por ese motivo vamos a examinar sucinlamente el registro 
andino y luego el criterio espanol usado para interpretarlo, 

El registro andino 

Es obvio que los indigenas no compartlan las mismas preo- 
cupaciones europeas, Los hechos que deseaban recordar no co- 
rrespondian necesarlamente a las exigencias de otras latitudes, 
Podemos asegurar que en el amblto andino no existid un sentido 
historico de los acontecimientos, tal como lo entendemos tradi- 
cionalmente. La supuesta verocidod y cronologla exacta de los 
sucesos no era requerida, ni considerada necesaria, 

La costumbre cusquena de omitir intencionalmente todo 
episodio que molestaia al nuevo Seiior, confirma lo expuesto, 

En muchos casos se llegaba al extremo de ignorar a ciertos 
Incas que hablan reinado, para no disgustar al Inca de turno, El 
olvido se apoderaba de los acontecimientos y de las personas 
(Cieza de LeOn, Senor/o, 1943:77-79), SOlo los miembros de los 
ayllus o de las ponaco afectados por dicha orden guardaban 
ocultas sus tradiciones. Este modo de traslocar los aconteci¬ 
mientos y recuerdos, sumado a la falta de escritura explica las 
narraciones contradictories de las cronicas y la tergiversation de 
los hechos molivada por la incomprension espanola, 

A pesar de la aparente confusion, esla historia incaica no 
debe ser calificada como puramente mitica, tal como lo afirman 
muchos investigadores, Los documentos, relaciones y numero- 
sos testimonios en donde los indigenas afirman haber conocido 
y visto a los ultimos incas son una prueba irrefutable de la exis- 
tencia del Tahuantinsuyu. Los seres humanos, sin apoyo de la 
escritura, podemos recordar dos y hasta tres generaciones atras, 



Los europeos que llegaron a estas costas en el siglo XVI te- 
nian la preocupacidn de conquistar nuevas tierras, y muy pocos 




16 


MARfA R0STW0R0WSK1 


INTRODUCClON 


17 


lenian la preparacion suficienle para comprender el relo que sig- 
nificaba el mundo andino. Para ellos la preocupacion central era 
encontrar nuevas justificaciones para su invasion. La falta de 
acuciosidad se explica por su deseo de demostrar que los Incas 
no lenian derecho sobre el territorio que habian ganado por la 
violencia. La mentalidad de la epoca y el interns por probar los 
derechos del rey de Espana sobre las "provincias 11 incluidas en el 
Estado inca hicieron muy dificil la comprension de la realidad 
andina, 


Polo de Ondegardo (1916b: 47) asegura que en el "regislro de 
los yngas muy por menudo ballamos memoria de todo tambien 
cada provincia tiene sus registros de las victorias o guerras y cas- 
ligos de su tierra, Si importara algo pudieramos muy bien elexir 


Un abismo debia formarse entre el pensamiento andino y el 
criterio espanol, abismo que hasta la fecha continua separando a 
los miembros de una misma nacion. 


iecibn del ynga, pm esto no importo para lo que se pretende, 
pues basla tener averiguado el tiempo que aqui empezaron su 
conquisla" (el subrayadoes mio). 

Los cronistas, frenle a las incongruencias de la historia inca, 
Irataron de arreglar y de acomodar segiln sus criterios las diver- 
sas versiones, distorsionandolas, Ademis se enconlraban dema- 
siado imbuidos de los principios de primogenitura, bastardia y 
sucesiones reales, de acuerdo con los modelos europeos, para 
enlender la costumbre andina del derecho del “mas habil" a la 
election del cargo de Inca o de curaca. No podian concebir los 
europeos el poder de las momias reales que conservaban cria- 
dos, derechos y tierras, lal como los poseyeron en vida. Igual- 
menle incompresibles resultaron las divisiones en mitades, las 
formas de parenlesco andino, de reciprocidad, y el complejo sis- 
lema de obligaciones simetricas y asimetricas. 

El mundo andino era demasiado original, distinto y diferen- 
te para set comprendido por hombres venidos de Ultramar, preo- 
cu pados en enriquecerse, conseguir honores o evangelizar por la 
fuerza a los naturales. 







I 


I 


I 


Aclaraciones previas 


En este libro el lector notara la omision de la palabra "Imperio” 
cod referenda al incario; tal omision no es casual, obedece a 
que dicha voz irae demasiadas connotaciones del Viejo Mundo, 

La originalidad inca se debio, en primera instancia, a su ais- 
lamiento de olros conlinentes. Sus naturales no gozaron de las 
ventajas de la difusion y de los prestamos cullurales que permi- 
tieron el desarrollo de los pueblos de la anligiiedad clasica. Sus 
contactos con Mesoamerica fueron indireclos y esporadicos. 

El mundo andino prehispdnico se vio obligado a buscar su 
propio desenvolvimiento, a enconlrar la solucion a sus proble- 
mas y a sus necesidades ahondando en sus raices mas profun- 
das. El hombre de los Andes logro dominar la aspera naturaleza 
uniendo esfuerzos y concibiendo metodos para superar la incle- 
mencia del suelo, Su espiritu comunitario y organizativo le per- 
mitio veneer las desventajas y las circunstancias adversas. 

Este espiritu, este recogimiento sobre si mismo, fomento y 
dio como fruto una fuerza creadora e innovadora que le permitio 
enconlrar la solucion a sus angusliosos problemas. Nada era la- 
cil para los habitantes del Peru prehispanico, sus tierras se situa- 
ban en un medio ambiente torturado por inhospitas punas, fra- 
gosas quebradas, amplios desiertos y enmaranadas selvas. 

El deseo indlgena hacia la unidad se expresa a traves de la 
voz Tohmtiwyu, que significa las “cuatro regiones unidas en- 
Ire si", y que manifiesta un intenlo o un impulso hacia la integra¬ 
tion, posiblemente inconsciente, que desgraciadamente nunca 
se logro y que se vio truncada por la aparicidn de las huestes de 




20 


MARiAROSTWOROWSKI 


Pizarro; falto tiempo a los cusquenos para consolidar sus propo¬ 
ses. 

Per esos motivos nos inclinamos a emplear la palabra 
Tahuantinsuyu an lugar de "Imperio", pues el significado cultu¬ 
ral de esla ultima no interpreta, ni corresponde a la realidad an- 
dina, sino a situations relativas a otros continentes. 

Una segunda aclaracidn que quiero dejar establecida es en 
relation con la ortografia de las palabras quechuas, que ha sido 
conservada como en los textos originates para facilidad de los 
investigadores. Por la misma razdn no hemos usado tilde en los 
nombres quechuas como Huascar, Pachacutec, Tupac. 

M.R. 


Piimera paiie 

SURGIMIENTO Y APOGEO DEL ESTADO 







LA EXPANSION DEL ESTADO INCA 























































capItulo I 

El Cusco primitivo 


El llamado Estado inca tuvo un tardio desenvolvimiento en el 
concierto de las alias culturas prehispSnicas; milenios lo sepa- 
rande los inicios de la civilizacion. 

Para comprender raejor el momenlo de la aparicidn del inca- 
rio dentro del desarrollo cultural andino veamos el cuadro cro- 


ficacidn del surgimiento de las culturas andinas con una dpoca 
Utica, de recolectores y cazadores; continuan con la introduc- 
cidn de la agricultura en la epoca Arcaica; sostienen luego que 
durante la epoca Formativa se inician las sociedades y los seno- 
rlos teocrdlicos que se extienden en el tiempo hasta despues de 
la era cristiana y que dan origen a los Desarrollos Regionales 
Tempranos, seguidos a su vez por la ultima etapa, llamada de los 
Estados Militaristas, 

Dentro de esta ultima, la primera hegemonia estatal fue la de 
Wari, que durd del siglo VII al X d.C; su [in fomento el surgi¬ 
miento de Senorios Regionales o Desarrollos Regionales Tardios 
del siglo X al XV, En esta dpoca destacd principalmenle el seiio- 
rlo norteno de Chimor, que comprendid un periodo de transi- 
cidn entre la hegemonia wari y la hegemonia inca, El auge del 
Estado inca arranca en los albores del siglo XV, y su desarrollo 
quedo truneo por la aparicion de la hueste 





I. EL CUSCO PR1MITIVO 


27 


CUADRO DE DESARROLIO DE LA SOCIEDAD ANDINA 
.. (con algunos ejemplos de desarrollos regionales) 


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RECOLECTORES 

CAZADORES 

SOCIEDADES URBANAS DESPOTICAS 

8 § 8 8 d 6 d 8 8 § 8 

\ 2 2 8 ri®4 2 8 § l 


John Rowe habia propuesto con anterioridad a la cronologia 
que acabamos de exponer una division andina, por Horizontes, 
con las dpocas de expansionde ciertas culluras a travds del terri- 
torio, intercalados por Periodos Inlermedios que corresponden a 
los florecimientos locales. Es as! que un Iniermedio Temprano 
precedio a un Horizonte Temprano (Chavln), seguido por un In- 
termedlo Medio (Mochica, Nasca, entre olros), continuado luego 
por un Horizonte Medio (Tiahuanaco-Wari) que a su vez dio lu- 
gar a un iniermedio Tardio (Chimu, Chincha, Chancay, y de- 
mas) que lermino con la expansion inca u Horizonte Tardio. 

En la zona del Cusco, las etnias que ocuparon la regidn antes 
de la llegada de los grupos de Manco, y los propios comienzos de 
los incas corresponden al Iniermedio Tardio o a los Desarrollos 
Tardios. Kile es el nombre de una ceramics de baja calidad ar- 
tistica que predomino durante dicha epoca, y a manera de hipo- 
tesis la identificamos como perteneciente a los grupos ayarma- 
cas, cuyos jefes dtnicos lenian por nombres genericos Tocay 
Capac y Pinahua Capac. 

Sin embargo, los anteriores periodos arqueologlcos han sido 
hallados en el Cusco, pero aun faltan mayores investigaciones 
en este campo para despejar las incognitas. Durante el Horizonte 
Medio existid una ciudad situada al sur del Cusco denominada 
Pikillaqla, centro administrative wari para la zona. La presencia 
wari en la region debio inlluir en muchos aspectos del desarrollo 
inca, incluso en modelos organizativos y de poder. Ademas, po- 
siblemente persistieron mitos y relatos de aquella epoca; unos 
cuantos siglos no son una barrera para la conservacidn de relatos 
orales, 

La etapa primitiva del Cusco pertenece a la arqueologla, y no 
a la etnohistoria que tiene su fundamento en los manuscritos y 
documentos del siglo XVI, En estas corlas lineas solo hemos 
querido situar al incarlo en el casillero temporal que le corres¬ 
ponds dentro de las culturas andinas. Al finalizar la epoca deno¬ 
minada por los arquedlogos como Horizonte Medio o Hegeino- 
nia Wari se creo en los Andes un momento favorable para 

I 










































31 


30 marIarostworovvski 

I 

Cusco c6mo el bando de arriba se relacionaba con el sexo mas- 
| culino, mienlras el de abajo con el femenino, 

Ademas de estas diferencias enlre los bandos, existia tarn- 
bien una idea de complementariedad que se hallaba en la base 
del sistema sociopolitico y econdmico. Este concepto tenia sus 
raices en la complejidad de la geografia andina. El acceso a los 
distinto recursos, propios de cada piso ecoldgico, data lugar a 
diversos mecanismos de interaccion. Sin embargo, es interesan- 
te anotar que lanto la oposicion como la complementariedad se 
encuentran tamblen en olras esferas del pensamiento indigena, 
como si la cosmovisidn del mundo girara en torno a estas dos no¬ 
clones, 

Tanto Acamama, que fue un villorio primitivo, como la pos¬ 
terior capital del Tahuantinsuyu se basaron en estas divisiones 
duales y cuairipartilas que fueron la base de todo el sistema, En- 
tender esos principles de division es esencial para luego expli- 
car la division del espacio imperante en aquella remota epoca, 
idea que se mantuvo despues de la instalacidn de la genie de 
Manco. El paulatino aumento de la importancia de los incas 
obligo posteriormente a la creacion de nuevas divisiones del es¬ 
pacio de acuerdo con los cambios politicos, pero el principio 
fundamental fue el mismo. 


LOS AYARMACAS 

La zona de Acamama estuvo habitada originariamente, entre 
otros, por un pujante curacazgo llamado Ayarmaca. Guaman 
Poma (1936, fol, 80) despues de citar las cuatro edades del mun¬ 
do dice que principiaron a gobemar la region "unos prlmeros 
Incas" llamados Tocay Capac y Pinahua Capac, Murua mencio- 
, na a estos seiiores como “reyes", anteriores a los incas, cuyos te¬ 
rritories se extendian desde el Vilcanola hasta los Angaraes 
1 (1962), mienlras que Garcilaso asegura que habitaban diez y 
oebo pueblos en el mediodia del Cusco, desde las Salinas, a lo 


i. acusco PRIMITIVO 


largo de tres leguas (1943, lib. 1, cap. XX). Tanto Tocay Capac 
como Pinahua Capac eran los nombres gendrte de los sehores 
de Ayarmaca y de Pinahua, tal como aparece en los testimonios 
de cronistas y en manuscritos del siglo XVI (ver Rostworowski 
1969-70), 

Es interesante constatar que los ayarmacas desempeharon 
un rol importante en los initios dei Cusco, ellos sostuvieron pro- 
longadas luchas contra los incas, y sdlo cuando surgio el 


gados al rango de simples curacas locales, jefes de unos cuantos 
ayllus, No se trata de un grupo mitico como tanlos otros pues lo 
hemos podido rastrear desde los initios, en la llegada al Cusco 
del grupo de Manco Capac, y luego a traves del incario, en los re- 
latos de los cronistas. Los ayarmacas siguieron figurando como 
tales en los testimonios y registros administrativos virreinales 
para, finalmente, convertirse, en el siglo XX, en comunidades 
campesinas reconocidas oficialmente, En los documentos que 
poseen dichas comunidades se hallan los enlroncamientos con 
los testimonios coloniaies que los acredita como pertenecienles 


probada por documentos, es poco frecuente en nuestro medio y 
merece que le dediquemos unas lineas. 

El nombre Ayar, poseido en comun por los miticos herma- 
nos que con sus respectivas hermanas salieron de la cueva de 
Pacaritambo, y por una primera etnia establecida en Acamama, 
requiere una exposition sobre su significado: en el diccionario 


silvestre. En el Cusco existia una huaca en el cerro de Quisco, 
llamada Capi, raiz de quinua, que representaba el origen del 
Cusco. Segun Sauer (1950), la quinua (Chenopodim quinoo) 
era muy importante en los Andes y reemplazaba al maiz en las 
zonas de gran altura; fue una planta cultivada en el area del 


Existe tambien la posibilidad de que el nombre Ayar, haya 
sido impuesto posteriormente, despues del dominio de los incas 





32 


MARlA R05TW0R0WSKI 


I. ELOJSCOPRJM1TIVO 


33 


sobre los ayarmacas, para justificar una continuidad enlre am- 
bos grupos. 

El segundo nombre que poseian los hermanos los distinguia 
unos de otros. La etimologia de Ayar Cachi no ofrece dificulta- 
des pues cachi es la voz para la sal, condiraento por excelencia 
para el hombre. En cuanlo a uc/ru, ademds de quinua silveslre 
significa aji, nombre impuesto por los espanoles para el Capsi¬ 
cum sp„ cuyas variedades fueron las principales especias del 
Nuevo Mundo. El nombre del tercer Ayar, llamado por los cro- 
nistas Mango o Manco, se refiere posiblemente a una planta ali- 
menticia calda en desuso: mongo, antiguo cereal (Bromus man¬ 
go) practicamenle extinguido, pero que en 1037 aun se le culti- 
vaba en Chiloe y servia sobre todo para preparar cierta bebida 
(Sauer 1950). La denominacion de Auca, el cuarto hermano, esta 
relacionada con una actividad guerrera y no con una planta o 
condimento, 

En el analisis de los apelativos queda por ver el significado 
de la palabra moca, Esta se refiere a una ralz comestible (Lepi- 
dium meyemi] cuyo habitat fue la puna de la region central. Era 
un cultivo propio de una amplia region de altura, pero en la ac- 
tualidad su sembrio y uso estan circunscritos a los pueblos pro- 
xinios a Jauja. Segun la creencia popular, la moco tiene propie- 
dades fecundantes, y por lo mismo se le atribuye un origen 
magico. La moco represents lambidn una antigua tradicidn agri- 
cola de las tierras alias, muy anterior a la aclimatacitin de la papa 
a la puna, De ser exacta nuestra hipdtesis, los ayarmacas con sus 
dos apelativos de plantas representan un grupo dtnico adaptado 
a las regiones cordilleranas, 

Dos de los principales asientos de los ayarmacas fueron 
Tambo Cunga o Posada de la Garganta, y el sepdo, situado en 
los alrededores de Pucuyra, Amaro Cancha o Recinto de la Ser- 
piente, Otro pueblo frecuentemente mencionado por los cronis- 
las es el de Aguayro Cancha, cuya etimologia provendrla quizd 
de ofiuanf, tejer, En un documento del Archive General de In- 
dias de Sevilla de 1557 se menciona unas tierras ubicadas entre 


una quebrada que baja desde la laguna de Guaypdn hacia el rlo 
de Yucay en donde, cerca de una barranca, se situaba la huaca I 
principal de los ayarmacas, llamada Aquillay, En la comarca de 
Chinchero existla una fortaleza conocida como de los ayarma¬ 
cas, la misma que hoy dla se llama Andinchayoc (Rostworowski 
1969-70). 

La importancia que los ayarmacas tuvieron en tiempos pasa- 
dos se evidencia en el hecho de que conservaron y gozaron du¬ 
rante el apogeo inca de un ceque propio en el sistema religioso 
del Cusco; aunque babian perdido todo su antiguo poderfo, los 
incas no pudleron arrebatarles ese privilegio, Es as! que el octa¬ 
vo ceque de Antisuyu, en lugar de llevar los nombres tradiciona- 
les de Collana, Payan, Cayao, era conocido como ayarmaca y 
compendia once huacas, Tambidn en el quinto ceque de Chin- 
chaysuyu, en el camino a Yucay, en el cerro de Cinca, existia 
una piedra que era un adoratorio de los ayarmacas pues decian 
que era su pacarina o lugar de origen. 

Los ceque, segun Polo de Ondegardo y mds tarde Cobo, eran 
unas rayas imaginarias que rodeaban la ciudad, y que partian de 
la plaza del templo del Sol semejando un gigantesco quipu, Es- 
las rayas, de profundo sentido y significado religioso, se divi- 
dlan en cuatro secciones y seguian los suyu del Tahuantinsuyu, 
es decir Chinchaysuyu, Antisuyu, Cuntisuyu y Collasuyu, con 
un total de cuarenta y dos Hneas, Cada una de ellas tenia a lo lar¬ 
go de su recorrido un numero de adoratorios o huacas cuidadas 
por un ayllu determinado o por unaponaca real, Para su servicio 
disponlan de numerosos sacerdotes, mujeres y servidores dedi- 
cados al culto (ver Rowe 1979). 

Otra prerrogativa conservada por los ayarmacas fue la cele- 
bracidn de los ritos de iniciacidn de sus jovenes en un mes dife- 
rente al del grupo inca, Elios festejaban la mayorfa de edad de 
los varones durante las ceremonias del huarachicuy, en el mes 
de Oma Raimi, con los omas, los quivios y los tampus, 

A la llegada de los ayllus de Ayar Manco al primitivo asiento 
de Acamama, tuvieron que enfrentarse a sus habitantes para ha- 


i 




I. EL CUSCO PRIMITIVE) 


cerse de un lugar en el valle. No s61o sostuvieron luchas con los 
pequenos curacas vecinos, sino que sus principales enemigos 


mas poderoso 


e important de la regidn, Los cronistas mencionan las guerras 
entabladas enlre los ayarmacas y los incas a lo largo de diferen- 


contiendas, sin alcanzar una definitiva conquista. En los relatos 
de Sarmiento de Gamboa, Guaman Poma, Santa Cruz Pachacuti 
y otros, se vislumbra el esfuerzo que signified para los incas 
mantenerse en el Cusco y afianzarse en sus posesiones. 

La continue reincidencia de las luchas entre esas dos etnias 
favorecid y ayudd a mantener viva la tradition oral de los suce- 




gas guerras, de derrotas sufridas, de triunfos pasajeros y de des¬ 
truction de sus huacas. 

El encono latente entre alios favorecid el rapto del joven 
Yahuar Huacac, a quien sus inesperadas lagrimas de sangre le 
salvaron de una muerte segura, Para tratar de disminuir las lu¬ 
chas, ambos grupos recurrieron al inlercambio de mujeres con el 
fin de poner tdrmino a sus rivalidades. Esta situacion se mantu- 
vo hasta el initio del Estado inca, cuando el enfrentamiento final 
tuvo lugar en Guaman Cancha, donde el soberbio y rico Tocay 
Capac fue vencido, Los ayarmacas quedaron doblegados y no 
volvieron a ser mencionados en las cronicas; sus pueblos queda¬ 
ron arruinados, y su orgulloso jefe fue conducido prisionero al 
Cusco, 


los sagaces gobernantes cusquenos dividieron y sepaiaron 
en tres grupos los diversos ayllus ayarmacas, con el fin de restar¬ 
ts posibilidades de rebelarse y de retornar a su antigua pujanza. 
En tiempos virreinales, despuds de las reducciones de Toledo, 
habitaron en Pucyura, Chinchero y San Sebastiin, alii es donde 
son nombrados en los documentos coloniales, Actualmente, ol- 
vidado ya su antiguo poderio, forman comunidades campesinas 
reconocidas oficialmente en 1923, 


En las crdnicas, al lado de Tocay Capac es mencionado otro 
curaca Uamado Pinahua Capac, Los ayllus pinahuas eran afines 
al grupo de los ayarmacas que formaban la dualidad andina, Du¬ 
rante la colonia existian dos ayllus pinahuas, uno en el dislrito 
de Oropesa, provincia de Quispicanchis, y el otro en Guailla- 
bamba, cerca del valle de Yucay. Los pinahuas de Quispicanchis 
son a la fecha una comunidad campesina reconocida en 1965, 
Espinoza [1974] ha publicado unos documentos de 1539-1571 
en los cuales se hace referencia a diversas tierras que pertene- 
cian a los pinahuas. Sus territorios se extendian al sur de San Je¬ 
ronimo, desde la Angostura hasta el rio Vilcanota y la laguna de 
Muyna. 

Al narrar los sucesos sobre Tocay y Pinahua Capac nos he- 
mos adelantado a la llegada y establecimienlo del grupo de Man- 
co al Cusco para mostrar la antigiiedad e importancia de los 
ayarmacas como una macroetnia soberana en la region, Es nece- 




Cusco en tiempos de la aparicidn de los nuevos pobladores, ya 
no con un enfoque arqueologico sino etnohistorico, 

Esta version andina, de la ocupacion del lugar del Cusco pri¬ 
mitive por grupos que llegaron y se establecieron mucho antes 
del arribo de los de Manco, esta de acuerdo con los datos arqueo- 
logicos. Segun Rowe (I960), en la ceramics del Intermedio Tar- 
dio del Cusco se nota el reemplazo de una cultura por otra. El au- 
tor subraya este fendmeno porque demuestra que la cultura inca 
tiene raices mas importantes en las tradiciones de Ayacucho, 
Nasca y Tiahuanaco, y no en las cultures mSs aniiguas del valle, 





CAPfTULOn 

Inicio del desenvolvimiento inca 


EL MITO DE LOS HERMANOS AYAR 

La Ilegada a Acamama de los grupos capitaneados por Manco 
Capac marca el fin de un largo periodo de trashumancia y bus- 
queda de tierras apropiadas para la agricultura. El mito de Man¬ 
co Capac y de Mama Ocllo relatado por Garcilaso de la Vega es 
ya clasico: ambos salieron del lago Titicaca como una pareja di¬ 
vine y se dirigieron al norte en el afan de hallar el valle “escogi- 
do". Al llegar al cerro Huanacauri, cerca de lo que serla un dla el 
Cusco, la vara magica que posela Manco se hundio en el suelo. 
Era la serial tan esperada, all! fundarlan el Estado, Con esta pa¬ 
reja de hdroes civilizadores vinieron el orden, la cultura y las ar- 
les, y era el mismo Sol el que Infundia calor y poder a sus hijos. 
iSeria esle mito la versidn oficial sobre el origen de los Hijos 



Inca escritor sea obra del propio Garcilaso, como una manera de 
presentar el mito a lectores europeos. Es por eso que conviene 
buscar olras versiones, mds andinas, del relato fundacional. 


Uno de los pricipales mitos sobre el origen de los incas fue el 
de los hermanos Ayar, salidos de una cueva llamada Pacaritam- 
bo: Posada de la Produced, Posada del Amanecer o Casa del 
Escondrijo, Dicho lugar se encontraba en el cerro Tamboloco, el 
mismo que tenia tres ventanas: Maras Toco, de la cual procedla 









38 


MARlA ROSTVVOROWSKl 


II. INICIO DEI DESENVOLVIMIENTO INCA 


39 


“sin generation de padres", a manera de generation espontanea, 
el grupo de los maras; Sntic, ventana que dio origen al grupo de 
los tampus, y Capac Toco, de la que salieron cuatro hermanos 
cuyos nombres eran Ayar Uchu, Ayai Cachi, Ayar Mango y Ayar 
Auca (Sarmienio de Gamboa 1943, cap. 8). Elios estaban acorn- 
panados por sus cuatro hermanas, Mama Ocllo, Mama Huaco, 

Mama Ipacura o Cura y Mama Raua, Cada cronista, segiin las re¬ 
ferences de sus informantes, cuenla con pequenas variantes es- 
tos episodios. 

Los legendarios Ayar con sus hermanas iniciaron un lento 
andar por punas y quebradas cordilleranas, con el proposito de 1 
encontrar un lugar apropiado para establecerse. Es interesante ? 
anotar que en la versidn de Guaman Poma (1936, foj. 61), Mama 
Huaco es mencionada como madre de Manco Capac y se alude a 
una relation incestuosa entre ellos. 


“En el analisis psicoanalitico del mito no se encuenlran las 



rricidio y mis bien se hace manifiesta la existencia de una 
red de relaciones fraternas en la que el incesto aparece 
dado, En este mito no existe la pareja conyugal, solo el bi- 
nomio madre/hijo o hermano/hermana. Dentro de tal siste- 
ma de relaciones, la interdiction realizada por el padre en 
el interior del triangulo esta ausente. El sistema de paren- 
tesco presente en el mito de los Ayar parece implicar, des- 
de esta perspectiva, una relation dual entre el hijo y la ma¬ 
dre" (Hernindez y otros 1987). 

Segun la narrativa de los cronistas, los hermanos no tarda- 
ron en deshacerse de Ayar Cachi por temor de sus poderes mdgi- 
cos, pues con un solo tiro de su honda podia derribar cerros o 
hacer que surjan quebradas, Con enganos lo convencieron de 
que retorne a Pacaritambo para traer el rwpa, insignia de seno- 
res, y unos vasos de oro que hablan olvidado, llamados topmi. 
Una vez que Ayar Cachi penetrO en la cueva la cerraron con bio- 


ques de piedra, en donde quedO atrapado para siempre. Despues 
de este episodio los Ayar continuaron su ruta por las serranias, 

Es importante subrayar que los hermanos, a pesar de no le- 
ner un asentamiento fijo, no dejaban de ser agricultores, es asi 
que una vez establecidos en un paraje se quedaban en el durante 
algunos aiios, y despues de lograr sus cosechas emprendian de 
nuevo la marcha. 

Sarmienio de Gamboa cuenta que en su peregrination, los 
hermanos arribaron a un lugar llamado Guanacancha a cuatro 
leguas del Cusco. Alii se quedaron un tiempo sembrando y cose- 
chando, pero no contentos reanudaron su marcha hasla Tambo- 
quiro en donde pasaron unos aiios, Luego llegaron a Quirirman- 
ta, al pie de un cerro, En ese lugar se celebro un consejo entre 
todos los hermanos, en el que decidieron que Ayar Uchu debfa 
permanecer en dicho lugar transformado en una huaca principal 
llamada Huanacauri, Adoptar la forma lilica era, en el ambito 
andino, una manera de perpetuar la divinidad o sacralizar a un 
personaje, es asi que la forma pelrea asumida por Uchu no le im- 
pedia comunicarse con sus hermanos, 

El mismo cronista menciona que Mama Huaco era uno de 
los caudillos del grupo y que en el pueblo de Matagua, esta mu- 
jer "fortlsima y diestra" tomO dos varas de oro y las lanzo hacia el 
norte, una cayO en Colcabamba, pero la tierra dura no permilid 
que hincase, La segunda la arrojd a un terreno llamado Gua- 
ya-naypata donde penetrd suavemente. Otros informantes con- 
taron a Sarmienio de Gamboa que fue Manco Capac y no Mama 
Huaco quien arrojo el bastdn mdgico que debfa indicar el asenla- 
miento definitivo, 

Los ayllus errantes trataron de llegar al lugar senalado, pero 
hallando resistencia entre los naturales se vieron obligados a re- 
tornar a Matagua, Mientras permanecian alll, Manco Capac or- 
deno a Ayar Auca ir a poblar e! paraje indicado por la vara, Cum- 
pliendo la orden de su hermano, Auca void hacia dicho lugar, 
pero al pisar el suelo se convirtio en piedra. Segun las creencias 
andinas, las guonco o piedras eran mojones indicadores de la 






40 MARlA ROSTWOROWSK! 

toma de posesion de un espacio. Es asi que Auca bajo el aspecto 
litico fue el primero en ocupar el sitio escogido, tan largamente 
deseado, y ordend a Ayar Mango llamarse, de ahl en adelante, 
Manco Capac. Segun Sarmiento de Gamboa, en la lengua habla- 
da entonces, mo significaba ocupar un espacio de manera ma- 
gica, Para Garcilaso, cusco era el '‘ombligo" del mundo en la len¬ 
gua particular de los incas (1943, t, 1, lib, 1, cap, XVIII), 

Cieza de Leon cuenta en terminos semejantes la llegada de 
Manco y su gente al Cusco y afiado que la comarca estaba densa- 
mente poblada, pero que sus habitantes les hicieron un lugar a 
los recien arribados, 

Los mitos narrados hasta aqul, referentes a la manera como 
fue ocupado por los incas el antiguo Cusco, son relatos total- 
mente distintos de la version dada por Garcilaso, La leyenda de 
los Ayar, con las transformaciones de los personajes en piedras o 
guonco sagradas, ademas de la larga peregrinacidn del grupo de 
Manco, son episodios muy andinos, presentes tambien en los 
mitos de otras etnias. La trashumancia de los incas no fue la de 
bandas primitivas de pastores y cazadores, sino la de pueblos 
esencialmente agricolas, preocupados sobremanera en hallar 
buenas lierras de cultivo, 

En estas narrativas, una de las dos mujeres de Manco Capac 
desempeno un rol especial: hemos visto la versidn por la cual, a 
pesar de ser mujer, Mama Huaco fue la caudilla que lanzo la vara 
fundante para la toma de posesion simbdlica del Cusco, Segun el 
decir de los cronistas, Mama Huaco cogid un haybinto (boleado- 
ra), y haciendolo girar en el aire hirio a uno de los guallas, anti- 
guos habitantes de Acamama, luego le abrid el pecho y sacando- 
le los boles soplo fuerlemente en ellos, La ferocidad de Mama 
Huaco aterrd a los guallas que abandonaron el pueblo, cediendo 
su lugar a los incas, 

En un estudio anterior hemos analizado la figura femenina 
de Mama Huaco y lo que podria significar y represent en el or- 
den sociopolitico de los incas (Rostworowski 1983). Ella fue el 
prototipo de la mujer varonil y guerrera, en oposicion a Mama 


II, INICIO DE DESENVOMENTO INCA 41 


; Qcllo, segunda pareja de Manco Capac, Cabello de Valboa 
(1951) cuenta que Mama Huaco hacia el oficio de valiente capi¬ 
ta y que conducla ejercitos, Esta caracterlstica masculina se ex- 
plicaba en aymara con la palabra huaco, que en dicho idioma re- 
presenta a una mujer varonil que no se amedrenta ni por el frio 
ni por el trabajo, y que es libre, 

Segun Sarmiento de Gamboa (1943:59) los cuatro dirigentes 
que comandaron los ayllus en la llegada al Cusco fueron Manco 
: Capac, Mama Huaco, Sinchi Roca y Mango Sapaca, Es importan- 
le recalcar que Mama Huaco es nombrada entre los cuatro jefes 
del grupo. No interesa saber si los hechos fueron veridicos o mi- 
ticos, lo importante es analizar la estructura social que la leyen¬ 
da sugiere. En esta Coya hallamos a la mujer tomando parte acti- 
va en la conquista del Cusco, luchando junto a los varones y 
capitaneando un ejercito, lo que ilustra la situacion femenina en 
ft un tiempo mitico, y el nivel concedido a su posicidn social. 

En las leyendas cusquehas su ejemplo no es el tinico: en la 
guerra contra los chancas, la curaca Chahan Curi Coca era la jefa 
de los ayllus de Choco-Cachona. En la misraa leyenda se sabe a 
travds de los Orejones de la ayuda proporcionada por los puru- 
rauco, piedras magicas que en el momento algido de la lucha se 
transformaron en soldados y lograron el triunfo inca; lo intere- 
| sante del mito es la existencia de puwrauca masculinos y feme- 
: ninos, o sea que el ejercicio de la guerra no era un oficio reserva- 
i do solo a los varones (Rowe 1979). 

Estos mitos referentes al establecimiento de los incas son ba- 
sicos porque revelan su cosmovisidn y sus estructuras sociopoli- 
tlcas, Manco Capac y sus ayllus habitaron el Cusco bajo, y su 
morada fue el templo de Indicancha, mientras que los seguido- 
res de Auca se afincaron e instalaron en la mitad de arriba o ho¬ 
rn. La division por mitades tiene, en su contexto, un sentido de 
genero y comprende una oposicion y una ccmplementariedad 
| entre los bandos de ham y de burin, Garcilaso de la Vega 

| (1943, t, 1:43) confirma ese criterio al decir que los hermanos 


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IIINICIO DEL DESENVOLVIMIENTO INCA 


43 


42 marIa rostworowski 

mayores poblaron la parte alia, raientras que los seguidores de la 
"reina" eran hermanos segundos y poblaron Hurin Cusco. 

A traves de las noticias de Garcilaso tendriamos que los va- 
rones de iianon eran masculinos/masculinos, y los de hurin 
masculinos/femeninos. En cuanto a las mujeres, las de abajo se 
clasificaban como femeninas/femeninas, y las de arriba femeni- 
nas/masculinas. Los prototipos de dichas mujeres serlan la fe- \ 
menina/femenina Mama Ocllo y la femenina/masculina Mama 
Huaco (ver Hernandez y olros 1987). 

LASPANACA 

De acuerdo con la information de los cronistas, una panaca se 
formaba con los descendientes de arabos sexos de un Inca rei- 
nante, y exclula al que asumla el poder. Segun las mismas fuen- 
tes, lapofloco tenia por obligacion conservar la momia del sobe- 
rano fallecido y guardar el recuerdo de su vida y hazanas a 
traves de cantares, quipu y pinturas que se transmitlan de gene- 
radon en generacldn, En un pueblo igrafo era sumamente im- 
portante tener organizado el mantenimiento de la tradition, 

Las panaca de los ultimos Incas fueron las mas important 
y eran poseedoras, desde el perlodo de la expansion, de grandes 
extensiones de tierras, Aparte de sus grandes haciendas, trabaja- 
das por innumerables yona contaban tambien con sacerdotes, 
augures, mujeres y servidores encargados de su cuidado y de 
mantener su situacidn social (Rostworowski 1962,1970a). La 
momia de un Inca seguia disfrutando de todos sus bienes lal 
como los tenia en vida y constitufa una genealogla viviente que 
el pueblo podia admirar durante las grandes fiestas del Cusco, 
pues salla a la gran plaza de Aucaypata con todo lujo y rodeada 
de sus deudos y servidores. Esta costumbre hacla que en la capi¬ 
tal existiese una numerosa cllentela cuya vida y quehaceres gira- 
ba en torno a las momias de los difuntos soberanos, quienes a 


pesar de haber fallecido mantenian a travbs de sus panaca una 
acliva injerencia en la politics, 

Las panaca formaban, junto a los ayllus custodios, la elite y 
la aristocracia cusquena, Es indudable que estos grupos crearon 
facciones y alianzas que debieron ejercer sus influences en los 
diversos episodios de la historia inca. Hay que tomar en conside¬ 
ration el gran mimero de hijos de cada soberano, habidos en las 
distintas mujeres. Todos los miembros de las panaca compo- 
nian la corte del Inca, una corte apoyada por sus propios antepa- 
sados que actuaban a traves de sus descendientes como si estu- 
viesenaun con vida, 

Para comprender mejor el sentido de una ponoco es necesa- 
rio hacer una corta digresion sobre el significado del termino en 
relation con otras designaciones de linajes y grupos indigenas. 
Anteriormente, en otro trabajo, hemos analizado la voz parciali- 
dad en el contexto de los siglos XVI y XVII, y nos vimos obliga- 
dos a contemplar ciertos aspectos de la palabra ayllu (Rostwo¬ 
rowski 1981a], ya que en el ambito andino existian, segun las re- 
giones, diversas voces para referirse a ella, y no sabemos si todas 
tendrian la connotation comunmente admitida. Bertonio senata 
el uso en aymara de la palabra hatha, cuyo significado seria cas¬ 
ta, familia, ayllu, pero tambien semilla de las plantas, de los 
hombres y de los animales. No hay ninguna referenda a pose- 
sion de tierras en comun, aunque podria inferirse, 

Fray Domingo de Santo Tombs indica en su diccionario las 
equivalencias del quechua cosleno con el serrano y cila la pala¬ 
bra villca como equivalente a ayllu, Panaca contiene una idea de 
linaje y de familia extendida. Si bien los cronistas sehalan la na- 



termino lleva en si otro sentido: designa al grupo de hermanos 
de un hombre, y lal situation no seria aplicable a relaciones en- 
ddgamas o patrilineales, sino a grupos exogamos matrilineales. 
Esto explica la pertenencia del hombre al grupo de su herrnana y 
el que sus hijos no se clasificaran con dl. El mismo Zuidema su- 
giere (1964 y 1972) la posibilidad de que las panaca existiesen 


I 





44 


MARlAHOSTWOROWSKI 


n. INICIO DEI DE5ENVOLVIMIENTO INCA 


45 


desde tiempo atras y que de ellas se eligiese al Inca reinante. Es 
muy posible que este en )o cierto, y como hipdtesis proponemos 
que lanto el grupo de Ayar Mango como el de Ayar Auca usasen 
dicha palabra como sinonimo de ayllu mucho tiempo antes de 
su llegada al Cusco. 

Es posible que una de las diferencias entre ayllus y panaca 
consistiese en que los ayllus eran patrilineales, mientias que las 
prnco mantenlan un sistema matiilineal. El termino panaca 
proviene de pono, "hermana en el habla del varan, o prima her- 
mana o segunda o de su tierra o linaje conocido" (Gonzalez Hol¬ 
guin 1952). Dicho en otras palabras, el conjunto de gente que va- 
gaba por el territorio en busca de tierras fertiles donde estable- 
cerse, empleaba la palabra panaca para designar a varios de sus 
grupos y linajes. De acuerdo con este postulado, la voz panaca 
solo se empled para los miembros de los linajes incas, mientras 
la palabra ayllu era usada en el Cusco y en Ayacucho en tiempos 
anteriores a la llegada del grupo de Mango. Mas adelante los es- 
paholes contribuyeron a difundir aun mas la voz ayllu, aplicbn- 
dola a todo el Tahuantinsuyu. 

En la relation de las panaca, segun los cronistas, se senalan 
cinco panaca para la mitad de abajo, o hurin, y seis para el ban- 
do de arriba, o ha non, y eran las siguientos: 

Hurin Cusco 

Chima panaca de Manco Capac 

Rauraponoco de Sinchi Roca 

Auayni ponoco de Lloque Yupanqui 

UscaMaytaponoco de Mayta Capac 

Apo Mayta Capac panaca de Capac Yupanqui 

Hanan Cusco 

deIncaRoca 
de Yahuar Huacac 
de Viracocha 


Hatun Ayllu de Pachaculec Inca 

Yupanqui 

Capac Ayllu de Tupac Yupanqui 

Tumipampa panaca de Huayna Capac 

Sobre la panaca de Huayna Capac es importante aclarar que 
este linaje dio su nombre al centra administrativo inca edificado 
en el norte, en el actual Ecuador y no viceversa como erronea- 
mente se ha supuesto. En la probanza de Juan Sierra de Leguisa- 
mo, hijo de Mancio y de la Ma Beatriz Yupanqui, algunos tes- 
tigos declararon que Tumipampa se llamaba anliguamente 
Surampalli (ver Rostworowski 1983), 

Estas panaca reales, junto a los ayllus custodies formaban la 
elite cusquena, y es conveniente subrayar que no se trata de gru¬ 
pos mlticos pues existe abundante informacion sobre ellos en j 
los documentors de archivos, a traves de los cuales sabemos los 
lugares que habitaban y los campos que poselan a finales del si- 
glo XVI. Una rica informacion se encuentra en los libras de la 
Real Hacienda del Cusco (Archivo General de la Nacion, Lima) y 
en los Libras Parroquiales del Cusco. 

Es indudable que las panaca durante el incario, ademas de 
formar la corte del soberano, se desempeharon como facciones 
pollticas. Sus alianzas o enemistades jugaron un rol preponde¬ 
rate en la polftica inca y en la historia de la sociedad cusquena, 
Adembs de las panaca tradicionales, mencionadas llneas 
arriba, las crbnicas hacen menciones esporadicas a otras panaca 
que posiblemente tuvieron un papel importante en tiempos an¬ 
teriores y que quedaron postergadas por grupos anlagonicos con 
mayor poder. Es inleresante anotar que si las anadimos a las tra¬ 
dicionales, forman un total de ocho panaca por cada mitad, es 
decir ocho para hanan y otras tantas para hurin, numero fre- 
cuente en la organization andina de los ayllus por ser un multi- 
plo de la dualidad y de la cuatriparticion, 


Por otra parte, los Libras Parroquiales del Cusco contienen 
If los nombres de una aerie de ayllus existentes durante los siglos 


Uicaquirao panaca 
Aucaylli panaca 
Socso panaca 







II, INIC10 DEL OESENVOLVtMUNTO INCA 


47 


^ MARiA ROSTWOROWSKI 

1 .. 

XVI y XVII, que son sin duda una importante fuente para la in- 
vestigacion. 

Para los Hanan Cusco, dos eran las panaco eliminadas de la 
lista oficial. La primera se llam6 Cusco Panaca y se situaba en el 
Anlisuyu durante las ceremonias de la Citua; quiza represents a 
los descendientes de Ayar Auca que dieron su nombre al lugar 
conquistado por ellos, La segunda fue Iiiaca Panaca, y su caso es 
interesanle porque suministra informacion sobre la estructura 
de los linajes reales. Segun la relacion de ceque, la primera hua- 
ca del quinto ceque de Chinchaysuyu se llamaba Cusicancha o 
Recinto Venturoso, colindante con el templo de Coricancha. En 
aquel lugar naceria Inca Yupanqui (quien mds adelante tomarla 
el nombre de Pachacutec), motivo por el cual, desde entonces, 
all! hicieron sus sacrificios los miembros de Iiiaca Panaca (Rowe 
1979, CH-5:1; Sarmiento de Gamboa 1943, cap. 47), 

La afirmacidn de que tin Inca reinante no perteneda a ningu- 
na de las panaca "oficiales" nombradas en las crdnicas sugiere 
varios hechos que es necesario considerar, Primero, esta noticia 



panaca antiguas; en segundo lugar, el nombre Iiiaca ofrece una 
marcada connotation femenina, Segun Gonzalez Holguin (1952: 
368): 


"Ynaca - la mantellina de la cabaca 
Ynaca nusta • la senora de ayllo de Incas o nobles 
Iiiaca yfiacalla pachallicuni o pallapallalla ■ vestirse 
galanamente la rauger muy pintada". 

En Bertonio (1956,2da. parte: 175) encontramos: 

“Baca, vel Falla - muger que viene de casta noble de los 
Ingas. 

Inacachasita, vestirse al modo destas raugeres; y hazer 


| La presencia de un ayllu llamado Iiiaca Panaca apoya la posi- 

f bilidad de que fuese un linaje de filiation matrilineal de mujeres 
| nobles, a diferencia de los ayllus patrilineales. Mayor confirma- 
I cion se halla en el hecho de que Pachacutec abandono su ayllu 
| natal para incorporate al Hatun Ayllu. La diferencia entre las 
; panaca y los ayllus estarla justamente en poseer estate so- 
| ciales diferentes. De ser correcto este planteamiento, cada Inca 

L nacia en una ponoco y pasaba a otra cuando recibia la masco- 

\ poycha, Mudarse de linaje no significaba la creation de un nue- 
| vo grupo, sino el paso de un grupo a otro, Este hecho, ademas de 
: ser una practica particular de los linajes incas, daba una enorme 
importancia al ayllu o panaca de la madre de un soberano. 
Sarmiento de Gamboa (1943, cap. 47) cuenta que Pachacu- 
j tec intento fundir Iiiaca Panaca con Hatun Ayllu, pero nunca se 
\ logro dicha union, pues ambos continuaron existiendo simultd- 
) neamente en el Cusco colonial. Durante el virreinato, Iiiaca Pa¬ 
naca perteneda a la Parroquia de San Jerdnimo, y en una provi- 
sidn hecha en el Cusco en 1630 sobre deslindes de heredades, 
las tierras de Iiiaca Panaca eran vecinas, por un lado, de Sucsu y 
Aucaylli panaca y, por otro lado, de los campos de los chauin- 
cusco y de los arayraca (ACC, leg, 8, cuaderno 22, afio 1713), lo 
s que demuestra que no se trataba de un ayllu mltico, 

Entre los Hurin Cusco, Ires fueron las panaca olvidadas: 
Masca panaca , nombrada por Molina, el cusqueno, como situa- 

I da en el Cuntisuyu durante las ceremonias de la Citua (1943:3), 
Es posible que este grupo diera su nombre al distintivo usado 
por el Sapan Inca. La segunda panaca se llamo Sauaseray pano- 
| co y Sarmiento de Gamboa (1943, cap. 9) la menciona como 

I asentada en el Cusco mucho antes del arribo de los linajes de 

| Manco al valle; quiza se tratfi de una primera oleada de invaso- 

| res que se adelantd al grueso del grupo, En las lnformaciones de 

| Toledo (Levillier 1940, t, II) algunos naturales afirraaron que los 

it sauaseray salieron de Sutic Toco, a diferencia de Mango que per- 

I tenecla a Capac Toco. La tercera panaca era la de Yauri, que 


muy de la senora". 





marIa rostworowskj 


lambien es mencionada por Molina durante las fiestas de la Ci- 
tua en el Cunlisuyu. 

Las panaca anadidas aumentaban en dos las correspondien- 
les a los hanan y en tres las deiturin, dando un total de ocho pa¬ 
naca para cada milad, cifra comun en el ande porque correspon- 
diaalesquemade lacuatriparticidn. 

Con el surgimiento del Estado, las panaca de los soberanos 
creadores de la hegemonia surgieron como las mSs poderosas y 
ricas, pues con alias se inicid la posesion de grandes tierras pro- 
pias y de servidores en gran escala, Si bien al principio ellas con- 
tribuyeron eficazmente al desarrollo del Tahuantinsuyu, a medi- 
da qua transcurn'a el tiempo sus numerosos miembros principia- 
ron a crear problemas a los soberanos reinantes. Cada momia de 
un Inca fallecido seguia como en vida y participaba en la vida po¬ 
litical bajo la forma de oraculos opinaba y daba su parecer sobre 
los diversossucesos, 

Las dificullades surgieron a la muerte de Huayna Capac, con 
la eleccion de Huascar, y continuaron durante todo su gobierno, 
hasta que la panaca que apoyaba a Atahualpa logro triunfar. 


CAPITULO III 

Expansion y desarrollo 


LA LEYENDA DE LA GUERRA CONTRA LOS CHANCAS 

Si bien los mitos de los Ayar y la gesta de Manco Capac se rela- 
clonan con los inicios y el establecimiento del grupo inca en el 
Cusco, el de la guerra contra los chancas se refiere a los comien- 
zos de la grandeza inca; ambos mitos narran dos etapas bien 
definidas en el desenvolvimiento del Estado. El primero senala sus 
origenes y sus esfuerzos para hacerse de un lugar en el valle, el j 
segundo, la forma como rorapieron el cfrculo de poderosos veci- 
nos y cambiaron a su favor el equilibrio existente hasta entonces 
entre las macroetnfas. 

Estas narraciones contienen un fondo de sucesos verfdicos 
encubiertos por la leyenda. No se puede dudar de que el mito de 
Manco representa un movimiento de grupos etnicos que llega- 
ron a Acamama, pequeno villorrio ocupado por otros pueblos, 

La leyenda de la guerra contra los chancas responds a la necesi- 
dad que tuvieron los incas de explicar su realidad, es decir de 
contar los acontecimientos que desataron la expansion incaica. 

Si bien la carencia de escritura entre los naturales y lo confu- 
so de las fuentes de los cronistas no otorgan una seguridad en el 
desarrollo de los hechos, por lo menos la leyenda ofrece una ver¬ 
sion andina de los posibles acontecimientos, Por otra parte, algo 
debid ocurrir en el Cusco para favorecer el auge inca, pueslene- 











marJa rostworowski 


111. EXPANSION Y OESARROUO 


mos la plena seguridad de la existencia de su Estado por lo que 
vieron y describieron los espanoles. De alii que su historia este 
dividida entre el mito y la realidad, Tambien es obvio que el po- 
derio incaico no se forjd solo, una serie de [adores positivos se 


te de hombres capaces supieron aprovechar de las circunstan- 
cias para la creacion del Tahuantinsuyu. 

Cuando se (rata de las conquislas incaicas debemos aclarar 
que, segun las evidencias arqueoldgicas conocidas a la fecha, su 
expansion databa de poco mas de un siglo antes de la llegada de 
loseuropeos. 

Tanto Cieza de Leon (1943) como Caslro y Ortega Morejon 
(1974), en su relation, afirman que los incas eran "modernos" en 
el panorama andino, es decir que su auge no se perdla en la no- 
che de los liempos, incluso ellos mismos as! lo reconocian. 

De la misma manera en que los incas tralaban de imponerse 
y de dominar a sus vecinos, la macroelnia de los chancas, silua- 
da en la region de los rlos Pampas y Pachachaca, aspiraba tam¬ 
bien a la expansion territorial, y sus conquislas la habian condu¬ 
ct al sur de sus dominios, a la regidn de Andahuaylas. 

Debido al caracter legendario de la guerra contra los chancas 


epocas anteriores se haya dado initio abenfrentamienlo entre las 
dos etnias que conduyd con el asedio al Cusco y la total derrota 
chanca, unas cuantas generaciones antes de la aparicion de los 
hispanos. 

La crdnica de Betanzos contiene la informacion mas detalla- 
da sobre las guerras definitivas entre incas y chancas, cuyas ha- 
zahas el adjudicaba al prlncipe Cusi Yupanqui, convertido mds 
tarde en el Inca Pachacutec, Su relato tiene todas las apariencias 
de un trozo de cantar indigena, y es posible que Betanzos tuviese 
acceso a la tradition oral de la panoco de Pachacutec a traves de 
su mujer, la princesa Cuxirimac Ocllo, perteneciente al linaje de 
Pachacutec, Mds adelante explicaremos el porqud de nuestra 


Esta nusto habia sido concubina de Pizarro de quien tuvo 
por hijo Francisco, como su padre y Juan que murid nino. Des¬ 
pues de la muerte del Marqubs se cash con Juan de Betanzos, ex- 
perto quechuista e interprets oficial en el Cusco, Es natural su- 
poner que tuvo largas conversaciones con los parientes de su 




nio de Mendoza le ordend escribir una relation que lermino en 
1551, Su obra permanecio inbdita, y parte de ella se ha perdido 1 ; 
es probable que Sarmiento de Gamboa, cuando redactaba su 
propia crdnica, consultase el manuscrito de Betanzos. Esta ada¬ 
ption es necesaria para explicar por que usamos de preferencia 
los datos de este cronista, pues interesa examinar parte de un 


Los chancas, de acuerdo con sus mitos, senalaban como su 
pacarn o lugar de origen a la laguna de Choclococha (Cieza de 
Ledn, La Crdnica 1941, cap, XV; Guaman Poraa 1936, fol, 85; 
Vdsquez de Espinoza 1942). El nombre de Choclococha surgid, 
segun Murua (1946, lib, 4, cap. VII), cuando en una batalla enta- 
blada entre los huancas y los huamanes quedaron derrotados los 
huancas, quienes en su precipitada huida echaron sus cargas de 
maiz a la laguna, llamada antiguamente Acha. En el verano si- 
guiente un excesivo calor seed la laguna, y las semillas germina- 
ron produciendo tiernos choclos, Desde entonces la laguna se 
conocio con el nombre de Choclococha, tal como se le conoce 
actualmente, El lugar esta cercano al pueblo de Castrovirreyna, a 
una altura de 4,950 metros sobre el nivel del mar, 

Otra leyenda relacionada con la misma laguna es menciona- 
da por Arriaga (1968), Segun el, durante la procesion de Corpus 
los indigenas llevaban en unas andas “dos corderos de la tierra" 
que sacrificaban a las dos lagunas: Choclococha y Urcococha, 
diciendo que las llamas tuvieron all! su origen, 





52 MARiA ROSTWOROWSKI 

Al igual que los incas, el gnipo chanca comprendla varios 
ayllus divididos tambibn en dos bandos: hmn y burin. Los per- 
tenecientes a la mitad de arriba declan que su jefe mltico era 
Uscovilca, mientras que los del bando de abajo consideraban a 
Ancovilca como su antepasado, y ambos personajes, como Ido- 
los, en forma de piedras o guanco eran llevados a sus guerras 
(Sarmiento de Gamboa 1943, cap. 26), 

Antes de mencionar los diversos ayllus que componlan la 
etnla de los chancas veremos el significado del apelativo. El die- 
cionario de Bertonio (1956) contiene la palabra cchancca, hilo 
de lana. Gonzblez Holguin (1952) en su diccionario queebua 
menciona: chanca zz apa, bambolearse, andar temblando; chan- 
chani o wnnani, ir saltando; chanca, pierna. Segun Recaredo 
Perez Palma (1938), chanca es la parte del cuerpo en que se 
unen las extremidades y el sexo. iSerlan los propios chancas 
quienes se llamaran con esa voz, o seria un apodo dado por los 
quechuas de Andahuaylas o por los cusquenos por su forma de 
caminar? Los chancas de Andahuaylas pareclan ser parientes 


cia de Ayacucho. Garcilaso (1943, lib, 4, cap. XV) menciona los 
ayllus que comprendla el grupo de los chancas, segun el eran: 
los hancohuallus, los utunsullas y los urumarcas, habitantes del 
valle del rlo Pampas; los vilcas, de la meseta que esta sobre la 
orilla izquierda del mismo rlo; los pocras, de los valles que cir- 
cundan la actual ciudad de Ayacucho; los iquichanos, de las 
montanas al norte de Huanta; los morochucos de Cangallo y, por 
ultimo, los tacmanes y los quinuallas que vlvlan enlre Abancay 
y la cordillera nevada. 

Navarro del Aguila (1930), en su libro Tribus deMco Via- 
Hock da a la confederation chanca mayor extensidn territorial 
pues los alia con los huancas, y otorga mayor importancia a los 
ayllus pocras. Si bien los chancas formaron quiza parte de una 
mayor confederacy de grupos, no creemos que los dembs com- 


III. EXPANSION Y DESARHOLLO 53 

ran podido resistir la embestida. Ademas Betanzos sehala una 
dispersion de los efectivos chancas hacia otras regiones, lo que 
derauestra la escasa cohesion de sus ejercitos; parecieran, mas 
bien, haber sido hordas dedicadas al pillaje, 

Se puede plantear la hipdtesis de que los chancas, dado su 




desintegracion del gran centra wari, y los principals culpables 
desudeterioro, 

Durante el gobierno de Viracocha, los chancas salieron de 
sus tierras decididos a conquistai el mundo, partieron de Pauca- 
ray, su pueblo principal, situado a Ires leguas de Parcos. Segun 
la usanza andina, dividieron sus ejercitos en tres partes, una de 
ellas tomd la ruta hacia Cuntisuyu, teniendo por jefes a Malma y 


Cusco, de ser esto cierto, las pocas fuerzas cusquenas no hubie- 


de arriba y de abajo, El segundo ejercito se dirigio tambibn al 
Cuntisuyu, aunque Sarmiento de Gamboa afirma que fue al An- 
tisuyu; sus generales fueron Yana Vilca y Toquello Vilca o Teclo 
Vilca, El tercer grupo tomd la ruta mas directa al Cusco, y era 
conducido por Tumay Huaraca y Astu Huaraca; tambibn llevaba 
consigo a Huaman Huaraca que era el encargado de negociar la 
rendition del Inca (para un analisis de los apelativos de los jefes 
chancas, ver Rostworowski 1953). 

Llegados los chancas a Vilcacunga, enviaron sus emisarios 
al Cusco anunciando su intencidn de someter a los incas. Vira¬ 
cocha atemorizado por la noticia decidid abandonar la ciudad a 
su suerte y marcho a refugiarse en el fuerte de Caquia Xaquixa- 
guana, Con Viracocha partieron sus dos hijos, Urco y Socso, 

Alrededor de Urco conviene hacer una corta digresion: En 


I ii i ill iOTTiFIIIBI; 


como corregente del Inca reinante, tema al que volveremos 
cuando tratemos las sucesiones incaicas y veamos la costumbre 
existente entre los curacas de asegurar por nombramiento la he- 
rencia de! cargo, y omitir la norma habitual de la elecci6n, Los 
cronistas que se refieren a Urco como soberano son los siguien- 
tes: Cieza de Ledn; Betanzos, Sarmiento de Gamboa, Santa-Cruz 





Ill EXPANSION YDESARROLLO 


55 



54 MARlA rostworowski 

Pachacuti y Herrera. Los cronistas que solo lo mencionan son: 
Murua, Cabello de Valboa, Guaman Poma, Los Quipucamayoc y 
Coho. El padre Acosta no nornbra a Urco, pero dice que el inicio 
de las victorias de Pachacutec se debid a que un "hermano" 
suyo, que poseia el senorlo en vida de su padre, quedo vencido 
en una balalla que libro contra los chancas. Otros cronistas 
como Las Casas y Romdn-Zamora senalan a Pachacutec como 
defensor del Cusco; Calancha asegura que Pachacutec les quito, 
a su padre y a su hermano, el gobierno; "aunque Garcilaso dice 
que el que quito el Reyno a su padre fue el Viracocha". Herrera 
en la portada de la Decada Quinta de su cronica ilustra a Inca 
Urco con las insignias del mando. 

Volvamos a la leyenda, cuando la lucha entre los incas y los 
chancas adquiere un caracter epico ante la proxiraidad de las 
tropas enemigas, En la abandonada ciudad solo permanecid el 
joven Cusi Yupanqui, supuesto "hijo" de Viracocha, con sus ge¬ 
nerates Vicaquirao, Apo Maytay Quiliscachi Urco Guaranga, a 
quienes se unieron sus cuatro servidores o criados: Pata Yupan¬ 
qui, Muru Uanca, Apo Yupanqui y Uxula Urco Guaranga. Sar- 
miento de Gamboa senate que siete sehores ademas de Cusi Yu¬ 
panqui quedaron en el Cusco: Inca Roca, Quilliscachi Urco 
Guaranga, ChimaChaui, Pata Yupanqui, Viracocha, IncaPaucar 
y Mircoymana, el ayo del Inca Yupanqui. El numero ocho, como 
ya dijimos, representa un multiple de la dualidad y por lo tanto 
de la cuatriparticion, cifras organizadoras que figuran en el sis- 
tema cusqueno. 

La narrativa de Belanzos cobra aqui el tono de los largos can- 
tares de la tradicion oral, sin dejar de lado cierta semejanza con 
los relates epicos medievales, Cusi Yupanqui envio a los ties se¬ 
hores que quedaron con dl a que buscasen ayuda entre los cura- 
cas vecinos, quienes, por lemor a los chancas y por las pocas 
fuerzas incaicas denegaron el socorro. Los escasos efectivos cus- 
quenos forman parte de las expresiones miticas, pues el triunfo 
posterior aumento la grandeza del heroe. 


i La leyenda narra que estando solo y muy acongojado por la 
| situacidn, el virtuoso joven Cusi Yupanqui se quedd dormido, y 
I; en suehos se le aparecid la imagen del dios Viracocha quien le 
f. profetizd su prdxima victoria (esta parte del mito tiene un marca- 
f do sabor europeo, pues la tradicion andina mandaria ofrecer 
| cuantiosos sacrificios a una huaca para asi obtener de ella un 
' oraculo), A1 dia siguiente, despues de este sueho, aparecieron los 
i chancas sobre el cerro Carmenca y bajaron en atropellados es- 
r cuadrones dando voces y alaridos jver Hernandez y otros 1987). 

Segun Cieza, los defensores de la ciudad habian cavado 
grandes fosos recubiertos de ramas y tierra donde, en su apresu- 
rada carrera, fueron cayendo los chancas. Sarmiento de Gamboa 
; (1943, cap, 27) habla de la ayuda proporcionada por la curaca 
j; Chanan Cury Coca, perteneciente a los ayllus de Choco y Cacho- 
na, quien al frente de su ejercito rechazo el alaque enemigo. 

El mito da cuenta de la milagrosa inlervencion de los puru- 
rouco en e! momento critico de la lucha, y de como esas simples 
piedras ganaron vida y se transformaron en fieros soldados res- 
ponsables de la victoria de los incas en el momento mds angus- 
tioso del encuentro (Santa Cruz Pachacuti 1928; Cobo 1956). La 
fama de los pururauco alcanzh gran difusion entre los enemigos 
de los incas, y en ciertas ocasiones los curacas se rindieron solo 
ante el temor de enfrentar a tan aguerrido ejercito. 

Mientras tanto, Cusi Yupanqui y los siete jefes "hermanos” 
lograron detener la embestida chanca y, aprovechando la situa¬ 
cidn, el joven principe se lanzo hacia sus enemigos para apode- 
raise del Idolo o guanco que representaba a Uscovilca, y de su 
unoncho o estandarte. Los chancas, vidndose sin su wallqui se 
I dieron a la fuga y no se deluvieron hasta llegar a Ichopampa. Los 

sinchi o curacas vecinos que aguardaban el resultado de la bata- 
l 11a apostados en las alturas cercanas al Cusco, abandonaron sus 

■ pueslos para unirse a las victoriosas fuerzas cusquenas y perse- 

| guir a sus enemigos. 

| Para Sarmiento de Gamboa (1943, cap, 2B), el segundo en- 
I cuentro contra los chancas tuvo lugar en Ichopampa, esta vez los 







56 


MARiAROSTWOROWSKI 


III. EXPANSION Y DESARROLLO 


57 


efeclivos cusquenos fueron engrosados por los ejercilos de las 
curacas vecinos, deseosos de plegarse a los victoriosos incas. En 
el encuentro perecieron los dos jefes chancas y la desordenada 
desbandada de sus huestes permitid a los incas reunir un cuan- 
tioso botin, suceso de gran trascendencia para el desarrollo del 
encumbramiento cusqueno, como lo veremos rads adelante. 

Despuds de la victoria conseguida por Cusi Yupanqui, segun 
delallada narracidn de Betanzos, el joven vencedor acudio al lu- 
gar en donde se encontraba el Inca Viracocha para que, de acuer- 
do con la usanza andina, el soberano pisase los despojos de los 
derrolados chancas en signo de conquista. Grande seria el des- 
concierlo del Inca al ver tendidos en el suelo a los humillados 
chancas; sin embargo, se nego a asumir el acto de triunfo y quiso 
que fuese Urco el que se pasease sobre el botin obtenido, La pre¬ 
tension de Viracocha disguslo a Cusi Yupanqui quien fue enton- 
ces alertado por un capitan suyo de la preparacion de una em- 
boscada contra su persona, y de la salida sigilosa de tropas de 
Viracocha de la forlaleza en donde se hallaban hacia un destino 
desconocido. 

Dada la siluacion, Cusi Yupanqui ordeno que sus efectivos 
se dividieran en dos partes, una se quedaria con dl y la otra se- 
guiria a la genie de Viracocha para averiguar si se trataba de una 
emboscada, o si marchaban al Cusco con el fin de iniciar algun 
movimienlo contra Cusi, Mientras tanto Viracocha aguardaba a 
Yupanqui en un aposento con los sometidos jefes chancas tendi¬ 
dos en el piso, pero Cusi teraeroso de una traicidn entro a la co- 
Ilona rodeado de sus hombres bien armados. Al insistir Viraco¬ 
cha en que fuese Urco quien asumiera el triunfo, Yupanqui 
decidio recoger el botin y retornar al Cusco. En el camino de re- 
greso fue alacado por la gente de Viracocha cuando pasaba por 
un desfiladero pero, advertido, la emboscada fracaso, y el joven 
hizosu triunfal ingresoal Cusco, 

Betanzos situa el segundo y definitivo encuentro con los 
chancas, a raiz de estos episodios, en la batalla de Xaquixagua- 
na. Despues de la segunda derrota de los chancas, Yupanqui per- 


dono la vida a los xaquixaguanas, diciendo que fueron forzados 
a participar en la lucha contra los cusquenos y les ordend cortar- 
se los cabellos a la usanza inca. En cambio, castigo duramente a 
los principals chancas ahorcdndolos y poniendo sus cabezas en 
altos palos, siendo sus cuerpos quemados en senal de escar- 
miento, 

Luego de esos sucesos, llegaron al Cusco noticias de que 
Inca Urco se hallaba en Yucay con una junta armada, Yupanqui 
no aguardo algun indicio de ataque, sino que marchd a Yucay 
acompanado de su “hermano" Roca, En el enfrentamiento, Urco, 
que se encontraba sobre la barranca del rio, fue herido por una 
piedra en la garganta y cayo al agua; tiatd de huir nadando en el 
sentido de la corriente hasta que llego a la peha Chupellusca, 
una legua abajo de Tambo, pero alii fue alcanzado por los solda- 
dos de Yupanqui quienes le dieron muerte, 

El medorde los chancas 

En un trabajo publicado el ano 1953 dedicamos un capitulo 
para analizar quidn fue el personaje que obtuvo la victoria sobre 
los chancas. Si bien para el andlisis del mito no tiene relevancia 
quien logrd dicha victoria, si lo tiene para la historia incaica, so¬ 
bre todo si tomamos en consideracidn que la derrota definitiva 
de los adversaries del Cusco ocurrid sdlo unas cuantas genera- 
clones antes de la aparicidn de los europeos en estas tierras, Di- 
cho en otras palabras, los episodios que hemos narradc no son 
mitos de origen, sino narrativa que explica la expansion incaica, 
acontecimiento acaecido un siglo antes de la conquista espanola. 

Antes de iniciar un analisis de la situacidn engendrada por 
la guerra y derrota de los chancas, cabe preguntarse si efectiva- 
raente tuvo lugar un ataque de tribus enemigas al Cusco y cuan¬ 
do pudo haberse efectuado, Este ultimo enfrentamiento debid 
ser el punto culminante de guerras y corabates librados desde 
tierapo atrds entre incas y chancas, que solo pudo terminal con 
el triunfo de iino de"ellos. Es obvio que los incas fueron losYavo- 





58 


111. EXPANSION YDESARHOLLO 


59 


MARlAROSTWOROWSKI 

recidos, pues de lo conlrario la historia andina hubiera tornado 
un curso muy diferente. 

A principios del siglo XV el kbito del Cusco y sus alrede- 
dores se tornaba estrecho y pequeno para la ambicidn, largo 
tiempo reprimida, de los incas. Su anhelo de conquista se en- 
contraba detenido por poderosos vecinos, al mismo tiempo que 
les hacla falta una organization para conservar sus posesiones, 
i Mas aun, es muy posible que las guerras que constantemente se 
repetlan contra los mismos enemigos a lo largo de los primeros 
reinados incaicos hayan sido realizadas con miras a obtener un 
botin y no de adquirir posesiones territoriales. El hecho de aca- 
parar cuantiosos despojos era un deseo de los curacas en gene¬ 
ral, pues con el botin podian ser generosos con sus aliados y 
afianzar sus lazos de reciprocidad y parentesco. 


Estas circunstancias cambiaron a raiz de la victoria sobre los 
chancas; los incas no sdlo desearon posesionarse de valiosos 
despojos, sino que su meta fue establecer una situacion de red- 



lie mas adelante. 


Hasta la llegada de los chancas a Carmenca, a las puertas del 
Cusco, el curacazgo inca no era ni mas extenso, ni mas poderoso 
que las diversas etnias vecinas. Cada valle, cada villorio tenia a 
un sinchi o jefe guerrero para su defensa, e interminables gue¬ 
rras y luchas manlenian a todos esos pequehos senorios en un 
estado permanente de alerta. Sdlo los chancas, tras repetidas 
victorias sobre sus comarcanos, venian ensanchando sus domi- 
nios. La expansion chanca iba en linea ascendente y tenia forzo- 
samente que enfrentar un dia a los cusquenos. 

Dada esa situacion, es explicable que la victoria de los incas 
tenia que transformar y cambiar el equilibrio presente hasta ese 
momento. Una brecha quedd abierta en el circulo de vecinos 
j hostiles y los cusquenos se lanzaron a traves de ella a sus guerras 

de conquista. 

El credito de la victoria conseguida conferia a los incas una 
enorme ventaja y superioridad sobre los otros sinchi y curacas. 


! Muchos de estos no sdlo tratarian de aliarse con ellos, sino que 
I' la reciprocidad con los del Cusco fue seguramente muy estima- 
: da y buscada. El camino hacia el explosivo engrandecimiento 
| inca estaba abierto. Robustecidos y rodeados de prestigio pudie- 
| ron destruir a los chancas en sus propios territorios, hazana con 
| la que no podian sonar anteriormente, Despues de estos triunfos 
; no fue dificil para los cusquenos veneer tambien a los ayarmacas 
y afianzar as! sus posesiones en las cercanias de su capital. Paso 
importante antes de pensar en lejanas conquistas. 

Si tomamos la guerra contra los chancas como el punto de 
r partida para la formation del Tahuantinsuyu y el initio del auge 
inca, es natural que el jefe que llevo el sehorio a la victoria sea la 
figura mas destacada de la historia inca, Sin embargo, esle es un 
punto muy discutido y ofrece serias discrepancias, por ese moti- 
vo nos vemos obligados a realizar un analisis de las fuentes, es 
decir de las crdnicas. 

Surge una confusion de personajes y episodios que aumen- 
tan el caracter milico de los sucesos. iCual sera la verdad histori- 
s ca? LExistieron Viracocha y Pachacutec como personajes distin- 
; tos, o se trato de una sola persona dividida por un desdoblamien- 
1 to de los cantares indigenas? iOcurrieron estos hechos antes y 
fue la narration de los cronistas la que acorto el tiempo? 

Es indudable que a partir del asesinato de Yahuar Huacac se 
acumulan los interrogantes, y en este punto el relato de los cro- 
nislas se vuelve nebuloso. Cieza de Leon menciona la election 
1; de Viracocha al poder, y si se examinan los nombres de los jefes 
militares de estos dos soberanos nos damos cuenta de que son 
| los mismos y que posiblemente pertenecieron a la misma gene- 
l ration (Sarmiento de Gamboa 1943, caps. 23 y 25). Tambien el 
relate de las visiones del Hacedor, atribuidas tanto a Viracocha 
I como a Pachacutec, en vlsperas del ataque chanca, tienen un 
' j marcado sabor a canciones de gesta. 

Sobre esto ultimo, queremos insistir en el aspecto medieval 
jj; de la narration acerca de la aparicion del dios Viracocha o del 
Sol y de las plegarias que habria elevado el futuro heroe, La con- 

fc 

* 

i 





60 


MARiA ROSTOORQWSKI 


ill. expansi6n y desarrollo 


sulta de numerosos expedientes contra la idolatrla de los natura- 
les nos ensena quo la actitud indigene en esos momenta debe 
haber sido muy diferente. Antes del encuentro contra los chan- 
cas debieron hacer numerosos sacrificios de llamas, cuyes, hojas 
de coca, sebo e incluso nihos, Las huacas andinas y las guonco, 
piedras sacralizadas, debian recibir ofrendas si se querla obtener 
su apoyo y benevolencia. Una vez satisfechas hablaban y emi- 
tlan ordculos, manteniendo una estrecha vinculacion con sus 
fieles. 

Por los motivos expuestos, nos vemos obligados a comparar 
las fuentes, es decir la informacion de los cronistas. Las dificul- 
tades arrancan de la cronica de Garcilaso de la Vega quien, en 
oposicion a la mayoria de cronistas, senald al Inca Viracocha 
como el triunfador de las jornadas contra los chancas. Ante di- 
cha afirmacion debemos examinar las noticias suministradas 
por Garcilaso y compararlas con las demas fuentes. Al mismo 
tiempo tenemos que buscar los motivos por los cuales Garcilaso 
sintio la necesidad de cambiar las referencias existentes sobre 
los acontecimientos. Para una mejor comprensidn, hemos elabo- 
rado un cuadro donde aparecen divididas las diferentes versio- 
nes de los cronistas segun los datos que ofrecen. Asi tenemos 
tres grupos (ver pagina siguiente). 

En la primera columna figuran doce cronistas, todos ellos 
atribuyen la victoria a Pachacutec. El Inca Yupanqui de Cieza de 
Ledn no podia ser otro que Pachacutec, pues en diversos pasajes 
de su cronica encontramos explicaciones sobre quien fue Yu¬ 
panqui y dice “que Inca Yupanqui, hijo de Viracocha Inca le 
acrecento de riquezas" (se refiere al Coricancha) y en otro lugar 
anade: “en tiempo del Inca Yupanqui se acrecento de tal manora 
que cuando murid y Tupac Yupanqui su hijo hobo el imperio, 
quedd en esta perficidn" (Senorio de los Incas, 1943, caps. XXVII 
y XL VIII], 

No hay duda posible sobre la identidad de Inca Yupanqui 
como hijo de Viracocha y padre de Tupac o sea el noveno sobe- 
rano de la version oficial de la historiografia incaica, Con fre- 


Cronistas quo 
atribuyen la victoria a 
Pachacutec 

Cronistas que 
atribuyen la victoria 
al Inca Viracocha 

Cronistas que no 
mencionan esta 
guerra, perodan 
algun dato indirecto 

Cieza de Leon 

Garcilaso de la Vega 

Munia mencionala 

Las Casas 

Cobo 

existenciadeUrcoy 

Polo de Ondegardo 

Anello Oliva 

las conquistas de 



Pachacutec enVilcas 

Acosta 

Gutidrrez de Santa 


y Jauja. 

Clara 



IBmlH 


atribuye a Pachacutec 

Santa'Cruz Pachacuti 
Cobo 



Calancha 



Romany Zamora 



Herrera 


de Yupanqui contra 
los chancas 

1 

Diego HemAndez, el 
Palentino, menciona 
a Pachacutec como el 
oonquistador de 

Vilcas, importante 
centro chanca 


cuencia encontramos que los cronistas nombran a este inca solo 
como Yupanqui, explicando que anadio a su nombre el apelati- 
vo de Pachacutec despues de la victoria sobre los chancas, ade- 
mas cuando un Inca asumia el poder era una costumbre cambiar 
de apelativo (Santa Cruz Pachacuti 1968; Quipucamayos de 
Vacade Castro 1920). 

En cuanto al relato de Anello Oliva (1895, cap. II), su infor¬ 
mants fue Catari de Cochabamba y segun su decir Viracocha y 
Pachacutec fueron una misma persona, y le atribuye al primero 
la sumisidn de los chancas sin mencionar el ataque al Cusco, Por 
ultimo, Cobo (1956) ante la- dificultad de emitir un juicio escoge i 






III. EXPANSION Y DESARROILO 


63 


el recurso de atribuir a ambos Incas los mismos sucesos, hecho 
quelo descalifica como informante. 

En la tercera columna figuran los cronislas que no aluden a 
ninguno de los dos Incas como vencedores, pero proporcionan 
ciertos datos que pueden ser de utilidad. La conquista de Vilcas 
significa la sumision chanca, pues se trataba de un centra impor- 
tanle de dicha etnla, y el personaje que venciera a los chancas en 
el Cusco tenia que continual la guerra en territorio enemigo. 

Guaman Poma no menciona el ataque al Cusco y mas bien 
seiiala extensas conquistas realizadas por Yahuar Huacac en te- 
rritorios pertenecientes a los chancas, y atribuye las mismas ha- 
zahas al Inca Viracocha. Mas arriba hemos manifestado que las 
luchas entre incasy chancas duraion largos anos y posiblemente 
serepitieroncon cada gobierno, 

Para esclarecer los sucesos, cabe notar que Guaman Poma al 
escribir sobre los capitanes famosos menciona al sexto: Otoron- 
go Achachi, hijo de Inca Roca; al septimo como hijo de Yahuar 
Huacac, y al octavo capitan como hijo de Pachacutec, sin nom- 
brar a los capitanes de Viracocha, Por otro lado, y siempre segun 
Guaman Poma, el primer capitdn, hijo de Manco Capac y de 
Mama Huaco se llamo Pachacutec, Existe la posibilidad de que 
Ci 


jeres. Esta suposicidn obligaria a replantear el problema y expli- 
caria el lugar preponderante otorgado por este Inca a la pareja 
mitica de Manco Capac y Mama Huaco, al tiempo que reorgani- 
zo los ayllus y linajes del Cusco. 

Pero volvamos a la informacion de Garcilaso para preguntar- 
nos si su version, tan diferente de la mayoria, se debio a un des- 
conocimiento de los hechos, a la lejania de su tierra natal o al 
tiempo transcurrido entre su partida del Peru y la redaccion de 
su crdnica, Sin embargo, Garcilaso, segun su propio decir, cono- 
cio y consultd las cronicas de Acosta y de Cieza de Leon, ambos 
cronistas contrarios a la version suya, Un error intencional de 


Garcilaso, que podemos probar, es el que cometio con las mo- 
mias reales encontradas por Polo de Ondegardo en el Cusco. 
Alii, su deseo de ocultar los hechos, de cambiar o sustituir a las 
momias y los nombres de los Incas, es inocultable. 

Sabemos que la momia del Inca Viracocha fue enconlrada 
por Gonzalo Pizarro en Xaquixaguana quien ordend fuese que- 
made, Los indigenas recogieron sus cenizas y las guardaron en 
una tinaja; ahos mds larde, el licenciado Polo las descubrio 
(Acosta 1940, lib. 6, cap. XX; Sarmiento de Gamboa 1943, cap. 
XXV; Calancha 1638, lib. 1, cap, XV), Una suerte semejante co- 
rrio la momia de Tupac Yupanqui al ser quemada por Chalcu- 
chima, general de Atahualpa; fue tambidn Polo el que halld sus 
cenizas en Calispuquio junto con su huauque o doble (Sarmien¬ 
to de Gamboa 1943, cap. LIV]; 

En cuanto a la momia de Pachacutec, fue hallada por Polo de 
Ondegardo (1916b) en Tococache, adonde habia side trasladada 
por los naturales desde su lugar original en Patallacta, En Toco¬ 
cache el Inca habia ordenado la edification de un templo consa- 
grado al Trueno, huaca que habia escogido por su huouque, 
Polo, al referirse a la momia de Pachacutec dice lo siguiente: 

“quando descubri el cuerpo de Pachacuti inga Yupanqui 
Inga que fue uno de los que yo embye al Marques a la ciu- 
dad de Los Reyes que estaua embalsamado e tambien cura- 
do como todos vieron e halle con el el ydolo principal de lo 


ca el senor principal della, y le maid" (el subrayado es 
nuestro), 


prueba que fue este Inca el que vencio a los chancas. Cobo 
(1956, lib, 13, cap, XII) confirma la costumbre indigena de que el 
conquistador de una regidn conservaba los idolos del lugar que 
doblegaba, A la muerte del Inca pasaban a su linaje o panaca. 





64 


MARiA rostworowski 


III. EXPANSION Y DESARROLLO 


65 


Acosta (1940, lib, 6, cap. XXI) menciona tambien el descu- 
brimiento de Polo y describe la momia de Pachacutec en los si- 
guientes terminos: 

“hallo traslado de Patallacta a Tococache donde se [undo la 
parroquia de San Bias. Estaba el cuerpo entero y bien ade- 
rezado con cierto betun que parecia vivo. Los ojos tenia he- 
chos de una telilla de oro, tan bien pueslos que no le hacia 
falla los naturales; y tenia en la cabeza una pedrada que le 
dieron en cierla guerra. Estaba cano y no le faltaba cabello 
corao si muriera aquel mismo dia, haciendo mas de sesenta 
uochentaahosquehabiamuerlo", 

El detalle que cuenta Acosta de la cicatriz que lucia en la ca¬ 
beza la momia de Pachacutec es confirmado por Cabello de Val- 
boa y por Sarmiento de Gamboa (1943, cap. XXXIX; Cabello de 
Valboa 1951, cap IV; Santa CruzPachacuti 1928:187), Estos cro- 
nistas aftrmaban que el Inca habla recibido una herida durante 
un encuentro, hecho que ayudo en el reconocimiento de la mo¬ 
mia, Otra circunstancia que sirve para identificar al Inca es la 
mencidn de sus canas, todos los datos concuerdan sobre la edad i 
avanzada que tenia cuando murid, 

Ahora bien, a pesar de que Garcilaso tuvo los libros de Acos- , 
ta y de Cieza, todas las references que el consigns en su cronica 
son totalmente distintas. De las tres momias masculinas que vio 
en la posada de Polo de Ondegardo, alude a la una como pertene- 
ciente a Viiacocha, la segunda a Tupac Yupanqui y la tercera a 
Huayna Capac (Garcilaso 1943, t, 1, lib. 5, cap, XXIX). Cuenta \ 
Garcilaso que Polo le mostro las momias dandole a cada una su 
nombre, pero el licenciado no pudo proporcionar esa informa- \ 
cion por ser diametralmenle opuesta a lo averiguado y escrito j 
por el. 

No se puede alegar en favor de Garcilaso que hubiese olvida- 
do y confundido las momias por haberlas visto hacia muchos j 
ados, porque el mismo cuenta que disponla de la crdnica de 


| Acosta, Es sorprendente que Garcilaso no mencione para nada la 

! momia de Pachacutec, y en su lugar nos hable de la de Viraco- 

cha, Es as! que cambio arbitrariamente los restos de Pachacutec 
por los de Viracocha e hizo con los cuerpos de los difuntos Incas 
I lo que habia hecho con las hazanas de sus vidas, Dicho en oiras 
palabras, trocd los cuerpos de los soberanos de la misma manera 
como habla cambiado los sucesos de sus gobiernos, Es decir, 
permuto las momias y los acontecimientos de un Inca a otro de 
manera deliberada, Omitid tambien nombrar al Idolo chanca 
que acompanaba al cuerpo del difunto Pachacutec, cuando sa- 
bemos a traves de Cobo que era costumbre conservar las momias 
de los jefes guerreros junto con los Idolos de los pueblos con- 
quistados por ellos. 

tA que se debio la actitud de Garcilaso de esconder y trasto- 
I car los acontecimientos? Segun el razonamiento europeo, no ha- 
i. bfa ninguna razon para relatar en forma tan diferente la historia 
| inca, La explicacidn debemos buscarla en los mas puros criterios 
indlgenas que aplico Garcilaso, juzgando los acontecimientos 
con toda la pasion existente entre las ponaca, que en el Cusco 
a formaban bandos politicos. 

En las guerras entre Huascar y Atahualpa se crearon camari- 
\ Has encabezadas por Capac Ayllu, pmca de Tupac Yupanqui, 
I y por Hatun Ayllu, linaje de Pachacutec. Garcilaso descendla 
I por su madre de la ponaca de Tupac Yupanqui, al igual que 
f Huascar identificado con la misma panaca por su madre Raura 
Ocllo; mientras que, segun nuestra investigacidn, Atahualpa 
I pertenecia por su madre a Hatun Ayllu, Las guerras por la suce- 
sion de Huayna Capac tomaron prontamente un giro en torno a 
: litigios y rivalidades entre estas dos panaca reales, pero no nos 
t adelantemos, lo anticipamos aqui solo para tratar de explicar los 
l sentimientos del Inca escritor, 

Toda esta acumulacidn de rencores y odios, aumentados por 
I la quema de la momia de Tupac Yupanqui, y por el ensaiiamien- 
I to de los generales de Atahualpa en Huascar y sus deudos, afec- 
| taron profundamente a Garcilaso y lolmpulsaron a trastocar los 






III. EXPANSION Y DESARROLLO 


67 


66 harIa rostworowski 

sucesos. Por otro lado, como ya hemos visto, silenciar los aeon- 
tecimientos y allerar los eventos era un hecho frecuente en la 
historiografla andina. La misma pasion movid tambien a Betan- 
zos en sentido contrario, al oraitir a Huascar de su lista de sobe- 
ranos cusquenos de la capaccm. De no haber sido truncado el 
desarrollo inca por la llegada de los espanoles, todos los episo- 
dios sobre Huascar hubieran desaparecido de los cantares, qui- 
pu y pinturas oficiales. Su recuerdo se hubiera conservado solo 


B'illlH *)|i] ijhl'Ii I Lj | ill 1111 [i 


Debido al hdbito andino de adulterar los eventos se hace im- 
posible relalar una historia inca verldica, coherente y segura, 
Cada suceso deberia set comprobado, lo cual es imposibie por 
falta de documentacion. El caso de la liansposicion de las mo- 
mias reales realizada por Garcilaso y su flagrante enredo inten- 
clonal, es comprobable porque ocurrid ya en epoca colonial, y es 
posible comparar testimonios escritos. 

Esto demuestra que una historia inca podia ser relatada de 


lidad, De gran ayuda son las referencias arqueologicas que 
pueden colaborar con las noticias etnohistoricas y, en algunos 
casos, oponerse a elk Gonzalez Carre (1981,1987), al investi- 
gar la historia de Ayacucho encuentra que al debilitarse el pode- 
rio wari surgieron unas etnlas por los anos de 1200 a 1470 d.C. 
que el identifica con los chancas y sus grupos afines. 

Los estudios arqueoldgicos han permitido descubrir mas de 
ciento veinle asentamientos a lo largo de la cuenca del rlo Pam- 


. , -4WU y,uuv U 1,UUU iUOUUJ 

sobre el nivel del mar; tal ubicacidn muestra que sus habitantes 
tuvieron la necesidad de dominai los lugares estrategicos para su 
defensa. Sus restos de ceramica, burda y simple, no guardan re- 
lacion con la alfareria sofisticada de la epoca wari, indican mas 
bien que sufrieron la invasidn de pueblos de cultura inferior. 
Para Gonzalez Carre, los chancas y sus aliados fueron hordas 


que dominaron la region de Ayacucho, Huancavelica y Anda- 
huaylas, y los responsables de la destruction de la ciudad wari. 

Los hallazgos arqueoldgicos confirman nueslras hipdtesis y 
nos permiten presentar un ultimo problema: descubrir los moti- 
vos y razones que llevaron a Cusi Yupanqui a escoger como nom- 


conjetura, muy especulativa, que no podemos probar, pero que 
creeraos necesario plantear y discutir pues es la unica manera de 
avanzar en la investigation: en el caso de ser los chancas y tribus 
emparentadas los destructores de la hegemonia wari, la victoria 
inca serla una remota revancha por un suceso legendario acaeci- 
do siglos atras, En el Cusco de aquel entonces debian conservarse 
mitos y recuerdos sobre el pasado, a pesar de haber transcurrido 
varies siglos desde el final de la lercera epoca wari hasta los ini¬ 
tios del auge inca. El ejemplo del mito de Mama Raiguana, diosa 
de la sierra central y norcentral, conservado en el actual pueblo 
de Pampas en el valle alto de Chancay como un relalo folclorico 
de una madre campesina, nos permite afirmar la pervivencia de 
la tradition oral (Rostworowski 1983; Arteaga Ledn 1976). Es so¬ 
bre la base de este supuesto que nos permitimos aventurar que 
algunos soberanos waris llevaron el apelativo Pachacutec, y que 
Cusi Yupanqui opt6 por el nombre que le recordaba antiguas 


heredero de los legendanos senores waris y deseo emularlos (ver 
la numerosa lista de soberanos dada por Montesinos, cabe la leja- 
na posibilidad de que sea una lista de los senores waris). 

Por otra parte, cuando en el Cusco sucedia algun alboroto 
mayor en las sucesiones, el Inca que obtenia la mcapaycha 
afirmaba su situation eligiendo un nombre espectacular, como 
en los casos de Viracocha despues del asesinato de Yahuar Hua- 
cac en la convulsionada situation del Cusco, de Cusi Yupanqui 
a raiz de la guerra contra los chancas y la muerte de Urco y, por 
ultimo, de Atahualpa que escogio por apelativo real el de Tisci 
Capac al triunfar sobre Huascar (Quipucamayos de Vaca de Cas¬ 
tro 1920; Santa Cruz Pachacuti 1928). 



marIa rdstworowski 


III. EXPANSION Y DESARROLLO 


63 


Para sostener, como quiere Imbelloni (1943), un recuerdo 
mitenario y un retorno clclico es necesario, ante todo, conocer 
algun tipode escritura y de compute para contabilizar el paso de 
los anos, El sistema de los qu/pu no era suficiente para ese fin; 
los naturales no llevaron cuenlas de esa naturaleza porque no 
median el tiempo por anos solares, Cuando los espanoles quisle- 
ron saber el numero de anos transcurridos desde la muerte de 
Huayna Capac hasta la llegada de Pizarro en su tercer viaje, la in¬ 
formation fue confusa y distinta en cada informante. Si los his- 
panos no pudieron precisar con exactitud los hechos acaecidos 
solo unos cuantos anos antes, menos pudieron los naturales 
conservar la notion de mil anos, Los indigenas no llevaban tarn- 
poco el registro de sus edades personales por anos, sino por ci- 
clos biologicos o vitales. Esto se nota tambien en las innumera- 


li p.fiWi • 1' 1 W I! h!1W>t i'll H IMtr ImiMlmll 


como ese testigo indigena que afirmo no saber su edad porque 
ellos "no cuentan anos" (Espinoza 1971; 204), 

De la misma manera, las edades de Guaman Poma y las na¬ 
rrations del diluvio son transposiciones de creencias judeo- 
cristianas, sin base andina. Cuando en un mito andino se narran 
grandes inundaciones o torrenciales lluvias, probablemente se 
trata de las apariciones del fenbmeno del Nino, es decir de tras- 
tornos en las corrientes maritimas. 

Los nueve Pachacuti de Imbelloni y las cuentas ciclicas son 
sblo una transferencia del pensamiento del Viejo Mundo a los 
Andes, hecho frecuente en la historiografia andina, 


LA RECIPROCIDAD 

La reciprocidad era un sistema organizativo socioeconomico 
que regulaba las prestaciones de servicios a diversos niveles y 
servia de engranaje en la production y distribution de bienes. 
Era un ordenamiento .de las relaciones entre los miembros de 
una sociedad cuya economia desconocia el uso del dinero, Exis- 


tio en todo el ambito andino y actub como eslabon entre los di¬ 
versos modelos de organizaciones economicas presentes en el 
araplio tenitorio. 

Numerosos antropdlogos han realizado estudios en variadas 
comunidades campesinas del Peru en un esfuerzo por investigar 
el funcionamiento actual de la reciprocidad y por esclarecer su 
articulation y permanencia (Alberti y Mayer 1974), Otros han 
comparado culturas antiguas cuya caraceristica comun fue el 




Segun los estudios de Murra (1972), se distinguen dos nive¬ 
les en la reciprocidad: por una parte las comunidades males 
(ayllus) unidas entre si por lazos de parentesco y regidas por un 
principio de reciprocidad y, por otra parte, el Estado inca, rodea- 




prestaciones de servicio de sus subditos y cuyos excedentes eran 
redistribuidos. Wachtel (1974:1353) encuentra que al surgir el 
Estado inca, la estructura de una primera etapa de la reciproci¬ 
dad sufrib un cambio, usandose en otro contexto que permitio el 
desarrollo del aparato estatal, mientras que el antiguo enuncia- 
do de la reciprocidad cumplia sblo una funcion ideologies que 
disimulaba y justificaba las nuevas relaciones sociales. 

Se distinguen dos etapas o bpocas en el desarrollo de la reci¬ 
procidad. La primera corresponde a los initios del desenvolvi- 
miento incaico, y regulaba las relaciones entre los varios sefiores 
del area cusqueiia, En esa bpoca, el poder del Inca era sumamen- 
te limitado, no podia libremente ordenar la realizacibn de las 
principales obras de infraestructura que debian promoverse 
para dar inicio al predominio inca, De alii la gran importancia 
que tenia en los cusqueiios el manejo de la reciprocidad para al- 
canzar sus fines y aprovechar el maximo del sistema, La segun- 
da etapa de la reciprocidad comprende su funcionamiento du¬ 
rante el apogeo, cuando el sistema sufrio transformaciones con 
el fin de adaptarse alas exigencias de un Estado, 









III. EXPANSION Y DESAKHOLLO 


71 


Fara conocer el desarrollo de la reciprocidad y su funciona- 
miento en Los inicios del Cusco recurrimos de nuevo a la crdnica 
de Betanzos, pues es la tinica que apoita un enfoque no sola- 
mente andino, sino que senala cdmo se cumplieron las primeras 
gestiones para cambiar la situacion del curacazgo del Cusco en 
un gobierno mas poderoso y centralizador, 

Despues del triunfo incaico sobre los chancas, un nacienle 
equilibrio del poder se gesto en el Cusco. Si bien Yupanqui ha- 
bfa adquirido un gran prestigio militar, y podia contar con nu- 
merosos aliados, estaba lejos de poseer un dorainio absoluto o 
direclo sobre los otros senores; no podia ordenar ni realizar 
obras sin contar con el visto bueno y el apoyo de los demas cura- 
cas. Le era imposible disponer directamente de la fuerza de tra- 
bajo, necesitaba de sus vecinos, A1 empezar la expansion inca, la 
autoridad no se ejercia directamenle, sino a traves de la recipro¬ 
cidad y de la minim, palabra cuyo verbo minccami significa, 
segiin Gonzalez Holguin, "rogar a alguno que me ayude prorae- 
liendole algo” (1952), 

LQue sucesos se desprenden de la crdnica de Betanzos que 


- w -- 

de los incas? Ante todo, aparecen las relaciones exlstenles entre 
los incas y los curacas. Todo Irabajo que deseaba realizar Yupan¬ 
qui, lo tenia que solicitar y "rogar" a los senores vecinos, Tenia 
primero que convocarlos a venir al Cusco, agasajarlos con rega- 
los, comidas, y dlas enteros transcurrlan en regocijos; solo des¬ 
pues podia el Inca formular su “ruego" y pedir la colaboracion 
de los curacas para proporcionar la fuerza de trabajo para em- 
prender tal o cual obra, 


uia torzosamente mostrarse "generoso" con ellos, darles muje- 
res, ropa, objetos suntuarios, coca, entre otros, En esta situacion, 
los Incas estaban obligados a poseer una cantidad apreciable de 
regalos; dicho en otras palabras era esencial tener un monto de 


bienes en excedente y dlsponible que fuese un elemenlo de ob- 
sequio, a cambio del cual recibirlan la fuerza de Irabajo indis¬ 
pensable. En aquel entonces, un simple curaca rural debid ser 
bastante pobre y rustico en cuanto a disponer de valores costo- 
sos, es por eso que cobro tanta imporlancia el botln obtenido por 
los incas despues de la derrola de los chancas. El cuantioso des- 
pojo fue, segun nuestra opinion, el paso trascendental que per- 
mitio a lo Incas ser “dadivosos", afianzando asl el engranaje de la 


de los curacas comarcanos, lo que significaba, en otras palabras, 
tener acceso a la mano de obra del senor vecino, sin la cual era 
imposible emprender las obras de estructuras necesarlas para 
dar comienzo al crecimiento. 

El botln reunido a ralz de la derrola final sobre los chancas 
debio ser cuantioso si tomamos en cuenta que parte de su ejerci- 
to habla incursionado con dxito en el area del Cuntisuyu, Es 
muy probable que los incas, cuando ocuparon los principales 
centres chancas, reunieran los bienes logrados anteriormente 
por estos en acciones de rapina. 

Segiin Betanzos, todos los importanles trabajos iniciados y 
emprendidos por Yupanqui fueron hechos en cierto ordBn, Ya 
hemos dicho que era impresclndible montar las estructuras fun- 
damentales que permitieran establecer la organizacidn inca, 
Para la historia en si no interesa saber quien o quidnes principia- 
ron tales obras, sin las cuales no hubiera podido extenderse el 
curacazgo cusqueno, Lo interesante de la descripcidn de Betan¬ 
zos es el modo como se fueron ejecutando los trabajos esenciales 
sobre los cuales reposarla la organizacidn estatal, 

Una de las primeras medidas de Yupanqui al ser designado 
Senor del Cusco fue efecluar un nuevo reparto de tierras en los 
alrededores de su ciudad, Sobre esta medida retornaremos pos- 
teriormente, pero la mencionamos aqul porque fue una manera 
de satisfacer a las panaca y ayllus afines a los incas, de contentar 
y recompensar a los que hablan luchado por el triunfo cusque¬ 
no. El antiguo cantar de Hatun Ayllu aflora en la narrativa de Be- 







MARiA ROSTVVQROWSKI 



alguna omisidn del s 


Es muy posible que cuando los gobernantes del Tahuantin- 
siiyu acrecenlaion su poder, encontraran en el mecanismo de la 
reciprocidad un estorbo y una demora para sus planes y desea- 
ran dejar de lado, por lo menos ocasionalmenle, el "ruego" y el 
“requerimiento" para actual direclamente, lo cual debid perjudi- 
car los estrechos vinculos ancestrales que unlan al Sapan Inca 
con los hatun curaca subalternos. Esto se percible claramente en 
el apogeo inca, que examinaremos a continuacidn, 
Naturalmente, existid una correlacion a distintos niveles de 
reciprocidad: entre los miembros de un mismo ayllu, de varias 
parcialidades entre si y pertenecientes a una misma etnia; las re- 
laciones de los hatun runo o genie del comun con sus senores in- 
mediatos, entre otrds. Es importante hacer hincapid que entre 
los principales y los senores existia una amplia jerarquia, y los 
lazos que unlan a un subalterno con otro personaje superior fue- 
ron diversos y se prestan a una investigation detallada que ana- 
lizaremos al talar la composition social del Tahuantinsuyu. 
Desde luego que no se trata de una jerarquia simple del hombre 
comun hacia su curaca y, por encima de el, el Inca. La sociedad 


fines del siglo XV y principios del XVI, un numero de grandes 




La reciprocidad durante el Tahuantinsuyu 

Con la expansidn territorial cusquena, ya no era dable seguir 
con el patrdn initial de la reciprocidad. Es natural que la base del 
sistema sufriese cambios sustanciales para adaptarse a la nueva 
situacidn creada, Ante todo, el poder de los gobernantes incas 
aumento al ritmo de sus conquistas, lo que hizo imposible que 
pudieran reunirse con cada curaca de pueblo a comer y beber, 


III, EXPANSION VDESiWHOLlO 75 

I|". —...“ 

Segun Morris y Thompson (1985:165), la creation de los 

| centros administrativos tuvo como uno de sus fines confirmar 
• • • • • , .• ,. . 


Debido a las enormes proportions del Estado inca, hacia falta 
lugares donde pudiesen congregarse los jefes dtnicos comarca- 
nos a renovar sus alianzas de reciprocidad con el soberano. 

Las interpretations arqueologicas de los autores menciona- 
dos senalan que en la plaza principal de Huanuco Pampa el en- 
fasis no se encontraba en el aspecto militar, como deberia tener 
un puesto de avanzada, sino mds bien en el aspecto ceremonial, 
para ritos y convites en torno a la residencia del Inca o de sus re- 
presentantes. Para mantener los lazos de reciprocidad se reque- 


mero de personas, y tal seria la razon de las exceptional 
dimensions de la citada plaza (500 m. por 350 m,], 

Otro medio para subsanar la imposibilidad de que el Inca se 
reuniese con frecuencia con todos los senores de sus vastos do- 
minios, fue la presencia en la capital de uno de los senores dua- 
les de cada curacazgo, Esta information de los cronistas puede 
comprobarse a traves de las dos Probanzas de don Gonzalo, cu¬ 
raca de Lima (Rostworowski 1981-82), 

Una alternativa que permitid a los soberanos cusquenos te¬ 
ner una rapida y directa solution a sus problemas, sentirse mas 
libres para actuar segun sus necesidades, y librarse de las reglas 
eslablecidas por la correspondencia fueron los yana: personas 
sacadas de sus ayllus de origen para cumplir (areas y trabajos es- 
peciales y que no tomaban parte en las faenas comunales de sus 
parcialidades y pueblos, Los habia de diversos status, podian ser 


cializados o curacas, y sus tareas se establecian segun sus condi¬ 
tions. Elios podian ser adscritos a diversas personas, ya fuese a 
un Inca, a una Coya o gran senora, a una huaca o a un curaca 
provinciano. Existid una amplia gama deyona, segun su situa¬ 
tion, origen y lines para los cuales estaba destinado, pero su ras- 




*? 


76 MARiAROSTWOROWSKI 

go comun era situarse fuera del sialema de "ruegos" y de "reque- 
rimientos". 

Sin embargo, para el caso de la reciprocidad eslatal, cabe se- 
nalar dos niveles deyono, ambos muy utiles al gobierno, El pri- 
mero fue el reemplazo de un jefe local por un curaca yonoyacu 
que toraaba el lugar del senor natural, El desplazamiento se efec- 
luaba si el cacique se oponla con sus armas a somelerse al Cus¬ 
co. Despuds de quedar vencido era substituido por un yano, per- 
sonaje designado por el Inca y, naturalmente, flel a su persona, 



el sistema de la reciprocidad; el soberano podia ordenar y exigir- 
le el cumplimiento de su voluntad sin ningun requisito previo. 
Esta nueva modalidad para con los curacas revoltosos, obligaba 
a los jefes de etnlas a moslrarse sumisos a las ordenes estatales y 
a cooperar en todas las exigenclas del gobierno cusqueno, 

El olro nivel de yano para conseguir fuerza de trabajo desli- 
gada de la reciprocidad fue el que trabajaba en las grandes pro- 
piedades particulares de los Incas y Coyas, Cada panaca hereda- 
ba y poseia en los valles cercanos a la capital cuantiosas 
haciendas cultivadas por un numero elevado de estos servido- 
res, sobre lo cual volveremos mils adelante cuando estudiemos 
la posesidn de la tierra (Rostworowski 1962], 

Tambien exislieronyono en otro tipo de tenencia de lierras, 
esta vez de! gobierno en general, situadas en diversos lugares del 
Estado, El mismo status luvieron un sinnumero de artesanos es- 
pecializados, como plateros y orfebres, en su mayoria origina- 
rios de la costa, que eran enviados al lugar donde se necesitaba 
de sus habilidades para fines suntuarios. Elaboraban en el Cusco 
objetos de arte para el Inca y su corte, muchos de esos articulos 
se usaban como dadivas y obsequios para los grandes senores, y 
con ese fin se establecid en el Cusco un monopolio de produc¬ 
tion suntuaria que el soberano distribuia segun los intereses del 
Estado. 

Es asi que en las anliguas estructuras se dieron profundos 
cambios originados por la praxis inca para lograr situaciones 


III. EXPANSION YOESARROLLO 77 

j nuevas, al precio de una total mutaciOn del pasado, Ahora bien, 
l estos cambios ocurrieron solo a nivel de las esferas gubernamen- 

| tales y de las alias jerarquias; los miembros de los ayllus cornu- 

i nes y campesinos siguieron con sus ancestrales tradiciones, Sin 
embargo, y a pesar de estas transformaciones, denlro de la pro- 
pia elite inca se continuo practicando la reciprocidad, Las pana- 
cq reales se mantenian unidas por los fuertes lazos de parentes- 
coyde reciprocidad. 

Un ejemplo de la persistence de dicha costumbre entre los 
senores encumbrados fue lo sucedido con Huayna Capac cuan¬ 
do estaba enfrascado en la guerra contra los cayambis del norte, 
El Inca, necesitado de refuerzos y por la premura del tiempo, or- 
deno entrar en la batalla al ejdrcito recien llegado del sur, co- 
mandado por generales deudos suyos, prescindiendo del ritual 
de la reciprocidad, y de la solicitud de las dSdivas, Muy enoja- 
| dos el general en jefe, Michicuacamayta, y los Orejones que le 
l acompanaban, cogieron la huaca de Huanacauri que Iraian con- 
sigo y emprendieron el camino de retorno al Cusco. El soberano, 
enterado de la desertion de los Orejones, envio Iras ellos a sus 
emisarios cargados de grandes regalos, ropa y comida, Satisfe- 
chos los senores con tantas mercedes volvieron al lado del Inca y 
I pelearon valerosamente. 

En el mundo europeo este episodio se hubiera juzgado como 
, una traicion, y un castigo ejemplar habria esperado a los deserto- 
j res, En el mundo andino era el Inca quien estaba en falta y debia 
I enmendar, en lo posible, su error, halagando a los senores con 
; las dddivas que les correspondian y esperaban. Omitir la red- 
fi procidad era considerado un insulto mayor, y los jefes no pudie- 
i ran lolerar el desacato a sus personas y por consiguiente no les 
I importd abandonar al Inca en un momento crltico, 

|, Entre la elite cusquena eran usuales las comidas ceremonia- 
i les en la plaza publica en las cuales participaban las panaca y 
! los ayllus importantes, divididos por sus mitades, y sentados se- 
c gun sus jerarquias, Eran ados solemnes, llenos de tradicidn y de 
r hondo sentido“sociopolttico. Uno 'de los muchos errores de- 





MARIA R05TWOR0WSKI 


III EXPANSION Y DESARROLLO 


Huascar fue el de no participar en dichas reuniones donde se 
confkmaban las obligaciones mutuas. Su ausenlismo y su acti- 
tud despectiva hacia las panaca le atrajo el rancor de sus deudos 
y el resenlimiento de muchos altos personajes (Pedro Pizarro 
1944:53), 

No sdlo los incas tuvieron por habito juntarse para partici¬ 
par en fiestas y comidas rituales, sino tambien los grandes seno- 


cos, Si bien los seiiores se congregaban para coiner y renovar sus 
vinculos de correspondencia, en la costa era usual que cuando el 
jefe dtnico salia de su palacio a cualquier lugar, dispusiera de un 
sequito de cargadores con sendos cantaros con bebidas, y alii 


. 4 -UWI 

seiior, Esta generosidad del curaca costeno era una manifesta- 

J_ . tli . . 


j p™ ubi nm yunga. luanao los espanoies, sin 
entender el significado ni en que consistia la reciprocation, cali- 
ficaron estos procederes como "borracheras" y los suprimieron, 
provocaron graves problemas a los seiiores que vieron en ello 
una disminucidn de su autoridad (Rostworowski 1977a: 242). 

A manera de recapitulation podemos deck que en un princi- 
pio el poder del Inca se fundamento en una constante renova¬ 
tion de los ritos de la reciprocldad, por lo que el Estado debe ha- 
ber mantenido en sus depositos un numero de objetos suntua- 
rios y de subsistencias que tuviera relacidn con el de curacas y 


A medida que fue creciendo el Tahuantinsuyu, fue crecien- 
do tambien la cantidad de seiiores por agasajar. Esta obligation 
debio ejercer una constante presidn, una impositidn cada vez 




tos para la correspondencia, Por este motivo, el Estado se vio 
obligado a obtener constantemente un incremento en sus ingre- 
sos para asegurarse que disponia de las cantidades necesarias. 

El Estado cubrio de varias maneras esta demanda. La prime- 
ra consists en incrementar las tierras llamadas del Inca, fue por 


ese motivo que con el advenimiento de Tupac Yupanqui y mas 
tarde de Huayna Capac se aumentaron sucesivamente, en cada 
senorio, dichas tierras, Castro y Ortega Morejdn (1974/1558) lo 
manifestaban para Chincha, y la misma informacidn se halla en 
el curacazgo de Quivi, en el valle del rio Chilldn, en el mayor mi- 


cia 413), 

Otra manera de impulsar la productividad se tradujo en la 
construction de andenes en lugares propicios, y tambien en el 
incremento de los sistemas hidraulicos. 

Una tercera solucidn fue habilitar tierras yermas 0 poco po- 
bladas con fuerza de trabajo nueva, para que se encargase de la 
production agropecuaria de dicha zona. Tal es el caso de las tie¬ 
rras de Huayna Capac en Cochabamba donde laboraban mas de 
catorce mil mitmaq (Wachtel 1980-81). 

Emprender nuevas conquistas y adqukir por las armas acce- 
so a nuevas tierras estatales fue la cuarta manera como encara- 
ron la satisfaction de la mayor demanda de productos para la co¬ 
rrespondencia; aunque si bien se solucionaba la demanda 
inmediata, esta medida creaba a su vez un mayor numero de se¬ 
iiores dtnicos con quienes mantener vinculos de reciprocidad. 

Conrad y Demarest (1984:132) sugieren que la ambicidn y 
presion de las ponaca fue uno de los factores de la expansion 
inca, Nosotros suponemos que fue mas bien el propio sistema 
andino de la reciprocidad el que, como una bola de nieve, exigia 
constantemente el aumento en la produced estatal con fines 
administrativos y la impositidn de un crecimiento productivo 


CONSTRUCCIONES Y OBRAS ESTATALES 

En todo el dmbito donde impero el dominio incaico han queda- 
do establecimientos urbanos, santuarios, palacios, recinlos, ca- 



WARlA ROSTWOROWSK1 


III. EXPANSION V DESARROLLO 


minos, tambos, depositos y andenes, como huellas de su perma- 
nencia. 

La crecienle expansion requeria para sus fines administrati- 
vos y belicos de toda una red de infraestructura, caminos, depo¬ 
sitos y tambos escalonados en las rutas principales para abaste- 
cer a los ejercitos, a los numerosos personajes administrativos 
necesarios para el engranaje del Eslado, y a los grandes contin- 
gentes de mitoioq enviados de un punto a otro del espacio andi- 
no. Para todo esle movimiento masivo de poblacion habia que 
preparar alimentos y armas, dispuestos en ciertos espacios a lo 
largo de las rutas. Los Incas destacaron indudablemente en la 
plantation de su Estado, y no podemos dejar de preguntarnos 
ipor que motive este pais ha dejado de lado el espiritu organize- 
tivo andino? iPor qud ha perdido dicha virlud? 

Los ultimos gohernantes cusquehos fueron grandes cons¬ 
tructs, y junto con la adquisicibn de nuevos dominios im- 
planlaron sus metodos de desarrollo que tendian a homogenei- 
zar los lerritorios bajo su mando. El afhn de edificar respondia a 
la recienle situation creada a raiz de la victoria sobre los chan- 
cas, coyuntura que no solo fue el principio de la expansion de 
las armas cusquenas, sino que permitio a los incas acceder a una 
numerosa fuerza de trabajo para echar las bases indispensables 
del surgiente poder estatal. 

En su estudio sobre arquilectura inca, Gasparini y Margolies 
(1977) senalan que posiblemente casi todas las construcciones 
que hoy se identifican como incas pertenecian a una actividad ! 
realizada despues de 1440, Asimismo, que el gran numero de 3 
obras realizadas en tan corto plazo solo se explica por la presen- 1 
cia de una abundante mano de obra estatal disponible por tur- j 
nosomk 

Segun los mismos aulores, lo mas dificil es identificar las : i 

funciones que tenian las estructuras (p, 203], y decidir que edifi- I 

cios se relacionaban con lal o cual empleo, pues un mismo tipo 
de construccion se repite a traves del Tahuantinsuyu (Bouchard | 
1983), 


i El Cm 

Betanzos (1968, cap, XVI] y Sarmiento de Gamboa (1943, 
L cap, 32) manifiestan que una de las preocupaciones de Yupan- 
>•. qui despuSs de derrotar a los chancas fue la reconstruction del 
| Cusco, Como primera medida ordenb despoblar dos leguas alre- 
dedor de la ciudad y procedio a la reubicacidn de las pam y 
ayllus, segun su criterio. El acto de otorgar tierras era trascen- 
dental, dado el significado e implicancia de la tenencia de la tie- 
rra, tema al que volveremos mas adelante, Ante esta noticia se 
impone observar las informaciones que podrian hallarse en la 
documentacidn existente sobre la ubicacion de los ayllus y mi- 
croetnias de la region del Cusco, pues corresponden a una situa¬ 
tion creada con posterioridad a las reformas emprendidas por 
Yupanqui y no a una epoca anterior. 

Hecho el reparlo, el Inca se dedico a transformar su capital 
de acuerdo con el reciente status adquirido, Hasta ese entonces, 
el Cusco no pasaba de ser un villorrio bastante rustico, frecuen- 
temente anegado por los desbordes causados por sus dos peque- 
nos rios, el Huatanay y el Tulumayo. 

Sarmiento de Gamboa (1943, cap, 39), Betanzos (1968, cap, 
10) y Garcilaso (1943,1,1, lib. 2, cap. 37) mencionan la prdctica 
de confeccionar maquetas de barro de los edificios y de los valles 
antes de iniciar trabajos de envergadura, Betanzos cuenta (1968, 
cap, XVII) que los senores principales encontraron un dia a Yu¬ 
panqui "pintando" las modificaciones que iba a realizar en la 
ciudad, Estas noticias podrian parecerfantasiosas sino fuera por 
' las referencias contenidas en un documento de 1558 a 1567 so- 
! he un juicio por tierras entre curacas en el valle del rio Chilian 
: en la costa central, Ambas partes en litigio acudieron a la Real 
;; Audiencia de Los Reyes con sus moldes de barro representando 
[ el lugar del valle en pleito, y con esas maquetas demostraron 
I ante los jueces las prelensiones de las partes (AGI-Justicia 413), 
f Cuando un ejSrcito conquistaba una region, personas califi- 
I cadas preparaban modelos de ia zona y los presentaban alTnca 





MARIA ROSTWOROWSKl 



para que procediese a senalar los cambios a hacerse; luego eran 
enlregados a los encargados de ejecutar las ordenes del sobera- 
no, Esto muestia los metodos empleados al efectuar las obras es- 
tateles. 

Betas (1968, cap. XVI) menciona el initio de la recons- 
tmccidn del Cusco por medio de la reciprocidad: Yupanqui con- 
voco a los curacas, jefes de etnias, a que viniesen a la capital tra- 
yendo alimentos, baslimentos y el mayor numero posible de 
gente. En la reunion que siguid a las acoslumbradas fiestas fue- 
ron designados diez senores con veinte Orejones, con la mision 
de ir por los pueblos y "provincias” en busca de subsistences y 
que viesen los lugares adecuados para la obtencion de los mate¬ 
rial necesarios, como por ejemplo escoger las canteras para la 
extraction de las piedras. El mismo cronista cuenla los prepara- 
tivos que se realizaban antes de iniciar las obras: los trabajos y 
tareas fueron repartidos entre los curacas presentes, unos tenian 
la obligacidn de acarrear las piedras toscas para los cimientos, 


naban adobes; se hacia acopio de madera de aliso y de cardon, 
llamado agaacolla quizco {Camspenimnusj, para con el zumo 
untar las parades antes de aplicarles una capa de barro. 


piano como talladores de piedras (herencia de los antiguos 
tiahuanacotas), gran numero de ellos residente en el Cusco. En 
el diccionario de GonzAlez Holguin (1952) hallamos voces que 
senalan las piedras talladas: callanca y callqui rumi, losas para 
enlosar. 

La reconstruction se inicid con la canalization de los arro- 
yos para evitar las cienagas en la epoca de Uuvias, y de las ace- 


i 

quedar listas las maquetas y acarreados los materials se proce- 
did a despoblar los lugares donde se alzarian los nuevos edifi- 
cios, sus habitantes se establecieron en las aldeas vecinas. Una 
vez que la tierra estuvo nivelada, Yupanqui procedio, con un 
cordel en la mano, a medir y dar la traza de la nueva ciudad, se¬ 


nt EXPANSION V DESARROLLO 


I nalando concha y callanca. La obra duro veinte anos. Cieza (Se- 
I dorio, cap. LI) senala que en ella trabajaron permanentemente 
I veinte mil hombres; sin embargo, no fue una tarea tan penosa 
■; como se podria suponer porque los operarios residfan en el Cus- 
? co un tiempo limitado, siendo reemplazados por otros de acuer- 
I do con el sistema de la mifo. 




raba el cuerpo de un puma: el espacio comprendido entre los 
dos rios formaba el tronco con la cabeza en Sacsayhuaman y la 
cola en Pumap Chupaxi en la confluencia de los rios, Para Rowe 
(1963 y 1967), el puma podria representarse sentado sobre sus 
patas traseras, y el espacio entre las delanteras comprendia el 
emplazamiento de las dos grandes plazas, la de Aucaypata y la 
de Cusipata, con ellas quedaba delimitada la zona sagrada. En su 
contorno se hallaban los doce barrios mencionados por Garcila- 
so, ellos fueron: Colcampata, Cantut Pata, Munay Senga, Rimac 
Pampa, Cayaocachi, Chaquilchaca, Piqcbu, Quillipata, Carmen- 
ca, Huaca Puncu, Puma Curcu y Tococachi. 

Las plazas incaicas eran extraordinariamente amplias, de 
forma trapezoidal; cuando el tiempo lo permitia, se desarrollaba 
en ellas una intensa actividad religiosa y social. El rito de la reci¬ 
procidad se efectuaba en la plaza principal de Aucaypata, en 
donde las panaca y ayllus reales se reunian a comer, beber y 


tas del calendario cusqueno. Tambien alii se celebraban los 


el piso parte del botin logrado, los trofeos conquistados e incluso 
los senores y jefes hechos prisioneros para que sobre todo ello 
pasease el Inca en serial de victoria y sometimiento de los cura¬ 
cas. Para engalanar mejor la plaza, cuenla Sarmiento de Gamboa 
que la cubrieron con dos palmos y medio de arena traida del mar 
(cap. 30; Polo de Ondegardo 1916b: 109-110). El nombre de la 
plaza proviene de la voz auco que signifies el soldado y tambien 
el enemigo (Gonzalez Holguin 1952). 




MARlAROSTVVOROWSKI 


III. EXPANSION YDESMIO 




85 


Duranle la reconstruccidn del Cusco se hizo evidente la ne- 
cesidad de una nueva division del espacio, mas acorde con la si¬ 
tuation creada, Recordemos que al arribo del grupo de Manco 
Capac a la primitiva Acamama, las demarcations locales com- 
prendian los cuatro barrios de Quinti Cancha, Chumbi Cancha, 
Sairi Cancha y Yarambtiy Cancha, Mas adelante, con el asenta- 
mienlo definitivo y la consolidation de la situation de Manco 
Capac enlre los principales senores de la region, se procedio a la 
segunda divisidn, esta vez mas extendida que la anterior, y ella 
dio origen a los cuatro curacazgos de: Manco Capac, Tocay Ca¬ 
pac, Pinahua Capac y Colla Capac. 

Despues de la derrota sufrida por los ancestrales rivales de 
los incas, los anliguos limites no teni'an ya razdn de ser, se proce¬ 
dio entonces a una tercera delimitation del espacio, La envejeci- 
da nomenclature local no rellejaba ya la situacidn alcanzada 
despuds del initio de la expansidn cusquena. Las conquistas in- 
caicas permitieron lograr el dominio de lejanas tierras y se creo 
la definicidn de los grandes suyu, con una vision y una dimen¬ 
sion estatal, Es asi que surgio la formation de las regiones de 
Chinchaysuyu, Antisuyu, Collasuyu y Cuntisuyu, las mismas 
que juntas formaron el Tahuantinsuyu, 

La reproduccion del espacio, tal como era concebida y repre- 
sentada por los naturales en los establecimientos urbanos incas, 
era la cuatriparticion, Morris y Thompson (1985) quieren ver en 
los "centros" el sistema de ceque, lo que es poco probable porque 
en bl participaban etnias que no eran incas sino de liempos muy 
anterioresasu auge, 

El Coricancha 

Segun los cronistas, fue Pachacutec Inca Yupanqui el re¬ 
constructor del sanluario y quien lo dotd de objetos y adornos de 
oro y plata en profusion tal que dio origen al cambio de su nom- 
bre: el antiguo teraplo era conocido como Inti Concha “Recinto 
del Sol" y solo despues se le llamd Coricancha o "Recinto de 



Oro", Mucho se ha escrito y comentado sobre sus riquezas por lo 
que no insistiremos mbs en ello, 

Sarmiento de Gamboa (cap, 31) cuenta que el Inca despuds 
v de la refaction puso en el nuevos Idolos, lo que equivale a deck 
que procedid a una reforma religiosa, Pachacutec ordend que el 
i Sol ocupase el sitio principal con la representation de ViracocL 
a su diestra y de Chuquiylla, el relampago, a su izquierda, huaca 
que el Inca tomb por su doble o /mouque. Con este soberano, el 
Sol dejd de ser objeto de culto exclusivo del grupo inca y pasd a 


de los linajes reales, y cuando se elegfa un nuevo soberano el 


» Ml! 1 1 \ 1 I l*'.»)il!>>iit:(HfOi|:mf,)|r:l.ii|ililii|i|<:liiU:lilf«i 


El cambio religioso en el Cusco no afectaba la veneracidn 
dada a las multiples huacas e idolos existentes en el ambito an- 
dino, Mbs aun, Pachacutec quiso que las principales huacas per- 
, manecieran en el Cusco y les otorgo servidores, tierras y bienes; 

era la manera de controlar posibles rebeliones pues los naturales 
i no se alzaban por temor a las represalias que podian ejercer so¬ 
bre sus Idolos, 

El Coricancha se situaba en Hurin Cusco, en lo que hoy es la 
;I iglesia de Santo Domingo, Su construction se distinguia por mu- 
1 ros que hasta cierta altura eran de piedras finamente labradas 


MIiIHMUHiMiII 


mentada cenefa de oro que adornaba el templo servfa para disi- 
mular la juntura de ambos materiales, Segun Garcilaso (1943, 
lib, 3, cap, XX), la techumbre era muy alia, toda de madera cu- 
: bierta de paja muy bien dispuesta, Los techos estaban "muy ex- 
| trahamente 1 ' colocados y sobresalian una braza de la pared, su 
| espesor era tal que en el tiempo de las luchas entre Pizarro y Al- 
I magro los techos del palacio de Casana tardaron varios dlas en 
| quemarse (Pedro Pizarro 1978:161), El aspecto mas bien pobre 
| de estas coberturas se remediaba durante las fiestas y aconteci- 
| mientos, recubriendo la paja con vistosas mantas confecciona- 
[; das con plumerias de multiples colores (Santa Cruz Pachacuti 




Ill, EXPANSION V UESAKKOLLO 


87 


marIa rostwqrowski 


A pesai de lo esmerado de su construccion, el Coricancha no 
se diferenciaba en su piano de las demas edificaciones incaicas, 
la diferencia consist solo en un Irabajo mds primoroso de las 


Gasparini y Margolies (1977:242) comparan la investigation 
hecha por Rowe en 1940 con su propio esludio despues del ie- 
rremoto del aiio 50 que destruyd buena parte del Cusco. Es una 
lastima que no se dejaran despejadas las ruinas, sin la recons¬ 
truction de la iglesia (que podia haber sido reubicada), con el fin 
be limpiar la zona y efectuar en ella trabajos arqueoldgicos. De 
haber sido asl, el mayor santuario inca hubiera quedado rodeado 
de jardines, como las ruinas del Foro Romano en medio de la 


dies algunos de los antiguos muros, lo que permitid tener una 
mejor informacion sobre las estructuras indlgenas. Gasparini ha 
hecho un piano hipotdtico del templo del Sol, con sus callanca 

nn fn«*nn a ■■■>__ _ i1 l i 


nes que siguen la direction de los muros de la iglesia, al sur con 
dos habitaciones similares, mienlras que en los espacios latera¬ 
ls, las piezas eran menores enmarcando el cuadrado. 

Pedro Pizarro (1978:92) cuenta que delante del aposento 
donde decian que dormla el Sol, existia un pequeno huerto en 
donde sembraban "a su tiempo malz para el astro". Es curiosa la 
referencia que hace sobre la tierra tralda desde Chincha para di- 


*; ; A J ' m “y mn S una explicacion acerca del motivo de la elec¬ 
tion de dicha tierra para cultivar el malz del Sol; sobre las razo- 
nes de esa preferencia queda abierto un interrogante. 



dad y sus alrededores varios fueron los recintos edificados por el 
Inca Pachacutec, y por esiar relacionados con su vida fueron 
considerados como santuarios. Elios eran: Cusicancha, “Recinto 
Venturoso", situado "frontero al templo de Coricancha”, lugar 
de nacimiento del Inca y por dicha razon permanecia bajo el cui- 
dado de Inaca Panaca, su ayllu de origen (Rowe 1979, Ch-5:1); 
Condor Cancha, palacio donde vivio (Rowe, Ch-3:4); Patallacta, 
casa situada en Carmenca lugar en el que murio, por lo que se 
dispuso se hiciesen alii sendos sacrificios (Rowe, Ch-1:2); por 
ultimo Pomamarca, casa ubicada en un llano cercano al Cusco 
donde se conservaba la momia de la mujer de Pachacutec y se le 
sacrificaban nliios (Rowe, An-6:6), 

Ademas, podemos mencionar el santuario de Tococache en 
el cual guardaban un Idolo de oro macizo llamado Inti lllapa, que 
quiere decir “trueno del Sol", el mismo que el Inca Pachacutec 
tomo por huauque o “hermano". Se le hacian sacrificios y se le ro- 
gaba para que el soberano no perdiese sus fuerzas (Rowe, Ch-2:3; 
Sarmiento de Gamboa, cap, 47), Otro templo fue el de Poquen 
Cancha situado cerca del Cusco, y donde se conservaban las pin- 
turas relacionadas con la vida de cada inca (Molina 1943:7). 

En documentacidn de archivos hallamos que en el alto valle 
de La Convencidn, Pachacutec poseia no sdlo lierras propias 
para sembrar maiz, y en las bajas, plantations de coca, sino que 
mandd edificar un palacio llamado Guaman Marca para su re- 
creo (Rostworowski 1963; Kendall 1980). 

Si bien este Inca inicid y continuo durante mas de veinte 
ahos la reconstruction del Cusco, el empeiio de dotar a la capital 
de nuevos edificios perduro a traves del gobierno de los Incas si- 
guientes, Las cronicas senalan las principals obras adjudicadas 
a cada soberano, no sdlo en la ciudad, sino tambien en las "pro¬ 


junto con la remodelacidn del templo del Sol, se refaction- 
ron los principales santuarios cercanos al Cusco, como Huana- 
cauri, Anahuarqui, Yauira, Cinga, Pical y Pachatopan. En la ciu¬ 


El esfuerzo constructivo del Tupac Yupanqui se confunde 
con la obra de su padre debido al periodo del correinado. Es po- 
sible que el viejo soberano se ocupara de las edificaciones en la 
capital, mienlras Tupac guerreaba y agrandaba el Estado, 





III. EXPANSION Y DESARROLLO 


K 


88 MARfAROSTWOROWSKI 

Segun la mayoria de cronistas, Tupac inicio la construccibn 
de Sacsayhuaman, la imponente estructura qua domina el Cus¬ 
co, continuada mas tarde por los gobemantes que le siguieron. 
Exisle un interrogante respeclo a si Sacsayhuaman fue efectiva- 
menle una forlaleza, pues el resto de la ciudad no presenta ras- 
Iros de mayores defensas. Ademas, hay que tomar en considera¬ 
tion que durante el periodo de expansion incaica el Cusco no 
corria el riesgo de ser atacado. En las narraciones sobre el avance 
chanca al Cusco, no hay referencia sobre la exislencia de un ba- 
luarle que hubiera defendido la ciudad, al conirario nada estor- 
bo el avance chanca en su atropellada carrera por las laderas de 
Carmenca, 

Por esos motives, es posible que Sacsayhuaman fuese un 
monumento a la victoria lograda por los cusquenos, y que entre 
sus muros se efectuasen las batallas rituales (Hartmann 1972), 
Pedro Pizarro (1978:48) alimenta esta conjetura cuando nos in¬ 
forma que Huayna Capac mandd edificar una forlaleza en el nor- 
le en memoria de una victoria suya, Recordemos la mention de 
Santa Cruz Pachacuti (1928:193) sobre la celebracibn del triun- 
fal retorno de Tupac Yupanqui despuds de su prolongada esta- 
dia en el norte. En ese entonces, y como parte de las fiestas, se re- 
presentd un simulacro de ataque a la fortaleza, capilaneado por 
el pequeho Huayna Capac. La lucha, que fue presenciada por la 
elite y por el pueblo, formd parte de las celebraciones, 

El palacio de Tupac Yupanqui se llamaba Calispuquio Hua- 
si, y en su vecindad existfa una fuente del mismo nombre muy 
venerada; en ella los nobles hacian sus abluciones en las fiestas 
de Raymi (Rowe 1979, Ch-3:7 y Ch-3:8). 

Cerca del Cusco, Tupac escogio para si el valle de Chinchero 
a titulo do propiedad privada, y edifico en el amplios palacios y 
concha , Tambien fueron suyos los lugares de Guaillabamba y de 
Urcos (Aicina Franch 1976; Rostworowski 1970a). 

Entre las construcciones atribuidas a Tupac Yupanqui en el 
ambito del Tahuantinsayu, citaremos el complejo monumental 
de Inca Huasi, situado en el valle del Lunahuana, en la margen 


; izquierda del rio, y cercano al pueblo de Paulo, Su particulari- 
: dad radica en que el joven Inca ordenb que ese lugar llevara el 
: nombre de Cusco, y dio a las plazas, calles y collados los mismos 
: nombres de la capital (Cieza de Leon 1943, Senorio, cap. L1X). 

Todo esto se debid a la larga guerra entablada por los cus¬ 
s' quenos contra el curacazgo de Guarco (Canete), senorio costeno 
l vecino al de Lunahuana, situado en el valle y a orillas del mar, 
La resistencia de los guarcos durd cuatro ahos porque las tropas 
del Inca se retiraban durante los meses de verano por temor al 
calor, y solo retornaban en invierno. 

Despuds del triunfo inca el Nuevo Cusco fue, segun Cieza, 

; abandonado, y es posible que en el habitaran tan solo los admi- 



l Huasi fuera una replica del Cusco le da un interes muy especial 
| si conjunto, y la hipotesis merece un analisis. Ante todo, hay 
: que senalar que su edification, mas que reflejar el piano del Cus- 
? co antes de su maximo desarrollo, se relaciona con una distribu- 
? tidn cuatripartita del espacio mitico. Por eso, en sus estructuras 
| no hallaremos un modelo de lo que fue la capital sino mas bien 
\ su representacion simbdlica. 

Una consideration especulativa a tomar en cuenta es la 
if adaptation que el Nuevo Cusco tuvo que sufrir por estar situado 
| an las laderas de quebradas y no en un llano, La pregunta que 
s surge es alrededor del criterio usado para su division, que debib 
i: ser an cuatro partes de acuerdo con las pautas habituales (Rost- 
I worowski 1978-80; Hyslop 1985). 

En un anterior trabajo mencionamos que, de acuerdo con el 

I ; catastro de ruinas del valle elaborado por el arquitecto Williams 
I (1974), el conjunto mbs proximo al oeste, denominado por el El 
| Area, y por Harth-Terre El Acllahuasi, corresponderla al Cusco 
I Bajo. Las razones que nos llevan a esta conclusion se deben a 
I que esta zona esta separada de las otras estructuras por un espo- 
| Inn de cerros y a la presencia de un ushnu en su plaza principal, 
| pues sabemos que existia una de aquellas estructuras en Hurin 
I Cusco (Rowe'1979, An-5:1). De acuerdo con la dislributibn'de 




90 


III, EXPANSION V DESARHOUO 


91 


MARlAROSTWOROWSKI 

los conjuntos, hecha por Hyslop (1985:15), se distinguen en las 
minas cuatro sectores principales bien definidos: Hurin Cusco 
correspond™ al sector "F" o Collasuyu; le sigue el complejo 
“E" con olio ushnu en su plaza principal que serla la representa¬ 
tion de Aucay Fata de Hanan o Chinchaysuyu; el tercer grupo 
comprenderia las partes A y C que podlan ser Cuntisuyu y las 
edificaciones mas logradas de los sectores B y G serlan el Anlisu- 
yu, Naturalmente que lodo aquello son especulaciones, pero no 
por eso carenles de interes. 

Otras edificaciones hechas por los incas, y sobre las cuales 
existe documentation son: la llamada fortaleza de Guarco al pie 
del mar (Cerro Azul: Marcus, Flannery, Matos Mendieta); mas al 
sur al finalizar el mismo valle existla el palacio de Herbay Bajo, 
descrito por Squier (1974/1877) y por Larrabure y Unanue 
(1941), que debib ser suntuoso. Gracias a documentos de archi- 
vos, sabemos que en 1562 Herbay se conocla con el nombre de 
Tarnbo de Locos, boy esta tolalmente destruido (Roslworowski 
1978-80), 

Haremos un alto en la relacibn de las obras emprendidas por 
Tupac Yupanqui para analizar las construcciones estatales que 
se pueden clasificar como "centros administrativos", y son de 
dostipos. 

El primer ejemplo se relaciona con edificaciones en las mis- 
mas poblaciones conquistadas, En ellas se construyeron o se 
volvieron a usar estructuras anteriores para albergar a la admi¬ 
nistration cusquena, es el caso del recinto Uamado Hatun Can- 
cha en Lurin Chincha y de varios centros del Collasuyu (Castro y 
Ortega Morejon 1974/1558), 

Una variante religiosa de este primer modelo fue la cons¬ 
truction del templo de Punchao Cancha o "Recinto del DIa" en 
Pachacamac. La particularidad de este edificio es que no siguid 
la norma de las callanc a o de galpones, sino la de varias platafor- 
mas como pirOmides truncas, con estructuras en la cima, la cual 
es un indicador de que los incas se dejaban influir por las nor- 
mas estilisticas lugarenas, sobre lodo si se trataba de un santua- 


| rio de larga tradiciOn y fama. Es posible que Punchao Cancha 
I cumpliera igualmente una doble funcion, la de un templo dedi- 
| cado al Sol y la de ser un centra administrativo inca. En los do- 
1 ,: cumentos de los sighs XVII y XVIII conslatamos que el antiguo 
i santuario era conocido como "El Castillo", habiendo perdido su 
| sentido religioso, En cuanto a las estructuras llamadas momoco- 
\ no, Ostas son tipicamente incas, 

| El segundo modelo representa indudablemente el apogeo 
c del Estado; se trata de imponentes edificaciones construidas ex- 
f novo, es decir, establecimientos gubernamentales situados en 
i lugares especialmente escogidos para dichas funciones por su 
| situation eslrategica y geografica, El mayor y mejor exponente 
de este tipo es Huanuco Pampa, y en la costa, en escala mucho 
\ menor: Tarnbo Colorado, en Humay, cerca de Pisco. 

Huanuco Pampa, lugar estudiado por Morris y Thompson 
i (1985), cubre un area de 2 km 2 y posee unas tres mil quinienlas 
1 estructuras visibles que quiza began a la cifra de cuatro mil, Los 
[ incas construyeron este centra sobre tierra virgen, aproximada- 
i mente en la mitad del siglo XV y aun seguia su edification a la 
l llegada de los espaholes, Su arquilectura es diferente de las al¬ 
ii deas vecinas y se tiene la impresiOn de una eficienle construe- 

i ciOn imitativa, porque no se encuentra el amoroso trabajo ni la 

: virtuosidad de las edificaciones del Cusco, Su plaza principal 
I con un imponente ushnu, mide 550 metros por 350 metros, una 
extension verdaderamente enorme, De esta plaza salen una serie 
i de calles y algunas son claramente visibles, Las que mas desta- 
; can, corresponden al Capac Nan o ruta troncal que unia el Cusco 
I con Quito, y el camino dividfa el conjunto en las dos mitades 
i Hanan y Hurin, Otras dos calles subdividtan la ciudad en cuatro 
; sectores o barrios y se relacionaban con la tfpica division del es- 
\ pacio, indispensable en el sistema organizativo inca. 

Lo novedoso de las sugerencias de Morris y Thompson 
(1985) radica en la posibilidad de que Huanuco Pampa no solo 
: haya sido un centra administrativo, poseedor de innumerables 






92 


MARlA ROSTWOROWSKI 


III. expansi6n y desarrollo 


93 


depositos, sino que haya armonizado lo economico con lo reli¬ 
giose, yposiblememtelo social. 

En sociedades como la andina no se puede separar esos as- 
pectos porque todo se conjuga en una vision global de la vida. Es 
posible que una de sus funciones principales tuviera por objeto 
reunir a los senores de una amplia area para la renovation de la 
reciprocidad, ya que "el ruego" lenia que formularse repelidas 
veces, Esle seria el motivo de la existencia de una plaza desco- 
munal, que pudiera conlener a todos los personajes que toma- 
ban parle en las ceremonias sociorreligiosas, festividades en las 
cuales parlicipaban con banquetes rituales. Los que acudian se- 
gun las circunstancias, ya fuesen jefes etnicos o peregrinos, no 
eran habitantes permanentes sino que venian de distantes regio- 
nes. Entre las personas que habitaban permanentemente el "cen- 
Iro" esiaban las mmcom, ocupadas en labores textiles y en la 
preparation de bebidas para los rituales y regoeijos; los mitmaq 
designados para cumplir labores estatales especiales; y la nume- 
rosa gente que llegaba a cumplir la mita temporal, proveniente 
de pueblos mas o menos lejanos. 

Morris y Thompson (1985) encuentran en Huanuco Pampa 
una incueslionable evidencia de estratificacidn social y, en me- 
nor numero, de grupos de diversidad economica. Es evidente la 
existencia de una planificacion estatal para obtener fuerza de 
trabajo y los productos necesarios para colmar los depositos, 

' pero lambien es obvio que en Huanuco Pampa el Estado no tratfi 
de crear una integration a travfis de la uniformidad, sino mis 
bien de conservar las diferenciaciones como una manipulacidn 
polflica. 

Los autores dudan de que Huanuco Pampa haya sido un cen¬ 
tra de production de objetos manufacturados, fuera dc los texti¬ 
les y de los brebajes con fines ceremoniales. En ese sentido dis- 
crepamos, porque debid existir, como en Cajamarca, un lugar 
para la elaboration de ceramica utililaria, En dicha region el Es- 
lado ordend el trasladq.de ceramistas coslenos de Xultin para la- 
brar vajilla a fin de cubrir las necesidades del gobierno (Espino¬ 


za 1970), Asimismo, Morris y Thompson afirman que Huanuco 
Pampa conserva una concepcifin de ciudad muy diferente de la ! 
europea. Anadiremos que no solo en este aspecto se tiene dicha 
sensacion y convencimiento, sino tambidn para otros puntos y 
temas relativos almundo andino, 

Una caracteristica importante de estos establecimientos ad- 
ministrativos fue el elevado numero de depdsitos para conservar 
abastecimientos, no necesariamente producidos en la zona, sino 
trafdos de lugares a veces muy distantes, A los centres afluian 
los productos de regiones lejanas, como de la costa y posible- 
mente de la selva, Numerosos documents de la costa central in¬ 
dican que su production era transportada ya sea al Cusco o a 
Huanuco, 

Los principales centres se extendian a lo largo del Capac I 
Nan, espina dorsal de la red vial del Tahuantinsuyu, En la region 
del Collasuyu, que desde tiempos antiguos mantenia contacto 
con el Cusco, las huellas incas son numerosas, Segun Gasparini 



aprovechar los establecimientos ya existenles en el lugar, limi- 
tandose a remodelarlos. En el sur existid una proliferation de 
centres estrategicamente ubicados para establecer un control de 


I los valles. 

Entre los edificios atribuidos al gobierno de Tupac Yupan- 
| qui se cuenta el Santuario del Sol en la isla del lago Titicaca y los 
I Santuarios de la Luna en la isla Coata (Ramos Gavilan 1976:90 y 
| 91). Para el servicio de dichos templos y el de Copacabana, el 

I Inca designd a dos mil mitaoq sdlo dedicados a su cuidado, 
mientras que los naturales de Yunguyo fueron desplazados de 
•; su habitat natural (sobre el idolo de Copacabana, ver Rostwo- 
rowski 1983). 

S‘ ( Por la ruta de Chinchaysuyu, Vilcas Huaman, en la actual 
| provincia de Cangallo en Ayacucho, fue uno los centros im- 

7, 

\ portantes (ver Gonzalez Carrd, Cosmdpolis y Levano 1981), En el 
i, Ecuador, Tumipampa, construido inicialmente por Tupac Yu¬ 
ri panqui, fue en susinicios solo un centra gubemamental. pero 









MARlA rostoorowski 


III. EXPANSION Y DKARKOLLO 


adquir10 UM § ran importuida bajo el reinado de Huayna Capac 
JW, por haber nacido en el, lo transformo en ciudad y la em- 
beUicW Mds adelante. cuando el arribo de los espafloles sucli- 


Hasta aqui lo referente a la obra constructora de Tupac Yu- 
panqui y si bien a Pachacutec se le puede considerar como el re- 
copstmctor del Cusco, Tupac fue el iniciador de la numerosa 


Huayna Capac 


no de Casana; Sarmiento de Gamboa (cap. 58) y Cobo [1956 1 I 
«gado de las obras, y como el constructor de los palacios de t ^ 

En la organizacion de los ceque del Cusco, el palacio de Cas- S d ‘ Ce 

Sana es mencionado como perteneciente a Huayna Capac y que ; ° bM 
dentro de sus muros existla una laguna o fuente llamada Tied- 
cocha, muy venerada y dedicada a Mama Ocllo, madre del Inca 

7 1 Cil ' 6:5 1 Cll ' 3:3 )' Ped io Pizarro (1978:87,88 y 161 ) 
cuenta que el Marques lo escogio para su morada M r ... 


T - nuayna Lapac, pero como es fr.cuente en cases como 

(9 3 ' 111 llb ' 1 ca P' X) cayendo indudablemente en error por- 
que sabemos que este Inca tuvo otro palacio. 


«s palaces situadosen la plaza de Aucaypata fue- 

“' antes de su destruccion): Hatun Cancha, un cercado 
Zr r una Ida “^da a la plaza y pertenedente a las 
^ir toaA “^s^eldecirdePedro 


Amaru Yupanqui, hijo de Pachacutec, quien 


do del cargo en favor de Tupac Yupanqui. Garcilaso, en su afan 
de disimular el hecho de que Atahualpa pertenecid a la panaca 
de Pachacutec, transformo deliberadamente los sucesos e inclu- 
yd en su lista de soberanos a un Yupanqui inexistente. Por ese 
motive, y por haber sido largo tiempo el unico cronista consulta- 
do, han perdurado los errores de su relato (Rostworowski 1953), 
mas adelante volveremos sobre este tema al tratar las sucesiones 
enel incario, 

Siguiendo el ejemplo de sus predecesores, Huayna Capac se 
adjudico el valla de Yucay por tener un clima mas agradable y no 
tan frfo como el del Cusco, Es posible que habiendo nacido en 
Tumipampa, en el norte, le disgustara el clima riguroso de la ca¬ 
pital. Otra hacienda suya, de grandes extensiones de tierras, se 
situaba en Quispeguanca (Sarmiento de Gamboa, cap. 58; Cobo, 
t. II, cap. XVI; Relaciones Geogrdficas de Indias 1885, t, II, apen- 
dice 1; X; Rostworowski 1970a). Este soberano conlinuo con la 
obra constructiva a traves del Tahuantinsuyu, sobre todo en Tu¬ 
mipampa donde erigio el temple de Mullu Cancha, cuyas pare- 


1 quien en un tiempo ejer- 
isteriormente fuera exclui- 


1 * r r 

Para dar mayor realce a los edificios, Huayna Capac mando traer 
del Cusco piedras que fueron haladas por gruesas maromas de 
cuero (Cieza, Senono, cap. LXIV], En el santuario se hallaba la 
imagen del Sol y de las principales huacas del incario; en su de- 
seo de honrar a su madre, Huayna Capac hizo colocar la estatua 
de Mama Ocllo en un aposento del templo y su cuidado corrio a 
cargo de servidores de la elnia canar (Cabello de Valboa 1951: 
361; Cobo, t, II, cap. XVI), Es posible que la mayor parte de las 
construcciones incaicas del Ecuador daten del gobierno de 
Huayna Capac, tales como Inga Pirca y los edificios de Quito. 




la nota predominate fue la sencillez de sus formas, unida a su 
gran sobriedad en la decoracidn, los muros se limilaban a un ex- 
celso tallado de los bloques de piedra, y para remediar la rustici- 
dad de los techos de paja idearon revestirlos con las mas vistosas 


mantas confeccionadas con plumas de aves selvaticas, En las ca- 







MARiA ROSTWOROWSKI 


III. EXPANSION y DESARROLLO 


lies del Cusco debia conlrastai el brillo sedoso de las techum- 
1 bres y el oro de las cenefas con la frialdad simdlrica de los muros 
pelreos. 

Los incas se diferenciaron en sus conceptos esteticos de las 
otras culturas andinas, como Chavin, Tiahuanaco y Wari que 
emplearon estate, estelas y cabezas clavas para decorar sus 
edificios, Se distinguieron tambien de los costenos en el trata- 
miento de los exteriores, ya que aquellos emplearon el color en 
la decoracidn de sus construcciones, ademas de frisos y estucos 
en bajo relieve (Bonavia 1961; Ravines 1975; Mnelle y Wells 
1939; La Gasca 1976/1549; Schaedel 1951 y 1966). 

Los yungas, quiza para conlrarrestar la aridez de sus desier- 
los y de su cielo gris, usaron profusamente de elementos pictori- 
cos y adornaron sus paredes con escenas de dioses, aves, peces, 
animales y planias o, por lo menos, cubrieron sus muros lisos de 
barro pintado con un solo color, siendo frecuente el ocre rojizo y 
elamarillo limon. 

Los templos de Punchao Cancha en Pachacamac y Paramon- 
ga eran edificios situados espectacularmente para adorar de ma- 
nera simultinea al sol poniente y al mar. El de Paramonga esla 
descrito por Estele en 1533 como conslruido en cinco cercos su- 
perpuestos, pintado por dentro y por fuera de muchos colores, 
con la representation de dos felinos a los costados de la entrada 
principal (Fernandez de Oviedo 1945, t. XII: 52), 

’ Un acierlo de los incas fue su maestria en el logro de una ar- 
quileclura paisajista; ubicaban sus concha y palacios en lugares 
donde armonizaban con el medio ambiente, y sus estructuras se 
idcnlificaban con el entorno, Aprovecharon de la naturaleza 
para sus fines esteticos, y un ejemplo de ello es el exito arquitec- 
tonico de Machu Piccbu, en menor escala de Pisac, y de Guaman 
Marca en el valle de La Convention, y otros, 


S7 

; | Bed vial: los comm 

1 i 

Las obras mas importantes que permitieron la expansion te¬ 
rritorial y luego el establecimiento de la organization del incario 
: i fue, a no dudarlo, la construction de una vasta red caminera que 
1 implicaba puentes, tambos y depositos. Pocas naciones podian 
. | vanagloriarse en el siglo XV de poseer tan fantdstico complejo 
| vial como el Tahuantinsuyu. 

Los caminos no fueron un producto del incario, debieron 
i ; existir mucho tiempo antes para unir a los diversos grupos etni- 
cos y a los principales santuarios o buacas para, en su debido 
\ momento, realizar las romerias y el intercambio, como los cen- 
| 1:05 religiosos de Pachacamac y de Pariacaca en la sierra central 
] | (Avila 1966), 

Seguramente la hegemonfa wari dispuso de caminos para 
,; trasladar sus ejercitos a los lugares adonde llego su dominio o in- 
.) ; fluencia, y que fueron necesarios para mantenersu organization 
■ ( polftica, Posteriormente, los chimu, cuyos dominios abarcaron 
ji. una amplia zona de la costa, emplearon rutas aun reconocibles 
i [ por los arqueologos, 

Sin embargo, no hay que suponer que el trafico era lfcito 
■ para todos y en todo momenlo. En la Relation de Chincha (Cas- 
f ho y Ortega Morejdn 1974/1558:93) se menciona el frecuente 
l estado de guerra existente entre los senorios, situation que im- 
| a la gente salir de sus valles sin la autorizacidn de sus cu- 
[ racas, Las rutas quedaban expedilas cuando se cumplfa el tiem- 
I P° da las Ireguas, que seguramente coincidian con las fiestas 
religiosas de las huacas mas importantes. La carencia de unidad, 

I anterior a la conquista inca, hacia que los caminos fuesen hasta 
f. entonces locales, y diferian entre sf segun se tratara de una ma- 
I croetnia poseedora de fuerza de trabajo, o si las regiones estaban 



| Con el surgimiento del Tahuantinsuyu se incrementd el mi- 
I mero de caminos hasta alcanzar una extraordinaria magnitud. 
I Segiin las estimaciones de Hyslop (1984), el sistema viahcom- 





MARiA rostworowski 


in. EXPANSION Y DESAKROLLO 


prendia de 30,000 a 50,000 Km. en su lotalidad. El merito incai- 
co consistio en su profundo esplritu organizativo y en la planifi- 
cacion de la fuerza de irabajo disponible, que le permit 
ejecutai un conjunto vial que seria la base de la infraestructura 
estatal. 

Para el gobierno inca, las rutas eran indispensables para los 
fines del Estado; desde la movilizacibn de sus ejdrciios, el masi- 
vo traslado de poblaciones enviadas en calidad de mitoinq con 
frecuencia a parajes distanles de sus lugares de origen, hasta el 


‘ r- - wiaioicD y Cil* 

viados a los depdsitos en los centros administrativos. La organi¬ 
zation inca necesilaba de rutas para enviar a sus dignatarios: ad- 
ministradores, visitadores, jueces, quipocomoyo, entre otros, sin 
contar con las facilidades requeridas para los corredores, porta- 
dores de noticias y mensajes. Se trataba de lodo un mundo que 


WwIRilf 


tivo de la red vial obedecia a los fines exclusivos del gobierno 


sico qua distingue al sistema incaico de las vias de comunica- 
cidn modernas. 

Existieron dos vias troncales principales, la una se extendia 
por la sierra de sur a norte, mientras la segunda unfa los valles 
yungas entre si. Entre ambas regiones, numerosos caminos se di- 
rigian de la costa a la sierra y se prolongaban a la selva, 

Los primeros espanoles que Iransitaron por los caminos in- 
caicos dejaron descripciones de ellos: en los valles costenos eran 
anchos, limpios y tapiados por altos muros con drboles que da- 
ban sombra, por lo menos esa es la information mas temprana 
de San Miguel, en el norte, en 1534, y lo mismo aseguraba Cris¬ 
tobal de Mena y Estete por los aims 1534 y 1533 (Porras Barrene- 
chea 1937; Fernandez de Oviedo 1945, t. XU: 52 y 53), Estas ca- 
racteristicas no se manienian fuera de los valles, es natural que 
al cruzar los desiertos yungas desaparecieran los muros y tapia- 
les de los caminos para solo estar senalizados por medio de 


gunos delimitados por hileras de piedras, mientras que en las su¬ 
perficies pedregosas se eliminaban las piedras para dejar la ruta 
liana, libre de guijarros (Hyslop 1984), En el desierto de Atacama 
se utilizaron para senalizar monticulos de piedras apiladas (San¬ 
toro 1983], 

En fuentes documentales hemos hallado que en la costa cen¬ 
tral, en el valle del rio Chillon, existian caminos locales desde el 
litoral hacia la sierra en ambos margenes del rio (Rostworowski 
1977a; 59-60), El valle de Pachacamac estaba cruzado a lo an- 
cho, de norte a sur, por cinco caminos, cada uno de los cuales 
correspondia a ciertos grupos de pobladores segun sus oficios: 
sabemos que el quinto, el que bordeaba el mar, pertenecia a los 
chasqui, mensajeros incaicos, portadores de noticias; el cuarto 
servla para el trajin del pescado, es decir que era propio de los 
Pescadores. Se desconocen las funciones especiales de las otras 
rutas (Rostworowski 1977a; 218 ), 

Los tempranos datos sobre las vias de la serrania tambien es- 
tan descritos por el veedor Estete durante el viaje que hizo acom- 
panando a Hernando Pizarro desde Cajamarca a Pachacamac 
para activar el rescale de Atahualpa, y luego en su retorno por la 
sierra central en persecucidn del general Chalcuchima. En su re¬ 
late hace cortas indicaciones de los caminos por los cuales Iran- 
sitaban cerca de Huanuco Pampa; la mayor parte estaban empe- 
drados "con mucho orden y hechas sus acequias por do corre el 
agua", En Piscobamba encontraron el camino ancho, cercado 
por penas y "hechos unos escalones de piedra". Continuando la 
ruta llegaron al pueblo de Pombo o Pumpu de donde anterior- 
mente partieron para Pachacamac, en dicho lugar se juntaban 
los dos caminos, AIK la ruta pasaba por una hoyada muy profun¬ 
da y el camino era ancho, y en las subidas y bajadas se transitaba 
por escaleras de piedras, En los lugares con precipicios, unos pa- 
rapetos resguardaban a los caminantes y a las recuas de caineli- 


En su investigation sobre las rutas incas, Hyslop encuentra 
que no existid un solo patrbn de caminos aplicado a la red vial, 




MARlA ROSTVfOROWSKl 


III. EXPANSION Y DESARROLLO 


sino que se adaptaron a la geografia de la zona por donde pasa- 
ban. Se ha hecho hincapie en la creencia de que los ingenieros 
indigenes Irataron de llevar los caminos en linea recta; sin em¬ 
bargo Hyslop (1984) sosliene que no era posible mantener ese 
ideal fuera de las alias meselas o de Ids arenales costehos. Segun 
41, se intentaba en lo posible evitar las curvas o los cambios de 
direccidn, pero lo quebrado del terreno cordillerano obligaba a 
seguir los obstaculos geograficos, En la construction vial se nota 
la idea de cubrir largas distancias mas que el fin inmediato de 
unir dos puntos cercanos. La supervision de las rutas principa- 
les como el Capac Nan Guamanin estaba a cargo de un alto per- 
sonaje, generalmente un Inca (Guaman Poma 1936, foja 355 y 
356). 

Los puentes 

Diversos tipos de puentes permitieron cruzar los rios. En la 
sierra habfa dos clases: los de troncos de drboles y los de “criz- 
nejas", Los construidos con drboles se usaron cuando la distan¬ 
ce enlre cada margen lo permitia, Nos remitiremos otravezaEs- 
tete porque su information tiene el valor de haber visto el 
Tahuantinsuyu cuando sus estructuras eslaban aun intactas, Al 
abandonar Huanuco Pampa, como a media legua, pasaron un 
puente “hecho de maderos gruessos", mientras que en Anda- 
marca, en la region de Cajamarca, el puente era de piedra y ma- 
dera con dos pehones grandes y muy fuertes que avanzaban ha- 
cia el rio para disminuir su luz, En uno de sus extremes habfa 
aposentos y un patio empedrado que servfa como alojamiento y 
lugar de recreo para “los senores de la tierra” cuando transitaban 
por el lugar. 

El segundo tipo de puente, y tambien el mas famoso del am- 
bito andino, fue el “criznejas", asf llamado por los espaiioles.y 
que impresiond no s6lo a los conquisladores sino a los viajeros 
extranjeros quo posteriormente cruzaron los rios por ese medio, S 
Eslaban construidos sobre dos grandes estribos de piedras, con 


fuertes y sdlidos cimientos, y entre las paredes de cada estribo 
atravesaban cuatro o seis vigas gruesas que amarraban el puente 
colgante, Las maromas se tejian de ramas delgadas y correosas 
como mimbre, trenzando Ires de dstas a otra mds gruesa e iban 
aumentando las ramas hasta alcanzar un didmetro de unos cin- 
cuenta centimelros mds o menos (Cobo 1956, t, II, cap. XIII], El 
material empleado dependla de lo que se hallaba en la regibn; 
Gade (1972) senala las ramas de los arboles de lloque (Xogonec- 
b'o lanceolate), chachacom (Escallonia resima), tosco ( Esco■ 
llonia patens) y el sauce (Salix kdolddana), tambien los ar- 
bustos de chilca (flocchoris sp.]. En las zonas donde no se daban 
estas plantas, recurrlan a las fibras del maguey ( Fomoya andi- 
no), 

Las mejores referencias sobre estos puentes son las de fecha 
mds temprana, a ralz de los acontecimientos de Cajamarca. En la 
Relation Francesa de la Conquista de 1534 declan; 

“hay muy grandes y poderosos rios sobre los cuales hay 
puentes hechos de gruesas cuerdas y entre una y otra hay 
cuerdas delgadas y menudas; y de estos puentes hay dos 
por donde pasaban los senores y por donde pasa el comun 
popular" (Porras Barrenechea 1937; 74). 

Mds adelante, la misma Relacidn ahadfa que a cada lado del 
puente habfa gente que habitaba el lugar, cuya ocupacion con- 
sistfa en cuidarlo y remendarlo cuando las cuerdas se gastaban, 
No es dsta la unica noticia sobre la existencia de puentes parale- 
los, uno para el uso de los senores, y el otro para la gente del co¬ 
mun (Estete en Ferndndez de Oviedo, op, cit,, t, XVI60,65,66 y 
Carta de Hernando Pizarro op, cit., pig, 85, fechada en 1533). 
Este dato evidencia una sociedad fuertemente jerarquizada, y 
solo se encuentra en las primeras fuenles; posteriormente, du¬ 
rante las guerras civiles entre espanoles y la sublevacidn de 
Manco II, se quemaron muchos puentes y naturalmente no se 
volvieron a rehacer dos juntos,.- 



111. EXPANSION YDESAMtQLLO 


103 


MAKlA ROSTVVOROWSK1 


Ota noticia contenida en los priraeros relates es el cobro de 
n "P ontaz 8°"; sin embargo, en una cultura que no conocid el di- 
nero, el "pago" no podia justificar la presencia de cuidantes. Se 
Irataba mis bien de un control de los pasantes, para su anota- 
cion en los qufpu, control que luego era elevado a la autoridad 
mayor; Guaman Poma menclona a un Inca a cuyo cargo estaban 
los puentes del Capac Nan, Es posible tambidn que siendo los 
1 puentes lugares estrategicos, su vigilancia estuviera a cargo de 
gente de confianza, de mitaoq especiales semejantes a los que 
cuidaban las fronteras del incario, Asimismo, Pedro Pizarro 
(1970:106] aiiade que los cuatro caminos principales que par- 
ban del Cusco eran cuidados por porteros que observaban a las 
personas que sallan o entraban de la ciudad, Estete afirma que 
en el pueblo de Xauxa habla personas encargadas del conteo de 

hombres que venlan a servir para la guerra y de los que entraban 
al pueblo (op.cit., pag. 62). 

Ademds de esta clasificacion de los puentes por el material 
empleado y el tipo de construccidn, se les puede dividir segun 
su importancia: los prlmeros serlan los que unlan las partes de 
as vias troncales, o sea las del Capac Nan; en seguida los puen- 
tes en las rutas entre diversas etnlas y los puentes locales que 
conducian a las chacras de un villorrio o los que solo eran usa- 
dos en epoca de lluvias, cuando la crecida de los rlos (Mellafe 
1965; Thompson y Murra 1966). 

Oiro modo de cruzar los rlos era mediante la oroya, Cobo la 
| describe como maroma hecha de ichu o de bejucos, gruesa como 

| una plema ' t l ue era atad3 a Penascos o estribos de una orilla a 
otra, De esta soga colgaban un cesto de asa arqueada por la cual 
pasaban la maroma, En astas canastas podia sentarse una perso¬ 
na o los que deseaban cruzar y con una soga delgada atada al ces- 
to jalaban de un cabo, 

La construccldn de puentes y de oroyas estuvo a cargo de las 
' et ^s locales, repartiendose el trabajo segiin el sistema de la 

mito, ivididaenAononyAun'noIckya/Iouco.Entiemposvi- 

rreinales se conservd el metodo andino de repartir las obllgacio- 


f ues entre los grupos etnicos, lo que permitio su conservation 
f (Mellafe 1965), 

| En el sur, en el Desagiiadero, cerca del lago Titicaca, habla 
| un famoso puente que consistla en una hilera de balsas de toto- 
jj ra, acomodadas lado a lado, con una gruesa capa de eneas anadi- 
| das y arregladas sobre las embarcaciones, Por ultimo, en la cos- 
| is. cuando nose, podia vadearlos rlos por la fuerza del caudal, en 
| lugares donde se angostaba el valle, hubo puentes de madera o 
| de criznejas en parte del cauce o en su totalidad, Se usaron tarn- 
l bien balsas de troncos y en el norte ha habido references a bal- 
| sas de lagenarias, contenldas en gruesas redes o mallas, y condu- 
; cidas y dirigidas por expertos nadadores que iban cogidos de 
l ellas (detalle sobre puentes, Hyslop 1984], 

l Lostados 

I 

[, Los espanoles hicieron famosos al incario por sus narraclo- 
\ nes sobre los mesones o lompu situados a ciertos trechos en los 
I caminos principales, Es posible que al igual que la mayor parte 
| del sistema organizativo andino, los tambos existieran en epocas 
I anteriores a lo largo de las rutas de peregrinaje a las huacas y en 
I los mismos santuarios para albergar a los fieles que llegaban de 
l isjanos parajes. Quizas una red de albergues fue usada para los 
i fines de la hegemonla wari, y no se puede descartar la posibili- 
dad de que el poderoso senorlo de Chimor dispusiera tambidn 
. de posadas para facilitar el traslado de sus principales a traves 

: de sus estados. Al hablar de los tambos, sehalaremos que los ha- 
\ bia de diversas categories y dimensiones segun su importancia, 
; En los grandes establecimientos de Vilcas o de Huanuco Pampa 
\ sus numerosas estructuras comprendian palacios, templos, tom- 
\ puydepositos, entre otras, 



al Inca y a su sequito cuando salia del Cusco, ya sea para visitar 


I sus estados o marchar a la guerra. En las rutas secundarias tarn- 
bien hubo tambos menores para el descanso de los emisarios, vi- 





Ill, EXPANSION YDESARROLLO 


104 MARIA ROSTWOROWSKI 

sitadores, y de todos los personajes necesarios para la adminis¬ 
tration estatal que se desplazaban por divarsos motives, Por 
ultimo, los albergues mbs pequenos se destinaban a los c/iosqui, 
mensajeros que por postas llevaban la information guberna- 
mental contenida por lo general en los quipu. 

, Sobre los tambos disponemos, adenitis de las conocidas noti- 
cias de las cronicas, dos listas de mesones usados en tiempos vi- 
rreinales en las rulas entre el Cusco, Los Reyes y Quito; en ellos 
se mantenia el sistema andino de atender sus servicios a traves 
de la mile (Guaman Poma 1936; Ordenanzas de Tambos hecha 
por Vacade Castro en 1543/1908). 

Guaman Poma establece diversas categorlas de tambos, se- 
gun su imporlancia, y los diferenciaba a lo largo del camino con 
dislintos dibujos. La variedad de tambos se puede comprobar en 
las “Ordenanzas" dictadas por el oidor Gregorio Gonzalez de 
Cuenca en la visila que realizo a Huamachuco, En ese interesan- 
te documento de 1567 se regularizaba la mila que debfa acudir a 
cada tambo de la region, y algo se puede desprender acerca de su 
funcionamiento. La ventaja del manuscrito es el de haber sido 
escrilo antes de las reformas de Toledo, anterior tambien a las 
reducciones indigenas, lo que signifies que los pueblos nombra- 
dos permanecian aun en sus lugares de origen. Naturalmente, 
las “Ordenanzas" fueron espanolas y no reflejaron toda la situa¬ 
tion anterior, pero la aplicacion de reformas en el sistema anti- 
guo esclarece su funcionamiento (Rostworowski 1987-89), 

Nueve tambos prestaban servicio en el repartimiento de 
Huamachuco, alendidos por sus seis guorango, Dos de ellas per- 
tenecian a mitmoq, una se componia de serranos y la otra de gen- 
te yunga, Dos de los tambos, el de Yagon y el de Huamachuco, 
son nombrados como tambos reales y cada uno conlaba con 
treinta mitayos; los demas disponfan de solo diez indigenas. 
Ahora bien, estos tambos no se situaban a lo largo de una sola 
ruta, sino que estaban dispersos en el repartimiento. 

Para entender mejor el sistema seria necesario hacer un tra- 
bajo de campo y ubicar cada una de las estructuras mentions- 


| das, hecho que no hemos podido realizar, Diversos pueblos de 
> las seis guorango suministraban las personas que deblan prestar 
1 sus servicios en los tambos, y la distribution indSgena no seguia 
la logica europea de que cada guorango diera su gente al tambo 
; mas cercano, sino que, en algunos casos, las guorango mas leja- 

{ nas debian remitir sus hombres en lugar de abastecerse con las 

personas del lugar. El testimonio especifica que: 

“muchos dellos yban a servir en tambos muy distantes y 
apartados, tiniendo otros mas cerca donde servir". 

Indudablemente, las razones indigenas obedeclan a otros 
1; factores, y no a la distancia como consideraba Cuenca. De alii la 
i dificultad, siempre presente, para comprender lo indigena y la 

f facilidad para juzgar equivocadamente sus acciones. 

Los estudiosos que han abordado el tema de los tambos pre- 
hispanicos han cuestionado las distancias existentes entre unos 
y otros, En las cronicas, la referencia mas temprana es una carta 
que Hernando Pizarro dirigiera al Rey en 1533, en la que le decia 
j que en el recorrido por la costa hacia Pachacamac habian encon- 
[) trado cada cierto trecho unas estructuras edificadas para cuando 

t el Inca pasase por la costa (ver Fernandez de Oviedo, t. XII: 87), 
Tambien Mena (en Porras Barrenechea 1937/1534) menciona 
que en el camino de Cajamarca a ia costa hallaban cada dos le- 
[ guas unos aposentos, Cada cronista seiiala equivalencias para 
j : las leguas recorridas, variando la information de uno a olro por- 
; que en la Europa del siglo XVI las medidas no estaban unifica- 
; das, Las noticias sobre las distancias empleadas en el hrea andi- 
; na se relacionan con los conceptos del esfuerzo desplegado mas 
que con la distancia recorrida, No existid en el ambito andino 
| una unidad en las medidas y cada region conservo sus propias 
i mediciones. Sin embargo, el gobierno inca implanto el (upu usa- 
[ do en el Cusco, voz que indicaba la accibn de medir, a la vez que 






CAPITULOIV 

Las conquistas 


El tema de las conquistas incaicas debe ser profundizado no so- 
laments paia ensayar un ordenamienlo, sino tambien para ex- 
plicar las circunstancias que rodearon a las mas destacadas. 


soberanos cusquenos para apoderarse de tan vastos territorios 
en un lapso relativamente corto. Es necesario encontrar una ex¬ 
plication para el repentino auge inca, su engrandecimiento casi 
explosivo, asl como su rapida desestiucturacion. 

La arqueologia ha comprobado el reducido perlodo de la 
ocupacion inca en oposlcion a las largas secuencias estratigrafi- 
cas anteriores, pertenecientes al desarrollo de diversas culturas 
que la precedieron en el ambito andino. 

Los incas aprovecharon los logros alcanzados anteriormen- 
te, sobre todo en la organizacion sociopolllica, para aplicarlos a 
su gobierno. Se puede afirmar que las prScticas de reciprocidad 
como la mm y el oyni no fueron nuevas, Ademas, desde tiem- 
pos antiguos las macroetnlas conslruyeron tambos, caminos y 
puentes; usaron el sistema de traslado de poblaciones de un lu- 
gar a otro para servir a sus intereses, y la misma institution de 
losyano fue costumbre ya establecida con anterioridad. Todos 
aquellos hdbitos se desarrollaron, posiblemente, durante el Ho¬ 
rizonte Medio y quizas antes. E! merito de los soberanos cusque¬ 
nos fue haber dado a dichas estructuras una envergadura estatal. 








solo como base el relato de los cronistas y una interpretation de 
sus noticias; aliora, gracias al avance de la investigacibn y a la 
aparicifa de nuevas fuentes documentales se puede examinar la 


la fecha, ampliar el horizonte de las conquistas cusquenas y si 
bien mantenemos el punto de vista initial para la bpoca del 
auge, para tiempos posteriores encontramos preferible usar 
ejemplos concretos sobre los cuales poseenios noticias docu- 
menlales. En los testimonios aparecen las diversas circunstan- 
cias qne surgieron a lo largo de los gobiernos cusquenos, asi 
' como la forma de proceder de los incas para dominar a las dife- 
renles macroetnlas. 

Las continuas guerras contra los chancas hasta su definitivo 
aniquilamiento permitieron a los incas afirmar sus dominios so¬ 
bre los jefes etnicos vecinos del Cusco, ya sea por medio de la re- 
ciprocidad o de las armas. Sarmienlo de Gamboa (cap. 35) relata 
aquellas luchas contra pequenos curacazgos situados a unas 
cuantas leguas del Cusco; otras expediciones mas lejanas los lie- 
varan adonde los soras, en el Cuntisuyu. Sin embargo el enfren- 
tamiento siguiente y el de mayor importance deberia dirigirse 
contra los curacas del Altiplano, con quienes habian sostenido, 
a traves del tiempo, numerosas refrieeas. 


• t B 

Cieza de Leon (Serior/o, cap. XLI) y Santa Cruz Pachacuti na- 
rran la existencia de rivalldades entre los curacas de Chucuito y 
de Hatun Colla, y de sus enemistades con los canas y los can- 
chis, Segun los cronistas, el Inca Viracocha durante su gobierno 
ofrecio su apoyo a los dos jefes collas, pero secretamente hizo un 
trato con Cari, el curaca de Chucuito, Informado el jefe de Hatun 

f!f)llfl Hoi OntanrlivninnU _L_i.11. . 1 1 


dines ae ia aparicion de las tropas cusquenas. Despues de un 
violento combate en Paucarcolla, Cari quedo victorioso, hecho 
que apesadumbrb al Inca. De acuerdo con la situation, los cus¬ 
quenos y los de Chucuito se reunieron en son de paz, sin que hu- 


IV. LAS CONQUISTAS 111 

biera lugar para una conquista y es probable que acordaran una 
alianza 1 , 

Con el gobierno del Inca Pachacutec, las guerras entre collas 
y cusquenos tomaron un nuevo giro. Sarmiento de Gamboa (cap. 
37) relata con lujo de detalles la lucha entre los incas y Chuchi 
Capac, llamado tambien Colla Capac, senor de Hatun Colla, En- 
tablada una batalla que no se definfa para ninguno de los dos 
bandos, Pachacutec, rodeado por su guardia, decidio atacar di- 
rectamente al jefe colla quien cayd prisionero, hecho que des- 
moralizo a los suyos y dio la victoria a los cusquenos. Es el mis- 
mo metodo que menciona Betanzos en la guerra contra los 
chancas, que le da al encuentro un torn mitico. Segun el mismo 
Sarmiento, Chuqui Capac era un gran senor, de acuerdo con su 
titulo de capac, y sus dominios comprendian mas de ciento se- 
senta leguas de norte a sur. Sus territorios alcanzaban a los chi- 
chas, la regidn de Arequipa, la costa del mar hacia Atacama y las 
montanas de los mojo. Los limites en el litoral y las tierras selvb- 
ticas eran sin lugar a dudas los enclaves verticales de los Hatun 
Colla (Murra 1964 y 1972), 

Cieza de Leon (cap, LI1] en el Senorfo de los Incas cuenta que 
Inca Yupanqui marchd del Cusco al Collao en son de conquista. 
En Ayaviri la genie no acudio a rendirle obediencia por lo que, 
tomandola desprevenida, destruyb sus villorrios y aldeas, ha- 


da de sus naturales y para remediar tal situation el soberano or- 
den6 traer a numerosos mitmoq a que habitasen la regidn. 

Despues de la derrota de los collas, el Inca volvio al Cusco a 
celebrar su triunfo, y al finalizar las ceremonias mand6 cortar las 
cabezas de los principales enemigos y conservarlas en una casa 


Numerosos keros reproducen una escena de paz entre incas y collas, i 







112 


MARlA ROSTWOROWSK! 


Ilamada Llaxaguasi, en donde se guardaban los trofeos de esta 
especie (Sarmiento de Gamboa, cap, 37), 

Los demas curacazgos del Altiplano aceptaron el dominio 
cusqueno por lemor a verse envueltos en nuevas guerras, segu- 
ramente prefirieron recibir los beneficios de una reciprocidad 
establecida con los incas y obtener en esa forma su parte del bo- 
tin. Tal debid ser lo sucedido con los lupaqas de Chucuito, los 
paucarcollas, los pacajes y los azangaros. Sarmiento de Gamboa 
(cap. 87) afirma que por temor se sometieron todos los habitan- 
tes de Cuntisuyu (Santa Cruz Pachacuti 1928:187), 

Para los incas quedaba abierta la ruta al mar a traves de los 
numerosos enclaves serranos pertenecientes a todas las etnias 
del Collao, y es posible que estos archipielagos hayan sido los 
primeros contactos de los cusqueiios con el litoral, Las luchas 
internas entre los grupos del Collao facilito la conquista inca de 
la zona, pero mas adelanle luvieron que enfrentar rebeliones y 
serios problemas con los naturales del Altiplano. 

Para ilustrar mejor los sucesos, vamos a desarrollar breve- 
monte ciertas conquistas que siguieron patrones de conducta 
muy distintos. Para la costa poseemos mayor information por- 
que las ultimas decadas las bemos dedicado exclusivamente a 
investigar la documentacidn sobre los yungas, 

Conquista pacifica: elsenorlo de Clmho 2 

La Relation de Chincha de Castro y Ortega Morejdn (1974/ 
1558) es un interesante informe sobre una conquista pacifica de 
los incas en la costa, en ella figura como se realize la ocupacidn 
cusqueiia a dicho valle. 


2 El nombre de Chincha fue seguramente el de Chinchay. Ver documento 
sobre plaleros naturales de dicho lugar enviados al Cusco. En Guaman 


El primer ejercito inca que aparecio en Chincha estaba co- 


sonaje es nombrado como soberano, sin embargo, la mayoria de 
los cronistas lo mencionan solo como un jefe militar enviado a 
los llanos por su "hermano" Pachacutec. 

El general cusqueno llegd a Chincha con gran cantidad de 
gente, diciendo ser hijo del Sol y que venia por el bien de los na¬ 
turales, Dijo ademas no desear nada de los pobladores del valle, 
ni oro, ni plata, ni entrega de mujeres porque de todo tenia en 
abundancia, y por el conlrario traia consigo numerosas dbdivas 
con tal que le reconociesen por senor. Para confirmar sus pala- 
bras ofrecio a los curacas un elevado mimero de ropa confeccio- 


los sehores del valle, quienes gustosos le reconocieron por su se- 
nor, 

Este relato es un buen ejemplo de como se desarrollaba la re- 
ciprocidad sin necesidad de un enfrentamiento militar, y como 
los jefes locales aceptaban a los incas, 

iQub ventajas recibib el Inca de esta situation y qub obtuvo 
a cambio de los presentes entregados? El general serrano pidib la 
conslruccibn de una casa, ktuncancha, que seguramente cum- 
plio la funcidn de centra administrative incaico, Tambibn solici- 
to la designacion de wamcona, es decir de mujeres necesarias 
para instalar un nucleo ocupado en confeccionar textiles y en 
preparar gran cantidad de bebidas para cubrir los fines de la re¬ 
ciprocidad y del culto, Otro beneficio fue el otorgamiento de 
fuerza de trabajo para laborar como artesanos y tambien para 
cultivar las tierras del Inca cuyos productos irian a engrosar los 
depositos estatales, 

Estos tres dones solicitados por el general Capac Yupanqui a 


menlc Ichmay por Pachacamac. 


las mamacono y losyano representaban una valiosa fuente de 
mano de obra femenina y masculina, mientras los cultivos pro- 
ducidos en las tierras estatales llenaban las colca o depdsitos in* 
caicos, Estos tres eran los requisitos-necesarios para dar initio a 






114 


IV. LAS C0NQU1STAS 


115 


MARlA ROSTWOROWSK1 

un vaiioso aprovechamiento en beneficio de los cusqueiios, 
quienes, al establecer los vlnculos de la reciprocidad en el vallei 
usufructuaban de importantes recursos. Conseguir fuerza de tra- 
bajo fue una raeta importante en la organization cusqueiia des- 
de los primeros momentos de su expansihn, pues sin la mano de 
obra necesaria no podlan emprender los trabajos de infraestruc- 
tnraestatal. 


uespues de la corla aparicion del general Capac Yupanqui 
paso un liempo hasta la llegada a Chincha del entonces joven 
Tupac Yupanqui en calidad de jefe militar, seguramente aun en 

vida dasn naHro flnranf Q la .... ? t 


uu dU ^ w wm estaaia de un Inca en el va- 
He los senores se holgaron mucho con el, luego Tupac llevo ade- 
lanle nuevas divisiones sociales de la poblacion, repartiendo los 
hombres del comun en numero de diez, cien, mil y diez mil, con 
un jefe para cada demarcation, sislema que tenia la ventaja de 
facilitar un rapido recuento de los habitantes del valle para fines 
administrativos. Ademas, el Inca ordeno que se hiciesen diver- 
sos caminos fuera de la ruta principal de la costa llamada Capac 
Nan, que unirian los vaUes costenos entre si. Impuso tambien la 
construction de un nuevo palacio para hi, y la edification de 
tambos, casas de escogidas y un hecho de gran importancia: la 
designation de nuevas tierras para el Inca, distintas a las otorga- 
tias anteriormenle a Capac Yupanqui. 

La donacldn de chacras para el Inca era un factor de sumo 
interns para la politica cusqueiia y tambien un tema de disgusto 
para los senores del valle, quienes se desprendian de sus mejo- 
res campos, Se trataba de una fuerte contribution hacia los con- 
quistadores serranos que debiO llenar de descontento a los lefes 

mmnnn ' 


„ u 

La tercera apariciOn de un soberano en Chincha tuvo lugar 
con la llegada de Huayna Capac, quien ordenO nuevas asignacio- 
nes de tierras para el Estado, entrega de mujeres y de yono no 
Solo Dara el sinn tiara pI Snl 1 . II 


; . .. . uw. w iisgaua ue un nuevo Inca al valle 

significaba, a pesar de haber recibido a los cusquehos en son de 
paz y de amistad, mayores imposiciones y donaciones. El poder 


I central se hallaba cada vez mas fuerte y por lo tanto mas imposi- 
I livo y exigente. 

Esta Relation sobre Chincha es muy valiosa porque en unas 
cuantas lineas se sehalan las sucesivas llegadas de los senores 
i serranos al valle y sus cada vez mayores pretensiones; porque 
| estO resumida la politica de expansion incaica, y se aprecia 


j; como se reanzaoa ra ocupacion ue uu um, j wwv »»■ 

[ tiempo la opresiOn sobre los pueblos conquistados. En el relato 
: se pone de manifiesto la forma del aprovechamiento cusqueho, 
i que en cada curacazgo podia varlar de acuerdo con la riqueza 
I del lugar, y si el reclbimiento dado a los incas habia sido pacifico 
j o belicoso, En este ultimo caso, las cuantlas exigidas podian lie- 
; gar a sumas muy alias y onerosas para la poblacion conquistada. 

| Las dos alternativas que tenia un curaca ante la presencia de 
j. los ejOrcitos incaicos eran, rendirse ante el ofrecimiento de la re- 
[ ciprocidad y del requerimiento del sistema, o luchar con las ar- 
mas por su independence. La perspectiva de sufrir una derrota 
I con la consecuente perdida del curacazgo y posiblemente de la 
vida hacia reflexionar a los jefes Otnicos e influia en el animo de 
j los curacas, De alii que en la mayoria de los casos la sola presen- 
; cia de las tropas invasoras era suficiente para la anexion de las 
macroetnias al Tahuantinsuyu. 

Este comportamiento favoreciO la rapida expansion incaica, 
aunque las bases y las estructuras del Estado carecian de soli- 
; dez. Dicha fragilidad quedo demostrada con la llegada de la 


tenue lazo formado por la reciprocidad entre los jefes de los 
grandes senorios y los soberanos cusquehos. 

La dominacidn pacifica del senorio de Chincha se debio se¬ 
guramente a que sus dirigentes no quisieron estropear sus viajes 
maritimos de larga distancia a los pueblos del actual Ecuador, ni 
sus intercambios con la region del Altiplano. La necesidad de 
mantener sus empresas y su sistema de trueque hizo que acepta- 
ran las imposiciones del Inca y motlvo su entendimiento con los 
cusquehos. Si bien los chinchanos necesilaban mantener buenas 









118 


IV. LASC0NQU1STAS 


119 


todos bdsicos de su organizacic 
cuando los curacas locales resisllan a la presidn lncalca. 



Resistencia local: el seiiorfo de Goatco 

El senorlo de Guarci 
b 1 actual valle de Canete, 
cazgo belicoso por tradic...., 
tad. tail U, v*M 1 L g „_ [ 
ttnli la venliji de que ,u rio corria pegadoalapartesurdelva* 

li, almdoii qu IsciUtaba su difmsi. Los craaistas slin d e 


narco a 



s aun existenles en sus antiques dominios. 

£1 curacazgo ocupaba la zona baja del valle, sus fronteras de 
notte a surenn los desiertos que delimilaban sus campos de cul- 
! VC ,s fertlles tierra s se extendlan hacia el Esle hasla los prin- 
cipales canales de riego, y al acercarse al rio lindaban con el veci- 
;° Cu ; a ^° ^ Lunahuana. Por el sur, cerca de la desemboca- 
dura del rio existla el Tambo de Locos, llamado posteriormente 


Al norte de sus fronteras se alzaba el llamado Fuerte de Guar- 
co (actual CerroAzul), situado sobre un acantilado frente almar. 
i ton los cromslas mencionan esta estructura como edificada 
por os cusquenos, es posible que existiera con anterioridad y 
que haya servido de mirador o de atalaya para observar, desde un 
lugar alto, la posible llegada de flotillas de balsas y de "caballitos 
e totora" foraneos o locales que arribaban a sus costas, no solo 
enemigos provenientes del mar, 
gllancia en torno a la salida y llegada 
on del oedano 


se 

mar, 


, recursos de subsistencia y al que 

nuiitalm am ids dildid famk. Wan, a falble 
que losjuaicos manluviam una estscia cuslodiadesus coslas 


por temor a un ataque maritimo de sus vecinos chinchanos atrai- 
dos por sus ubbrrimas tierras y por su abundancia de agua. 

Cieza de Leon (1941, Crdnico, cap, LXXIII] ofrece una deta- 
llada descripcion del fuerte y supone que fue construido por los 
incas, Esta version es repetida por otros cronistas, pero no pare- 
ce exacta si se considera que los guarcos sostuvieron luchas y 
I guerras con todos sus vecinos y mas tarde contra los incas. Por 
esta razon cabe suponer que su construction databa de tiempos 
anteriores al arribo de los cusquenos, quienes despues de su 
triunfo procedieron a remodelarlo para mantener en el una guar- 
nicifin, 

La segunda fortaleza del curacazgo era la de Canchari, ba- 
luarle situado en el llmite de las tierras del valle, hacia el Esle, 
sobre una elevation natural del ierreno. Su funcion era contra- 
lar todo intento de invasidn de pueblos serranos provenientes de 
la quebrada de Pocoto, via de acceso natural de la sierra a la cos¬ 
ta de los habitants de Yauyos. Ademas, el fuerte prolegia los 
importantes canales de riego, el de San Miguel o Chiome y el de 
Maria Angola, cuyo nombre indigena era Chumbe (Rostwo- 
rowski 1978-80). 

La tercera fortaleza y la mas importante e impresionante de 
todas era la de Ungara, situada en la vecindad de las bocalomas 
del rio. Su misidn era defender el initio del sislema hidraulico 
de todo el valle, amparar la parte sur del senorio de cualquier 
ejercito enemigo que pudiese bajar siguiendo el cauce del rio y 
repeler un ataque proveniente del vecino valle de Chincha. Se- 
gun Larrabure y Unanue (1941), el complemento de las defensas 
de Ungara era un pequeho fuerte en la banda izquierda del rio, 
en la hacienda de Palo. 

A los tres baluartes defensivos de Guarco se ahadia una mu- 
ralla de grandes proporciones, hecha de adobones, que envolvia 
con sus enormes parades los campos y pueblos del valle (Larra¬ 
bure y Unanue 1941). 

Toda esta information es necesaria para explicar y demos- 
trar que los habitantes de Guarco estaban acostumbrados a de- 







120 


MARiA ROSTWOROWSKI 


IV, LAS CONQUISTAS 


121 


fender sus tierras de las pretensiones enemigas, y qua su seguri- i 

dad descansaba en sus fortalezas y murallas, Por ese motivo | 

encontraron natural oponer una tenaz resistencia a los incas. 

Al iniciarse la guerra enlre los incas y los guarcos cayo en 
poder de los cusqueftos el pequeno curacazgo de Lunahuand. Se j 
tralaba de un senorio costeno ddbilmente defendido, cuyas tie- I 
rras eran colindanles de Guarco y por el Este se extendia hasta 
Zuniga y Pacaran, valle arriba, El cauce del rio era una ruta natu- ! 

ral de penetracion a la costa y fue el camino que escogieron los > 

incas para bajar a dominar la regidn, Como ya lo dijimos ante- 
riormenle, el entonces joven Tupac Yupanqui ordeno la edifica- 
cion de un Nuevo Cusco en una de las quebradas de Lunahuana. 1 

Tres o cuatro anos tardaron los cusquenos en veneer a los j 
yungas. Cieza de Leon (Senorfo, 274-281) cuenta que durante los j 
calidos meses de verano los serranos abandonaban la lucha y i 
posiblemente regresaban a sus pueblos para cultivar los campos. 
Entonces, los costenos aprovechaban para rehacer sus fuerzas y 
tambien se dedicaban a sus trabajos agricolas, 

Esta circunstancia es inleresante porque indica edmo se rea- 
lizaban las conquislas indigenas, Llegado un momenta los serra- 
nos abandonaban sus armas para empunar la chaqui lack, ara- 
do andino, y los costenos la llampa o pala, y se entregaban a las 
faenas del campo, Una siluacion semejante se dio durante el cer- 
co al Cusco impuesto por Manco II en 1534, y debid ser lo habi¬ 
tual en los Andes, Sdlo durante el corto tiempo de la expansion \ 
incaica, y como consecuencia de las grandes distancias, los ejdr- . 
citos fueron reestruclurados para poder permanecer largo tiem¬ 
po ausentes de sus pueblos, El reclutamienlo se formd a Iraves 
del sistema de una mita guerrera que llevo a los enrolados a leja- , 
nos parajes por mayor tiempo, Al desvanecerse el poderio del 3 
Inca volvid a surgir la costumbre ancestral de cortos periodos de 
luchasyguerras, 

Acosta (1940, lib. 3, cap, XV) y posteriormente Cobo narran 
la resistencia de los guarcos, y edmo el final de la guerra se debid | 

a una estratagema de la Coya, mujer de Tupac Yupanqui, En j 


, aquel entonces, era senora del valle de Guarco una curaca que 
; no quiso consentir que extranos se aduenaran de sus tierras, La 
1 Coya solicitd al Inca que la dejasen someter a la rebelde por me- 
; dio de un ardid, a lo que el soberano accedid, Envid entonces 
una embajada a la curaca y le hizo saber el deseo del Inca de de- 
jarla en su senorio, y la conveniencia de celebrar una grande y 
i solemne ceremonia en honor del mar para confirmar la paz, La 
| curaca creyendo en las palabras de la Coya ordeno los preparati- 
I vos para la fiesta, y el dia sonalado todo el pueblo se embared en 
■ balsas acompanado con musica y tambores, Cuando los guarcos 
se hallaban en pleno oedano, lejos de la costa, entraron sigilosa- 
L mente los ejercitos cusquenos y se aduenaron del valle (Cobo 
I 1956,1 11, cap, XV), 

En los relates de los cronistas se ve la resistencia de los guar- 
I cos ante la pujanza inca y las crueles represalias posteriores. Se- 
gun Cabello de Valboa (1951:338-339), el nombre de Guarco se 
impuso al valle como consecuencia de los castigos ejemplares 
l inlligidos a sus naturales, parece que el Inca ordeno colgar de las 
murallas de la fortaleza a numerosos rebeldes (Segun el Lexicon 
| de Domingo de Santo Tomas, guorcono signifies ahorcadura; y 
I guarcuni, gu/, ahorcado). 

I Se comprueba la dureza de la polftica cusquena en la elevada 
i cifra de mitmaq introducida en el valle despuds de la conquista, 
i La parte norte del curacazgo fue entregada a los naturales del ve- 
cino valle de Coayllo; otra extension de tierras fue entregada a 
l genie mochica del norte, mas adelante nos ocuparemos de la fun- 
l cion que desempenaban estos yungas en la costa central y nor- 
(; central, Por ultimo, los campos situados en la margen izquierda 
l del rio fueron dados a los chinchas, quienes habiendo recibido 
paclficamente a los incas se habian convertido en sus aliados. 

Otra resistencia local: los collec 

Para comprender mejor el sistema de conquistas incaicas es 
necesario conseguir el mayor numero posible de casos indivi- 






MARlA R0STW0R0VVSK1 


IV. US CONQUISTAS 


duales y de ejemplos. Sin ellos quedamos solo con la informa- 
™de las crdnicas qua estan lejos de ser detalladas y no ofrecen 


ni i> i — 

. “ los ™ hemos encontrado nodcias referentes a otro 
senorlo costeno que no quiso recibir a los incas en forma pacifi- 

“ y que decidio defenderse con las armas: el senorlo de Colli- 
que, 

Antes de nuestra Invesagacidn se desconoda todo acerca de 
este senorlo y hasta se ignoraba su existencia, La falta de noticias 
se debe, en gran parte, a las consecuencias de la conquista cus- 
qtiena y al exterminio de la poblaclon original como resultado 


" 6 ““‘ u ! w postenores unpuestos a sus habl- 
tantes La baja demografica se agudizd con el arribo de los espa- 
noles debido a su vecindad con la eluded de Los Reyes, hasta su 
total desapancidn a fines del siglo XVI, Sabemos de la existen¬ 
cia del senorlo de Collique o Collec a traves de varios testimo- 
mos del Archive General de Indias (AGI, Justicia, 413), 

La llamada costa central se compone de los valles de Lurin 


Rfaiac y Chillon, divididos 


ispanicos en dos se- 


riny de Lima, y el de Collec, o Collique como lo llamaron los es- 
p anoles. Este ultimo formaba una prospers y rica etnia 
compuesta a su vez por una serie de curacazgos pequenos y lo¬ 
cales como Chuquilante, Carabayllo, Zapan, Macas, Guaraui, 
uancayo y Quin. Cada uno de los cuales contaba con diversas 
guaranga, packca, ayllus y sus correspondientes sefiores (Rost- 
worowski 1967-68; 1972b; 1977a), 

El asiento del Colli Capac en Collique era una estructura for- 
tdicada rodeada por una gran muralla, dentro de la cual se ex- 
tendian numerosos campos regados por dos fuentes ds »hnn. 


.wwuHBaua que permitia a sus naturales resistir 

largos y prolongados asedios sin pasar hambre ni sed, 


provenientes de las serranias, habitantes de las partes alias del 
valle, como los cantas, que codiciaban, sobre todo, las excelen- 


cias de esas tierras para la plantation de cocales en una variedad 
| adecuada al medio ambiente del chaupi yunga o costa media, 
I Varias otras pucoro o fortalezas protegian, rio arriba, el acceso al 
| valley a las tierras decultivo, 

§: Los documentos hacen referencia a repetidas incursiones 
i canteiias a la costa sin que llegasen los serranos a derrotar a los 
I collec fuertemente resguardados por sus murallas, Es asi que al 
| aparecer los ejercitos incaicos, el Colli Capac no quiso someter- 
se, sintiendose seguro Iras sus defensas, No conocemos los deta- 
1 lies de las luchas y refriegas que se libraron; solo sabemos que el 
*' senor de Collec murid en los combates y del desquite posterior 
| de los cusqueiios. En reemplazo del fallecido jefe yunga, los in- 
d cas nombraron a un curaca perteneciente a la situacidn social de 
K yonoyocu, como escarmiento para los jefes que se oponian a 
S ellos. 

Poco tiempo despuds, los indigenas de Quivi fueron halla- 
: dos culpables de ejercer y de emplear, a traves de una huaca, he- 
chizos contra la vida del Inca, El Orejdn enviado desde el Cusco 
para averiguar el delilo e imponer un castigo ejemplar ordend el 
I ajusticiamiento de la poblacion masculina adulta, librandose 
I solo las mujeres y los ninos (Rostworowski 1977a), 

E 

| El se riorio de Chimu: ejemplo de resistencio 

[ El tercer enfrentamiento importante entre costenos y serra- 
V nos ocurrid con el rico y opulento senorio del Chimor, No logra- 
mos hallar nueva informacion sobre su conquista, pero al igual 
) que los dos casos anteriores ellos se opusieron a los requisitos de 
la reciprocidad. El Inca Tupac Yupanqui fue quien, a la cabeza 
de sus ejercitos, se adueho tambien de los extensos dominios de 
: este norteho senorio yunga. 

El primer encuentro de los chimus con los incas luvo lugar 
; durante el apresurado avance del general Capac Yupanqui hacia 
t Cajamarca, En aquel entonces acudio el soberano de Chimor, 
llamado Minchaqaman, en ayuda de Guzmango, senor de las 





124 


MARlA R0STVV0R0WSK1 


seis guorargas de Cajamarca que resultd muerto, mientras que 
Minchagaman se retire apresuradamente a la costa. 

A la par de lo sucedido en Chincha, el segundo personaje 
cusqueno en aparecer en la region fue el joven Tupac Yupanqui 
quiense 

tinsuyu. Este soberano se perfilaba como un gran conquistador y 
los cronistas lo mencionan como incansable en sus largos reco- 



no de Pachacutec Inca Yupanqui, Tupac Yupanqui fue enviado i 
a Cajamarca como general maximo de los ejdrcitos cusqueiios j 
junto a “su hermano" Tupac Capac y con los experimentados ge- j 
nerales Anqui Yupanqui y Tiles Yupanqui (Sarmiento de Gam- j 
boa, cap, 44). 

En su ruta por la sierra hacia el norle redujeron varias forta- ' 
lezas donde senores locales ofrecian resistencia, y aduenados de : 
Guzmango los incas bajaron por el rio Mochc, amenazando cor- 
tar el suministro de agua a los yungas, Los chimus no pudieron j 
resislir el impetu de los serranos y el regulo Minchagaman fue j 

vencido y llevado prisionero al Cusco para la celebracion de las ; 

fiestas triunfales, En su lugar, Tupac Yupanqui puso por senor 
de Chimor a Chumun-caur, despues de lo cual los ejercilos in- j 
caicos continuaron su avance hacia Pacatnamu. 

En esa misma dpoca, otras tropas incaicas se aventuraron ha- i 
cia los chachapoyas, cuyo jefe, Chuqui Sola, se refugid en la for- . 
laleza de Piajajalca, pero no pudo resistir el ataque y cayo prisio- l 
nero (Sarmiento de Gamboa, cap, 44), 

En estas conquistas el Inca obtuvo cuantiosos tesoros de cali- j 
dad y cantidad nunca vistas antes en el Cusco, De regreso a la ca- : 
pital, la recepcion dada a Tupac Yupanqui resultd memorable .j 
por la suntuosidad de las fiestas, el esplendor del botin y el nu- 
mero de jefes prisioneros. En el crecido sequito de gente yunga 
que el Inca traia consigo, aparte de los senores cautivos, habia : 
numerosos arlesanos en calidad de mif/naq o deyono, entre ellos i 
expertos en finos textiles, habiles artifices metalurgicos, ceramis- j 
tas, conocedores del arte de manufactures refinadas y de plume- 
















IV. LAS CONQUISTAS 


. UULUJ1 ™ fle archivos comprobamos 
a existence de plateros instalados por orden del Inca en la capi¬ 
tal cusquena originarios de lea, Chincha, Pachacamac y Chimu 
(Roshvorowski 1977a; Cieza de Leon, Senorlo, cap, LVUI). Al es- 

lU iar los ob] ' Btos mel % c °s del Cusco prehispanico es nece- 
saiio tomar en consideracion el aporte da los arlesanos costenas 
y nabria que estudiar su influencia en el arte incaico, 

A nuestro entender, es recien despu^s de esta conquista que 


7 aui l“ ioaa la magmiiciencia que los espanoles 
adrmraron en ellos. Es posible que tomaran del Chimu Capac v 

de su corte, el lujo y la sunluosidad que existio posteriormente 
entre la elite cusquena. 

Antes del contacto con las macroetnias norteiias los incas 
eran solo guerreros, un tanto rusticos, al igual qua los demas le¬ 
es comarcanos del Cusco. Solo a consecuencia de este encuen- 
ro los gobernanles del Tahuantinsuyu principiaron a rodearse 
de mayor auloridad, de un lujo digno de sus conquistas, dejaron 
de ser entonces simples curacas y senores locales. 


Okas conquistas de Tupac Yupanqui 

No de un tiempo de descanso Tupac Yupanqui volvifi a 
salir del Cusco con ammo de ampliar las fronteras del Tahuan- 
tmsuyu. En esta salida llevo consigo a los mismos generales Til- 
ca y Anqui Yupanqui y avanzaron por el camino principal de la 
sierra o Capac-Nan. En el trayecto, el soberano se ocupaba de or- 
denar y establecer la administracion cusquena, observaba si los 
corns locales cumplian lo establecido, nombraba y retiraba a 
dignatanos segun las conveniencias del incipiente Estado. Es as! 
que llegaron hasta los canaris quienes se aliaron a los quitos 
para enfrentarse a los incas. 1 


uespues de lograr una victoria sobre estas etnias descanso 
Tupac en Quito y ordeno poblar la region con numerosos mit- 
p es far de gente traspuesta de otras regiones, para que edi- 
icacan una ciudad. Antes de partir dejo como gobernador a un 


I anciano Orejdn llamado Chaleo Mayta, con licencia de ser lleva- 
do en andas y la obligation de enviarle cada luna un mensajero 
con noticias sobre Quito (Cieza de Leon, Senorio, caps. LVI y 
LVL). 

Posteriormente, el Inca pasd a un lugar llamado Surampalli 
f donde ordeno se edificaran unas estructuras que se denomina- 
I ton posteriormente Tumipampa, nombre de una de las ponoco 
I reales (Rostworowski 1983:141), 

Pasados varies ahos lejos de la capital emprendio Tupac la 
\ guerra contra los huancavilcas. Dividid su ejercito en Ires partes, 
\ tomando el mismo le jefatura de una de ellas y entro en las mon- 
| tanas fragosas para atacar desde el Este a sus enemigos, los otros 
ji: dos ejercitos lucharon por la costa, tanto por tierra como por 
| mar, y para esos menesteres entro en la empresa gente costeha, 
; es decir balseros tumbesinos. Las acciones se realizaron en todo 
I el litoral desde Tumbes a Guahapi, Guarao, Manta, Turuca y 
f Quisin (Sarmiento de Gamboa, cap. 46), 

Tupac estaba ocupado en conquistar Manta y la isla de La 
i; Puna cuando llegaron unos mercaderes navegando en balsas 
I con velas, Elios manifestaron venir de unas islas llamadas Aua- 
l chumbi y Nina. Admirado Tupac con este relato decidid consul- 
1 ,: tar con el adivino que siempre llevaba consigo en sus conquis- 
; las. Le pregunto si era verdad el decir de los "mercaderes 
1 marinos", porque ellos “hablaban mucho" y no se les podia ere- 
[ er, El augur respondio que el iria primero volando a constatar la 




Este relato de Sarmiento de Gamboa (cap. 46) un tanto 
insolito interesa porque menciona la presencia de "mercaderes 
navegantes" y por el misterioso viaje maritime efectuado por el 
Inca, Nueve lunas durd la expedicidn, y a su regreso, despues de 
tan larga ausencia decidid Tupac tomar el camino de retorno. El 
Inca escogio la via de la costa y se dirigio a Catacaos, Pacatnamii 
y Chimor; lentamente avanzaba el soberano por los valles yun- 
gas, pasd por Pachacamac y de alii continud por la ruta de la sie¬ 
rra internandose por Pariacaca y Jauja (Calancha 1638, lib. 3; 




MARlA ROSTWOROWSKi 


IV, LAS CONQUISTAS 


123 


Cieza, Senor/o, cap. LVIII). Paralelamente, otro ejercito suyo 
avanzaba por el camino opuesto inspeccionando al pasar las di- 
versas etnias (Sarmiento de Gamboa, cap, 46). 

Segun Sarmienlo de Gamboa es solo despues de estas con- 
quistas nortenas que murid Pachacutec, y Tupac Yupanqui dejd 
de ser corregente para asumir el poder absoluto junto con suyo- 
napac o companero. Las cronologias de las conquistas incaicas 
son naturalmente tentativas y es posible que Tupac, aprove- 
chando una esladia mas prolongada en el Cusco, decidiera diri- 
gir sus Iropas hacia las regiones selvtiticas del Anti, buscando 
ampliai su acceso a plantaciones de cocales. Para ello dividid 
nuevamente sus ejercilos en tres partes, til mismo tomo la jefatu- 
ra de una de ellas y se internd por Agualona; el segundo grupo 
estuvo a cargo de Olorongo Achachi quien entro por el pueblo 
de Amaru; y el lercero lo comandaba Chaleo Yupanqui, quien 
tomo la ruta de Pilcopata (Sarmiento de Gamboa, cap. 49] :3 

En la entrada a la selva los ejtircitos de Tupac padecieron 
grandes trabajos, incluso el Inca estuvo perdido en la espesura 
de los monies hasla que se encontro con las Iropas de Otorongo 
Achachi que lo buscaban. En esta ocasion los cusquenos con- 
quislaron a los opataris, los manosuyos, los manarls o yanaximes 
y a los chunchos, mientras que un capitan incaico llamado Apo 
Curimache llegaba al Paititi. Durante el tiempo que el Inca se ha- 
llaba en la region del Anti, un natural del Collao llamado Coaqui- 
ri huyd de las filas incaicas y llegti al Altiplano repartiendo la no- 
ticia de la muerte del Inca. En sus discursos alborotaba a la gente 
y la convencia de ser el momento oportuno para alzarse. El mis¬ 
mo tomo el nombre de Pachacutec Ynga y bajo su mando estalld 


3 Lo propio sostiene Cabello de Valboa; y Cobo (1956, t, II, cap. XV) men- 
ciana la misma entrada al Anti intercalada con un viaje a Quitoyuna vi¬ 
sile al Collasuyu. Nos-parece que la marcha a Quito fue anterior pucs cs 
poco probable que el Inca cubriese Ian largas dislancias con facilidad. 


' una rebelion en todo el Collao (esa es la causa por la cual supo- 
nemos que primero tuvo lugar la entrada del Inca a la selva), 
Avisado Tupac de lo que sucedia, salid apresuradamente de 
las montanas, dejando alii a Otorongo Achachi para concluir la 
I conquista; el Inca pasti directamente por Paucartambo a hacer 
| frente a los sublevados (Cobo 1956, t, II, lib. 12, cap. XIV). Apaci- 
‘ guada la lierra, Tupac Yupanqui se dirigio a Charcas donde so¬ 
li' metio a sus habitantes; de alii se dirigio al sur, a Chile, donde 
prendid a los jefes Michimalongo y Tangalongo y avanzo hasta 
Hegar a las fronteras surenas del rlo Maule. 

Despuds de estas conquistas, las demas salidas del Inca se 
efectuaron en calidad de visitas a las zonas recitin anexadas a fin 
de implantar el nuevo orden. En algunos lugares se sofocaron ca- 
sos aislados de subversion, pero el objeto principal de estas ins- 
pecciones era aplicar los sistemas organizativos incaicos, orde- 
nando las conslrucciones y edificacionos necesarias para la 
buena administration de las “provincias". 

Al tratar en ttirminos generales de las conquistas de Tupac 
Yupanqui y de Huayna Capac no se pretende hacer una historia 
ajustada a los hechos debido a la imprecision de las crdnicas. 
Solo se puede analizar los datos y esbozar un esquema de las se- 
cuencias de las anexiones territoriales. Lo inleresante es poseer 
noticias para un determinado lugar como en el caso de los co- 
Uec, que muestra un ejemplo de la manera en que se realizaban 
g las conquistas, 

| Tupac Yupanqui fue un gran guerrero, el mismo dirigia sus 

I ejercitos y permanecla a la cabeza de sus tropas, A el se le debe 
el mayor numero de conquistas del Tahuantinsuyu, y si bien 
r Huayna Capac siguio la trayectoria trazada por su antecesor, no 
sucederia lo mismo con Huascar ni con Atahualpa. El primero 
no salid del Cusco sino para algunas inspecciones, y stilo al fi- 
: nal, despues de continuas derrotas, asumiti til mismo la jefatura 
de los ejercitos contra su hermano. De igual manera Atahualpa 
... tomo rara vez el mando, delegando en sus generales el llevar a 
r cabo la guerra contra Huascar. 










1 ' il) MARlARDSTWOROWSKI 

iQue puede indicar esta actitud de delegar en manos de 
olios la taiea de mantener las enormes dimensiones del Tahuan- 
linsuyii? iSe deberla a mayores responsabilidades adminislrati- 
vas o acaso a la perdida del espiritu guerrero? iSe esiarla gestan- 
do en el incario una divisidn entre dirigentes militares y jefes 
administrativos? 

Por otro lado, si los Incas se volvian muelles y descansaban 
en sus generales para conservar sus dominios corrlan el riesgo 
de tude o temprano ser depuestos porgente mas aguerrida, pues 
la ley del 1 mds habil" exigia un estado permanente de alerta, 

ConquistosdeHuoyna Capac 

A pesar de la proximidad de Huayna Capac con la aparicidn 
de los espanoles en las costas del Tahuantinsuyu, los cronistas 
no estan de acuerdo en el orden en que ocurrieron sus conquis- 
tas, ni en los sucesos en general, 

A este Inca le correspondla mantener las adquisiciones lerri- 
toriales y continuar ensanchando sus dominios, Sin embargo, se 
noia que en las regiones perifdricas del Tahuantinsuyu, tanio'en 
Chile como en las zonas selvaticas y en el extremo norte, no te¬ 
nia vigencia la antigua costumbre andina de la reciprocidad, Sin 
su intermedio, la linica modalidad que cabia era las anexiones 
por medio de sangrientas batallas para someier a nuevos pue¬ 
blos, iQue podemos concluir de este hecho? 

La ausencia de los habitos de reciprocidad signifies que se 
trataba de etnias situadas en los iugares mds alejados de los nu- 
cleos culturales, entre las cuales no existfan las costumbres de 
las regiones mas organizadas del ambito sudamericano, Es posi- 
ble tambien que los naturales de dichas regiones apartadas no 
vieran las ventajas de incorporate al mundo planificado de los 
incas; ademas, tenfan poco que perder y no era un caso como el 
de los chinchas que podian haber arruinado su trffico de larga 
distancia con lejanos pueblos si no se sometian de buen grado a 
los cusquenos. 



IV, LASCONQUISTAS 131 

Para analizar las divergencias entre los cronistas sobre las 
conquistas de Huayna Capac seguiremos bdsicamente el decir 
de Cieza de Leon, viendo las discrepancias que surgen con los 
demas, 

Los primeros anos de su gobierno Huayna Capac los dedico a 
visitar sus dominios cercanos al Cusco, Cieza de Leon (Seiiorfo, 
cap, LXIII] hace referenda a una inspection a los soras, lucanas 
y andahuaylas, Segun este cronista, e! Inca no emprendid con- 
quista alguna o viaje lejano mientras estuvo con vida su madre, 
la Coya Mama Ocllo, Parece que ella rogo a su hijo no ausentarse 
por largo tiempo del Cusco (Sehorfo, cap. LXI; Cobo 1956, t, II, 
cap, XVI), la amplitud del territorio significaba que cada record- 
do de un Inca reinante por sus estados, o para alguna nueva con- 
quista, comprendia varios ahos de alejamiento de la capital, 

Siguiendo el relato de Cieza y del consenso de cronistas, 
Huayna Capac despuds de una prolongada estadia en el Cusco, 
durante la cual continuo con su obra edificadora, partio a visitar 
la region sureha de sus dominios, Primero anduvo por el Collao 
viendo como Man los depositos estatales de finas lanas, y es- 
cogiendo a jovenes muchachas para los aclla huosi, es decir para 
los obrajes incaicos. Paso por Chuquiapo y de alii prosiguio a 
Charcas, hasta la region de los chichas, Durante su permanencia 
en el sur, el Inca observo la aplicacidn de la organization eslatal, 
la creation de mitoioq, la construction de tampu , caminos, ba- 
iios, y otros. Continud su visita por Tucumdn y La Plata, desde 
donde envid unos capitanes a luchar contra los chiriguanas, 
pero la aspereza del terreno hizo que volvieran derrotados, 

De acuerdo con el decir de Sarmiento de Gamboa (cap. 59), 
mientras Huayna Capac visitaba el Collao envid a su tio Guaman 
Achachi por la ruta del Chinchaysuyu a que inspeccionara el 
pais hasta Quito, Mientras tanto el Inca se dirigia a Charcas, Co¬ 
chabamba y Pocona, continuando al sur por Coquimbo y Copia- 
pd. Durante su permanencia en el sur llegaron las nuevas sobre 
rebeliones en Quito, en Pastos y Huancavilca que obligaron al 
soberano no solamente a retornar al Cusco, sino a reunir ejdrci- 



132 


MARlA R0STW0R0WSK1 


IV. LA5 CONQU1STA5 


133 


tos entre la genie del Collao para la nueva campana al norte (Sar- 
miento de Gamboa, cap. 59). En esta sublevacidn contra el Cus¬ 
co, los nortehos mataron a los tucuyricos o gobernadores 
incaicos, Lo mismo sucederla cuando los espanoles prendieron 
a Atahualpa en Cajamarca, pues en ningun documento hemos 
hallado mencidn a la presencia de administradores incaicos vi- 
viendo entre las etnias. 

Segun Cieza (cap, LXII), el Inca se quedd en Chile durante 
doce lunas apaciguando el pals y edificando fortalezas. Antes de 


de implantar el sistema cusqueno. Cabe senalai que al retornar 
al Cusco nacio Atahualpa en la capital, siendo su madre una 
nus/a Uamada Tula Palla. 

Para Cieza, es despues de la estadia surena que Huayna Ca- 
pac preparo un primer viaje al norte en calidad de soberano. Cada 


que se sumaban sacrificios de toda Indole incluyendo el de la co- 
paccocha, el supremo sacrificio humano. Habia tambien que reu- 
nir la m ito guerrera y convocai a los curacas para que proporcio- 
naran gente para los ejercitos. Se ampliaban o refaccionaban los 
caminos por donde transitarian el Inca y las tropas, y habia que 
llenar los doposilos de todo lo necesario para los ejdrcitos en mar- 
cha. El Inca no podia partir del Cusco sin suntuosas fiestas du¬ 
rante las cuales se reafirmaban los lazos de reciprocidad entre los 
soberanos, las ponoca, los jefes de las macroetnias y los goberna¬ 
dores que quedaban a cargo de la administracidn del Estado. 

Otra vez se puso en marcha Huayna Capac con todo un nu- 
meroso sequito de jefes militares, sehores, mujeres, guardias y 
tropas. Es posible que avanzara lentamente, como los cronistas 
de la conquista cuentan que lo hacla Atahualpa en la regidn de 
Cajamarca, Por donde pasaba el Inca, los sehores locales venian 
a hacer su mocha y a rendirle obediencia, as! llegd a Vilcas y se 
alojb en los aposentos que habia ordenado edificar Tupac Yu- 


troversia entre los sehores del lugar por limites y linderos, De 


alii el Inca envio dos embajadas, una a los yauyos y otra a los 
yungas de la costa, y continuo avanzando hasta Pumpu donde 
quedo poco tiempo por estar deseoso de llegar a Guzmango. 
Durante su estadia en Cajamarca el Inca se dirigid a Chacha- 
| poyas donde los sehores locales se habian rebelado y refugiado 
| en una fortaleza. Por dos veces el soberano fue rechazado por los 
l naturales, hasta que con la ayuda de nuevos refuerzos termino la 
| sublevacion. Numerosos chachapoyas fueron enviados al Cus- 
t co, mientras mitmaq compuestos por gente segura y leal llega- 
i ban para resguardar las fronteras del Tahuantinsuyu. 

A diferencia de Cieza, Cobo (1956, t, II, cap. XVI) dice que 
despues de apaciguar Chachapoyas, el Inca retornd al Cusco y 
t fue a descansar al valle de Yucay donde se dedicd a vigilar la edi- 
ficacidn de palacios y templos, Despues de un tiempo, segun el 
\ mencionado cronista, volvid Huayna Capac al sur, a Tiahuana- 
co, Cochabamba, Pocona, Lupaca, y otros; estando en el Collasu- 
: yu hizo el gran llamamiento de gente para formar ejercitos, pues 
su intencion era dirigirse a Tumipampa, 

Para Cieza de Leon, despues de lograr la paz en Chachapo- 
yas, Huayna Capac continuo hacia el norte e hizo una entrada a 
la selva contra los bracamoros (cap, LX1V), pero por ser un lugar 
[ inhdspilo poblado de gente barbara decidid retirarse, Mientras 

t tanto, Huayna Capac llegd a Surampalli, en tierra canar, donde 

' se "holgo en extremo”; es posible que durante esta estadia orde- 
i nase el cambio de nombre al lugar de su nacimiento, dandole el 

I nombre de su ponoca: Tumipampa (Rostworowski 1983), Estan¬ 
do alii llegaron las nuevas acerca de cierta revuelta en el Cusco y 
el Inca despacho ordenes de cortar las cabezas de los principales 
alborotados, 

De este periodo en el norte datan las varias guerras sosteni- 
das por el Inca contra diversas etnias del lugar, guerras ganadas 
a costa de un elevado numero de vidas humanas. Mientras los 
soldados del Inca peleaban sin conviccidn, deseosos de retornar 
cuanto antes a sus aldeas nativas, los nortehos defendian su li- 
bertadysurpueblos:- - 


i 


I 






134 


MARlA rostworowski 


IV, LAS CONQUISTAS 


135 


Todas las bataUas fueron recias y, segiin Cieza, se formo una 
liga defense entre los caranquis, otavalos, cayambis, cochas- 
quis y pifos, hecho que no esperaba el Inca, y antes de entrar en 
combaie les propuso establecer los lazos de reciprocidad, que 
por supuesto rechazaron (Cieza, Senorio, cap, LXVI), 


„ . . 0,1 UCW11B135 terras contra las tribus nortenas: 

Huayna Capac reunio en Tumipampa a sus jefes militares para 
ver corno procederian en la conquista y apaciguamiento de la re¬ 
gion. Se decidib iniciar la lucha por Pasto, al extremo norte del 
lemtono, y para dicho efecto se organizaron Ires ejbrcitos, uno 
con gente oriunda del Collao, bajo el mando de los capitanes 
Mollo-Cavana de nacion lupaca de Hilavi, y Mollo Pucara de Ha- 
lun Colla; el segundo ejercito provenla de Cuntisuyu bajo la di- 
reccidn de dos jefes Apu Cavac-Cavana y Apu Cunti Mullu- 
mientras el tercero estaba compuesto por gente de variada pro- 
cedencia, ademas de dos mil Orejones cusquefios a cargo de Au- 


tinpes que marcharfan al norte porque 


i,.... • .woumuiioanaino: 

dividida en tres partes y comandada cada una por dos jefes 
(Cobo 1956,1,11, lib. 12, cap, XVI), En nada variaba su ordena- 
"iiento del de las tropas chancas cuando partieron de su tierra 
natal a conquistar el mundo de entonces, y es una clara eviden- 
cia del sistema en sf. 

El ferito en Pasto acompahd la jornada y festejando el triunfo 
descuidaron la guardia y vigilancia, De esta circunstancia se 
aprovecharon los naturales para caer sobre los desprevenidos 
eiercitos, produciendose una cruel matanza, La reaccidn de Huay¬ 
na Capac fue reunir las disperses tropas y con nuevos refuerzos 
marcho personalmente al frente de su gentey aplastb la rebelion. 

Inca, con sus deseos de dominar la zona, se dirigid poste- 
normente contra los carangues y cayambis, siendo uno de sus 
generales Apu Cari, senor de Chucuito. Los naturales se refugia- 
ron en una fortaleza, y en una de esas luchas salieron inespera- 
Mente de supucora y atacaron a los Orejones que eran el ner- 


vio de los ejercitos, La inesperada acometida hizo retroceder a 
los nobles cusquefios, quienes en su desorientacion dejaron caer 
al Inca de sus andas y bubiera sucumbido en manos enemigas si 
no fuera por los capitanes Cusi Tupa Yupanqui y Huayna Acha- 
chi, ambos de la alia nobleza incaica. Siempre segiin el decir de 
Cobo (cap. XVII), Huayna Capac volvio aTumipampa delante de 
su ejercito, e hizo su entrada a la ciudad a pie, y no en andas 
como solia hacerlo, 

No contento con los sucesos el Inca organizo nuevas tropas 
contra los cayambis y caranques bajo el mando de su hermano 
Auqui Toma, En una renida lucha los Orejones se hablan apode- 
rado de cuatro cercas de la fortaleza cuando se desplomo herido 
de muerte Auqui Toma, Es interesante anotar que en la narrativa 
indlgena sobre sus guerras destaca la reaction de desbande o 
huida de las tropas cuando el jefe cata prisionero o moria en el 
campo de batalla, la misma que ocurrio en dicha ocasidn. 

En la relation de Cobo, fue despuds de eslos acontecimien- 
tos que llegaron nuevos refuerzos desde el Cusco, comandados 
por el general Mihi y otros generales, Segiin algunos cronistas 
estos jefes llegaron a Tumipampa a raiz de la calda de andas de 
Huayna Capac, En todo caso la actitud de los nobles cusquefios, 
como veremos a continuation, es muy sinlomatica y ya la hemos 
comentado cuando hablamos sobre los requisitos de la recipro¬ 
cidad. 

En la prisa por combatir y vengarse de los rebeldes Huayna 
Capac hizo caso omiso de la tradicidn y ordeno a las tropas re- 


descortesia, los Orejones cogieron la estatua de Manco Capac se- 
gun una version, y segiin otra la de Huanacauri, y tomaron la 
ruta de regreso al Cusco, Advertido el Inca, despacho a toda 
prisa grandes regalos y dones a los nobles, los cuales satisfechos 
por la actitud del Inca regresaron a Tumipampa y se prepararon 
para atacar a los rebeldes, Aqui, Cobo menciona la formation de 
tres ejercitos: uno a cargo del general Apo Mihi, el segundo com¬ 
puesto por gente del Chinchaysuyu, y no nombra a los jefes que 





136 marIa rostworowski 

comandaban e! lercero. Los cronistas eslan de acuerdo en que el 
coraje y el valor de los cusqueiios les permitid ganar la batalla y 
que las reprcsalias incas fueron tan tremendas que la laguna cer- 
cana a la fortaleza se lino de rojo por la cantidad de sangre verti- 
da, llamandose en adelante: Yahuarcocha. 

Segun Sarmiento de Gamboa (cap. 60), Huayna Capac paso 
largos anos en Tumipampa, su residencia preferida, y es posible 
que habiendo nacido en dicho lugar se sintiera mas a gusto que 
en el Cusco. 

Largos anos estuvo Huayna Capac guerreando contra las et- 
nias nortenas, y despues de arduas batallas termlnd por incorpo- 
rarlas a su Estado, A Quito llegaron noticias de extranas gentes 
barbadas, navegando en grandes casas de madera, y que hablan 
tornado contacto con los pueblos costenos. Coma el ano 1526. 
Francisco Pizarro y sus companeros hablan hecho su aparicidn 
en las costas del Tahuantinsuyu. Con estas inquietantes noticias 
llegaron al Inca unos mensajeros, quedando el soberano impre- 
sionado por las narrativas sobre los bizarros personajes recien 
desembarcados (Cieza de Leon, Semio, cap. LXIII). 

De acuerdo con Sarmiento de Gamboa (cap, 62), antes del 
tercer viaje de Pizarro se desato en las provincias nortenas una 
tremenda epidemia de viruela y sarampidn, males hasta ese en- 
tonces desconocidos en estas tierras; grandes fueron los estragos 
que produjeron en el ambito andino a causa de la falta de inmu- 
nidad de la poblacidn. Entre las vlclimas de la peste figure el 
Inca Huayna Capac, quien murid en Quito. 

Como ya lo senalamos, existen serias discrepancias en la 
cronologia de las conquistas de Huayna Capac a pesar de su pro- 
ximidad con la aparicidn de los hispanos; sin embargo, la nota 
sobresaliente de dichas jornadas es que tanto en el extremo nor- 
te como en Chile, en el sur, no conocian las manifeslaciones de 
la reciprocidad. La carencia de dicho hdbito senala que en las zo- 
nas exlremas del Tahuantinsuyu los naturales desconocian esa 
coslumbre indigena y.su consecuencia inmediata fue el empleo 
de la fuerza. 


IV, US CONQUISTAS 


137 


Los rebeliones de los semes locales y de miembros de la 
nobleza 

La historia del Tahuantinsuyu no seria completa, ni exacta, 
si no se hace referenda a las frecuentes rebeliones de los senores 
Gtnicos durante el gobierno de los incas, 

Generalmente, en los relatos y narraciones sobre la historia 
inca se nota cierta tendencia a idealizarla y a mostrar un estado 
idilico en los Andes. Los constantes alzamientos que sacudieron 
las “provincias" del Tahuantinsuyu prueban el descontento 
existente entre los jefes etnicos ante la opresion y el dominio 
cusqueno. El corto tiempo que dura la expansion inca no permi- 
tio que se consolidaran las posesiones territoriales, ni que los se¬ 
nores lomaran conciencia de estar involucrados en un Estado. 


rruno, al ayllu, al villorrlo, al sehor local o regional; carecian to- 
talmenle de un sentido integracionista. De alii la imposibilidad 
para despertar en las masas y entre los dirigentes locales una 
union o una cohesion defensiva cuando aparecieron los peligro- 
sos extranjeros. El Tahuantinsuyu no habia logrado aun desarro- 
llar entre sus miembros el sentimiento de formal parte de una 
M nacion. De haber continuado el mundo andino su propia evolu- 
cion, sin las interferencias de los europeos, se hubiera quizd lo¬ 
grado, con el tiempo, la cabal unidn de las etnias en torno al 
Inca, Sdlo podemos constatar que dicho proceso quedo trunco y 
no podemos suponer lo que hubiera sucedido. 

Las constantes rebeliones explican la carencia de unidad 
denlro del incario, y la llamada paz inca era mas aparente que 
real por estar frecuentemente interrumpida por levantamientos 
mSs o menos graves, sangrientos o prolongados, Los numerosos 
disturbios explican, tambidn, la rdpida caida del Estado inca 
cuando aparecieron los conquistadores hispanos. Los senores 
locales se sintieron liberados de la tutela cusquena, y con la pre- 
senciaesp 








IV, USCONQUISTAS 


138 


de parentesco que mantem'an los senores regionales con los 


Por olio lado, no solo existieron alzamientos de los jefes de 
las macroelm'as, sino entre la propia nobleza inca habituada a 
frecuentes revueltas internas entre los miembros mas encum- 


de Inca Supremo, aumentando la debilidad del poder central en 
los cambios de gobierno y facilitando los enfrentamientos entre 
los miembros de la nobleza, Sobre las dificultades internas en el 
Cusco regresaremos al tratar las sucesiones, 

Las sediciones que agitaban el incario se cuentan a partir de 
la gran expansion territorial cusquena, pues antes de esa epoca 
se tralaban mas bien de revueltas internas que tenian lugar sobre 
todo al finalizar el gobierno de cada Inca, 

En los inicios de la conquista del Collao, bajo el gobierno de 
Pachacutec y posteriormente con Tupac Yupanqui, las revueltas 
de los aymaras fueron frecuentes. Sfilo a partir del gobierno de 
Huayna Capac parece que las etnfas del altiplano se integraron 
al Cusco y participaron plenamente en las guerras en el extrema 
norte, En aquel entonces un gran contingente de tropas proce- 
dentes del Collasuyu y del Cuntisuyu lucharon en las campanas 
contra las etnias ecuatorianas. 

La primera insurreccion tuvo lugar cuando Inca Yupanqui 
se inlerno en la region selvfitica del ande, Los huamallas, los ha- 
luncollas, los chucuitos y los azangaros aprovechando su ausen- 
cia y que se hallaba en una region inhdspita, de dificil comuni- 
cacidn, se confederaron y tomaron las armas; su primera accidn 
fue dar muerte a los gobernadores puestos por los cusquehos 
(Cieza de Leon, Semi'o, cap, LGIJ. Los revoltosos se fortificaron 


cieron, Los cabecillas del movimiento fueron enviados presos al 
Cusco y el Inca ordend que desde entonces sdlo hubiera una d- 
fra limile de gente aymara en la capital, por eso cuando nuevos 


contingenles de soldados del Collao llegaban al Cusco tenian 
que salir de la ciudad los que se hallaban en ella, 

Sarmiento de Gamboa (cap, 40 y 41) cuenta que por ties ve- 
ces tuvo Pachacutec que conquistar el altiplano y fueron los ay¬ 
maras los que con mayor frecuencia se alzaron. Una nueva insu- 
rreccidn estalld bajo el gobierno de Tupac Yupanqui (cap. 50), y 
el relato que de ella hace Sarmiento parece ser el mismo que na- 
rra Cieza, pero aplicado a otro soberano. 

Durante el gobierno de Tupac Yupanqui ocurrid uno de los 
mas peligrosos intentos de rebelion, pero esta vez no provenia 
de un senor subyugado sino del propio hermano del Inca: Tupa 
Capac, Era un personaje importante que ocupaba el cargo de vi- 
sitador de los territorios recien conquistados y que gozaba de la 
confianza del soberano, Sus bienes, tierras y criados que trabaja- 
ban en sus campos eran numerosos, pero no contento con todo 
lo que poseia principid a conspirar contra el propio gobernante. 
Por mas secreta que fue la conjura, esta llegd a oidos del Inca 
quien ordeno una investigacion y un cruel escarmiento para los 
culpables (Sarmiento de Gamboa, cap. 51). Cieza (Seiion'o, cap, 
LV1) narra cierto alboroto sucedido en el Cusco cuando Tupac 
Yupanqui se encontraba en Tumipampa, pero que fue rapida- 
mente debelado por los responsables de la custodia y gobierno 


Un modo de sofocar rebeliones por intermedio de los pode- 
res magicos de las huacas es narrado por los informantes de Avi¬ 
la (1966:131), Elios contaron la curiosa intervention de las hua¬ 
cas en una insurreccion de los habitantes de la costa central 
cuando se sublevaron los alancunas, los calancus y los chaquis y 
consiguieron prolongar tal situacidn durante doce anos. Ante 
esto el soberano convoco a las principales huacas de sus estados 
para que ayudasen a lerminar con la penosa situacidn. Reunidos 
los dioses en el Cusco, en la plaza de Aucaypata, el Inca les dijo 
que el siempre otorgaba ofrendas y sacrifices a todas las huacas, 
y que en el momento de necesidad esperaba contar con el apoyo 
de los dioses. 




IV. LAS CONQUISTAS 


141 


Un silencio prolongado siguid a las palabras de Tupac Yu- 
panqui, interrumpido por Pachacamac cuando dijo qua nada po¬ 
dia hacer porque si sc movia para terminar con los sublevados 
podia aniquilar lambien al Inca y a todo el mundo. Se referia a 
su atributo principal: el de ser el dios de los temblores, y el que 


bra Macahuisa, hi|o de Paxiacaca, que se dirigid al soberano y 
mientras hablaba “su boca soplaba las palabras como si pesaran 
y de su boca salia humo en vez de aliento". La huaca prometid 
secundar a Tupac Yupanqui y partio en las propias andas del 


pueblos rebeldes empezo a Hover, primero a pocos, luego a to- 
rrenles, inundando las quebradas, aldeas y campos. Los enemi- 
gos del Inca quedaron aniquilados y los rayos mataron a los cu- 
racas y a los principales, Asi contaban en Huarochiri la oportuna 
intervencidn de la huaca Macahuisa. Esla forma mitica de narrar 
una sublevacion en la sierra cisandina tiene probablemente un 
fondo de verdad, es decir que algiin alzaraiento debio terminar a 
causa de un desastre climdtico y de la precipitation de una ava- 
lancha de piedras, lodo y agua sobre los pueblos rebeldes, 

Quiza Huayna Capac haya sido el soberano que sofoco el 
mayor numero de rebeliones, Las grandes dimensiones de su Es- 
larlo y su cercania con la historia escrita permitid recordar mejor 


los tuvo por protagonista al Chimu Capac, cuyos dominios abar- 
caban cien leguas de costa. El cronista no ofrece detalles de los 
aconlecimienlos, solo dice que vencid el Inca y que el rebelde 
murid ejecutado, Desde entonces a los yungas les fue prohibido 
porlar armas y no eran llamados a formar parte de los ejercitos 
del Inca, este hecho indica que el sehor de Chanchan debio trai- 
cionar al soberano cusqueno mientras integraba las huestes del 
Tahuantinsuyu despues de su sumisidn al incario. 

La decision de que los costenos en general no formaran parte 
de los ejercitos del Inca es confirmada por otros documentos re- 


ferentes a los llanos, En la Visita ordenada por el licenciado La 
Gasca en 1549 al valle de Huaura, a la encomienda de Nicolas de 
Ribera, el mozo, se le preguntd al curaca si antiguamente pro- 
porcionaba hombres para servir en las guerras, contesto que por 
ser yunga, es decir costeno, no tomaban parte en las contiendas 
(Rostworowski 1978a: 224; Fernandez de Oviedo 1945, t. XII: 
114), Una declaration en el mismo sentido se halla en la Visita a 
Car 

en tiempos prehispdnicos contribuia con hombres para los ejer¬ 
citos del Inca responds negativamente, Al parecer fue general la 


varones para la guerra, Estas noticias tienden a confirmar la 
poca confianza que mostraban los cusquenos para con los habi- 
(antes del litoral. 

La suspicacia que produjo la insurrection del Chimor trajo 
una consecuencia mas: la dispersion de su gente, que fue envia- 
da a numerosos lugares del Tahuantinsuyu en calidad de mif- 
mop, Dado lo interesante de las funciones que desempenaron 
muchos de esos colonos en los pueblos en donde fueron obliga- 
dos a vivir, mds adelante volveremos sobre este tema. 

Segun Cobo (1956, t, II, cap. XVI), estando Huayna Capac en 
Jauja llegaron las nuevas de una rebelion de los sehores de Cha- 
chapoyas. El Inca partio hacia dicha "provincia” donde, sin gas- 
tar mucho esfuerzo, quedo apaciguada la region y luego conti¬ 
nue su ruta hacia Quito. Pero, de acuerdo con Sarmiento de 
Gamboa (cap, 58), despues de permanecer un corto tiempo en 
Chachapoyas el Inca regreso al Cusco y luego marchd al sur a vi- 
sitar Cochabamba y Chile, 

Durante su estadia en Tiahuanaco llegaron las noticias de 
sublevaciones en Quito que lo obligaron a hacer un llamamiento 
de gente y a reunir nuevas tropas, Esta vez su permanencia en el 
extremo norte fue larga, llegando a dominar poco a poco toda la 
region. Entre los mSs revoltosos se contaba al curaca Tomala de 
la isla de La Puna quien cada vez que podia traicionaba al sobe- 





142 


marIa rostvvordwski 



Es posible que en uno de esos levantamientos se viera invo- 
lumdo el seiior Pabur, de la region de Piura. En 1532 Francisco 
Pizarro, al pasar por dicha region camino a Cajamarca, se apo- 
sent ° en la P!aza del curacazgo del rnismo nombre. Alii 
torai conocimiento de que se trataba de un importante seiiorlo, 
rico y muy poblado pero que quedfi destruido y sus pueblos que- 
mados por haberse negado a recibir pacificamente a Huayna Ca- 
pac (Ferndndez de Oviedo 1945,1, XI: 277), 

En Tumipampa, Huayna Capac fue informado por los c has- 
qui de una invasion de los selvaticos chiriguanas a los charcas, y 
que habian matado a los desprevenidos guardias de una foriale- 
za. El Inca envio a su 


r -d consigo, para que le prestasen 

apoyo, numerosas huacas, enlre alias a Catequil de Cajamarca y 
Huamachuco, a Curichaculla de Chachapoyas y a Tomayrica de 
Chinchaysuyu (Sarmiento de Gamboa, cap. 61) 

de preverlas 

s no solo enire los diversos jefes etnicos sino en el 

■ ..' i q u ™ a ' U n motivo de insubordinacion 

se presentaba indefectiblemente, y en ambos niveles, al failed- 
miento de un Inca reinante, Por ese motivo la muerte de un sobe- 


, . ..-..suuuosusucesor.yseloma- 

Da la precaution de guardar en secreto su muerte, solo los mds 
allegados y fieles tenian conocimiento de lo acontecido; cuando 
ya estaba decidida la sucesion se comunicaba el deceso a los ha- 
bitantes del Tahuantinsuyu. 

Este fue uno de los motives que impulsaron a los altos perso¬ 
nals de la corte inca en Quito a ocultar al pueblo el fallecimien- 
Jo de HuaynaGapac, y a embalsamar su cuerpo y conducirlo al 
Cusco como si estuviese aun con vida (Guaman Poma 1936, foja 
114). Mis adelante veremos los disturbios que hubo en la capital 
relacionados con la eleccion del nuevo soberano, originados por 


Las grandes distancias del Tahuantinsuyu haclan cada vez 
mas dificil, a pesar de la rapidez de los cfiosqui, comunicar las 


IV, USCONQUISTAS 


143 


noticias de una sublevacion. Para subsanar en algo los obstacu- 
los de la lejania idearon la estratagema de tener preparada iena 
bien seca en las cumbres de los cerros, que era prendida para ad- 
vertir el estallido de una rebelion, Al ver el resplandor de la ho- 
guera la gente apostada en otra elevacidn del terreno encendia 
otra fogata, y as! sucesivamente por medio de la lumbre lograban 
advertir que habia estallado un alboroto en la direction indica- 
da. Mientras llegaban los mensajeros con los quipu y las noli- 
Ij,. cias, las tropas estaban listas para partir y se ponian en marcha 
de inmediato. 

Los ejercitos incas 

No cabe duda de la importancia de los ejercitos incas y del 
rol preponderante que jugaron en la expansion territorial del 
Tahuantinsuyu. Examinaremos la information suministrada 
por los cronistas sobre la constitucidn de las tropas, para anali- 
zar luego su desarrollo a traves del tiempo. 

En las guerras de conquisla y en la formation de las huestes 
se conservaban las divisiones por etnlas, y los curacazgos desig- 
nados para conlribuir con la mita guerrera proporcionabaii sol- 
dados conducidos por jefes de sus propios pueblos, En las gue¬ 
rras del extremo norte, bajo el gobierno de Huayna Capac, se 
constata la pesada contribution en hombres que recayb princi- 
palmente sobre los collas y los pobladores del Cuntisuyu. Puede 
suponerse que el Inca confiaba mas en ellos por haber sido in- 
corporados al Tahuantinsuyu desde tiempo atras, o bien por ser 
simplemente una region muy poblada que podia permitirse una 
larga ausencia de sus hombres. En algunos casos la violencia de 
las luchas y la elevada mortandad de las guerras norlenas hizo 
que pocos guerreros regresaran a sus senorfos de origen, 

Segun Cobo (1956, t, 11, lib. 14, cap, IX), los incas por ser 
conquistadores estimaban y valoraban a sus ejkitos y a sus je¬ 
fes militares. Las tropas se dividlan siguiendo la organization 
politica, es decir en decurias y centurias comandadas por sus je- 




IV. LAS CONQUISTAS 


145 


fes naturales. Sin embargo, los linajes incas mantenian los mas 
altos puestos con una jerarqula por encima de los comandantes 
locales, Tambien habia ejercitos compuestos por ayllus reales y 
posiblemente formaban la elite de las tropas. 

A1 marchar a la guerra las huestes iban repartidas segun sus 
etrn'as, y las que tenian mayor antiguedad en el Tahuantinsuyu 
se situaban mas cerca de la persona del Inca. Los ejercitos se di- 
vidian en escuadrones y cada uno llevaba un solo tipo de arma, 
habia honderos, flecheros, portadores de macanas, porras o estfi- 
licas, y otros. No faltaban los instrumentos musicales como lam- 
bores, trompetas hechas de grandes caracoles marines y flautas. 

Fernandez de Oviedo (1945, t, XII, p. 30) narra el orden se- 


bres con sus guaracas u hondas con piedras del tamaho de hue- 
vos, portaban rodelas y un vestido de algodon acolchado para 
protegerse de los proyectiles. Tras ellos maichaban soldados ar- 
mados con porras y hachas, las porras eran palos engastados con 
urias piedras del grosor de un puno, otras tenian puntas agudas. 
En cuanto a las hachas, Fernindez de Oviedo las describe como 
parecidas a las alabardas confeccionadas de cobre, o de oro y 
plate para los sehores, segun su rango (Salas 1950). Luego avan- 
zaban los portadores de lanzas pequenas que eran arrojadas 
como dardos, debian ser estblicas; y en la retaguardia iban los pi- 
queros con largas lanzas que apoyaban sobre el brazo izquierdo 
cubierto con una gruesa manta sobre la cual ajustaban el arma. 

Cristdbal de Mena (1945:83] describe el real de Atahualpa 
en Cajamarca la vispera de caerprisionero, cuando Hernando de 
Soto y Hernando Pizarro fueron a verle: 

"Todo el campo donde el cacique estava, de una parte y de 
otro estava cercado de esquadrones de gente piqueros y 
alabarderos y flecheros; y otro esquadron avia de indios 
con tiraderas y hondas; y otros con porras y macanas", 


Los cronistas cuentan que en los combates todos los solda¬ 
dos iban muy aderezados y enjoyados, vestidos de acuerdo con 
las costumbres y usos de sus lugares de origen y de sus pueblos, 
lucian penachos y plumas y sobre las espaldas y pecho llevaban 
patenas de cobre, plata u oro segun sus jerarquias en el ejercito. 
En algunas regiones se pintaban el rostro para atemorizar al one- 
migo, Al iniciar el ataque cantaban y gritaban para sembrar el es- 
panto en e! bando enemigo. La griteria era lal que, segun los cro¬ 
nistas, los pajarillos del campo calan al suelo aterrados. 

Diego Molina, en su relation insertada en la obra de Fernan¬ 
dez de Oviedo (1945, tomo XII: 97), hace referenda a la fuerza y 
poderio de los ejdrcitos incaicos y al hecho que tenian sojuzga- 
dos a los habltantes civiles que no portaban armas. Mentions, 
igualmente, que los soldados peleaban con arcos, flechas, po¬ 
rras, varas, estdlicas, hondas y macanas que manejaban con am- 
has manos. Mas adelante, el mismo Molina anade (ibidem, pag. 
97) que la gente de guerra caminaba por escuadrones, cada uno 
con su arma, avanzando primero el grueso del ejbrcito, y en me¬ 
dio de las tropas y protegidos por una retaguardia avanzaban los 
cargadores, Segun Cieza (Senorfo, cap, XVL), los hombres lleva¬ 
ban los bultos sdlo hasta un lugar determinado, acudiendo otros 
a tomar el relevo, Este sistema de la mita hacia menos arduo y 
penoso el trabajo. En cambio, durante la conquista de Pizarro y 
las guerras civiles, los indigenas entregados por sus curacas para 
servir a los espanoles llevaban bultos y armas durante un tiempo 
indefinido, y pocos retornaban a sus ayllus de origen ya sea por- 
que se quedaban por el camino en diferentes parajes o morian en 
laruta (Espinoza 1971). 

En otro trabajo (1983), al hablar sobre la organizacidn dual 
en el mando de los ejbrcitos sehalamos que en los documentos y 
crdnicas hallamos la mention de dos jefes para cada ejercito, 
uno representaba la mitad de Hanan y el otro el bando de Hurin. 
Esta division reproduda el conceplo dual del mundo andino, 
formacidn que se repetla en el gobierno de los curacazgos, entre 
los propios incas y en el comando del Estado, A esta division 





IV, LAS CONQUISTAS 


dual en el mando de las tropas se anadi'a una triparticidn nom- 
brada por los cronistas en la composition de los ejercitos al mo- 
mento de enlrar en guerra, y que representaba la estructura sim- 
bdlica del pensar andino. Siempre eran Ires los ejercitos que 
tomaban parte en una batalla y no solo los cusqueiios conserva- 
ban esta forma de repartir sus efectivos, en tiempos anteriores al 
auge inca, las tropas chancas usaron el mismo matodo y corns- 
pondia a una ideologfa religiosa y social, 

Segun nuestra hipotesis, la formacidn de tres ejdrcitos se re- 
feria a la division panandina de Collana, Payan, Callao, Collana 
era el hermano mayor, el curaq, el mas importante; Payan repre¬ 
sentaba lo femenino, es una voz que proviene de payer, la mujer 
noble, En el mito de los hermanos Ayar, Mama Huaco era la gue- 
rrera y desempehd un papel activo en el arribo e inslalacion de 
Manco Capac en el Cusco; de igual manera, en el asedio chanca 
al Cusco una curaca a la cabeza de sus tropas rechazo a los ala- 
cantes, triunfo que fue el inicio del auge inca, En ambos mitos 
incaicos las mujeres lucharon y guerrearon como jefas. En cuan- 

In 1 1n tini ftnllfttt .11.. ■■ • 


Otro mito relacionado con los ejercitos incas son los legen- 
darios puwrnca, que se transformaron en valientes guerreros 
en el ataque chanca al Cusco y contribuyeron al triunfo, Santa 
Cruz Pachacuti (1928:179) cuenta que un viejo sacerdote del 
templo del Sol, llamado Topauanchiie puso unas piedras cerca 
del santuario a las cuales anadio armas y cascos para simular 
soldados apostados, En el momenio candente de la batalla se 
produjo el milagro y las piedras se convirtieron en fieros solda¬ 
dos y contribuyeron a la victoria inca, 

En la ideologfa andina los dioses y los personajes miticos se 
transformaban en guonca o piedras y mantenian la facultad de 
comunicarse con los seres vivos, era una forma de perenniza- 
cidn indefinida y una sacralizacidn, En el mito de los pururouco 
sucedia a la inversa, es decir que las piedras cobraban vida y fi- 
gura humana, El poder sobrenatural que emanaba de ellos pro- 


I :, ducia terror entre los naturales y a causa de este sentimiento de 
: miedo muchos curacas enemigos se rendian a los incas sin lu¬ 
ll char (Cobo 1956), Entre las piedras puwrnca, en el Cusco ado- 
| raban especialmente a una llamada Tanancuricota que era vene- 

I rada por ser una mujer que aparecid junto con los legendarios 
soldados; con ella lo femenino quedaba comprendido en la gesta 
| guerrera (Rowe 1979, Cu-8:1). 

En las guerras de importancia, encabezadas por la elite cus- 
quena o por el mismo soberano, llevaban consigo ya sea la repre- 
I sentacidn o la propia huaca de Huanacauri o bien la imagen de 
| Manco Capac, Lo mismo sucedio con los chancas quienes carga- 
ban con los “bultos" de sus dos progenitores Uscovilca y Anco- 
ji vilca. iQue reflexiones podemos extraer de lo narrado hasta aqui 
1 sobre los ejdrcitos y las conquistas incas? Enconlramos que las 
| guerras sostenidas por los cusquehos a traves del tiempo se divi- 
' dian en tres categorias: El primer tipo era comun durante el In- 
termedio Tardio y en los inicios del Cusco, cuando la futura ca¬ 
pital era tan solo un curacazgo mds en el dmbito andino, Lo 
| frecuente enlonces eran las guerras de rapiha, cuyo objetivo 
consistia en lograr los despojos del adversario. Las cronicas in- 
forman de repetidas incursiones hacia los mismos pueblos veci- 
: nos a lo largo de los diferentes gobiernos, con una escasa o nula 
anexion territorial, 

El segundo tipo de conquista tenia un cariz muy diferenle, y 


co establecidos por el intercambio de mujeres y de dones diver- 
sos, La ventaja de tales situaciones consistia en no tener necesi- 
dad de llegar a las armas o a un estallido belico, Se trataba del 
compromiso de reconocer a los incas por sehores, y la reciproci- 
dad se hacia efectiva gracias a grandes donativos, regalos sun- 
tuosos, bebidas y comidas en comun en la plaza publics. A me- 
dida que crecia el poderio inca, los soberanos disponian de 
mayores bienes para establecer la reciprocidad con los jefes de 
las macroetnias, El prestigio de los aguerridos soldados y la co- 
nocida “generosidad” de sus Incas fue el medio empleado habi- 





MARlA ROSTWOROWSKl 


IV, LAS CONQUISTAS 


lualmenle para el engrandecimiento del Estado. Tambidn suce- I 

dia que el temor inspirado por los cusqueiios hacia que los j 

senores etnicos aceptaran pacificamente su superioridad. 

La tercera suerle de guerras se dia cuando la expansidn llego j 
a su punlo mdximo tanto al sur como al norte. Nos referimos a j 

las conquistas de Huayna Capac en los confines del Tahuantin- I 

suyu, Parece que en las fronteras se desarrolld una mayor belico- 
sidad y agresividad, posiblemente debido a que en los habitos de j 
sus pobladores la reciprocidad no entraba en juego; no tenian lu- I 
gar la normas del “ruego" y de las “dadivas". Cuando un sefior j 
local rechazaba los vinculos de la reciprocidad y decidla ofrecer 
resistencia a los ejdrcitos incas, se entablaba una guerra en la j 

que solian, por lo general, salir victoriosas las Iropas del sobera- 1 

no incaico, Para escarmiento de los demas curacas, los generates j 
incas practicaban grandes represalias sobre los vencidos crean- j 
do un clima de [error e imponiendo castigos con el fin de evitar 1 
fuluros confronlamienloso levantamientos. 

Un curaca vencido, por lo general, era llevado al Cusco para | 

las ceremonias del triunfo y luego ajustlciado. En su lugar el •] 

Inca designaba a otro personaje adicto a dl; en ciertas ocasiones j 
nombraba a un curaca de la categoria yano, cuyo status respon- ] 
dia a una situacidn muy diferente en la cual la reciprocidad no 
lenia efecto, no exislia, 

Si la guerra de conquista habia tardado mucho tiempo, como I 
sucadid en Guarco, o bien una ofensa direcla o complot surgia I 
conlra la persona del Sapan Inca, como acaecio en Quivi, el cas- \ 
tigo infligido a los vencidos era mayor y la sancion recaia sobre I 
toda la poblacidn masculina del senorio. 

Estas normas favorecieron la sumisidn de los jefes dlnicos a j 
los requerimienlos de paz y de obediciencia al Inca, a la par que 1 
explicaban la rapidez de la expansidn cusqueiia, pues no se ne- j 
cesitaba de largas guerras sino de aceptar la superioridad de las 
huestes incaicas. 

Para las guerras de rapina y para las que se libraban bajo el I 

preceplo de la reciprocidad, los ejercitos eran convocados para ; 



I un tiempo definido y limitado. Ademas, los puestos fronterizos 
| eran babilados por miimoq especiales, cuya funcidn era vigilar 
I lodo inlento o avance de genie extrana al Eslado. Tal fue el caso 
|; de los cusqueiios enviados a los chupaychos para cuidar los lin- 
I deros de los agresivos panataguas (Archivo del Ministerio de 
i. RR.EEJ. 

Las expediciones se efectuaban cuando no se necesitaba de 
l fuerza de Irabajo en los campos, o sea que las Iropas eran con- 
. vocadas duranle un tiempo mas bien corto, Se puede sostener 
que cuando las distancias no eran mayores los ejercitos no te¬ 
nian caracter de permancntes y se disolvian cuando Uegaba el 
momenta de realizar las faenas agricolas, En la Relation de 
f Chincha se dice que existia un tiempo para hacer la guerra y du- 
I ran l e ese periodo era peligroso ausentarse de un valle o salir de 
i su curacazgo bajo riesgo de morir (Castro y Ortega Morejon 
I 1974/1558). 

Otra noticia relacionada con una epoca determinada para 
| desarrollar actividades b^licas, por lo menos cuando se trataba 
j: de ataques a la costa, es mencionada por Cieza de Leon al decir 
/ que no sostenian luchas durante los meses de estio porque el ex- 
ceso de calor ahuyentaba a los serranos (Senor/o, cap, LIX). Otro 
■ factor que dificultaba las conquistas a los yungas en tiempo de 

1 verano era el aumento del caudal de los rios y las dificultades de 

cruzar los valles; la ruta natural para dirigirse a los llanos era se- 
[j §uir el curso de los cauces. En bpocas apropiadas para las opera- 

I ciones guerreras los soldados conducidos por sus propios jefes 
marchaban acompanados en la retaguardia por las llamadas “ra- 
: bonas”; cada mujer se ocupaba de su hombre, y en caso de ser 



Con la expansidn y las grandes distancias se hizo imposible 
el retorno de la soldadesca a sus pueblos y a sus faenas campesi- 
nas en el plazo necesario para asistir a los trabajos agricolas. Los 
incas recurrieron en esas circunstancias a la mita guerrera, que 
permitio conducir sus ejercitos a los confines de sus estados por 





mm 


IV. LAS CONQUISTAS 


151 


haclan cargo da los cultivos y qua las mujeres se quedaban an 
sus ayllus, quiza trabajando en las chacras reemplazando a sus 
hombres. 

Consecuencia directa de esa situacidn fue la necesidad da 
mayores almacenamientos de subsistencias y de pertrechos gue- 
rreros de toda clase. Credo tambien la demanda de depositos a 
lo largo de las ruias troncales por donde marchaban las tropas, 
en el eje principal de Cusco-Quito. Habla que contemplar li 
construccion de miles de kildmelros de caminos, puentes, alber- 
gues, de cenlros administrativos, y de abastecimientos con los 
depositos adecuados. La prueba de esle desenvolvimiento orga- 
nlzalivo se halla en las rutas jalonadas por tambos, colca o depd- 
sitos en los cenlros administrativos como Vilca Huaman y Hua- 
nuco Pampa. 

Es posible que como resultado de la polltica expansionista 
del Cusco se iniciara el descenso demogrdfico entrela poblacidn 
indigena, el mismo que se acelerarla con la llegada de los espa- 
notes. En efecto, primero las guerras del extremo norte durante 
el gobierno de Huayna Capac y los posteriores enfrentamientos 
entre Huascai y Atahualpa demandaron una gran contribucidn 
de parte de la poblacidn masculina del Tahuantinsuyu, 

En la ultima fase del gobierno inca se observa una mudanza 
en la costumbre de la jefatura de los ejdrcitos, en la direccion de 
las tropas. Los soberanos forjadores de la gran expansidn iban 
personalmente a la cabeza de sus ejercitos, tal Tupac Yupanqui 
y tambien Huayna Capac quien solo en contadas ocasiones dejd 
el mando a sus subalternos, En cambio Huascar y Atahualpa se 
mantuvieron, ambos, alejados del frente de batalla, en sus res- 
pectivas ciudades o en la retaguardia, y fueron sus generales 
quienes se encargaron de la conducclfin de la guerra. Huascar 
solo dejd el Cusco en el ultimo encuentro cuando cayo vencido 
frente a los generales de su hermano. 

iA que atribuir este espiritu tan poco guerrero de los liltimos 
Incas? LEI Tahuantinsuyu se hacla demasiado extenso? LHuas- 
oar y Atahualpa no confiaban en otras manos la conduccidn de 


la politica? LEI poder habla cambiado la agresividad de los go- 
bernantes? LTemian revueltas internas y locales debido a un 
pronunciado descontento entre no solo las ponaca sino entre los 
senores dtnicos? 


Esle ultimo punto es un inleresante indicador de que se esla- 



rla la poca cohesidn alcanzada por las diversas etnias con el po¬ 
der central y por ende, uno de los motivos de su fficil colapso, 

En efecto, las interminables guerras de conquislas incaicas 
deblan producir entre los senores etnicos un descontento cada 
vez mayor, pues sobre ellos recaia el deber de suministrar un 
constante y creciente numero de soldados para la mita guerrera, 
Este otorgamiento representaba una disminucion de la mano de 
obra disponible para el funcionamienlo de sus propios curacaz- 
gos. Innumerables eran las prestaciones de servicios necesarias 
para cumplir las demas obligaciones exigidas por la administra¬ 
tion cusquena, como laborar en las tierras del Estado, del Sol y 
de las principales huacas existenles en cada curacazgo; las apor- 
taciones de mujeres como mamocono, de artesanos especialistas 
para suplir las demandas de la corte, de talladores de piedras, y 
de constructores para las edificaciones estatales, sin contar con 
la mano de obra requerida para aderezar caminos y tambos. 

En cuanto a los senores yungas, si bien no estaban sujetos a 
la mita guerrera no por eso andaban mas descansados. Cada 
nuevo soberano aumentaba la extension de las tierras asumidas 
por el Estado, que demandaban atencidn ademas de cargadores 
para remitir el fruto de las cosechas a los depdsitos estatales. Na- 
turalmente que las tierras eran las mejores del valle y se sus- 
traian de la hacienda del curaca local, Ademas, los senores cos- 
lehos contribulan con un numero elevado de artesanos de toda 
Indole. 

Esta situation permitio aumenlar el fermento del desconlen- 
to entre los curacas y debilitar y socavar el dominio del Inca que 
se mantenia por el miedo y el temor, Mientras la autoridad per- 
manecio en manos de un soberano como Huayna Capac, temido 






m 


152 


MARIA R0STW0R0WSK1 


y respetado, el Tahuantinsuyu permanecio en paz. Sin embargo, 
dada la forma como se forjd la hegemonia inca, debib existir un 
creciente desasosiego entre la poblacidn andina sujeta a los so- 
beranos cusquenos. Solo se necesitaba de una circunstancia fa¬ 
vorable para que ese poder, mas aparenle que real, se desploma- 
ra como sucedio al aparecer la huesle de Pizarro. 

Fue entonces que los senores etnicos vieron una oportuni- 
dad de liberacion y se plegaron a los extranjeros con la esperan- 
za de recobrar su antigua libertad, Pasado un tiempo de la con- 
quista hispana, los naturales principiaron a sentir su 
equivocation y se apoderd de ellos una treroenda frusliacidn en 


sus 


cion habia empeorado puos no solo el yugo habia aumentado, 
sino que sus crecncias y su religidn se vieron afectadas, Es en¬ 
tentes cuando empezo a producirse una anoranza del pasado, 
Las consecuencias seran las numerosas rebeliones campesinas a 
lo largo del virreinato y el surgimiento del Taqui Oncoy, creen- 
cia en un retorno al tiempo primordial del predominio de las 
huacas (Albornoz 1967), 


CAPfTULOV 

Las sucesiones y el correinado 


i 




Las guerras fraticidas entre Huascar y Atahualpa, entabladas 
despuds de! fallecimiento de Huayna Capac, no fueron un fend- 
meno extrano ni unico en la historia andina, Al contrario, se 
trataba de circunstancias que se repetian al final de cada gobier- 
no, Esta situation de anarquia se debia a las costumbres suceso- 
rias, y a la lucha por el poder que estallaba con mayor o menor 
intensidad a la muerte del Inca, El motivo principal de los albo- 
rotos era la ausencia de una ley sobre herencia del poder, agra- 
Vfl do por el hecho de que varios miembros de un grupo de deu- 
dos del Inca fallecido podlan aspirar al mando y gozaban de 
iguales derechos y prerrogativas, 

Los cronistas dieron por sentado que en el Peru prehispani- 
co heredaba la mascapa/ck el hijo mayor y legltimo de un so- 
berano, Sin embargo, al estudiar las cronicas y verificar los 
acontecimientos que se sucedian a la muerte de cada Inca, des- 
cubrimos que los habitos sucesorios eran totalmente diferentes, 
Si las leyes indigenas bubieran sido similares a las europeas 
hallariamos, a traves de los dates de archivos y de las crdnicas, 


genealogicos, con mencidn de ramas mayores y menores, entre 


sidn, En cambio, no encontramos entre los Incas ni entre los se¬ 
nores etnicos nada semejante, Los mismos cronistas desmienten 
sus afirmaciones y proportions datos contradictories cuando 
se data de casos concretos. 





154 


V. LAS SUCESIONES 1 EL CORREINADO 


155 


marIa rostworowski 


Primero veremos las noticias referenles a la herencia del po- 
der entre las jefes etnicos para luego pasar a examinar en details 
las sucesiones entre las Incas. Observar los habitos en el ambito 
andino permite apreciar las costumbres establecidas y es de su- 
poner que los Incas, por lo menos en sus inicios, no se diferencia- 
r onen sus tradiciones de los demas curacas del amplio territorio. 

En tiempos tempranos el slnchi o jefe guerrero era elegido 
debido a su valor y habilidad por la gente mayor de una etnia, 
Garcilaso (1943, lib. IV, cap. X: 325) menciona la exlstencia de 
una variedad de costumbres para la herencia entre los jefes etni¬ 
cos anteriores al dominio cusqueno, A pesar de que este cronista 
seriala el habito de la primogenitura, menciona que en algunas 
provincias la sucesion recaia “al hijo mas querido de sus sub- 
dilos", vale decir una eleccidn mas que una herencia. Continue 
Garcilaso que en olros lugares la sucesidn pasaba de un herma- 
no a otro antes de retornar al hijo del hermano mayor. Castro y 
Ortega Morejdn (1974) afirman que en el valle de Chincha, antes 
y despues del dominio Inca, escoglan por senor al jefe que estu- 
viese mbs apropiado para el cargo, y no lomaban en cuenta que 
fuera el hijo, tlo, hermano o primo del gobernante fallecido. 

En las Inforraaciones de Toledo (Levillier 1940, vol, 2, pp, 
46,50,51,57) hay numerosas noticias sobre la eleccion del hijo 
mas habil de un jefe. Cobo (1956, t, II, lib. XII, cap, XXV) asegura 
que a la muerte de un seiior local, el Inca dejaba la autoridad en 
manos del hijo mayor sdlo si este era apto, de lo contrario esco- 
gla a otro, Santillbn (1927, cap. XVIII] aclara que a la muerte de 
nn seiior de pachaca (unidad administrate de cien familias), 
un hombre “virtuoso y competente” era elegido de entre el grupo 
de senores, sin tomar en cuenta si era pariente del difunto (Jime- 
nezde laEspada 18851. II: 72; t, III: 111; Cabello de Valboa 1951, 
lib. II, cap, XVII: 330). 

Las Casas (1939, cap. XIV) dice que la herencia del mando 
entre los jefes consistia en la eleccidn de la persona mas capaz 
para gobernar y que se data preferencia a los hijos. Al elegido se 
le designaba a prueba en la tarea de gobernar,.. mientras el se- 


nor aun vivia y pudiese bl corregir o enmendar los errores". Las 
Casas ahade que esto era una costumbre comun a todas las In- 
dias. 

Durante el gobierno del virrey Toledo se elaboraron Las 
Obligociones de los caciques durante la Colonia, y se hicieron 
averiguaclones sobre las sucesiones de los curacas, En la Eecopi- 
kidn de Leyes de Indias se recomendaba para la herencia del 
cargo de cacique no hacer novedades “dejando la sucesion al an- 
tiguo derecho y costumbre". Sin embargo no tardaron en preva- 
lecer los criterios espaholes, lo cual motive entre los indigenes 
una multiplication de juicios por la herencia del mando. 

En los primeros anos de la conquista, y sobre todo durante 
las guerras civiles, las sucesiones de los cacicazgos continuaron 
como en el incario, solo que el beneplaclto del nombramiento lo 
daba el encomendero en lugar del Inca, Al apaciguarse el pals y 
establecerse el virreinato, los juicios sobre la herencia de los cu- 
racazgos eran envlados a la Real Audiencia y seguian el curso de 
los juicios ordinarios con todos sus terminos y pruebas que du- 
raban meses y anos. Los naturales se aficionaron a tales pleitos y 
los prolongaban aun mas, con todos los inconvenientes y gastos 
que comprendian. Por esos motivos podemos rastrear en los ar- 
chivos un buen numero de estos expedientes. 

Hace algunos anos trabajamos con manuscritos de la costa 
norte referenles a juicios seguidos por los jefes etnicos para la 
herencia de los curacazgos (Rostworowski 1961), Uno de aque- 
Uos expedientes trataba de la sucesidn del senorfo de Reque, Ca- 
llanga y Monsefu, y en el se evidencia que la election del cargo 
del curaca podia recaer sobre un hijo, hermano o cualquier olra 
persona que se moslrara capaz para desempenar el puesto. No 
solamente los hechos narrados en el expedients muestran esta 
circunstancia sino que en la "Probanza de Oficio" se confirmaba 
las costumbres indigenas imperantes en Reque y en los demas 
pueblos de la costa (AGN. Derecho Indigena, cuad, 39, alio 
1595); cabe recalcar que antes de la conquista espahola, todos 
los hermanos del viejo curaca gobernaron la etnia uno tras otro, 




MARlA rostvvorowski 


V, LAS SUCESIONES V EL CORRE1NADO 


15? 


La misma situacidn es descrita en un testimonio del curacaz- 
go de Nariguala de Piura en 1575. En el juicio mencionaban que 
el Inca era quien designaba a los sucesores de un cacique y no se 
tomaba en cuenta si era hijo mayor del difunto o algun otro deu- 
do suyo, sino que luviese “buen entendimiento" y se moslrara 

lialiil «cnfirionlo (Rnclwnmwsld IQfill 


los testimonios conservan rezagos de costumbres y tradiciones 




de un curaca podlan pretender al poder. En el derecho indigena 
la condicion principal para acceder al poder era la habilidad y la 
capacidad para desempeiiar el cargo y por esa misma razdn que- 
daban automaticamente descartados los menores de edad. 

En el Senorio de Lambayeque destacan las sucesiones gene- 
rationales, es deck de hermano a hormano antes de pasar a los 
hijos (Cabello de Valboa 1951; Rostworowski 1961), Hecho que 
queda demostrado en la sucesion de Chullumpisan y de sus her- 
manos Cipromasa y Fallemplsan. En el manuscrito citado por 
Vargas Ugarte (1942), a Fallempisan le sucedieron por turno sus 
cuatro hermanos (aunque todos ellos tenian hijos) antes de here- 
darel poder la siguiente generation. 

Lo mismo se encuentra en la visita de 1573 a Guancayo, en el 
valle del Chilldn cerca de Lima, donde al igual que en olros cura- 
cazgos sucedian los hermanos en lugar de los hijos (Rostwo¬ 
rowski 1977a), 

En cambio, todo parece indicar que entre los Incas la heren- 
cia pasaba al hijo de la hermana, como en el caso del hijo de Inca 
Roca con Mama Micay, natural esta del curacazgo de los gualla- 
canes del cual era curaca su hermano, quien envio mensajeros a 
Inca Roca solicilandole le enviase a su hijo habido en Mama Mi¬ 
cay para hacerlo heredero de sus bienes y haciendas, 

Mayor information se encuentra en los testamentos de los 
sehores etnicos. Se trala de expedientes sumamente valiosos por 
la informacidn que brindan sobre las costumbres indigenas de la 
herencia, y los hdbitos y prioridades entre los deudos de un di¬ 
funto. A pesar de seguk los modelos esparioles de herencia, es- 


En el testamento de don Hernando Anicama, curaca de Lu- 
rin, lea, en 1561, se observa que este personaje legaba su senorio, 


je, quien entonces desempehaba el cargo de "segunda persona", 
Ademas del titulo, el nuevo curaca heredaba buena parte de los 
bienes y haciendas de su hermano; oka persona favorecida en el 
testamento era la hermana del difunto narimifi. la misma mm ro. 


deseo de que sus hijos sucedieran a la muerte de su hermano, 
primero uno y luego el segundo (Rostworowski 1977b y 1982). 

Otro ejemplo es el de don Diego Collin, quien en 1598 era 
curaca de Machangara o Machocco en el valle de Panzaleo, 


dividk su senorio en dos partes, Una mitad quedo bajo su autori- 
dad, mienkas la segunda la otorgd a "su sobrino principal", 11a- 
mado don Andres Espln (no sabemos por que era considerado 
ese personaje como principal), Al morir don Diego Collin legd su 


que sus dos herederos eran "muy capaces". 

Un caso que iluska la kadicidn indigena a pesar de llevar la 
fecha mbs tardla, 1622, es el de don Luis de Colan, quien en su 
testamento manifesto que no tenia hijos y que legaba el curazgo 
a su hermano, don Domingo, en lugar de Phelipe Temoche, nieto 
suyo, En el norte era frecuente hallar mujeres desempehando las 
funciones de curacas, ellas gobemaban con el titulo de captilla- 
no y la herencia podia pasar a las lineas l'emeninas. 

De lo expuesto cabe destacar como principal requisite para 
la herencia del poder la habilidad de los pretendientes, natural- 


i , res de edad, En segundo termino, la pluralidad de personajes ap- 
tos para el cargo daba lugar a una eleccion que se efectuaba con 
; distintas variantes segun las Formas y costumbres locales','En 







V. LAS SUCESIONES Y CL COtKEINADO 


MAHlA rostworowski 


tercer lugar, se observa que en algunas etnias prevalecia el dere- 
cho de los hermanoa, en el sentido de agotar prixnero a los miem- 
bros de una generation antes de pasar a la siguiente. En otras se 
distingula la facultad del curaca de designar a su sucesor o de le¬ 
gal el poder ya sea: lo. a sn propio hijo, sin tomar en cuenta si 
era mayor o menor; 2o. a un hermano; y 3o, al hijo de la hernia- 
na, Durante el Tahuantinsuyu el curaca elegido debla recibir la 
aprobacion del soberano cusqueiio y podia darse el caso de ser 
desliluido en favor de un personaje fiel al Inca. 

Si tales eran los hdbitos sucesorios andinos entre los senores 
dtnicos, el grupo inca no podia en sus initios ser distinto a la re¬ 
gia general. iQue acaecla en el Cusco de acuerdo con la informa¬ 
tion de las crdnicas? 

Betanzos (1968, cap. XVI) nombra al hijo mayor de la Coya, 
pero si dsla solo habla tenido hijas se elegla de entre los hijos ha- 
bidos en mujeres secundarias al que “mostraba en si ser e capa- 
cidad para regir y gobernar su reino e republica", 

Santillan (1927) dice que los hijos sucedlan a sus padres, 
pero que no recafa la "subcesion forzosamente al mayor sino a 
aquel quel padre querla mas y querla dejalle por rey y en vida le 
daba la borla que era la insignia de reyes, y con ella quedaba 
eleclo para reinar muriendo su padre,., y siempre escogia el inga 
entre sus hijos el mas hombre, o el que hobia el en alguno her- 
mono sp o mjer be su linaje" (el subrayado es nuestro), Si 
moria el Inca y su heredero "los ingas orejones o personas prin- 
cipales escojian otro hermano suyo y le daban la borla" (situa¬ 
tion que se presento a la muerte de Ninan Cuyuchi, hijo de 
Huayna Capac). 

Guaman Poma (1936, foja 18] cuenta que el heredero debla 
ser hijo de la Coya "y no mirauan ties mayor o menor cino al- 
quien que fuese elegido por el Sol", Aqui, en lugar de mencionar 
a los dignatarios con derecho a elegir, se menciona al Sol como 


]„,y si el principe he- 
I redero forzoso no era para el gobierno y no tenia hermanos, he- 
I redaba por la misma orden el que de los bastardos era 'mas horn- 
| bre y tenia las cualidades que se requerlan". Para la election se 
■ juntaban los principals y escoglan al sucesor, recayendo fre- 
\ cuentemente el poder en el hijo de lo hermano del soberano, 
Esta noticia es de suma importancia porque muestra el 
derecho sucesorio fundado y basado en la prerrogativa del hijo 
de la hermana, situation similar al caso ya citado para el senorlo 
de los guallacanes, quienes reclamaron para el gobierno de su 
curacazgo al hijo de Mama Micay, mujer de Inca Roca. Debido a 
la preponderance del llo materno se explica el posterior habito 
del matrimonio entre el Inca y su hermana para asegurar la he- 


rencia 


m 


Murua (1946) seiiala a los hijos de la Coya como herederos 
nalurales, y entre ellos sucedla "el que entre todos era hombre 


no por via paterna, sino a travds de la filiation 

materna. 

El analisis de las noticlas que brindan los propios cronistas 
comprueba que sus primeras afirmaciones sobre las sucesiones 
de padres a hijos correspondlan, simplemente, a manifestaciones 
de su propia cultura, sin relation con las tradiciones andinas. 

De acuerdo con la historiografla clasica, los primeros Incas 
perteneclan a la dinastia del Cusco Bajo, posteriormente el po¬ 
der pasd a los miembros del Cusco Alto. La tradition de dejar el 
gobierno al personaje mas hdbil traia como consecuencla favori- 
tismos, y la election podia no s6lo engendrar disputas, revueltas 
y golpes de Estado, sino que en lugar de guiarse por los meritos 
de los candidates se apoyaban en intrigas, intereses creados y 
bandos politicos, tal como someramente veremos al repasar las 
sucesiones del grupo inca de acuerdo con la cronologia traditio¬ 
nal: Sinchi Roca no designd a su primogenito, Manco Sapaca, 
para curaca del Cusco sino a Lloque Yupanqul; la herencia de 
este ultimo personaje no registro alborotos, mientras que la de 
Maita Capac se distingue por luchas fratricidas. Un Inca llamado 
Tarco Huaman fue desposeido del poder a favor de Capac Yu- 
panqui. Algo parecido ocuirio al final del gobierno de Capac Yu- 
panqui, que fue turbado por luchas intestinas en las cuales pere- 




MARfA rostworowski 


V, LAS SUCESIONES Y EL CORHZINADO 


161 


cio Quispe Yupanqui, hijo del Inca, y el propio soberano murid 
envenenado por una de sus concubinas. 

Para asegurar su descendencia, Inca Roca, soberano de Ha- 
nan Cusco, asocid a su hijo Yahuar Huacac a su gobierno, mdto- 



de Yahuar Huacac fue constantemente sacudido por molines y 
conspiraciones, su heredero Pahuac Gualpa fue asesinado, y 
poco liempo despues murid el Inca a manos de gente del Cunti- 


suyu que consideraba peligrosa la lendencia expansionista del | 
soberano, I 

En esas circunstancias se reunieron los sefiores principales y p 
eligieron como gobernador, por sugerencias de una mujer de Ha- 
nan Cusco, a Viracocha (Cieza de Ledn, Senor/o, cap, XXVIII), A 
su vez esle Inca, siguiendo el ejemplo de Inca Roca, asocid a su 
hijo Urco como corregente suyo. 

Al narrar el inicio del auge cusqueno y las guerras contra los 
chancas tratamos de la aparicion de Cusi Yupanqui como defen¬ 
sor del Cusco, Sus repetidas victorias sobre sus enemigos le die- 
ron derecho a asumir el poderpor serhabily capaz. Con este per- 
sonaje se inicio la grandeza y expansion territorial inca, y al asu¬ 
mir el gobierno tomb el nombre de Pachacutec Inca Yupanqui, 

Despuds de largos ados decidid asegurar su sucesion asociando a 
su gobierno a su hijo Amaru Yupanqui como corregente suyo; 
con este acto trataba de evitar los trastornos habituales que se 
daban a la muerte de un Inca (Sarmiento de Gamboa; Las Casas; 

Cabello de Valboa; Santa Cruz Pachacuti), Ados mas tarde, el so¬ 
berano retiro este nombramiento al comprobar que Amaru no 
reunia todas las cualidades que deseaba ver en su sucesor. Apa- 
renlemente, el heredero era poco guerrero, se mostraba apacible 
y preferia dedicarse a la agricultura y a la construction de cana- 
les hidraulicos. Es entonces que la eleccion recayd sobre Tupac 
Yupanqui, hijo menor del soberano (Rostworowski 1960b). 

Antes de seguir adelante con las sucesiones, haremos un 
acapite sobre Amaru y las referencias al cogobierno en otros lu- 
gares del ambilo andino. Si bien este principe quedd descartado 


del mando, no por eso dejo de ocupar un alto rango en el gobier¬ 
no, Una (area suya fue la de visitar las huacas y santuarios del 
Collasuyu en compania de Huayna Yanqui Yupanqui, hermano 
suyo (Sarmiento de Gamboa, cap, 37), En las fiestas tiiunfales 
celebradas cuando Tupac retorno de sus campaiias nortenas, 
Amaru ocupd un sitio de honor junto al Inca; gozaba tambien de 
un palacio particular sin vivir con los demas miembros de su pa- 
nocfl, Cobo nombra su residencia como Amaru Huasi situada en 
el camino a los Andes, ademas de numerosas chacras como Cha- 
quaytapara en Carmenca, Callachaca y Lucrichullo (Cobo, t, II, 
lib. 13, cap, XII y XIV; Santa Cruz Pachacuti 1928:191), 

La destitution de Amaru Yupanqui origind otra confusion 
intencional de Garcilaso al insertar a un Inca Yupanqui entre el 
gobierno de Pachacutec y el de Tupac, El error de Garcilaso no 
esta en citar a un Yupanqui mas en la capaccm, sino en hacer- 
le gobernar solo y nombrarle como padre de Tupac Yupanqui 
(Rostworowski 1953), 

Un tipico caso de correinado lo hallamos en el pequeho cu- 
racazgo de Lima al tiempo de la fundacion de la Ciudad de Los 
Reyes en 1535, Era entonces su senor el viejo Taulichusco, 
quien para asegurar su sucesion habia asociado a su hijo Gua- 

I St : chianamo a su gobierno, Al fallecer el anciano curaca, poco an¬ 
tes del asesinato de Francisco Pizarro, su hijo asumid automdti- 
camente el mando [Rostworowski 1978a y 1981-82), 

Numerosas fuentes afirman que es a partir de Tupac Yupan- 
' qui que se introdujo la costumbre del matrimonio del heredero o 
| del corregente con una hermana. Notemos que el tdrmino de 
| "hermana" no necesariamente indicaba a la hermana de padre y 

I : madre, sino a la media hermana, prima, o mujer de su linaje 
I (Gonzalez Holguin 1952), Es indudable que los gobernantes cus- 
, quenos trataron por ese medio de disminuir las luchas por el po- 
!;; der y buscaron para sus hijos el apoyo del traditional derecho 
: materno, al cual anadieron el de ser corregente del padre, A pri- 
1 mera vista, el hecho de nombrar a un hijo por correinante parece 






va del heredero se afianzaba en el incesto real, es decir en el ma¬ 


ma ei aerecno andino del hijo de la hermana (Hernandez y otros 
1987), Tambien con esta rnedida, y ante la pluralidad de des- 
cendientes de un Inca, se trataba de reducir el numero de candi¬ 
dates. 

Segiin los informantes de Toledo (Levillier 1940, t, II), Tu¬ 
pac Yupanqui no alcanzo una edad avanzada y dijeron que no 
era ni mozo ni viejo a la hora de su muerte. Los cronistas no 
mencionan a un corregente suyo, y en todo caso su fallecimiento 
eslovo rodeado de misterio y de noticias contradictorias. Cabel- 
1° de Valboa cuenta que Tupac murid en el Cusco a causa de un 
veneno, pero anade que su heredero se dirigio a Cajamarca a llo- 
rarlo; Murua asegura que fue herido de un flechazo, Igualmente 
confusas son las noticias en torno a su sucesion. 


Yupanqui en Chinchero, en sus tierras y heredades, cayo enfer- 
mo y reunidos los seiiores y deudos designo como su heredero a 
Tito Gusi Gualpa, hijo de su hermana y mujer, Mama Ocllo. Sin 
embargo, el mismo cronista dice que poco tiempo antes el Inca 
habia nombrado por sucesor a Capac Guari, hijo de una mujer 
secundaria llamada Chuqui Ocllo. 

A pesar del secreto que rodeaba la muerte de un Inca, no tar- 
do en llegar al Cusco la noticia del fallecimiento del soberano a 
travds de Curi Ocllo, parienta de Capac Guari. Entonces sus alle- 
gados se apresuraron a iniciar los preparativos para que el Sol 




conocer el cambio en la designacion del heredero, 
Por su lado, Guaman Achachi, hermano de Tun; 


J uo wuo, reuruo a ios miemtiros de su panaca, y arman- 
dose apresuradamente fueron al lugar en donde se hallaba Tito 
Cusi Gualpa para proclamarlo Inca. Se entabld una lucha entre 


IUJ ms uos canaiaaros, y murio en el encuentro Capac 
Guari; otros informantes dijeron que fue hecho prisionero y en- 
viado a Chinchero de donde no volvid mas. 


Tito Cusi Gualpa era el norobre de Huayna Capac antes de 
ser elegido soberano; era costumbre cambiar de apelativo duran¬ 
te la ceremonia de entrega de la borla. El consenso de noticias 
afirman que Huayna Capac era demasiado joven para gobernar y 
por ese motivo necesild de un regente. Ahora bien, en el mundo 
andino los ninos o los menores de edad no eran considerados 
hdbiles, ni suficientes para ocupar cargos. Es muy posible que 
Gualpaya, el supuesto "coadjutor”, cinera la mascapaycha a la 
muerte de Tupac Yupanqui pero no logro o no supo conservar el 
poder. El mismo Guaman Achachi, gobernador de Chinchaysu 
yu, que habia desbaratado a Capac Guari se encargo mas adelan 
te de malar a Gualpaya y de enlregar el poder a su “sobrino 
Huayna Capac, y luego este ultimo borro el recuerdo de su prr 
decesor (Murua 1962, cap. 29; Sarmiento de Gamboa, cap. 57 
Para evitar mayores pretensiones y luchas, Huayna Capac, des 

..III I < _UnrrrlonAP (MII/HC ff.lia 


man Poma 1936, foja 113). 

En una solemne ceremonia se caso Huayna Capac con su 
hermana Cusi Rimay. Para la ocasidn cubrieron los techos de la 
ciudad con las mSs vistosas telas confeccionadas con brillantes 
plumerias de aves selvdticas, El joven soberano salid en andas 
del palacio de su abuelo Pachacutec, mientras la Mo hacia lo 


piujjiu uci * -r i ' * 

corrieron el Cusco (Santa Cruz Pachacuti; Cabello de Valboa; 
Cobo). Es posible que dicha salida, desde palacios diferentes, se 
relacione con las ponoco a las cuales pertenecian sus respecli- 
vas madres, es decir Hatun Ayllu para Huayna Capac y Capac 
Ayllu para la Coya. 

Segun Santa Cruz Pachacuti, Cusi Rimay murid al dar a luz 
un hijo llamado Ninancuyochi, mientras otros cronistas dijeron 
nue la Cova no luvo descendencia, Enlonces Huayna Capac qui- 





164 


MARlA rostworowski 


V. LAS 5UCESIONES Y El.CORREINADO 


so tomar por esposa principal a otra hermana, pero la liusto no 
accedio al deseo del Inca y prefirio entrar de mamacona al 
ocllahuasi, Segun Cieza (Senor/o, cap. LXII) Huayna Capac caso 
con su hermana Chimbo Ocllo. 

Si bien un soberano poseia numerosas concubinas da las 
distintas regiones del Tahuantinsuyu, sdlc las mujeres perlene- 
denies a las panaca reales eran consideradas como posibles ma- 
dres de fuluros candidates al gobierno debido a la doble descen- 
dencia, y por ser las poma exdgamas y matrilineales. 

Al analizar las sucesiones de los soberanos del Cusco es evi- 
dente que las panoco jugaban un papel importante en la vida po- 
lilica de la capital, Si a ello se anade la posible eslructura exoga- 
mica y matrilineal de los linajes reales, enlonces es comprensi- 
ble que los candidates al poder hicieran valer sus derechos a 
Iraves de sus ayllus maternos. Esta situation propiciaba la for¬ 
mation de patios y convenios entre los linajes a los cuales perte- 
necian las madres de los aspirantes a la borla. Ademas los ayllus 
maternos establecian diferencias entre los nuraerosos hijos de 
un Inca otorgando a unos mSs rango o categoria que a otros. 
Aliora bien, no solo importaba el states social de la madre, sino 
tambien si gozaba de una profusa parentela, hecho muy estima- 
do en los Andes, donde un individuo carente de familia extendi- 
da era considerado un huaccha, o hudrfano. De ahf que al inves- 
tigar a los soberanos del Cusco deba tomarse en cuenta la filia¬ 
tion femenina de cada Inca. Polo de Ondegardo (1916b: 117) 
aseguraba que las mujeres mas estimadas para casarse con ellas, 
por ser consideradas “ricas", eran las que contaban con una ex- 
lensa parentela de deudos, porque el sistema de la reciprocidad 
exigia considerar a numerosos paniaguados. 

Para comprender mejor los sucesos que se dieron en el Cus¬ 
co al fallecimiento de Huayna Capac es necesario examinar 
quienes fueron las madres de Huascar y de Atahualpa y repasar 
la information referenle a las dos Coyas. En vista del derecho 
matrilineal do las panaca es forzoso averiguar si las madres de 



los pretendientes pertenecian a linajes reales o si eran de origen 
"provinciano". 

El enfrentamiento entre Huascar y Atahualpa: las madres de los 
pretendientes 

Segun la mayoria de cronistas, la madre de Huascar fue Rau- 
ra Ocllo, hermana de Huayna Capac y perteneciente a la panaca 
Capac Ayllu de Tupac Yupanqui. Esta noticia es de suma impor- 
tancia para entender los sucesos que se desarrollaron en torno a 
la rivalidad entre los dos hermanos. Murua (1962,1, II; 122) con- 
firma dicha version al decir que la madre de Huascar pertenecla 
a la casa de Tupac Yupanqui, motivo por el cual su hijo era con¬ 
siderado como miembro de dicho linaje y no de Tumipampa pa¬ 
naca, 

Las controversies surgen con la madre de Atahualpa y el lu- 
gar de nacimiento del principe, Cieza de Leon (Senor/o, 1943, 
cap, LX1X) dijo haber efectuado "grandes diligencias" en el Cus¬ 
co para oblener noticias sobre al lugar de nacimiento de 
Atahualpa; segun los Orejones consultados el principe habla na- 
cido en el Cusco y era mayor que Huascar; Cieza apuntaba que la 
madre, Tupa Palla, era natural de un linaje de Hurin Cusco o de 
Quillaco, y negaba la existencia de una princesa quiteha, 

Sarmiento de Gamboa, siempre bien informado a traves de 
sus consultas con los nobles cusqueiios, conlaba que la madre de 
Atahualpa se llamd Tocto Coca y pertenecla al linaje de Inca Yu¬ 
panqui, vale decir de Pachacutec, Santa Cruz Pachacuti (1968: 
308) afirma que la madre de Atahualpa se decia Toctollo; Cobo la 
menciona como Tocto Coca (1956, t. 2); ambos cronistas, sin 
nombrar su origen, afirman que el principe nacio en el Cusco, 

Murua (1962, t, I) y Cabello de Valboa (1951:364) se limitan 
a senalar que la madre de Atahualpa habla ya fallecido cuando 


Huayna Capac parlid del Cusco en su ultimo viaje en companfa 
del principe. En la lista de gobernantes cusqueiios o capaccuna 
con la cual Betanzos inicia su relate sdlo se menciona a Atahual- 









V, US SUCEStONES Y aCORREINADO 


167 


MAR1AR0STW0H0WSKI 

pa y no a Huascar, Omisi6n tipica de la historiografia inca que 
obedecia al modo de interpreter los acontecimientos, que dejaba 


con una hermana del Inca. La supresibn de Huascar de la ca- 
paccm es una confirmation de la vinculacibn existente entre 
Atahualpa y Hatun Ayllu, panoca de Pachacutec. 

Esquivel y Navia (1980,1.1:61) narra los episodios finales 
del gobierno de Huayna Capac y el origen norteiio de la madre de 
Atahualpa, pero mas adelante al mencionar a los descendientes 
de Huayna Capac proporciona una informacion totalmente dife- 
rente, Efeclivamente, en la lista de los hijos del Inca nombra a: 

“Thupa Atahualpa, su madre fue Tocto Ocllo Cuca Coya, 
esta famiiia es de Hatun Ayllu,.," (vale decir del linaje de 
Pachacutec), 


aao tos episodios que disgustaban al siguiente soberano, 
Anteriormente hemos mencionado la estrecha relacifin que 
i a Betanzos con los deudos de Atahualpa por estar casado 


No se sabe el origen de esta noticia pero posiblemente fue la 
version de la nobleza inca. 

^ Examinemos ahora la controvert existente alrededor del 
origen norteiio de Atahualpa, cuyo principal informante fue 
Garcilaso de la Vega, Durante varios siglos la fuente principal 
para la historia inca fue Los Comtarios Ms, sin que la me- 
nor sombra de dudas opacara su relato. Buena parte de las con- 
fusiones existentes en torno a los incas y sus hazahas se deben a 

este autor, quien comedo serias y graves "equivocaciones" en su 
crdnica, 

El Inca historiador pertenecia por su madre al linaje de Tu¬ 
pac Yupanqui y por consiguiente, bajo el punto de vista indlge- 
na, formaba parte de laponoco de Capac Ayllu, a la cual se afi- 
liaba lambibn Huascar por su madre Raura Ocllo, motivo por el 
cual Garcilaso fue su acteno partidario. La larga vigencia de su 
cronica, por ausencia de otras publicaciones y fuentes para el es- 
tudio crftico sobre las costumbres andinas, hizo aceptar ciega- 


mente la version garcilasista de la historia, A su favor se puede 
alegar que obrd dentro del mas puro espiritu indigene, escamo- 
teando los sucesos que le disgustaban, Su odio a la persona y a la 
panoca de Atahualpa le hizo cambiar el curso de la historia sin 

alpodersebasa- 


1 


m 


Los puntos inexactos del relato de Garcilaso son varios, En 
su cronica trata de disminuir la imagen de Pachacutec por ser fi- 
gura prominente de Hatun Ayllu. Por ese motivo narra la victo¬ 
ria de Viracocha sobre los chancas silenciando al idolo chanca 


- r - W 

momificado de Pachacutec, Adrede confunde las momias de los 
difuntos Incas que vio en el Cusco antes de partir a Espaha, Ana- 
de en su historia a un Inca Yupanqui, entre Pachacutec y Tupac, 
para disimular al principe Amaru quien, como ya vimos, fue du¬ 
rante un tiempo corregente de Pachacutec y luego depuesto en 
favor de Tupac Yupanqui, circunstancias que incomodaban a 
Garcilaso porque la historiografia europea no admilia situacio- 
nes similares, Por ultimo, segun las costumbres Iradicionales del 
Viejo Mundo no podia explicar la situation existente entre los 
hijos de Huayna Capac y la importancia de la filiation materna, 
incomprensible para el siglo XVII imbuido de primogenituras, 
bastardias y derecho paterno, 

Por esos motivos Garcilaso opto, seguido de otros cronistas, 
por la version de una division del Tahuantinsuyu atribuida a 
Huayna Capac en el sentido de dejar el curacazgo de Quito a 
Atahualpa y el resto de sus estados a Huascar. Este Iracciona- 
miento semejaba el que habia en los reinos europeos durante el 
medioevo entre los hijos de un rey, y por lo tanto era una actitud 
inteligible para los espaholes de los siglos XVI y XVII. Ademas, 
la preocupacidn de los conquistadores era apoderarse del Peru 
prehispanico, descubrir sus metales preciosos y no la de averi- 
guar extrahas costumbres hereditarias, 

Garcilaso no quiso, o no supo, explicar los distintos hdbitos 
indigenas y prefirio distorsionar su relato con la idea de acomo- 







MARiA ROSTWOROWSKi 


V, LAS SUCESIONES Y EL CORREINADO 


dar su historia a los patrones europeos, e hizo de su narracion 
una pieza ejernplar y laudable para el lector peninsular. Pinto a 
los Incas como llorones y blandos, en lugar de un pueblo guerre- 
ro y conquistador que implantaba su politics y sus intereses con 
durezayviolencia,, 

Los cronistas que afirraan que la madre de Atahualpa era 
plena, ademas de Garcilaso y de Vazquez de Espinoza, que si- 
gue al pie de la letra la inforrnacion del Inca, son Pedro Pizarro, 
Zdrate, Gutierrez de Santa Clara y Ldpez de Gdmara. Elios la 
mencionan como la reina viuda del curses de Quito, mientras 
Guaman Poma (foja 114) le seiiala un origen chachapoyano. 

Juan de Velasco en su Historia de Quito cita a fray Marcos de 
Niza como su principal fuente de la legendaria historia de los 
scyris que gobernaban antes de la conquista inca el milico reino 
de los caras, scyris y puruhua. Segun Niza, Huayna Capac se ha- 
bia casado con la ultima descendienle de dichos sehores y de esa 
unibnnacio Atahualpa. 

En el mismo Ecuador, la obra de Velasco y la de su supuesto 
informante, Niza, eran consideradas con desconfianza y sospe- 
cha; de esa opinidn fueron el Arzobispo Gonzdlez Suarez y Jijdn 
y Caamano. Segun Porras Barrenechea (1986), tanto la Historia 
de Velasco como la inexistente cronica de Niza tienen poca vali- 
dez. Sin embargo, una corriente "intelectual" ecuatoriana reivin- 
dica el mito de los scyris con fines nacionalistas pero sin funda- 


mento histdrico, 

Segun algunos cronistas ni Atahualpa ni Huascar fueron los 
designados por Huayna Capac para sucederle. Preguntado el so- 
berano a quibn elegia por heredero, nombro a Ninancuyuchi 


siempre y cuando el augurio le fuese favorable. Una comisibn de 
altos dignatarios se dirigio al lugar donde se hallaba el principe, 
solo para encontrar que habia fallecldo, Al retornar los nobles a 
consullar con Huayna Capac se dieron con la nueva de que el 
Inca habia expirado. 

Es en ese momento cuando se iniciaron las intrigas palacie- 
gas en torno al proximo heredero, y entraron en accidn las fac- 


: clones y partidos de los dos candidates. Aunque al lector le re- 
: suite aburrido, es necesario senalar los cronistas que mencionan 
el nombramiento de Ninancuyuchi, ellos son: Sarmiento de 
| Gamboa, Santa Cruz Pachacuti, Cobo, Murua y Cabello de Val- 
: boa. En cambio, los cronistas a favor de la tesis de una division 
del Tahuantinsuyu ordenada por Huayna Capac antes de morir 
son los siguientes: Diego de Molina, Estete (ambos en Fernandez 
de Oviedo 1945, t, XII), y Garcilaso, seguido por Vasquez de Es¬ 
pinoza. Para los dembs, Atahualpa se alzo contra Huascar. 

Diego de Molina, Estete y Ldpez de Gdmara (este ultimo 
| nunca piso tierra peruana pero recibid informacidn de los pri- 
l meros conquistadores) dieron la versidn de una division del 
; Tahuantinsuyu ordenada o recomendada por Huayna Capac, y 
j difundieron la noticia de la existencia de una princesa quitena, 

■ madre de Atahualpa. Esto se debe a la falta de conocimiento que 
| tuvieron del mundo andino y juzgaron las circunstancias segun 
l su propio criterio hispano del siglo XVI. La guerra fratricida solo 
: la podian entender por una division, alegando derechos euro- 
I peos, es decir una primogenitura de Huascar y de una alta noble- 
t za local para Atahualpa, en esa forma justificaban su rebelidn y 
; explicaban los acontecimientos, De lo contrario, Atahualpa de- 
\ bia ser considerado como bastardo y sin ninguna posibilidad de 
s reclamar su derecho al poder. 

Los cronistas dieron una explication europea a la lucha en- 
tre los hermanos. En primer lugar vieron a Huascar como primo- 
gdnito y por lo tanto con plenos derechos a la sucesidn de 
• Huayna Capac. En cuanto a la rebeldia de Atahualpa la explica- 
? ron como una prerrogativa de su calidad como heredero de un 
I: inexistente reino de Quito. Es asi que los espaholes inventaron 
: una situacidn completamente errdnea basada en conceptos y 
: fueros equivocados. Si analizaramos los datos bajo el punto de 
I vista andino los mismos sucesos se explicarian de otra manera. 


gamia matrilineal de las pamca que daba la preference al hijo 
de la hermana. Para que la herencla pudiese pasar de padres a 





V, LAS SUCESIONES V El CORRBNADO 


fiijos se valieron como pnmera medida del correinado, es decir 
de la asociacion entre el padre, aiin con vida, v el hiio escnmHn 


, - * i -■•—unumu uui 

toedero con su hermana para juslificar el deseo del Inca de de¬ 
jar el poder a su hijo. 


bin embargo, estas precauciones no fueron suficientes para 
disminuir o eliminar las guerras, luchas e intrigas que aparecian 


la muerte de Huayna Capac por la tremenda 


expansion 


circunstancias transformaron las anliguas querellas locales en 
dimensiones estatales de amplia resonancia y repercusion, 

Al re P asar la informacion recogida en las crdnicas se pueden 
armar dos "historias" opuestas de las luchas entre Huascar y 
Atahualpa, apoyadas ambas en el decir de los cronistas. Ante tal 
confusion de noticias contradictories es imposible dar una opi¬ 
nion sobre la “verdad" de los acontecimientos, y para interpre- 
tarlos se hace indispensable examinar detenidamente y con es- 


sumimstradas por las crdnicas, en lo posible con una vision an- 
dina, no europea, Esto no se debe a una postura antiespaflola, 


dino poseen tradiciones muy particulares y distintas. Igualmen- 
te absurdoy errdneo seria juzgar la historia europea desde una 


Retomemos el hilo de los acontecimientos con el inicio del 
ultimo viaje de Huayna Capac al norte: Eslando el Inca inspec- 
nonando sus estados en Charcas, llego la nueva del estallido de 
una insurrection entre los curacazgos nortenos. Apresurada- 
mente retorno al Cusco, hizo una junta de guerra y alisto un gran 


I i ejbrcito para marchar a Quito, En su sdquito y entre los senores 
[' 1 ue acompaiiaban se contaban sus dos hijos, Ninancuyuchi y 
| At ahualpa. En la capital quedaron por gobernadores Hilaquita, 
I Aut l ui hica, Topa Cusi Hualpa, llamado Huascar, y Tito 
I Atauchi, notemos que fueron cuatro los principales encargados 
| de los negocios del Estado en la capital (Sarmianto de Gamboa, 
I cap, 60). 

Mas de diez anos durb la permanencia del Inca en las regio- 
•: nes nortenas y se dedico a efectuar numerosas conquistas. 
j; Cuando no guerreaba contra alguna etnla rebelde, permanecia 


w J -- - - 

De Tumipampa salio Huayna Capac a visitar los Pastos y 
Huancavilca; al llegar a Quito estallo una epidemia, posiblemen- 
te de viruela y sarampidn que diezmo la poblacidn del Tahuan- 
tinsuyu. Estas enfermedades hicieron su aparicidn en estas tie- 
rras uumo consecuencia de la presencia de los espaholes en sus 
primeros viajes, e hicieron terribles estragos en los habitantes de 
los Andes, ajenos a estos males y sin defensas geneticas contra 
ellos. 

Las noticias del Cusco eran tambien alarmantes; en la capital 
hablan fallecido, vfctimas de la epidemia, los dos gobernantes 
senalados por el Inca para administrar sus estados; y para ahu- 
yentar las enfermedades realizaban sacrificios y plegarias, 
Atacado por el mal, Huayna Capac reunid a los senores y 
deudos y nombrd a Ninancuyuchi por heredero, siempre que los 
sacrificios de la callpa se mostraran favorables, Sarmiento de 
Gamboa (cap, 62) afirma que en segundo lugar designd a Huas¬ 
car, pero ambos augurios resultaron negativos, Desconcertado, el 
sacerdote regreso al lugar donde se hallaba el Inca para que eli- 
giera a otro sucesor, pero encontro a Huayna Capac ya cadaver, 
A la muerte de Huayna Capac, en ese momenta crucial del 
desenvolvimiento historico, el Tahuantinsuyu estaba tan paclfi- 
co que, segun el decir de Cieza (Senorlo, cap, LX1X), no habla 
quien se atreviese a alzarse o a recurrir a la guerra, y la voluntad 
del Inca se tenia por ley, Sin embargo la tranquilidad era solo 





172 


MARlA ROSTWOROWSKI 


V, US SUCESIONES Y EL CORRHNADO 


173 


aparenle, como la calma que precede al eslallido de la tormenta, 
Esta paz solo podia existir mientras el gobierno se mantuviese en 
manos firmes, que impedian y no admillan la menor inicialiva 
de los subdilos. Es por eso que al fallecer el anciano soberano 
todo fue ebullition, conjuras pollticas, se formaron partidos y 



Un grupo de Orejones encabezados por el noble Cusi Tope 
Yupanqui so dirigid a Tumipampa para poner en conocimiento 
de Ninancuyucbi la volunlad de su padre, pero tambibn bl habla 
fallecido, Es posible que Atahualpa fuese el hermano considers- 
do como el doble de Ninancuyucbi, y de haber vivido dicho 
principe hubiera sido quiza el senor de Antisuyu como lo fue po- 


panqui, de acuerdo con el sislema de la diarquia y de la cuatri- 
particidn. 

Grandes fueron los preparatives para el viaje postumo de 
Huayna Capac desde Quito al Cusco. Santa Cruz Pachacuti 
cuenta que la muerte del Inca se mantuvo en secreto por temor a 
los levanlamientos y rebeliones, y por ese motivo llevaron la mo- 
mia del Inca a la capital como si estuviese aiin con vida. Sin em¬ 
bargo, Raura Ocllo, madre de Huascar, partio precipitadamenle 
al Cusco acompanada por unos cuantos Orejones para comuni- 
car las noticias a Huascar y prepararlo para su election, Es posi¬ 
ble que esta Coya, quien segun los cronistas tuvo parte activa en 
el nombramiento de Huascar, convenciera a las panaco y a los li- 
najes encumbrados para que confirmaran el nombramiento de 
Huascar como Sapan Inca. 

El Orejdn encargado por Huayna Capac de cumplir con su 
ultima volunlad y llevar a cabo los preparatives para la designs- 
cidn del nuevo Inca fue Cusi Topa Yupanqui, perteneciente a la 
panaco de Pachacutec y deudo de la madre de Atahualpa (Sar- 
miento de Gamboa, cap, 63; Santa Cruz Pachacuti: 218), Mien¬ 
tras este personaje tomaba el camino del Cusco acompanando la 
momia del difunto soberano, un grupo representative de sehores 
quedaron en Quito, entie ellos Atahualpa quien paso bastante 


desapercibido en las ceremonias que precedieron la partida de 
Quito, 

A la llegada del cortejo funebre a la capital los nobles encar- 
gados del viaje fueron duramente increpados por Huascar por no 
haber traido con ellos a Atahualpa, los acusd de favorecer a su 
hermano y de preparar una traicion contra bl. Los sorprendidos 
nobles alegaron su inocencia, pero el incrbdulo Huascar ordeno 
darles lormento; ajenos a las acusaciones de Huascar no pudie- 
ran confesar nada, y el nuevo soberano ordend matarlos pen- 
sando que si les perdonaba la vida serian siempre enemigos peli- 


grosos, 

Para Cabello de Valboa (1951:396), cerca del Cusco un gru¬ 
po de sehores se adelantd hasta Urcos Calls para recibir a la 
Coya Raura Ocllo; entre ellos iba Chuquis Guaman, quien con¬ 
vened a unos cuantos para dar un golpe, malar a Huascar y po¬ 
ner en su lugar a Cusi Atauche, Sin embargo el temor a un fraca- 
so hizo que Chuquis Guaman partiera directamente al Cusco en 
busca de Tito Atauchi y le comunicase la intriga y la conjura 
para suprimir a Huascar y a su madre, Tito Atauchi, fiel a Huas¬ 
car, prendid a Chuquis Guaman, a Cusi Atauchi y a los demas 
conspiradores y ordend su ejecucion. 

Segun el mismo cronista (ibidem, p, 398), Huascar no espero 
el arribo de la momia de su padre al Cusco para castigar a los se¬ 
hores principals por dejar a Atahualpa en el norte, y ahade que 
los eventos sehalados tuvieron lugar en Limatambo, 

Los sucesos mencionados y el castigo infligido a los encarga- 
dos de traer el cuerpo de Huayna Capac disgustd a algunos 






174 


marIarostworowski 


V. LAS SUCESIONES Y ELCORRGINADO 


175 


Mienlras se desarrollaban estos sucesos en el Cusco y des- 
pues de la partida del sequito de Huayna Capac, Atahualpa se 
dirigio a Tumipampa para ordenar la edification de nuevos pa- 
lacios para Huascar, aclitud que disgusts al curaca de Tumipam- 
pa llamado Ullco Colla. Dicho cacique no enconiro mejor salida 
para su enojo que enviar a Huascar secretos mensajeros quejan- 
dose por el Irabajo emprendido e insinuando la posibilidad de 

un inlento de sublevacion de Aiahualpa (Cabello de Valboa' 
407), 

Al recibir Huascar las noticias de Ullco Colla se enfurecio 
contra su madre y su hermana por el descuido que tuvieron al 
dejar a Aiahualpa en Quito, ademas habian quedado tarabien en 
el norte varios de los principales generales de Huayna Capac y 
Huascar sabia la gran estima de la genie de guerra para con su 
hermano (Cieza de Leon, cap. LXX). 

Aiahualpa para congraciarse con Huascar, o para cumplir 
con costumbres establecidas, envid al Cusco ricos presentes 
pero Huascar monto en ira y maid a los mensajeros ordenando 
confeccionar tambores con sus despojos. Despues de estos even- 
los salieron del Cusco los embajadores de Huascar camino a 
Quito, y llevaban como presentes vestidos, joyas y afeiles feme- 
mnos para Aiahualpa, Estos episodios fueron las causas del 
rompimiento entre los dos hermanos, pues ante la actitud de 
Huascar, Atahualpa no podia retornar al Cusco como le ordena- 
ba su hermano, pues hubiera ido a una muerte segura (Santa 

Cruz Pachacuii 1928:219), 

Segun Cobo, los generales de Huayna Capac que habian per- 
manecido en el norte fueron los que empujaron a Atahualpa a 
re e arse contra su hermano, ellos juzgaban, y con razon, que si 
ellos se dmgian al Cusco a ponerse a la ordenes de Huascar no 
tendrian con dl la misma situacidn de la que gozaban cerca de 

Atahualpa con quien, desde anos atrds, mantenian estrecha vin- 
culacion, 

En esas circunstancias, los caiiaris aprovecharon de un des¬ 
cuido de Atahualpa para sublevarse e hicieron prisionero al 


principe (Cieza, Semo, cap. LXX). Versiones distintas cuenlan 
otros cronistas: para Pedro Pizarro, Huascar envid un ejdrcito 
contra Atahualpa cuando dste se hallaba en Tumipampa, y fue 
hecho prisionero mienlras luchaba sobre el puente principal de 
la ciudad. Durante la noche lo encerraron en un tambo, pero lo- 
gro hacer un forado en la pared gracias a una barra de cobre pro- 
porcionada por una mujer principal y escapo sigilosamente, sin 
ser oido por las tropas que festejaban el triunfo (Cobo, t, II, lib, 
12, cap, 18; Zdrate, cap, XI; Ldpez de Gomara, cap, CXV1). 

Mas adelante contara Atahualpa que el Sol, su padre, lo 
transformb en mm o serpiente y se evadio fugando por un 
agujero pequeno; un toque magico tenia que explicar la milagro- 
sa liberacidn del principe. Cuando fue prendido el Inca se rasgo 
la oreja motivo por el cual usaba una manta sobre la cabeza ata- 
da debajo del mentdn para disimular lo sucedido (Pedro Pizarro 
1978), Cabello de Valboa (1951) niega la prisidn de Atahualpa 
porque asegura que de caer en manos enemigas lo hubieran ma- 
tado, Es muy posible que los responsables de estos hechos fue- 
ran los caiiaris, por lo que Atahualpa guards un especial rencor 
contra ellos, 

Una vez liberado, Atahualpa se dirigio a Quito y no tardd en 
reunir un fuerte ejercito para marchar sobre Tumipampa, y al sa- 
lir victorioso infligid un cruel castigo a todo el pueblo y destruyo 
la floreciente ciudad fundada por Tupac Yupanqui, cuna de 
Huayna Capac, 

Vale la pena recalcar que en esos primeros tiempos del alza- 
miento de Atahualpa, el Inca no encontrd en el norte un apoyo 
total y completo a su causa, Solo los continues desatinos de 
Huascar lograron formar un consenso entre los curacas locales y 
tambien entre las prnca cusquenas a favor de las pretensiones 
de Atahualpa, 

Despues de su triunfo en Tumipampa, Atahualpa se dirigio 
hacia la region costena destruyendo y asolando todo lo que se 
oponla a su mando. Asi llegd a Tumbes y quiso dominar a los re- 
beldes islenos de La Puna, fieles a Huascar, Para ello r 





176 


MAMA ROSTWOROWSKI 


V, LAS SUCESIONES Y EL CORRHNADO 


177 


oran numero de balsas y en ellas embarcb sus tropas, sin embar- 






O’ o - ... 

curaca armo a su gente, reunio una flotilla da balsas y salio roar 
afuera en son da guerra a dar el encuentio a Atahualpa. En la ba- 
talla naval obluvieron venlaja los balseros de La Puna y Atahual¬ 
pa mal herido en una pierna decidio retornar a tierra firme (L6- 
pez de Gomara, l. II, cap, CX1I). 

El Inca con su ejercito regresd a Quilo, situacidn que fue 
aprovechada por el curaca de La Puna para caer sobre Tumbes y 
arrasar el pueblo. En ese estado halld Pizarro la ciudad cuando 
llego a estas costas en su tercer viaje, y encontro en la isla a unos 
seiscientos cautivos tumbesinos pertenecientes a las tropas de 
Atahualpa (Lopez de Gdmara, t, II, cap. CX1I], 

Interesantes son las noticias de combates marinos. Revisan- 
do los gobiernos de Tupac Yupanqui y luego de Huayna Capac 
mencionamos tales encuentros navales que debieron obedecer a 

. 1 .111 .At _ —1.- .L..« 


nes. Esta informacion, junto con las navegaciones emprendidas 
por los chinchanos muestran la existencia de una antigua tradi- 
cidn marltima costefia, sostenida a lo largo del litoral (Rostwo- 
rowski 1977a y 1989). 

Mienlras Atahualpa iniciaba una abierla rebelidn contra su 
hermano, Huascar eslablecia su gobierno en la capital y en los 
inicios del enfrentamiento contaba con el apoyo de los nobles 
cusquehos y de la clase dirigente del Tahuantinsuyu. Sin embar¬ 
go, no supo o no se preocupd por conservar su prestigio entre 
ellos, ni trato de conseguir la amistad y el respeto de los genera- 
les que hablan servido fielmente al difunto Inca, De caracter pu- 
silanime, violento, cruel y desatinado, Huascar no otorgd a los 
nobles de los reales ayllus la atencidn que estaban acostumbra- 
dos a recibir de los soberanos precedentes, Como ya hemos vis- 
to, las tradiciones andinas exigian la reunidn y asislencia del 
Inca junto con los mierabros de las panaco y de los ayllus impor- 
(antes a las grades coroidas que tenian lugar en la plaza publica 


para fortalecer los vinculos de reciprocidad entre los deudos; 
mas este soberano no asistla a los agasajos, 

Otro motivo de enojo y de resentimiento hacia el Inca fue ha- 
ber apartado de su guardia a los ayllus custodios que de antiguo 
rodeaban al Sapan Inca y cuidaban de su persona. Despues de 
las intrigas e intentos de sublevacion de Chuqui Guaraan a favor 
de su hermano Cusi Atauchi, Huascar desconfio de la nobleza 
cusquena y decidio rodearse de forasteros de origen canari y 
chachapoyas, acto que se considerd e interpretd como una ofen- 
sa a la casta de los senores Orejones. 

Las querellas y rinas continuaron y en lugar de calmarse se 
reactivaron cuando Huascar, en publica ocasion, declaro su 






de sus bienes y haciendas, y de enterrar los cuerpos momifica- 
dos de los soberanos. Segun las costumbres cusquenas, las mo- 
mias de los difuntos Incas se conservaban como si estos estuvie- 
sen aun con vida, rodeadas de sus mujeres y servidores, Suyos 
eran los mejores campos en las afueras del Cusco, es asi que los 
muertos gozaban de mayores riquezas y privilegios que los vi¬ 
vos. Alrededor de los cuerpos de los pasados soberanos se reu- 
nia un numeroso sequito que se sustentaba a costa de las pm- 
co, y ocupaba la capital en reciprocas fiestas, borracheras y 
comilonas. 

Las amenazas de Huascar despertaron el temor y rencor de 
los miembros de las ponoco, de sus muchos servidores y pania- 
guados. Al empeorar las relaciones con sus deudos Huascar qui- 

_j_ _ii I,.. . , 






tambidn su hermano Atahualpa, y pasarse al de Hurin (Sarmien- 
to de Gamboa, caps. 47-48). Esto demuestra a qu6 extremos lie- 
garon las diferencias entre el soberano y la nobleza cusquena, 
que hasta entonces habia sido el principal sosten en su nombra- 
miento; el favor de la elite era una garantia de su permanencia 
en el poder, careciendo de 61 su causa estaba desde ya perdida. 

Si tal era la situacidn de Huascar, la de Atahualpa se mostra- 
ba distinta. Su largo alejamlehto del Cusco, mas de diez abbs, le 








175 


MARlA rostworowski 


habla del centr ° capitalino y de las intrigas corte- 

S3MS ' La dlslancia ‘l 116 la region norteiia de la metro- 
PBnr“— 


solaados de su padre, v nnr In i M i n j.i __ , f . ) 


una 


soldados de 

parte del ejercito. Cieza insiste repetidas veces en esta situacion 
LXXIl] acIi! U d 6 ^ tr°Pi s nortefias (Seiior/o, caps, LXIX, LXXI, 


, , permitio a los miembros de Ha- 

m Aylln pa/toco, a la ciial pertenecla Atahualpa, sostener y 

.... supremacfa del poder. Poco a poco 


Huaicar para que cambiaran de partido y 9G piegaran a la causa 
de su hermano. £sla ultima circunstancia se comprueba en las 

deHuasM ^ 'ont^^as derrolas sufridas por los jefes del ejdrcito 
de Huascar a pesar de qiie contaloan con grandes efectivos, El en- 
enlamiento abierto entre los hermanos nos obliga a analizar su 

sosHe 0 !! circunstancias que sa dieron en torno a los suce- 

°s. fee diee ’ue loi indigenes contaban estos acontecimien- 

d e u , mU * “a 5 - y “ade que el 'iempre aigue k opinion 

cia los hpl's ™s. an ^ lanos por( l ue la 8 ente del comiin descono- 
cia los hechos (Senor/o, cap. LXXI] 


** q ” " i 1 T "“P«"P" I® fakes del garni 
ide deponer las armas 


las intenciones de Atoc. 


cuman, y envio cautelosos mensajeros a averiguar 


Losdosejdrcitostuvieron 


su primer encuentroen el llano de 


lehualpa. Sin embargo los gaierales alahualpistes ee une rapi- 


! 

' 

I i 


V. LAS SUCESIONES Y EL CORXEINADO 


179 


da reaccidn reunieron a sus desbandados soldados, y con nue- 
vos refuerzos enviados desde Quito consiguieron reponerse. 
Para Cabello de Valboa, este primer encuentro tuvo lugar en Mu- 
llihambato cerca del no, y en una segunda batalla la suerte favo¬ 
red a los capitanes de Atahualpa. Segun Cieza (Semlo, cap. 
LXX1I) hubo un solo encuentro entre los hermanos enemigos. 

En la lucha murid Ullco Colla, curaca de Tumipampa; Atoc 
cayd prisionero y fue victima del ensahamiento de Challcochi- 
ma que, segun unas versiones, de su craneo confecciono un vaso 
engastado en oro para beber chicha. Otros cronistas dicen que el 
castigo consistio en arrancarle los ojos y dejarlo solo en el campo 
(Santa Cruz Pachacuti). Sarmiento de Gamboa afirma que de la 
piel de los cuerpos de Atoc y de Hango, segundo general del mis- 
mo ejercito, hicieron tambores, 

Cieza de Leon anade que pasando por el antiguo campo de 
batalla vio hartas osamentas dispersas por el lugar. Segun el 
mismo cronista, Atahualpa se dirigid entonces a Tumipampa 
donde tomd la borla y asumid el titulo de Sapan Inca. 

Las noticias del triunfo de Atahualpa aterraron a Huascar y 
desde entonces temio por el desenlace de la guerra. Sus conseje- 
ros le recomendaron reunir nuevas tropas entre los collas, canas, 
canchis y charcas, ademas levantar un ejdrcito en camino hacia 
Chinchaysuyu. En todos los santuarios se celebraron grandes 


consultaron los oraculos. 

Por su parte, Atahualpa marchaba lentamente hacia el sur, y 
de Huamachuco envid a dos sehores por emisarios a consultar 
con la famosa huaca de Catequil para preguntarle sobre su futu¬ 
re, El oraculo respondio que el Inca tendria mal fin, Furioso, 
Atahualpa marcho hacia el lugar donde se hallaba la huaca lie- 
vando una alabarda de oro en la mano. A su encuentro salio un 
viejo sacerdote de mas de cien anos, vestido con una larga tunica 
que le llegaba a los pies loda recubierta de conchas del mar; sa- 
biendo Atahualpa que era el quien le habia vaticinado tal desti- 

craneo. 




marIa rostworowski 


V. LAS 5UCES10NES Y a CORRE1NADO 


181 


Luego ordend allanar el templo y quemarlo (Sarmienlo de Gam¬ 
boa, cap, 64), 

El nuevo jefe supremo de las huestes de Huascar fue Guanca 
Auqui, quien marchd al norte acompanado en el mando por 
Ahuapanti, Urco Guaranca e Inca Roca. Teniendo conocimiento 
Alahualpa del avance de las tiopas, envid contra ellos a Quiz- 
quiz y a Challcochima y los dos ejercitos se enfrentaron en Caxa- 
bamba. Vencido Guanca Auqui, huyd y no se detuvo hasta llegar 
a Cajamarca donde hallo un nuevo contingente de soldados, 

Santa Cruz Pachacuti (1928:221) cuenta que Guanca Auqui 
entrd en tratos secretos con Alahualpa y de ahi en adelante fin- 
gid perder las batallas. Solo asi se puede explicar las continuas 
derrotas de este general a pesar de tener bajo su mando numero- 
sos ejdrcitos que eran constantemente renovados, 

Alahualpa no tomaba parte en las batallas, pero desde una 
altura cercana observaba su desarrollo, El Inca no siguio a Guan¬ 
ca Auqui en su continua retirada hacia el Cusco, permanecid en 
Cajamarca quizd por temor al desenvolvimiento de las luchas 
pues en el caso de un fracaso siempre le quedaba por refugio el 
norte del Tahuantinsuyu, Sin embargo, Cieza (Seiiorio, cap, 
LXXIII) afirma que no se dirigio a la capital porque se enterd de 
laaparicion de la hueste de Pizarro. 

Unas tras otras continuaron las derrotas de Guanca Auqui a 
pesar de contar en cada encuentro con nuevas tropas y refuerzos 
venidos de los distintos lugares del dmbito andino. Cabello de 
Valboa es el mas prolijo de los cronistas en citar los lugares don- .[ 
de se dieron las batallas entre los generales de ambos hermanos: 

Cocha Guailla entre Huancabamba y Huambo, luego Pumpu y 
despuds Jauja donde Guanca Auqui halld tropas formadas por 
soras, chancas, aymaraes yyauyos, Es alii que le dio alcance una 
companfa formada por la nobleza cusquena capitaneada por 
Mayta Yupanqui, quien en nombre de Huascar le transmitio du- 
ras reprimendas. Enojado Guanca Auqui con las palabras de 
Mayta Yupanqui le contestd que probara el sus fuerzas contra 
las de Alahualpa y pasd los dias en borracheras con sus deudos 


en el valle de Jauja, en lugar de prepararse para el proximo com- 
bate. 

Para congraciarse con el dios Pachacamac, Guanca Auqui 
envio grandes presentes a la huaca costeha pidiendole su apoyo, 
el oraculo yunga respondio que la victoria seria suya, y las de- 
mas huacas consultadas dijeron que triunfaria en Vilcas (Santa 
Cruz Pachacuti: 223), 

A pesar de todos los augurios, los generales cusqueiios fue- 
ron vencidos, y el grueso del ejdrcito se retird al paso de Angoya- 
cu donde quedd Mayta Yupanqui, mienlras Guanca Auqui si- 
guio casi solo a Vilcas, Sarmienlo de Gamboa (cap, 63) cuenta 
que Mayta Yupanqui estuvo a punto de pasarse al bando de 
Alahualpa si no se lo hubieran impedido los demas generales de 
Huascar, Nuevos refuerzos llegaron a Angoyacu comandados 
por un Orejdn cusqueiio para tratar de impedir que el ejdrcito de 
Alahualpa atravesase el rio, pero la rivalidad existente entre los 
generales de Huascar era mayor que el peligro de tal desunidn, y 
Guanca Auqui se nego a brindar el apoyo necesario al recidn lie- 
gado retirandose a Vilcas (Santa Cruz Pachacuti: 224), Despues 



retrocediendo, primero a Andahuaillas luego a Curahuasi, 
Mientras tanto, Huascar multiplicaba los sacrificios a las huacas 
pidiendo apoyo, pero los ordculos presagiaban una suerte adver- 
sa para dl, hecho que debe haber debilitado aun mas el animo te- 
meroso y poco guerrero del Inca. 

El incontenible avance de los ejercitos de Alahualpa hizo 
comprender a Huascar que habla Uegado el momento de salir a la 
cabeza de sus huestes, como era el habito de los pasados sobera- 
nos, Sus espias le indicaron que los atahualpistas llegados a Cu¬ 
rahuasi dejaron la ruta directa al Cusco por Limatambo y el cru- 
ce del puente sobre el rio Apurimac (quizd por hallarse defendi- 
do), y se encaminaron en direccion sur-oeste hacia Cotabamba, 

Huascar dividid sus ejercitos en tres grupos: uno compuesto 
por gente oriunda de Cuntisuyu, Charcas, Collasuyu y Chile, lo 
comandaba el general Uampa Yupanqui, y siguio la ruta por las 




MASlA ROSTWOROWSKI 


V. LAS SUCES10NES Y EL CORREINADO 


183 


altuias de Cotabamba. Un segundo ejercito conducido por 
Guanca Auqui, Agua Panti y Paca Yupanqui debia rodear un 


Qel mienlras el propio Huascar dirigia el iercer 
ej&cito (Sanniento de Gamboa, cap, 64], 

Santa Cruz Pachacuti (1928:226) al nairar los mismos suce- 
s° s describe las tropas que acompanaban al soberano y mencio- 
na a los nobles de Hurin Cusco como encarearins i> otiarrla no. 


pedal del Inca, ademas de los chachapoyas y canaris. Es muy 
interesante observar que eran los miembros de Hurin los que 
mereclan la mayor confianza del soberano, Este hecho indica 
que Huascar desconfiaba de los miembros de Hanan Cusco, ban- 

do aliado a Atahualpa, puesto que esle ultimo pertenecia 'a Ha- 
tun Ayllu. 

INo es esta acaso una clara serial de la participacion de las 




poder supremo se jugaban las rivalidades exclusivamente cus- 
que fl as, y no los conceptos abstracts de norte contra sur, Al 
analizar la historia inca se le ha querido siempre adjudicar ideas 
europeas, sin tomar en consideracidn el sentir distinto de los in- 


Llegd el dla del decisivo encuentro entre los dos bandos, las 
Iropas de Huascar se comunicaban entre si prendiendo fogatas y 
tocando trompetas, mientras tanlo los esplas corrfan dando avi¬ 
so que un escuadrdn comaudado por Challcochima avanzaba 
por una quebrada que daba al lugar de Huanacopampa, entonces 
Huascar dio la orden al primer ejdrcilo capitaneado por Uampa 
Yupanqui de salir al frente y se entabld una recia batalla, En la 
lucha murid un capitan de Atahualpa llamado Tomay Rima he¬ 
cho que regocijd a Huascar quien dispuso la participacion en el 
combate de sus demas tropas, Entre los generales destacaban sus 



Viendo la situacibn, Huascar mando prender fuego a la hier- 
ba seca, que ardio vivamente impulsada por el viento; el avance 
del incendio cogio a mucha gente del ejercito de Atahualpa que 
murid sin tener escapatoria, Sin embargo los generales atahual- 
pistas lograron retirarse y ponerse a salvo atravesando el rio Co¬ 
tabamba, 

Huascar, poco guerrero, no aprovecho del desbarajuste pro- 
ducido entre las tropas enemigas para perseguir a sus adversa¬ 
ries prefiriendo celebrar prematuramente su victoria. Al darse 
cuenta Challcochima que no eran perseguidos, reorganizo sus 
soldados y alentd a su gente; los espias que envid al real de 
Huascar le informaron de las intenciones y planes que tenia el 
soberano, cuya estratagema consistia en dividir sus efectivos 
con la intencidn de envolver a los atahualpistas por varios lados 
(Sarmiento de Gamboa, cap. 64). 

Al dla siguiente Huascar encargd a Topa Atao avanzar con 
un escuadron de soldados por una quebrada para descubrir las 
maniobras e intenciones del enemigo. Challcochima enterado 
del avance de Topa Atao, y como experimentado general en las 
guerras de Huayna Capac, dividid su ejercito en dos partes con 
la orden de apostarse sigilosamente por ambos lados de la que¬ 
brada esperando el avance de los adversaries, y cuando estos se 
hallaron bien adentrados en la hondonada, Challcochima los 
ataco bruscamente, tomo prisionero a Topa Atao y diezmo sus 
efectivos 

Mientras tanlo, el desprevenido Huascar dejo el tercer ejerci¬ 
to en Huanacopampa y emprendid la marcha tras los pasos de 
Topa Atao sin esperar noticias suyas, Challcochima, viendo la li- 
gereza de Huascar, mando avisar a Quizquiz para que viniera 
con su ejdrcito a tomar al soberano por la retaguardia cuando se 


No tardd Huascar en encontrar el destruido escuadron de 
Topa Atao y comprendid que habla caido en una emboscada, 
Quiso regresar sobre sus pasos, pero solo pudo toparse con los 
soldados de Quizquiz, El Inca sintiendose perdido tratd de huir; 




V. LASSUCESIONESYEl.CORR£lNADO 


185 


MARlA rostworowski 


Challcochima siguiendo la tactica andina lo busco, puss s 
antigua costumbre cuando cala prisionero el jefe da un ejercito 
terminaba la batalla. Por eso el general atahualpista al divisar el 
anda de Huascar arremetid contra dl, lo derribo e hizo prisione- 

6 a las an- 


ro. 


das del soberano con el quitasol bajo y ordeno a sus soldados to- 


mar 


mui —- t * 

estacionado el tercer ejercito de Huascar, Avisado Quizquiz mar- 
charon juntos todos los efectivos de Atahualpa como si fueran 
las vicloriosas tropas de Huascar. Al acercarse a los soldados de 
Huascar que esperaban ordenes, Challcochima solid a un prisio¬ 
nero quien dio aviso del desastre. Con estas nuevas, el descon- 
cierlo se apoderd del tercer ejercito y la confusion fue general La 
mayoria de los soldados temerosos de la situacion y de la ven- 
ganza de Challcochima, no pensaron sino en una rapida huida, 


guidas hasta el puente de Cotabamba. Al tratar de cruzar el rio 
muchos murieron y otros deseosos de escapar cayeron al agua, 
Una vez que los efectivos de Challcochima alcanzaron la orilla 
opuesta, cayeron sobre los soldados de Huascar y prendieron a 
Tilo Alauchi. Las triunfantes tropas de Atahualpa avanzaron ha- 
cia el Cusco, ya nada podia delenerlas, y marcharon a los altos 
de Yavira donde hicieron un alto antes de hacer su entrada a la 
capital, Huascar habia quedado bien custodiado en Quiuipay 
(Sarmiento de Gamboa, caps, 65 y 65). 

Santa Cruz Pachacuti narra estos episodios con algunas va- 
riantes, por ejemplo lo que Sarmiento de Gamboa menciona 
como sucedido el primer dia del enfrentamiento el lo atribuye al 
cuarto dia de batalla, pero estas diferencias no afectan mayor- 
mente el desarrollo de los acontecimientos y ambos cronistas es- 
tan de acuerdo en senalar que las ultimas batallas se dieron en 
los alrededores de Huanacopampa (Huanacobamba, distrito de 
Tambobamba, provincia de Cotabamba, Stiglich 1922), 


Hasta el cerro de Yavira llegaban los alaridos y llantos de los 
habitantes del Cusco, Para tranquilizar a la poblacion los victo- 
riosos generates enviaron chasqui y ordenaron a los principales 
venir hasta Yavira a venerar la estatua o doble de Atahualpa, 11a- 
mado Ticsi Capac (Sarmiento de Gamboa, cap. 65; Santa Cruz 
Pachacuti: 230). 



y I * 

sus ayllus, y se sentaron de acuerdo al orden establecido, los de 
Hanan por un lado y los Hurin por otro. Estando todos reunidos 
se prosternaron ante el huauque o hermano de Atahualpa cum- 
pliendo la mocho ritual, con el rostro en direction hacia el leja- 
no lugar donde se hallaba el nuevo Inca. 

En esa ocasidn prendieron a los principales generales de 
Huascar, entre ellos a Guanca Auqui, y a los dos sacerdotes del 
Sol, Apo Challco Yupanqui y Rupaca, por haber otorgado la bor- 
la a Huascar, No entraremos en los detalles que narran los cro¬ 
nistas sobre los dichos y culpas que se dijeron entonces, mien- 
tras tanto partieron mensajeros a comunicar a Atahualpa los 
sucesos y esperaron sus ordenes. 

Pasado un tiempo llego al Cusco un pariente del nuevo Inca 
llamado Cusi Yupanqui, enviado con poderes para ejecutar los 
castigos y venganzas de Atahualpa, El consenso de cronistas 
esta de acuerdo en senalar las crueldades ordenadas contra los 
deudos, mujeres e hijos de Huascar, Todos fueron ahorcados y 
se persiguid en las casas de los difuntos Incas a los que habian 
perlenecido al linaje de Huascar, El mayor ensanamiento se 
cumplio contra la panaca de Tupac Yupanqui matando a todos 
los miembros que se pudieron hallar, incluyendo a servidores y 
momocono, Ademas se apoderaron de la momia de este Inca y la 
quemaron en un despoblado; destruir el mallqui o cuerpo de un 
antepasado era el mayor castigo posible, 

La ira de Atahualpa alcanzd tambien a los canaris y chacha- 
poyas que fueron los guaidias de Huascar, posiblemente recor- 
ia que tiempo atras el sehor de esta etnia lo habia 



MARlA ROSTWOROWSKl 


V. LAS SUCESIONES Y EL CORKHINADO 


187 


Mcia Huascai mueslra que el enfrentamiento enlre l« dos her 

, “ l,dB Wee,, * to ,1 JL 
deviata andiDopuedeexplicirseporqut Alahualpa ordeniquL 

je el parentesra enlr, los Inces 10 eg [lnlsba p 0[ loj a 

£?”-***«+** 

Durante lot sucesos del Cusco, Atahualpa se hallaba enHua 

P jngine al Cusco. En estas circunstancias llesaron unos 

J lso de la lle B ada da unos extranos personaies oue hahii, 

la prunera vez que aparecian, ya en tiempo de Huavna 
Capac se habian hecho presentes en la costa, pero luego desaoa 
recieron sin qua se volviera a saber de ellos. P 


1> Milan de Antal,,, de la (uerra sostemda ate 1« 


ia envi(5 a un capitdn suyo, disfrazado 


a fiflniar a Inc 




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BSkM ' 

.... ' j -a|3BIW.- 


partid a Piura -es Mena el primero en mencionar al pueblo indl- 
gena de este nombre. Alii se enconlrd Pizarro con su hermano 
Hernando quien con unos 40 hombres se habia adelanlado a re- 
conocerla tierra y obtener noticias. 

El gobernador, enterado que el capitan indlgena seguia me- 
rodeando por la region, fue informado de la importancia de un 
pueblo llamado Caxas, adonde Pizarro no quiso enviar a su her¬ 
mano y en su lugar marcho Hernando de Soto con un grupo de 
hombres mientras los demas esperaban su retorno en Serran 
(Mena enPorras 1937). 

En Caxas hallaron buenos edificios en parte destruidos por 
las recientes guerras y porque su jefe etnico se habia opuesto a 
las tropas de Atahualpa. Los depositos estaban repletos de maiz 
y de lana, y quinientas mmcona se ocupaban en labores texti¬ 
les y en preparar bebidas, 

Mena cuenta que el curaca de la regidn entrego unas cinco o 
seis momacono a los espanoles para que les guisasen la comida, 
Diego Trujillo que acompano a Soto en la expedicion dijo que 
los soldados exigieron un reparto de las mujeres, y que el capi¬ 
tan de Atahualpa se indigno y amenazd con un futuro castigo del 
Inca. Las ordenes de Pizarro en esos primeros tiempos eran la- 
jantes, y consistian en no motivar ningun desman o pillaje que 
pudiese enfurecer a los naturales. 

En ese entonces llego un enviado de Atahualpa con presen¬ 
tes para los espanoles, lo cual atemorizo al curaca del lugar que 
fue tranquilizado por Hernando de Soto haciendolo sentar a su 
lado. El presente consist en patos degollados rellenos con paja 
y un mensaje de que lo mismo les sucederia a los cristianos; ade- 
mas traia dos maquetas de barro de buenas fortalezas para avisar 
que las hallarian mas adelante. 

Soto partid junto con el emisario de Atahualpa a reunirse 
con Pizarro. El gobernador como buen diplomatic se mostro 
muy complacido de encontrarse con un enviado del Inca y le en- 
trego para su sefior una muy rica camisa y dos copas de vidrio. 
Le manifesto lambidn su deseo de encontrarse con el Inca y ase- 



MARlA ROSTWOROWSKI 


V. LAS SUCESIONES Y a CORRE1NADQ 


gur6 tener amistosas intencionss, ademas ofrecio su ayuda para 


Con estos encargos partid e! enviado de Alahualpa a reumr- 
se con su senor, y dos dias daspuas el grupo de Pizarro empren- 
dia su viajc para encontrarse con el Inca. De Serran toinaion un 
caraino tapiado a los costados y cada dos leguas hallaban apo- 
senios donde podian descansar, la mayoria de los pueblos esta- 
ban despoblados y los curacas ausentes; pasaron por un villorrio 
[lamado Cala o Tala, y Hernando Pizarro junto con Soto se ade- 
lantaron para reconocer la rula, atravesaron a nado un caudalo- 
so rlo que, segiin Porras, serla el rio Sana (Trujillo 1940; 15), All! 
tuvieron nolicias de un pueblo con muchas riquezas y arribaron 
aCintoque estabadespoblado, 

M dia siguiente, Francisco Pizarro con el resto de gente atra¬ 
vesaron el rio y capturaron dos hombres para obtener nolicias do 
los movimientos de Atahualpa. Uno de ellos dijo que el Inca 
aguardaba a los crislianos en Cajamarca y que muchos soldados 
custodiaban dos pasos dificiles en la sierra. Por mas que tortu- 
raron y quemaron a los prisioneros no obtuvieron mayor infor- 
macidn. 

Despues de descansar dos dias, la hueste hispana se puso en 
marcha dejando el camino principal para dirigirse hacia la cordi¬ 
llera, Llogados al pie de las serranias, Pizarro dividio sus efecti- 
vos: un grupo partid primero a trepar por las abruptas laderas, 
mientras los segundos subian mbs lentamente, Pasaron una forta- 
leza cercada y continuaron ascendiendo basta llegar a un pueblo 
a una legua del fuerte. Escogieron para descansar la casa del cura- 
ca edificada con piedras, y la retaguardia se quedd en la fortaleza, 

Al dia siguiente partieron antes de la salida del sol porque el 
camino pasaba por dos malos pasos y Pizarro deseaba asegurarse 
que los indigenas no se le adelantaran, El bxito corono el esfuer- 
zo y atravesaron las gargantas sin ser atacados, despues se reu- 
nid la retaguardia con el grueso de la tropa. Estando todos juntos 
llegaron dos mensajeros.de Atahualpa con regalos de camdlidos, 
y Pizarro retorno el gesto con numerosos presentes. 


I 




Durante cinco dias continuaron por el camino de la sierra y 

a car- 


ne asada, maiz y chicha. Mientras tanto, el gobernador habia 
despachado a un curaca, amigo suyo, al campo del soberano, 
pero los guardias apostados no lo dejaron pasar a pesar de las 
protestas del cacique. El mensajero de Pizarro no tuvo mas re- 
medio que retornar al lugar donde se hallaban los cristianos y, 
despues de narrar lo sucedido, aconsejo no comiesen las viandas 
enviadas por el Inca (Mena en Porras 1937:82-83). 

Despues de caminar una corta jornada, los espanoles llega¬ 
ron al atardecer a la vista del real de Atahualpa. Toldos blancos 
cubrian una extension de mas de dos leguas y adelantandose 
Hernando Pizarro llego a un pueblo grande donde lo sorprendid 
una copiosa granizada. Poca gente se hallaba aquella tarde en 
Cajamarca, no pasaban de 400 a 500 indigenas que custodiaban 
las casas de las mmono atareadas en preparar chicha para el 
ejercito del Inca. La hueste de Pizarro entro temerosa, sabia que 
ningun socorro o refuerzo podia ayudarle en aquel trance, 

Hernando Pizarro y Soto solicitaron permiso al gobernador 
para dirigirse al campo de Atahualpa con solo cinco o seis jine- 
tes ademas de un intdrprete para ver de cerca el campamento. 
Marcharon poco mas o menos una legua, distancia que separaba 
la ciudad del lugar donde se hallaba el Inca con su ejercito; a me- 
dida que caminaban por entre las tropas veian los escuadrones 
de las diversas armas dispuestas a lo largo de la ruta, sin que na- 


E1 Inca estaba sentado en una form o asiento a la puerta de 
su casa, rodeado de sus principales y de muchas mujeres; Soto 
se acerco caracoleando su cabalgadura tan cerca del soberano 
que su borla se movio con el resoplido del caballo, sin que el go- 
bernante hiciese la menor senal ni el mas pequeho gesto de sor- 
presa o temor, Hernando Pizarro, que se habia atrasado, apare- 
cid llevando en el anca del caballo al intdrprete, y sin aparentar 
preocupacidn por atravesar el campo del Inca repleto de tropas 

reste mantenia beja, 







V, US SUCESIONES Y EL (ME1IMDO 


191 


en aclitud despectiva pues no los tniraba ni contestaba directa- 
mente a sus preguntas sino por intermedio de un principal suyo. 

La versidn de Diego Trujillo sobre este histdrico encuentro 
difiere de la version de Jerez como de la de Mena. Segun el, Soto 
marcho a entrevistarse con Atahualpa, y como tardara, Pizarro, 
temeroso de algiin mal suceso, envio al capitan Hernando Piza- 


Inca encontro que el soberano no habia hecho aun su aparicidn; 
impaciente, el espanol envio un mensajero que regresd con la 
misma respuesta: esperen. Al pasar el tiempo, un segundo indi- 
gena fue a ver lo que sucedla mientras que Hernando alzando la 
voz manifeslaba su viva impaciencia. 


dos vasos de oro ofrecio uno a Pizarro y bebieron ambos, luego 
hizo traer dos de plata para beber con Soto, Hernando Pizarro 
protesto diciendo que los dos eran capitanes y que no habia dife- 
rencias entre ellos. A las repetidas solicitudes de los espanoles, 
Atahualpa prometid ir al dia siguiente a Cajamarca. Antes de 


genas, que luego fueron castigados por mostrar su temor (Porras 
1937:17). 

Los espanoles pasaron la noche en constante guardia le- 
miendo un ataque sorpresivo, sin embargo nadie los molestd, Al 
dia siguiente, por la manana, los mensajeros iban y venian entre 
los dos reales sin que el Inca se diera prisa por encontrarse con 
Pizarro. Recien al atardecer, y ante las repetidas instancias del 
gobernador, Atahualpa se decidid a entrar al pueblo. Precedie- 
ron al Inca unos cuatrocientos hombres, todos con vestimentas 
iguales, cuya mision era limpiar de piedras y pajas el camin n 

Mientras tanto, Pizarro dividid sus huestes en cuatro partes 
que se escondieron en los edificios que rodeaban la gran plaza. 
En el primero esperaba agazapado Hernando Pizarro con catorce 
o quince jinetes, en el segundo estaba Soto con quince o died- 
seis caballos, en el tercero se situaba un capitan con otios tantos 
soldados mientras Francisco Pizarro con veinticinco efectivos 


de a pie y dos o tres jinetes esperaban en un galpon. En medio de 
la plaza, en una fortaleza que probablemente era un usno estaba 
el resto de la gente con Pedro de Candia y ocho o nueve arcabu- 
ceros mas un falconete (Mena en Porras 1937). 

Pedro Pizarro, al narrar los episodios de Cajamarca, senala 
que hasta entonces los espanoles no habian luchado contra los 
naturales y no sabian como se enfrentaban en la guerra pues los 
acontecimientos de Tumbes y de La Pund eran meras escaramu- 
zas. Segun este cronista, el gobernador dividid su gente de a ca- 
hallo en dos partes, comandadas por Hernando Pizarro y por 
Soto, respectivamente, Pedro de Candia y unos cuantos soldados 


Lenta y pausadamente entrd el Inca a la plaza despues de 
que sus soldados la ocuparan parcialmenle y se sorprendio de 
hallarla vacla. Al preguntar por los espanoles le dijeron que de 
miedo permanecian escondidos en los galpones. Entonces, con 
mucha solemnidad, avanzd el dominico Valverde con una cruz 
entre las manos, acompanado por Martinillo el “lengua", y pro- 
nuncid el requerimiento formal a Atahualpa de abrazar la fe ca- 
tdlica y servir al rey de Espaiia, al raismo tiempo que le entrega- 
ba el evangelio, El dialogo que siguio es narrado de modo 
distinto por todos los testigos; es posible que la tremenda angus- 
tia vivida en esos instantes impidiera recordar despues las frases 
exactas que se cruzaron entre los diversos adores de la tragedia. 

Tras el Inca, y en otras andas, era llevado el sefior de Chin- 
cha, En ese momento el gobernador vacilo no sabiendo cual de 
los dos era el soberano, sin embargo, ordeno a Juan Pizarro diri- 
girse hacia el curaca, mientras el y sus soldados avanzaron en di¬ 
rection al Inca. 

A una serial de Pizarro el silencio cargado de amenazas que 
envolvia la plaza se transformd en la mas tremenda de las algara- 
das. Estallaron el trueno, el estampido del falconete, y relumba- 
ron las trompetas, era el aviso para que los jinetes salieran al ga- 
lope de los galpones. Sonaban los cascabeles atados a los 
caballos, disparaban ensordecedores los arcabuces; los gritos, 








marIa rostworowski 


V. LAS SUCESIONES V El, CORHEINADO 


193 


alaridos y quejidos eran generates, En esa confusidn los aterra- 
dos indigenas, en un esfuerzo por escapar, derribaron una pirca 
de la plaza y lograron huir. Tras ellos se lanzaron los jinetes, 
d^ndoles el alcance mataron a los que pudieron, otros murieron 


Mientras tanto Juan Pizarro se abalanzd en direccidn del se- 
nor de Chincha y lo mato en sus mismas andas, Por su parte 
Francisco Pizarro con sus soldados masacraban a los indigenas 
que desesperadamente sostenian el anda del Inca, caian unos y 
eran reemplazados por otros, Al ver la situacion, un espanol 
saco un cuchillo para victimar a Atahualpa, pero Pizarro se lo 
impidio, saliendo herido en una mano y ordenando que nadie 
locase al Inca, Por fin, los espanoles asidos a un costado del anda 


,u O* - J o 

Al caer la noche aquel aciago 16 de noviembre de 1532 habia 
lerminado para siempre el Tahuantinsuyu, el Sapan Inca estaba 
cautivo y con su prision llegaba a su fin la autonomia del Estado 
indigena. Desde ese momento, cambios tiascendentales trans- 
formaron el ambito andino, cambios que no sdlo afectaron a los 
nalurales, sino que produjeron profundas consecuencias en Eu- 
ropa 1 . 

Pedro Pizarro senala en su cronica que hasta el memorable 
dia de Cajamarca, los espanoles no habian combatido a los natu¬ 
res fuera de unas cuantas escaramuzas en Tumbes y La Puni 
En ningun momento del recorrido desde la costa hasta el real de 
Atahualpa habian hallado los espanoles el menor estorbo; muy 
al contrario, en todo momento les fueron ofrecidos guias y vive- 


abierla, lo que acontecid fue una atrevida y audaz emboscada, 


1 La economia europea se vio afectada por el impacto del arrlbo de los 
cnormes conlingentes de oro peruano, y mas adelante por la adaptation 




Aquel fatidico atardecer la ceguera de Atahualpa subestimo 
la tecnologla y la audacia de los extranjeros, no paso por su men- 
te el peligro que corria al dejar a los forasteros avanzar hasta su 
real en lugar de tenderles una celada en un desfiladero, El Inca 
creyo que en cualquier momento podia suprimirlos y escogio sa- 
tisfacer primero su curiosidad. 

En la corte de Huayna Capac, Atahualpa habia oido los rela- 
tos sobre los misteriosos hombres barbados Uegados por mar en 
j. unas casas flotantes, y que una vez en tierra montaban enormes 
i animales desconocidos, pero asi como surgieron inesperada- 
■ mente, un buen dia desaparecieron y no se supo mds de ellos, El 
[. Inca quiza penso que volveria a suceder lo mismo y no quiso de- 
j jar de conocer a tan extraha gente, Peligroso deseo que le costa- 
[: ria la perdida de sus dominies y de la vida, 

Una vez prisionero el Inca, y conociendo la sed de los espa- 
I holes por los metales preciosos penso obtener su libertad ofre- 
: ciendo a cambio de ella un cuarto lleno de oro y plata, La pro- 
j puesta haria estremecer de codicia a los extranjeros, y el 
j gobemador se apresuro en confirmar la promesa por escrito en 
un acta ante escribano. 

Atahualpa cumplid su cometido: en unos cuantos meses el 
oro se apinaba en el famoso "cuarto de rescate". Le tocaba a Piza¬ 
rro guardar su parte del trato, sin embargo una vez efectuado el 
compromise de henchir el aposenlo con reluciente oro la perso¬ 
na de Atahualpa dejd de tenet interns y principid a estorbar, Si 
bien el Inca habia cumplido con su compromiso, Pizarro no pen- 
j saba mantener el suyo, es decir dejar en libertad al soberano. Era 


ErSLUTn1< TTT7T.r-mItmrTTT.ul ~3 



: pa, quien sdlo con su prestigio de Hijo del Sol podia reunir en 
I tomo suyo a sus generales y a sus ejdrcitos, 
i A los espanoles les convenia deshacerse del Inca lo mds 
[ pronto posible, y por ese molivo corrieron las voces sobre una 
: supuesta junta de ejdrcitos indigenas, A Pizarro le importaba 
poco llevar consigo a Atahualpa, pues se exponia a un ataque 
r sdrpresivo de pafte'de'las tropas del Inca que deseaban liberar al 





V. LAS SUCES10NES Y El CORKEINADO 


195 


marIa rostworowski 


soberano. Hernando de Soto, quien trabo cierta amistad con el 
Inca y defendia su persona, fue enviado a Caxas a la cabeza de 
un grupo de soldados para verificar la verdad de los rumores 
cuya falsedad se demostro posteriormente. Francisco Pizarro 
con los oficiales y los principales capitanes enjuiciaron al Inca, 
lo acusaron de la muerte de Huascar y de reunir efectivos arma- 
dos contra los espanoles. 

Efectivamente, Pizarro se habia enterado de que Huascar es- 
taba preso y le manifesto a Atahualpa su deseo de conocerlo, pi- 
diendole a su vez que ordenase traerlo a Cajamarca, Receloso el 
Inca del mandato del gobernador y temiendo que quisiera darle 
la mscapaycl to, simbolo del poder, mando secretamente un 
mensajero a sus generales con la indicacidn de malar de inme- 

diato a Huascar, Hecho que se cumplio en Antamarca, cerca de 
Yanamayo. 

En base a estas denuncias y a los rumores de guerra contra 
los espanoles, se sentencio a Atahualpa sin ninguna dilacidn a 
ser quemado vivo en la hoguera y solo se le conmuto la pena por 
a del garrote con la condicidn de hacerse cristiano. Nada peor 
babia en el ambito andino que sufrir la perdida del cuerpo pues 
bacia imposibles la momificacion y la perennizacion, de abl que 
el Inca aceptara el bautizo. Jerez nos cuenta que Atahualpa "mu¬ 
rid con mucho animo, sin mostrar sentimiento", 

A la manana siguiente, con gran solemnidad fue enterrado el 
Inca en la lglesia, de donde dlas despues desaparecio misteriosa- 
mente su caddver. Sus fieles subdltos llevaron y ocultaron su 
cuerpo guardando su mllqui o momia en algun lugar de las se- 
rranlas, desde donde sigue custodiando sus dominios y sus pue¬ 
blos. Al preservar su momia, segun la creencia popular, podia 
esperarse un dla su retorno. 

El mito se apodero del ultimo soberano del Tahuantinsuyu 
aun a pesar de la certeza de su presencia historica. En lorno a su 
persona se iejieron dudas y controversias que ayudaron a hacer 
su recuerdo aun mas legendario, Es asl que su destino final- 


queda en la bruma de lo magico, y posiblemente su vigilante mo¬ 
mia se esconde en algun agreste rincon de los Andes, 

Como ironia del destino, la fecba de su ejecucion es incierta 
y se ha prestado a errores y confusiones. Repasemos lo que indi- 
ca Jerez en su crdnica pues es la informacidn mas deiallada y mi- 
nuciosa ademas de proporcionar las fechas de los principales 
acontecimientos, Desde el mes de noviembre de 1532 en que 
cayd prisionero Atahualpa fue llegando lentamenle a Cajamarca 
el rescale del Inca, El 13 de mayo de 1533 Pizarro ordeno iniciar 
la fundicidn de ciertas piezas, mienlras que a otras solo se les 
| aplico la marca de los quilates de los metales preciosos, Un mes 
mbs tarde, el 13 de junio, llego una nueva remesa desde el Cusco 
compuesta por doscientas cargas de oro que pesaron mas de 
ciento treinta quilates, ademas de veinte cargas de plata. 

Siempre segun Jerez, el 25 de julio, dla de Santiago, no solo 
habia concluido la fundicidn y marca sino tambien el reparto de 
los tesoros, Ya nada retenla a Pizarro en Cajamarca y le urgia 
continuar su marcha hacia el Cusco, La crdnica de Jerez, con los 
pormenores sehalados, se termino de redactar el 31 de julio de 
1533, por otro lado sabemos que Pizarro escribio al rey dos car¬ 
tas relatando los ultimos acontecimientos, una fechada el 8 de 
junio y la segunda el 29 de julio, La perdida de esa correspon¬ 
dence es lamentable, pero en una misiva de Carlos V a Pizarro 
acusaba recibo de dichas cartas y mencionaba las fechas indica- 
das, en una de ellas Pizarro habia relatado la noticia del ajusli- 
ciamiento del Inca (Porras Barrenechea, Cedulorio del Peril , si- 
glos XVI, XVII y XVIII, 1940), 

El rey manifestaba en la misiva su disgusto por la condena y 
ejecucidn de Atahualpa ordenada por un subdito suyo, pues la 
medida atentaba contra la institution de la monarquia, Anos 
mas tarde, Felipe II expresaba igual desagrado a Toledo por la 
muerte de Tupac Amaru, basado en el mismo principio de aten- 
tado contra la realeza. 

Por lo expresado hasta aqui, parece logico suponer que la 
muerte de Atahualpa ocurriera despues del 8 de junio y antes 






MARlAROSTWOROWSKI 


V. LAS SUCESIONES V a CORREINADO 


137 


del 29 de julio de 1533. Los espanoles se quedaron aun unos dlas 
en Cajamarca preparando la partida que tuvo lugar hacia media- 


tiembre en Huaylas. Es importante aclarar la fecha de la muerte 
de Alahualpa y rectificar que no luvo lugar el 29 de agosto como 
ha sido sugerido sin fundamenlo alguno. 

Una ultima observation que hay que hacer sobre eslos aeon- 
tecimientos es explicar por que no se produjo de inmediato una 
reaccidn de los naturales, no se sublevaron ni trataron de liqui- 
dar a los espanoles, zebmo un grupo de espanoles conquistd tan 
facilmente el incario? La pregunta es esencial. En la hazaha de 
Pizarro no existid un encuentro, un enfrentamienlo guerrero en- 
Ire los espanoles y los andinos, no tuvieron ocasidn los forasle- 
ros de medirse con los naturales porque nadie los ataco, En nin- 
gun momenlo Alahualpa ordend una lucha o un exterminio de 
los hispanos. Al contrario, se les facilitd el acceso al real de 
Alahualpa sin que hallaran un estorbo en su camino. 

En la toma de posesidn del Tahuantinsuyu primd la astucia, 
la osadia y el aprovechamiento de las circunslancias, unidos a 
mucha diplomacia, Por el lado indigena existid una subestima- 
cion de la tecnologia hispana, un desconocimiento del poder de 
las armas de fuego, de las tdcticas guerreras distintas a las suyas, 


Atahualpa cometio el error de subestimar a los espanoles, 
creyo que numericamente los podri'a desbaratar cuando dl lo dis- 
pusiese asi. La expectativa de ver de cerca a los extranos seres 
prevalecio sobre todo sentido de cautela y de precaution. 

Despues de los acontecimientos de Cajamarca, el descon- 
cierto entre la nobleza cusquena debio ser grande, Muertos 
Huascar y Atahualpa y dada la falta de leyes fijas para la suce- 
sidn del poder, el Tahuantinsuyu quedo acdfalo y a la deriva. 
Para evitar esta situacidn, Pizarro se apresurd en nombrar a un 
nuevo soberano en la persona de un hermano de los Incas falle- 
cidos, llamado Tupac, juien habia venido a ver a Atahualpa pre- 
so, y no queria salir de sus aposentos por temor a que lo matasen 


(Pedro Pizarro 1973:71). Este Inca sdlo vivid unos meses des¬ 
pues de su nombramiento y murid envenenado en Jauja; en su 
lugar los espanoles nombraron a Manco II, medio hermano de 
los anteriores Incas, Este personaje, sujeto a las ordenes de Piza¬ 
rro, no pudo actuar libremente hasta no huir de la tutela hispa¬ 
na, y sdlo entonces se inicid la lucha contra los invasores, 

En cuanto a las macroetnias andinas, superado el primer 
momenta de estupor despuds de los acontecimientos de Caja¬ 
marca, la mayoria se plegd a los espanoles movida por el deseo 
de independizarse de la hegemonia cusquena. Los curacas ayu- 


daron decididamente a los forasteros y les proporcionaron vive- 
res, cargadores y tropas de apoyo, sin lo cual los espanoles hu- 
bieran fracasado en su empresa, 

Pizarro, gran politico y diplomatico, supo aprovechar los 
sentimientos de independencia que prevalecian entre los seno- 
res elnicos para lograr su colaboracion. Los hispanos, lejos de es- 
tar solos en un pals hostil, contaron desde el principio con la 


cion y dependencia en el cual se verian envueltos mas adelante. 







Segunda parte 


LOS ASPECTOS ORGANIZATIVOS 



CAPITULO VI 


La composition social del Tahuantinsuyu 


Para investigar el sistema organizativo del Tahuantinsuyu es in¬ 
dispensable estudiar primero la composition de la sociedad em- 
pezando por los niveles mas altos de la jerarquia, distinguiendo 
los varios tiposdesehores, 

Antes de la expansion inca el territorio andino se dividia en 
macroetnias cuyos jefes eran los Hatun Curaca o grandes seho- 
res, La Jurisdiction de sus tierras variaba segiin su poderio y sus 
componentes btnicos. Estos senores encumbrados gobernaban, 
a su vez, varios curacazgos subalternos, de menor jerarquia, al- 
gunos bastante pequehos, El modelo sociopolitico del ambito 
andino se presontaba como un mosaico de diversos caciques 
agrupados bajo la hegemonia de jefes mayores. Tal parece haber 
sido la situation en el momento del desarrollo inca, 

Despues de la conquista cusquena el esquema vario cuando 
los Hatun Curaca aceptaron la preeminencia del Sapan Inca al 
reconocer los requerimientos de la reciprocidad. A medida que 
se fue afianzando el poder del Estado surgieron nuevas catego- 
rias de senores, como los curacas eventuales, por lo general pa- 
niaguados o servidores de un soberano, a quienes el Inca desea- 
ba premiar y les concedia la merced de un curacazgo, Se dio 
tambien el caso de curacas de la categoria social yono, que te- 
nian la ventaja de no depender de sus ayllus de origen sino di- 
rectamente de la voluntad del Inca, 

Con el crecimiento territorial se creo una vasta clase de se- 





VI. LA COMPOSICION SOCIAL DEL TAHUANTINSUYU 


MARlAROSTWOROWSKI 


vinciana" se anadian los innumerables administradores y diri- 
genies estatales, sobre cuya responsabilidad descansaba el 


hay que anadir a los sacerdotes, quienes formaban una categorla 
compuesta por muy diversas dignidades que cumplian variadas 
funciones. Por ultimo, los seiiores “mercaderes" de Chincha, y 
los de las regiones norlenas constituian tambien influyentes fi- 


En escalones mas bajos de la escala social hallamos a los ar- 
lesanos, a los hatun ma, a los mitoiaq, a los Pescadores y a los 
pa, (ormando las clases populares del Tahuantinsuyu. Los ho- 
tun mn eran individuos por un sistema decimal de unidades 
domesticas en numero de diez, cien, mil y diez mil, con sus pro- 
pios jefes para cada cifra poblacional. 

Ademas, la poblacidn formaba subgrupos por edades, segiin 
la fuerza de trabajo que podlan rendir. Por encima de este gentio 
social se elevaba la persona del Sapan Inca, soberano del 
Tahuantinsuyu, rodeado por las panaca y ayllus reales forman- 
do la aristocracia cusquena, a la cual se aiiadia los Incas por pri- 
vilegio, Sin embargo, en sus inicios los senores cusquehos no se 
diferenciaron de los demas curacas de la region; a medida que 
fueron acrecentando sus dominios, credo tambien su poderio. 
Cabria preguntarse hasta que punto la conquista del Chimor in- 
lluyo con su cultura y su refinamiento en las rudas huesles in- 
cas, prestdndoles el habito del lujo y de la solemnidad con la 


cual se manifestaba el gran Seiior del Norte, La mitica comitiva 
de dignatarios que roded y acompano al legendario Naylamp en 
su arribo a tierras lambayecanas evidencia el refinamiento de su 
corte, 


andina del siglo XV empezando por la clase mas elevada, 


| LA ELITE 

I 

| En los inicios del grupo inca la composicion social no debid ser 
I muy sofisticada, La mas alta jerarquia la formaban las dieciseis 
[■ panaca, de entre cuyos miembros se elegla a los gobernantes 
; cusquehos, conservando los ayllus de los ultimos Incas el ma¬ 
ll yor prestigio, mienlras calan un tanto en el olvido las panaca de 
I los jefes mas antiguos. Le seguian los diez ayllus “custodios", 
f Hamados asi por Sarmiento de Gamboa, que tenfan a su cargo el 
cuidado de la ciudad y del Inca. Cuado Huascai les retird este 
; privilegio ancestral para rodearse de gente advenediza como los 
, canaris y los chachapoyas, dicho acto adquirio proporciones de 
: escandalo y de afrenta, y atrajo sobre el Inca el odio y rencor de 
! los desplazados miembros de la elite. 

| Los Seiiores 

Con la expansion territorial del grupo inca, cada curacazgo 
anexado al circulo cusqueno enviaba a un sehor para que viviera 
y se estableciera en la capital como una manera de asegurar fide- 
lidad. Dicho sehor podia servir de rehdn en el caso de una suble- 
, vacidn en su lugar de origen. Un ejemplo de esta indole lo lene- 
mos en Caxapaxa, jefe de una de las dos mitades del sehorlo de 
. Lima y que habitaba en el Cusco, mienlras que Taulichusco, se- 

1 gundo curaca del sistema dual, residia en el curacazgo. Los se¬ 

if nores con mayor tiempo de anexion al Tahuantinsuyu tenian la 
\ particularidad de vivir mas cerca del centro. Elios reproducian 
: en sus personas las diversas zonas del espacio inca ocupando el 
| suyu o region que les correspondia geograficamente. 

A traves de las referencias documentales dejadas por la ad- 
i; ministracion espahola sabemos de la existencia, en el siglo XV y 
principio del XVI, de una diversidad de grandes senorios a lo 
largo yancho del Estado inca, cuyos jefes eran duales, con la 
i preeminencia de uno de ellos. Los espanoles con el fin de au- 
1 mentar el numero de encomiendas otorgadas procedieron a dl- 




MARIA ROSTWOROWSKi 


VI. LA COMPOSICI^N SOCIAL DEL TAHUANT1N5UYU 


vidir las macroelnias en varios repartimientos liastocando de j 
esa manera el sistema organizativo andino. Es asi que unos cura- | 
cas suballernos se encontraron en condiciones superiores, j 
mientras que olros se vieron disminuidos y despojados de sus 1 
prerogatives. Esta situation dio lugar durante el virreinato a in- j 
numerables juicios entre los naturales. 

Fray Domingo de Santo Tomas en una carta dirigida al rey \ 

hace referenda al desmembramiento de pueblos y curacazgos j 

para aumentar el numero de repartimientos; es asi que se divi- a 
dian en dos o en tres encomiendas los lugares que antes forma- 
ban una sola unidad (Lissdn y Chavez, 1943, vol. 1; 196-198), 

En el Tahuantinsuyu los seiiores de las macroetnfas gober- 
naban varias guoranga (1,000 unidades domesticas], y como j 
ejemplos cilaremos al Hatun Curaca de Guzmango, senor de las j 
siete guorango de Cajamarca; la curaca Contar Huacho, senora j 
de las seis guorongo de Huaylas; o a Nina Vilca, senor de las guo- 
rangode Huarochiri. 

En la sierra central, el Hatun Curaca de los atavillos gobema- 
ba ademas de su propio grupo a los naturales de Canta, Huaman- 
ga, Piscas y Socos (Rostworowski 1978), En la costa sur-central, | 

Chicha era un rico y prdspero curacazgo; y en la regidn nortena | 

el sehorio de Callanca, cuyo nombre preinca era Chuspo, forma- j 

ba, en los inicios del siglo XVI, una unidad con Reque y Monser- j 

fu, Mas adelante Pizarro dividio el senorlo entre dos encomen- j 

deros, Callanca le toed a Francisco de Alcantara y Reque a t 

Miguel de Velasco, es as! que se crearon dos curacazgos inde- | 

pendientes cuando antiguamente formaban uno solo (Rostwo- = 

rowski 1961), Vaca de Castro, en 1543, dividio el valle de Chi- | 

mor entre Alonso de Alvarado y Alonso Gutidrrez (AGI, Justicia \ 

398, juicio de dona Francisca Pizarro contra Diego de Mora). 

El centra religioso de Pachacamac compendia los valles ba- . 
jos de Lima y de Lurin y esta macroetnfa se formaba con una se- 
rie de pequenos senorios sometidos a la hegemonia de Pachaca- \ 
mac. En Lurin citaremos los curacazgos de Manchay, Huaycan, 


Siscaya, Quilcay (centro de Pescadores), Caringa y Pacta situa- 
dosenla region de las lomas, 

En el valle bajo, en la cuenca del rio Rlmac, se contaban los 
senorios de Surco, Guatca, Lima, Maranga, Gualcay, Amancaes 
y Callao, Cada uno conservaba sus propios jefes locales en nu¬ 
mero par representando las dos mitades de cada pequena uni¬ 
dad politics (Rostworowski 1978a). 

En los lugares mencionados hallamos la presencia de un Ha¬ 
tun Curaca como senor de una amplia zona, y bajo su dominio se 
situaban una serie de curacazgos menores, algunos sumamente 
reducidos. Por su area de distribucidn, este parece haber sido el 
patron panandino a comienzos del siglo XVI. 

Para entender mejor la jerarquia de la sociedad andina es in¬ 
dispensable consultar con los primeros diccionarios del idioma 
quechua, que reflejan el habla y los tdrminos usados por los na¬ 
turales, 

Los Lexictn de fray Domingo de Santo Tomas y de Diego 
Gonzalez Holguin contienen diversas voces para describir la so¬ 
ciedad prehispdnica. Muchas de las palabras indigenas cayeron 
muy pronto en desuso porque la administracion espanola prefi- 
rid emplear otras voces, como cacique, traida de la regidn del Ca- 
ribe y que le era familiar desde el primer viaje de Colon (Ldpez 
deGomara 1941:44). 

Veamos en seguida las palabras que figuran en el diccionario 
de Fray Domingo de Santo Tomds (1951/1563) para los diversos 
tipos y jerarqufas de seiiores; 

“Capac o Capac Qapa reyoemperador 
CapacApo senor soberano 

Appo gran senor 

Appocac gran senor 

Yananc senor, generalmente 

Curaca 
Atipac 

Appocta, sayaui, gui 


senor principal devasallos 






[i 


207 


MAAlAROSTWOROWSKl 


VI, LA COMTOSICI6N SOCIAL DEL TAHUANTINSUYU 


Appo ayllon 
Appoycachanigui 
Mussoc Capac o 
Mosso Cappoe 



A travfis de esta lista de palabras se consigue informacihn so- 
bre la composition: hay voces para indicar a los varies sehores 
que formaban la sociedad de entonces, Los terminos van desde 
la vozyoyonc que proviene de la palabra yoyo, padre, y sugiere 
un cambio en el sistema de parentesco que evoluciona hacia una 
estratificacion social, Otras voces como apo o curaca, senor de 
vasallos, alude a categorias dentro de un esqueraa social diferen- 
ciado (para mas informacion ver Rostworowski 1990), 

En el segundo diccionario quechua consultado tenemos las 
siguientes voces para sehores (Gonzdlez Holguin 1952/1608): 


"fapacApu 

unico senor ojuezo ray 

(JapayAuqui 

el principal del o Caballeros nobles 

Hatun Curaca 

el senor mas principal que otro, mas 
conocido y anciano rico 

Hatun o Akapac Curaca 

gran senor 

Auquicuna 

los nobles hidalgos, sehores 

Rinriyoc Auqui ' 


Curaca 

el senor del pueblo 

Curaca Cuna 

iga 

LlactayocApu 

el senor del pueblo 

Llaclacamayoc 

curaca teniente del principal o 
executor de lo que el manda 

Llactayoc 

senor oduehode loscarneroso 
el que tiene ganado 

Michini Runacta 

gobernadororegirahombreso 
ser superior 

Ccoripaco Ccoririncri 

los orejones capitanes 


f Pacuyok 

i Huaranga Curaca 

Pachaca Curaca 
f Chunca Curaca 

! En esta larga lista de terminos para los diversos status exis- 

i * etl i es entre los sehores puede verse claramente una variada 
I gana de situaciones, ocupaciones y poderlo, Vemos al Capac 
; Apu, el unico senor, seguido en rango por el Hatun o Akapac Cu- 
| raca; hallamos palabras para designar a la nobleza, a los capita- 
1 nes Orejones que habian obtenido esa distincion por su valor en 
i. las guerras, diferentes a los Ccoripaco Ccoririnri que eran los 
| Orejones de sangre, algo parecido a los Incas de privilegio. 

Muy pronto desaparecieron de los documentos esparioles 
; las palabras Llactaupc, el senor del pueblo; Llaclacamayoc o cu- 
l raca teniente del anterior y de menor categoria, Es un indicio in¬ 
i' teresante constatar que existia, aparte de la nobleza de sangre, 
j; una distincion en base a la riqueza: Lactayok, el poseedor de 
! cuantiosos ganados. 

Gonzalez Holguin es explicito para nombrar a los jefes de 

! menor jerarquia y, segun el, el Pachaca no era sino un mayor 
domo del Inca, En las crhnicas y relaciones hay numerosas refe¬ 
rences a la creacihn del sistema de grarango y pachaca estable- 
cido por el Inca Tupac Yupanqui a raiz de sus conquislas. Estas 
voces senalaban categorias de jefes: los pachaca ejercian el man- 
- do sobre un numero supuesto de cien familias, mientras el cura- 
; ca de guorango mandaba a diez sehores de pachaca , o sea a un 
; grupo hipothtico de mil unidades domhsticas, La suposicidn de 
que Tupac Yupanqui establecio dicha organization en el 
l Tahuantinsuyu esta respaldada por las crhnicas y merece ser to- 
i madaen consideration. 

Probablemente los incas intentaron reordenar los modelos 
: administrativos locales, aplicando un sistema decimal en las je- 
, rarquias para facilitar los computes poblacionales v ordenar la 


los indios orejones que lohazlan 


senor de mil indios 
senor de den indios 
mandonde una parcialidad". 







MARiA ROSTWOROWSKI 


VI. Ui COMPOSIClbN SOCIAL DEL TAHUANT1NSUYU 


fuerza de Irabajo. Sin embargo, la nueva disposicion no aleclaba 
la marcha tradicional e interna de los senorios locales, No sabe- 
mos si el origen de este sistema decimal fue cusqueiio, o si los 
inrac in imnnsiflron desoues de conquistai alguna region que 


M ocuparnos del Tahuantinsuyu como un todo no podemos 
dejar de lado las palabras usadas entre los pueblos oru ojoqi ha- 
blantes y por ello veremos el diccionario aymara de Bertonio, 
rico en vocablos para los diversos senores. 


“Hakhsaranani apu 
Ccapacasuti 
Ccapaca cancana 

Ccapaca 

Apu 

Apu cancana 

Auqui 

Taani 

Pachpa marcani mayco 
Cchamani, sinti, ataani 
Hilacata 
Hisquiquiri 
Huallpani 


Laa mayco 

Mallcovel, mayco 
Mayconavel. mayco 
Tatana 


rey o senor, Es vocablo antiguo que 
ya no se usa en esta significacibn 
rico 

senor, corregidor, principe 

senorio 

padre o senor 

maesse decampo, proueedorde 


capitan 

principal del ayllu 
rico o noble cauallero 


aprestar para el banquete y para las 
otras cosas susodichas 
cacique intruso, o uno que no 
espropietario 
cacique, senor devasallos 
el senorio, mando reynado 
uno que haze muy de Senor", 


En esta voces notamos una diferencia entre ccapaca canca¬ 
na equivalente a reino, y la palabra apu cancana que signifies 
senorio, es decir una distincion entre el poderio hegemdnico que 
puede ejercer el jefe de una macroetnia en comparacion con un 
simple curaca. Tambien hallamos referencias econdmicas entre 
los notables de un lugar con la voz hisquiaquiri que indica el 
hombre rico o noble, distinto del mayco, senor natural de un 
pueblo, Existe tambibn una palabra para designar a un jefe intru¬ 
so en la voz ie laa mayco. 

En general se puede objelar que los vocabularios contienen 
ciertos conceptos espanoles presentes en los Lexicdn, pero son 
aspectos secundarios, sobre todo si se toma en consideration la 
abrumadora confirmacidn documental sobre la presencia en el 
Tahuantinsuyu de los grandes senores que gobernaban amplias 
zonas, Por debajo de dicbos senores se situaban los jefes subal- 
ternos, de distintas categorias, que tenian rangos menores y per- 
maneefan sujetos a los grandes senores. Tal parece haber sido la 
estructura sociopolitica del ambito andino, En ese sentido la so- 
ciedad indigena ofrece un patron mas complejo de lo que gene- 


las multiples voces para designar las diferentes jerarqufas de se¬ 
nores, se simplificaron las estructuras, se empobreci6 el idioma 
y se perdieron los multiples vocablos que indicaban la organiza- 
cidn social indigena. 

Si aceptamos la evidencia de las fuentes documentales sobre 
la existencia de grandes senorios en el ambito andino, cabe pre- 
guntarse edmo funcionaban sus sistemas organizativos internos 
y que lazos unian a sus miembros entre s(, 

Cuando Tupac Yupanqui bizo su aparicibn en la costa en 
son de conquista se encontro con la resistencia armada del Colli 
Capac que fue ayudado con gente de guerra por el senor de Qui- 


hacia su jefe, la primera con una entrega de productos de la tie- 
- rra y la segunda con asistencia guerrera. 





MARiAROSTWOROWSKI 


VI. U COMPOSICI0N social del tahuantlmsuyu 


211 


Una eslrecha relation de subordinacion similar existia entre 
el curaca de Chaclla con el Hatun Curaca de Huarochiri. El jefe 
de Chaclla declaro que cuando visitaba al senor de lodas lasguo- 
mga llevaba mazorcas de malz, coca, aji y oiras cosas. Esios 
'"regalos" provenian de las chacras, que los senores de las ma- 
croetnias poseian en Quivi. Al tratar la tenencia de la tierra acla- 
memos esios datos, que provienen de un largo juicio sostenido 
enire los naturales de Canta contra los de Chaclla por una tierras 

aplas para cultivos de cocales (AGI, Justicia 413; Rostworowski 
1988b), 


Dualidad en el mndo 

r 

Es necesario analizar la exislencia de la dualidad en el go- j 

bierno de cada curacazgo y raostrar las multiples evidences so- I 

:e el particular, Esta informacldn estS presente en las crdnicas I 
de manera poco expUdta, pero es confirmada en numerosos do- 
cumentos de archivos. Hasta la fecha se ha dado poca atencidn a j 
esta dualidad andina debido a que las noticias se hallan disper- j 
sas en visitas, tasas, juicios, probanzas y otros testimonies admi- 
nislrativos espanoles. 

Insistimos en la dualidad en el ejercicio del poder porque 
tnuchos estudiosos encasillados en una vision estereotipada del 
mundo indlgena temen romper los esquemas establecidos y no 
desean aceptar nuevos enfoques basados en numerosa informa- 
cion documental que obliga a una revision de los conceptos 
acostumbrados. Estamos lejos de haber llegado a descifrar los 
enigmas del mundo andino y debemos estar dispuestos a reexa* I 
minar constantemente nuestras apreciaciones a la luz de nuevas 1 
investigaciones, 

En el Tahuantinsuyu cada curacazgo se dividla en dos mita- 
es que correspondlan a la visidn indigena de dam y hurin j 

1 nan y Lurin], o de icdoq y allauca (izquierda-derecha), Cada j 

una de esas mitades era gobernada por un curaca, siendo nume- j 
rosos los documentos que informan sobre el particular, Uno de l 


1 los curacas de las dos mitades se hallaba siempre subordinado al 
| otro, aunque esta dependencia podia variar, en unos casos podia 
. ser mas importante la mitad de arriba (como en el Cusco), y en 
' otros, la de abajo (tal era el caso de lea). 

Si bien en las crdnicas, y especialmente en la de Sarmiento 
; de Gamboa, no se especifica la dualidad, siempre se mencionan 
\ en pares a los curacas de las diversas regiones del Tahuanlinsu- 
| yu, La insistencia de nombrar a dos personajes juntos reuniendo 
l el poder permite suponer que representaban las mitades opues- 
l tas de su sistema organizativo. Para la dpoca mas antigua del 
i Cusco, Tocay Capac y Pinahua Capac, formaban una dualidad 
; aunque cada una de las partes comprendia numerosos ayllus 
| (Rostworowski 1969-70), Otro ejemplo para la misma zona eran 
) los Choco-Cachona persistentemenle mencionados como un 
1 todo, aunque se trataba de dos grupos compuestos por varios 
| ayllus su exislencia en Cusco era lo suficientemente antigua 
• como para poseer huacas en el sistema de ceque, 

En algunos documentos adminislrativos, por ejemplo en las 
| visitas coloniales, la dualidad de los curacas esta plenamente de- 
l mostrada, tal es el caso de los lupacas (Garci Diez de San Miguel 
1 1964/1567) y de la Visita a Acarl de 1593, Para otras regiones la 
information precede de otra fuente testimonial, como el caso del 
senorio de Lima en las noticias contenidas en las dos probanzas 
: de su curaca don Gonzalo (Rostworowski 1976a, 1981-82), 

En el sur, los collaguas se dividian en Yanqui Collagua de 
| Hanansaya y de Hurinsaya; los lari collaguas tambien poseian 

! senores dislintos para cada bando, de la misma manera los cava- 
na condes se dividian en dos mitades con sus respectivos seno- 
| res (Relaciones Geogrdficas de Indias 1885, t, II: 38-59). 

Largo resulta enumerar todas las noticias sobre la dualidad 
[: entre los curacas, un ejemplo distinto es el de las mujeres que 
ejercieron el poder, nos referimos a las copullana de la region de 
\ Piura. En Colan, en el siglo XVI, gobernaba dona Luisa y "su se- 

; gunda persona" pertenecia a su mismo sexo y se llamaba dona 

Latacina (Rostworowski 1961:32), Con el afianzamiento virrei- 



212 


MARIA ROSTWOROWSKI 


VI. LA OOMPOSiadN SOCIAL DEL TAHUANTINSUYU 


213 


nal las mujeres curacas perdieron su poder efeclivo an favor de 
sus maridos. 

Sin embargo, el modelo organizativo andino no quedaba alii, 
sino que demoslraba lener una mayor complejidad en su engra- 




graficas de Indias 1885,1,11:72), hay una interesante referenda 
a la clasica division dual, no solamente tenian a un curaca prin¬ 
cipal en cada mitad, sino a otro cacique de menor categoria so¬ 
cial, como subalterno del principal, Este personaje era el yano- 
paq, "ayudador" o "companero". Esta nolicia se podrla juzgar un 
tanlo peregrina si no estuviese confirmada por otro testimonio: 
la Tasa Toledana de Capachica (1575, AGI-Patronato 140, Ramo 
4; Rostworowski 1985-86), documenlo excelente para compren- 
der la organizacion del poder, de el analizaremos lo referente a 
los curacas, 

Ocho eran los curacas de Capachica, cuatro de ellos eran ay- 
maras, dos gobernaban a los urus, y otros dos curacas subalter- 
nos mandaban en la isla de Amantani, Lo interesante es la infor- 
macibn sobre la existencia de dos sehores en cada una de las 
mitades, es decir dos para el bando de Hanansaya y dos para la 
mitad de Hurinsaya. La "segunda persona", nombre que los es- 
paholes daban al companero dual se referia al "doble" del jefe de 
cada mitad. Esta Tasa revela la estructura interna del senorio y 
confirma no s6lo la dualidad en el orden social sino una cuatri- 

A 

partition, verdadero eje del sistema andino. iSerfa especial esta 
situation para Capachica o La Paz, o se tralaba de un sistema ge- 
neralizado para toda la region en tiempos prehisp4nicos? Para 
salir de dudas conviene consultar con la Tasa General de Toledo 
(Cook 1975). 

El documento publicado por Cook se inicia en el folio 6 
-faltan los anteriores—, con el repartimiento de Aullaga y Uru- 
quillos, En el testimonio son nombrados cuatro curacas, dos ay- 
maras para Hanansaya y dos para Hurinsaya. 

En los demas repaitimientos de la Tasa Toledana en La Plata 
contamos mas de diez encomiendas, cada una con cuatro cuacas 


para la poblacibn aymara, ademas de los jefes btnicos urus, Es 
probable que el motivo por el cual algunos repartimientos no tu- 
vieran esos cuatro curacas haya sido el fraccionamiento del te- 
: rrilorio para aumentar el numero de encomiendas otorgados. 
Las divisiones realizadas por la administration espaflola 
eran ejecutadas de manera arbitraria, sin tomar en considers- 

I ? cibn la situacibn sociopolltica indlgena, En esas circunstancias 
f el sistema colonial no propiciaba el modo indlgena de la cuatri- 
particibn, y mbs bien procedla a nombrar a los jefes que les pare- 
cla necesarios, eliminando a los demas senores por juzgarlos 
| prescindibles, 

; En el analisis de la Tasa Toledana tambien hallamos lo mis- 
mo para la region de La Paz y para el Cusco, admitiendo que la 
\ antigua capital del Tahuantinsuyu sufrib mayores divisiones te- 
; rritoriales, traducidas en pequenos repartimientos para conten- 
| tar a los hispanos. El mismo recuento de cuatro curacas se halla 
’ en Arequipa y en Guamanga, Todo ello demuestra que a finales 
! del siglo XVI aun permanecian las estructuras sociopoliticas an- 
dinas y que poco a poco se fueron transformando y simplifican- 
do a medida que se afianzb el regimen colonial, Paulatinamente 
la costumbre indigena cayb en desuso, motivada quiza tambien 
| por la persistente baja demografica y por la huida de los natura- 
les de sus ayllus y curacazgos de origen. 

Al desaparecer la persona del tabaoatjye o "ayudador" y con 
• el la cuatriparticion, el termino Castellano de "segunda persona" 


tiendo de alii en adelante un cacique principal y gobernador de 
un senorio, ademas de una "segunda persona", olvidbndose, a 
veces, hasta la mention o la existencia de las dos mitades. 
Santillan (1927/1563, parrafo 24) se quejaba del gran mime- 


nada y el ausentismo de los naturales de sus lugares de origen 
hacia mbs patenle las alias cifras de jefes etnicos, Visto desde la 
jf perspectiva de laidmlnlstraclbn espanola se justificaba el deseo 









214 


MARlA ROSTWDROWSKl 


VI. U COMPOS ICION SOCIAL DEI TAHUANTINSUVU 


215 


de simplificar los cuadros y de suprimir el niimero de curacas 
I que parecla un exceso. 

Al caducar la parte de la organization sociopolitica, resulta 
dificil raslrear la extension de la cualrlparticion y determinar si 
era comprendida tambien en otras zonas, A travOs de documen- 
tos tempranos hemos podido hallar un modelo semejante para 
I burin (o Urin) lea en 1562: Por esa fecha, Hernando Anicama, el 
viejo, era cacique principal, y en una cldusula testamentaria ha- 
bia dejado el cargo a su hermano Guaman Aquixe, con el cual 



Mas larde, cuando Hernando Anicama, hijo, sucedio a Guaman 
Aquixe en el curacazgo, su segunda persona fue Andres Mucay 
Guala, Todo esto ocurrio sin la participation de los senores de 
Ananlca (Rostworowski 1977b). 

En los apelativos de las guorango de Lurin lea enconlramos 
que sus patronimicos parecian estar emparentados con el grupo 
de idiomas designados como aw o jaiji , mds que con el quechua, 
Es posible que en lea se hablara algun dialecto influido por di¬ 
cta lengua y que la zona fuese un lindero lingiiisiico con el waa 
siwi costeno de Chincha, 

Quiza la cuatriparticidn fuera general durante el incario 
como una institucion impuesta por el gobierno cusqueno. Tam¬ 
bien cabe la posibilidad de que esta se originara en la regiOn del 
altiplano, de donde era posiblemente oriundo el grupo de Ayar 
Mango, y fuese el quien estableciera el sistema en el Gusco. 

En un reciente trabajo, Frank Salomon (1985) investigd el 
modelo dual en el Ecuador y encontro que fue un mandate de 
origen inca. Faltan mayores investigaciones de archivo para sa¬ 
ber lo que ocurria en la regidn norleiia del antiguo Peru, pues ca- 
recemos de noticias sobre el tema, Mucbos son los interrogantes 
sobre la organization andina y existe la posibilidad de la presen- 
cia de diferentes modelos organizativos locales sobre los cuales 
los incas superpusieron la cuatriparticidn. 


I Los Caracas eventuate 

Los curacas eventuales no se relacionan como los senores 
tradicionales, su existencia se origind con el auge inca y la apari- 
\ cidn del Estado. Durante los viajes de los soberanos a traves del 
| territorio Ostos tuvieron ocasidn de entrar en contacto con la 
j gente local, Cuando un soberano cusqueno se desplazaba, ya sea 
para visitar la tierra, dirigirse o retornar de alguna expedicion 
: guerrera, a su paso por los diversos pueblos elegia a algunas per- 
i sonas para integrar su sequito o para cumplir determinadas fun- 
r ciones o trabajos, A veces podia designer a un grupo de indivi- 
1 duos para realizar ciertas obras especiales, No se trataba de los 
i desplazamienlos masivos de poblaciones que veremos en otro 
* capitulo, sino mas bien de una eleccidn, quiza caprichosa, de al- 
’■ gunos personajes para ocupar un cargo en todo caso, estos he- 
; chos muestran una gran movilidad en la sociedad andina a fina- 
| les del siglo XV. 

Las informaciones de Toledo (Levillier 1940, t. II) contienen 
noticias directas de personajes indigenas que lestimoniaron ha- 
: ber prestado servicios al Inca o recordaron funciones cumplidas 
por sus padres o abuelos, Desde luego, tales testimonios tienen 
) la ventaja de ser algo vivido y y experimentado por los inhuman- 
\ tes, lo que les otorga mucho valor para la investigation. 



yquin, curaca de cuatro pueblos cercanos al Cusco, Segiin el, su 
padre fue originario de "hacia Quito" y cuando muchacho fue 
llevado en el s&quito de Tupac Yupanqui despues de la conquis- 
ta de la zona y de haber fallecido todos sus parientes, Es asi que 
entrO al servicio del Inca y mas adelante el soberano lo nombrO 
curaca de unas aldeas en la vecindad de la capital (Levillier 
1940, t, II: 55), Esta situation se repetia en muchas oportunida- 
des como precio por diligentes servicios, o por el afeclo que po¬ 
dia unir a un jefe con su buen servidor, Algunos de estos escogi- 
dos pertenecian a la nobleza local de una region, mientras que 
otroseranyano (Levillier, ibidem: 107), 




216 


MARiA ROSTWOROWSKI 


VI, LA COMPDSIClflN SOCIAL DELTAHUANTINSLYU 


21 ? 


De los muchos dalos contenidos en las Informaciones de To¬ 
ledo citaremos el de Pedro Astaco, originario del pueblo de Ca- > 

che, Su padre fue criado de Tupac Yupanqui, quien lo nombro ■ 

curaca de un pueblo cercano al Cusco, Tiempo despubs el sobe- 5 
rano revoco el nombramiento so pretexto que las huacas y el Sol 
afirmaban que no convenia para el puesto, Entonces, 61 y sus pa- j 
rientes retornaron a su situation anterior, a su pueblo de origen j 
como genie del comdn (Levillier, ibfdem:10B-109). 

Los jefes nombrados de ese modo formaban una categorla es¬ 
pecial de curacas que llamaremos senores por privilegio 0 even- | 
tuales, situation no necesariamente hereditaria que dio lugar a j 
una nueva clase dirigente, creada por los soberanos cusqueiios, | 
Se evidente la venlaja de tales curacas para el gobiemo central, J 

pues solo su lealtad al Inca 0 su capacidad los mantenia en el | 

puesto, Eran forzosaraente adictos al regimen y podian ser facil- j 
mente removidos del poder si se mostraban incapaces. 

Estas noticias muestran el habito del Inca de crear senores j 
locales con personas allegadas a el. La posibilidad de ser revoca- | 
dos les exigia una permanente fidelidad y eficacia; la eficacia re- J 
querida para ejercer el puesto de jefe fue una de las caracteristi- J 
cas andinas, En las Informaciones de Toledo hay referencias a 1 
curacas que dijeron haber abandonado sus puestos por limite de 
edad, algunos declararon haber dejado sus funciones por ancia- ; 
nidad, y en tales situaciones heredaban sus hermanos menores 0 j 
sus sobrinos (Levillier, ibidem), Tal fue el caso de don Pedro Cu- .j 
tinho, de Chucuito de Hurinsaya, quien declard haber sido go- \ 
bernador de los lupacas, Sin embargo en 1567 ya no ejercia el I 
cargo, pero mantenia su rango y su prestigio. 

Por las mismas razones de habilidad y eficacia eran exclui- , 
dos los menores de edad, Durante la colonia se cambid este con- ; 
cepto estableciendose la herencia de ninos para el desempeno ; 
del poder politico, aceptandose la regencia de un parienle, Este ij 
sistema fomento innumerables litigios entre los pretendienles al ; 
puesto de cacique; en los archivos abundan tales juicios. 


Curacas yano 

Una de las noticias mbs sorprendentes sobre el status de los 
curacas en el Tahuantinsuyu es la existencia de senores /ana, 
obtenida gracias a investigations en documentos de archivos, 
La primera informacion de semejantes jefes se debe a un testi- 
monio sobre los senores de Chachapoyas (Espinoza 1967). Se- 
gun el expedienle estaba vacanle el cargo de curaca de Leima- 
bamba y Cochabamba, entonces Huayna Capac otorgd el 
cacicazgo a un /ana de su servicio. 

Otro informe semejante hallamos para el curacazgo de Co¬ 
dec (Collique), en el valle del rfo Chilldn, cerca de Lima, Durante 
las conquistas de Tupac Yupanqui a la costa central, el Colli Ca¬ 
pac se le opuso con sus ejercitos resultando vencido y muerto en 
la guerra. En su lugar el Inca nombrd por curaca a un yanacon 
yonoyocu (Rostworowski 1977a). 

Es importante que analicemos el termino yonoyocu, Segun 
comunicacibn verbal de Torero: 

yano ya cu 

ayudar sufijo: sufijo: 

servir de continuidad para mi - dativo 

Con esta informacidn se amplia aun mas la ya extensa gama 
de la clase dirigente en la sociedad andina durante el gobierno 
de los Incas, 

Una lercera evidencia de senores yano se halla en las decla- 
raciones de los testigos indigenas presentados por don Gonzalo, 
curaca de Lima, en 1555. El cacique de Surco dijo que los dos cu¬ 
racas de Lima eran; Taulichusco, que fueyono de Mama Vilo, 
mujer secundaria de Huayna Capac; mientras que su "primo 
hermano” Caxapaxa lo era de la segunda mitad, pero al servicio 
del Inca; ambos pertenecieron a la categorla social de losyono 
(Rostworowski 1978a, 1981-1982), No se puede dudar de tales 
noticias, pero si cabe preguntarse sobre las ventajas que obte- 




218 


marIarostworowski 


VI. LA COMPOSIClON SOCIAL BELTAHUANTINSUVU 


219 


raca, 

Losyanorono tenlan la condicidn de “criados de servicio" v 
podian serlo del Inca, del Sol, de la Coya, de las panaca y d e l'as 

““ 1 , inp0rtanles huacas ’ Tambi ® n ' y en numero reducido algu- 
nns altos personajes del Cusco y los 


Anlenormenle ubu |, pltaeil IftNilJi ^ 
el hca careai del poder 'uficiente para lolidlar Ja ejecucidn de 
“i UlmStadiSa le l« 'litw jma duni,, ij, a. 
Ms gotwml« del Tihuantinsuyu fue um raanera da obviar 

i peliaon, y po; lo lanlo auraenli el poiler dsl Inca. Mas ade la[1 . 
te. ciiando Iraleinoi el lenia de los ynno volveramos sobre esto. 


cermontas reliyiosas y agricolas isluviesen a cargo de las seno- 

rss elnicos, aunque por ahoia no podemos definis sue limiies. 



Muunos aismitaban de tales servidores (Murra 1966 1 2] 
Dado el ilimitado poder del Inca, podia sustituir a un senor 
natural de una region por un servidor suyo fiel a su persona v de 
suranfianza. Era una forma derecompensar a un criado, y L 
men una amenaza para un jefe dfscolo y poco confiable qua po¬ 
dia ser removado del cargo, Esta polftica fomentaba el temor entre 
os curacas y para evitar la posibilidad de ser reemplazado por 
tmyo/iQ deblan moslrarse sumisos a los deseos del soberano 
L a venlaja de nombrar un curacayono consislfa en que por 
u mum. condicidn se hallaba desligado de «u. orlgenes y no 
n servaba l° s l azos de parentwra y de reciprocidad J su 
pueblo de procedencia. Con ellos, el Inca no necesitaba recurrii 
al engranaje de la reciprocidad y podia ordenar directamente se 
^ al “ cual mdicaddn suya, sin apbcar J a fdrmu,. de 


K 


ss y obligaciones M 


En documentos sobre extirpacidn de idolalrlas se mencio- 
nan a curacas locales alaviados con sus antiguas prendas de 
cumbi, con sus chipana de oro y plala parlicipando en los ritos 
como oficiantes. Es posible que dichos jefes cumplieran algunas 
obligaciones relacionadas con el culto, pero al pasar la religion 
andina a la clandestinidad se frustraron las informaciones, Lue- 
go nos ocuparemos de los sacerdoles y veremos las nolicias que 
han ilegado hasta nosotros. 


cion del cargo de un curaca y en los simbolos de autoridad, Todo 
senor andino tenia su liana o asienio, y es posible que debia ocu- 
parlo en cualquier ceremonia de importancia. Ademas, posela 
andas cargadas por hamaqueros; en documentos referenles al 
Chimor, hay noticias que el numero de cargadores simbolizaba 
el status y la categoria de un senor. Tambien en la cosla norle las 
trompelas formaban parte del aparato de un senor junto con las 
llamadas “tabernas", como los espanoles designaban a los porta- 
dores de tinajas con bebidas que acompanaban a un jefe cuando 
salia de su morada. Cada vez que se detenia el anda, el publico 
venia a beber a expensas del cacique. Cuanto mas importante un 
senor, mayor era el numero de vasijas con bebidas a repartir en¬ 
tre la gente (Rostworowski 1961). 

El atavlo de un curaca correspondia a su categoria social, y 
sus trajes y adornos variaban segun las regiones. Entre los seno- 
res de la costa norte el lujo de sus vestimentas debio ser impre- 
sionante; no solamente usaron ricas prendas para las costum- 
bres funerarias, sino lambibn para las grandes ceremonias 
cuando con todo su esplendor se presentaban ante el vulgo. Los 
museos contienen joyas y prendas como narigueras, tiaras, co¬ 
llates, patenas, orejeras de oro y plata, sin contar los exquisitos 
textiles de los uncu, los mantos, las pelucas y las plumerias de 
las momias. 

A consecuencia de la conquista del Chimor probablemente 
los incas aprendieron a rodearse del lujo de los senores norte- 
nos, Es posible que antes de la expansion la ceremonia de inves- 




MARiA rostworowski 


VI. U COMPOSICldN SOCIAL DEL TAHUANTIMSUVU 


221 


tidura de un Inca fuese similar a la de los Hatun Curacas, y solo 
con los ultimos soberanos cusquenos so introdujera el boato que 
los cronislas reconocieron en Atahualpa. 

Los senores de las macroetnias fueron la base del engranaje ] 

andino, los espanoles lo entendieron as!, y por eso en los inlcios < 

de la Colonia permitieron que se mantuvieran en sus puestos. 

Con el virrey Toledo empezd la organizacion del virreinato, lo 
que dio lugar a una disminucion del poder en manos de los cura- j 
cas y de la elite cusquena, que fue menguando a braves del siglo ij 
XVII hasta desaparecer en el XIX. 

De las references documentales se traduce que a pesar de la | 
formation del Estado inca, la sociedad local, es decir los cura- j 

cazgos, mantuvo sus sistemas organizativos intemos, conser- | 

vando sus coslumbres regionales sin que los cusquenos inlervi- j 
nieran en ello. La corta duracidn del Tahuantinsuyu no permitio j 
que se consumara la integration de los jefes etnicos con la me- j 
trdpoli, 

La organizacion local de los senorlos continuo funcionando ] 
segun sus ancestrales habilos. Hallamos entonces a los jefes de I 
las macroelnlas acluando en dos niveles, en el primero como cu- | 
racas de sus seiiorios, gobernando a sus subdilos y subalternos, d 
ocupandose de sus asuntos locales; en el segundo mantenian re- J 
laciones con el Estado haciendo frente a las exigencias de presta- | 
ciones de servicios ordenados desde el Cusco. 

En este capitulo solo trataremos de sus obligaciones inter¬ 
ims, dejando para mas adelante sus relaciones con el Estado. Se 
ha calificado al Estado inca como redislributivo, y como tal reci- 
bia el excedente de la production que redistribula segun las ne- 
cesidades del gobierno, siguiendo una logica estatal (Murra 
1978:198), 

Como ya hemos visto, en sus initios los Incas fueron meros 
curacas, como olros tantos en el vasto territorio. Es por ese moti- 
vo que al formarse el Estado su organization interna se apoyd so- 
bre lo ya existente, es decir sobre el modelo de los curacazgos de 
la region sur del Tahuantinsuyu, Dicho en otras palabras, las 


| macroetnias funcionaban como nucleos redistributivos a nivel 
local, 

Los curacas disfrutaban de tierras adjuntas al tltulo de caci¬ 
que y eran trabajadas por una fuerza laboral loci Sus productos 
Servian para los fines de gobierno del cacicazgo porque los jefes 
etnicos tenian a su cargo el sostenimiento de los viejos, huerfa- 
nos y viudas. Un ejemplo de esta redistribution entre pequehos 
senores se halla en la visita a los guancayos, habitantes del rlo 
Chillon en la costa central (Rostworowski 1977a). La noticia se 
refiere a la tarea de recoleccidn de las hojas de coca encargada a 
los ancianos del lugar, quienes recibian como retribution del cu- 
raca: comida, bebida y vestido. Esto indica una obligacidn del 
cacique para con los viejos, impedidos de prestar mayores es- 
fuerzos, 

Si comparamos a la elite serrana con la cosleha en los initios 
del siglo XV, es indudable que existio una gran diferencia entre 
ambas. Para ese entonces ya habla desaparecido el antiguo es- 
plendor de la hegemonla wariyno sabemos cuanto dedicha cul- 
tura quedarla entre los senores etnicos a lo largo de la sierra. En¬ 
tre los posibles motivos del decaimiento del Estado wari, pudo 
ser el arribo de grupos inddmitos y monlaraces como los chan- 
cas, que quiza fueron los que contribuyeron a su ruina, 

En sus initios los incas debieron ser rudos guerreros, poco 
refinados y preocupados solo en extender sus dominios. LQud 
impresidn les causarla la conquista del rico y prdspero seriorlo 
de Chincha? A no dudarlo su Hatun Curaca gozaba de mucha es- 
hma, pues fue el linico senor llevado en andas en el sequito de 
Atahualpa en la fatldica jornada de Cajamarca. Profundo impac- 
to debio causar a los cusquenos haberse apoderado del santuario 
del dios mas importante de los llanos, el dios de los temblores: 
Pachacamac. Esta especial consideracidn se deduce de la infor¬ 
mation que los cronislas dan sobre la llegada del triunfante Tu¬ 
pac Yupanqui como un simple peregrino, y de su humiliation 







I 

Sin embargo, el mayor impacto provino del Chimor. El lujoy 
majestad con que se rodeaba el gran Senor del Norte, su sobresa- 
liente derroche de joyas, objetos de oro y plata, debieron impre- 
sionar a los rusticos conquistadores serranos. Es muy factible 
1 que mas adelante quisieran emular a los costenos en la opulen- 
cia y en la fastuosidad de su corte, Ese deseo debid ser una de las 
razones para el traslado de un gran numero de artesanos coste¬ 
nos al Cusco, y poder as! satisfacer la necesidad de magnificen- 
ciadelos nuevosamos. 

Pero, probablemente, no fue solo la suntuosidad de la perso¬ 
na y del sequito del Chimu Capac la que influyd sobre los cus- 
quenos, sino lambien el despotismo y el absolutismo de los se- 
nores yungas. Con la conquista del norte, la autoridad del 
soberano del Tahuantinsuyu se vio reforzada, lo que politics- 
mente signified un increment del poder. 

iCuantos prdstamos cullurales recibieron los cusquenos de 
los yungas? Dificil dar una respuesta, pero sabemos que uno de 
ellos fue, tal vez, la creacidn de curacas de la categoria social 
yono, y la mayor facilidad para deponer a los senores dtnicos de 
sus cargos si se mostraban poco ductiles a los deseos del Inca. 

En cuanio a la propiedad de la tierra y a la politics agraria, 
sabemos que en la costa toda la tierra pertenecia al senor etnico 
y dste, a su vez, la cedia a sus subditos con la condicidn de partir 
las cosechas, Podria ser este el origen del ymconaje colonial, 
Las costumbres costenas influirian en el inicio de la propiedad 
privada entre los ultimos Incas. 

Entre costenos y serranos hubo un extendido intercambio de 
prestaciones e influencias tanto en el aspecto linguistico, como 
! en el tecnoldgico e ideologic, por lo cual sus fronteras resultan 
dificiles de precisar y desbordar. 


| (ration de tan vastos territorios. Surge la pregunta de quienes te- 
jj nfan la responsabilidad de la marcha del gobierno, y quienes la 
:: ejercian. Para ejecutar tan multiples tareas existid todo un mun¬ 
is do de funcionarios y de personajes que manejaban y conducian 
los negocios del Estado, Es de suponer que los cargos de mayor 
| responsabilidad y jerarquia estuvieron en manos de los miem- 
s bros de la elite cusquena, es decir de las pm co, de los ayllus 
I "custodios" y de los Incas por privilegio, Quiza tambien cada so- 
| berano designaba a sus favoritos, parientes o paniaguados para 
; ocupar las misiones de confianza, produciendose a la muerte de 
| un Inca todo un cambio entre los privados del senor fallecido. 

Con la formacion del Estado surgio una nueva clase directi- 
; va formada por administradores responsables del buen funcio- 
: namiento del Tahuantinsuyu, Sus infinites tareas consistian en 
| controlar los ingresos del Estado, el correcto almacenamienlo de 

| | los bienes acumulados, la planificacidn de las fuerzas de trabajo 

I exigidas a los curacas para las mas diversas faenas, ademds de 
I saber cuanta genie podia ser levada en cada region para la for- 
[• macion de los ejercitos. Los administradores debian ordenar la 
| construction de rutas, puentes, lambos y centres adminislrati- 
(, vos realizar todo ello era cumplir con una labor titanica, ejecuta- 
I da con s61o el apoyo de los quipu y de los mensajes orales de los 
I chasqui. Esto signified un gran esfuerzo y un reto para la capaci- 


Entre los personajes de distintos rangos que ocupaban car¬ 
gos en la direccidn del Estado se hallaban en primer lugar los 11a 
mados Inca Ranlin o Capacpa Randicac (Guillen y Guillen 
1963), encargados de visitar los suyu bajo sus ordenes, con la mi- 
si6n de inspeccionarlos y observar el orden establecido, Santi- 
llan (1927, parrafo 14-15) los llamaba los “visitadores por toda la 
tierra". Otros principales eran enviados a contar la poblacion de 
una zona, a la que dividian en pachaca y guorongo, ademas se- 
paraban los habilantes por edades o ciclos bioldgicos, esos per¬ 
sonajes recibian el nombre de Runaypachacac (Santillan 1927, 
parrafo 15). 


Los administradores 

Las tremendas distancias territoriales y la enorme propor¬ 
tion adquirida por el incario plantea el problema de la adminis- 







MARiAROSTWOROWSKI 


Vi. LA COMMON SOCIAL DEL TAHUANTINSUYU 


225 


224 

Cada lipo de actividad era suporvisado por un encargado de 
su ejecucidn, como por ejemplo el senor qua vela por la produc¬ 
ed y los cultivos, o el que reunia las mujeres para los acllalwa- 
si, a quien llamaban Apu Panaca o Guarmi cococ. 

Un cargo importante lo cumplia el senor enviado a juzgar o 
castigar delitos particulates. En un expediente del Archivo de 
Indias dc 1558 (Justicia 413) hallamos el caso del curaca yunga 
de Quivi, en el valle del rio Chillon, acusado de conspirar contra 
la salud del Inca por intermedio de una huaca del pueblo de 
Acupayllala. Estos hechos llegaron a oldos del soberano, quien 
envio a un Orejon llamado Apar Yupanqui a realizar una pesqui- 
sa y a enviarle una informacion de lo ocurrido en Quivi. El cura¬ 
ca Chaumecaxa fue conducido preso al Cusco, junto con vanos 
otros acusados, y ejecutado por traicion, el castigo en Quivi fue 
sangriento, y la mayor parte de la poblacion masculina del lugar 
fue asesinada quedando solo las mujeres y los ninos. 

Con la expansion territorial y el crecimienlo del incario au- 
mentd tambien la preside gubernamental sobre la poblacion, lo 
que se tradujo en una inlromision cada vez mayor del Estado en 
la vida de los particulares. La fuerza de trabajo era el mayor fac¬ 
tor rentable de la economia inca, lo que llevd al soberano a in- 
fluir en los matrimonios y no dejar gente soltera, Es asi que un 
visitador especial recorria los pueblos y ordenaba la reunion en 
una plaza de los jdvenes de ambos sexos, y en presencia del en¬ 
viado del Inca se efectuaban los matrimonios. 

Un renglon aparle merecen los contadores, y es de suponer 
que todos los depdsitos eslatales tenian sus quipucmyoc que 
llevaban la cuenta rigurosa de los ingresos y egresos de alimen- 
los y de objetos manufacturados. Es posible que en el Cusco 
cada suyu reuniera la informacion que le correspondia en su > 
area geografica, y que el resumen de los computos estuviera en , 
manos de un senor principal que podia dar razon al Inca sobre . 
cualquier lugar del Tahuantinsuyu. De igual manera, cada Ha- j 
tun Curaca conservaba-sus qu/pu contables; asi lo demostro el | 


| curaca de Hatun Huanca al presentar su quipu con las anotacio- 
! nes de lo entregado a las tropas de Pizarro. 

Otro cargo mencionado por Guaman Poma era el de los en- 
[ cargados de vigilar cada camino importante, ellos eran Ids vee- 
dores de las rutas y tambos, a la cabeza de quienes se situaba un 
f Ynga Tocricoc (oficial real). Cuando un curacazgo quedaba ane- 
! xado al Estado, ya sea a consecuencia de una guerra o de una in¬ 
i' tegracibn pacifica, acudia a el un grupo de administradores para 
establecer la organizacidn inca, Lo primero que se hacia era fa- 
1 bricar maquetas de los valles; Sarmiento de Gamboa menciona 



de los enviados realizaba las modificaciones que le parecia con- 
veniente introducir, y luego despachaba a los personajes para 
que ejecutasen sus indicaciones. Se procedia entonces al amojo- 
namiento de la tierra que seria del Inca y del gobernante a cargo 
de los Sayuo cfiecia suyuyoc y se continuaba con la aplicacion 
de todo el engranaje organizativo cusqueno. 

En un nivel inferior al de los anteriores personajes se situaba 
el Tocricamayoc (AGI, Escribania de Camara 501-A. fol, 62), su¬ 
pervisor de los artesanos de cualquier oficio que eran traslada- 
dos de una region a otra con el fin de cumplir ciertas labores; los 
artifices tenian la condicion de mifmoq o de yona y realizaban 
trabajos para el Estado dentro de sus especialidades, Los artesa¬ 
nos eran fiscalizados por el gobierno y enviados a los mas distin- 
tos lugares, alii donde se necesitaba de production manufactu¬ 
rers, 

Sacerdotes.hechicerosyadmos 

La intransigencia religiosa, comun en Europa en el siglo XVI 
y mas aun entre los espanoles que habian luchado contra los 
moros en la peninsula, no permitid a los indigenes conservar sus 
cultos particulares. La destruction de huacas y santuarios fue 
autonicitica y sus sacerdotes pasaron a la clandestinidad, siendo 
llamados de ahi en adelanto brujos y hechiceros Gonsiderando- 







VI. LA COMPOSIClON SOCIAL DEL TAHUANTINSUYU 


227 


226 _____ MARIA ROSTWOROWSKI 

seles vinculados a poderes maleficos. Satanas en persona ronda- 
ba por el pais y podia tenlar a los mas santos. En las cronicas y 
en las relaciones de los conquistadores se Irasluce el terror que 
inspiraba a los hispanos la sola idea de la presencia diabolica. 

Por esos motivos la informacidn sobre los sacerdotes andi- 
nos a la llegada de la hueste de Pizarro es mny pobre, En la carta 
de Hernando Pizarro dixigida a la Real Audiencia de Santo Do¬ 
mingo [Fernandez de Oviedo 1945, t. XII; 87, refiriendose al san- 
tuario de Pachacamac dijo que su "obispo" se hallaba en Caja- 
marca y habia enviado a Pizarro “otro bohio de oro, como el que 
Atahualpa mando". Esa es la unica noticia sobre la existencia de 
un sumo sacerdote del templo mas importante de toda la costa. 

Cuando el mismo Hernando Pizarro y un pequeno grupo He- 
garon a Pachacamac en enero de 1533 con el fin de activar el en- 
vio de oro para el rescale, fueron recibidos por su senor princi¬ 
pal, Taurichumbi, 

Para el Cusco las fuentes son mas explicitas, el sanluario del 
Sol tenia por sumo pontifice al Villac Umu, o Vilaoma como le 
decia los espanoles, y era siempre elegido entre la casta de los 
propios Incas, 

Dado el caracler dual del mundo andino y el hecho de que 
los soberanos de Hurin Cusco habilaran en el templo del Sol es 
posible que el sacerdote mayor perteneciera al bando de abajo. 
Molina, el chileno [1943:37), senala que el Vilaoma era la se- 
gunda persona del Inca y le llamaban "siervo o esclavo del sol", 
En otro trabajo hemos sostenido el caracler sacerdotal del linaje 
de los Incas de Hurin Cusco denlro del sistema diarquico (Rost- 
worowski 1983], 

Un aspecto de especial consideracion cuando se trata de los 
sacerdotes del Cusco es lo que afirma Cobo (1956, t, II, lib, 14, 
cap. VI) sobre la religion de los incas, que desde sus inicios hasta 
la conquista hispana, sufrio cambios y no siempre fue igual, En 
las cronicas hay nolicias de la existencia de cambios religiosos 
que ocurrieron a traves del lierapo en apoyo o desmedro de uno 
uotroculto, 


Una Relacidn de aulor anonimo (Relacidn de muchas cosas 
acaescidas en el Peru 1968:161-167) narra como en tiempos del 
Inca Viracocha los sacerdotes causaron rebeliones y molines. 
Despues de esos sucesos la casta sacerdotal perdid mucho de su 
anterior poder; coincide esta noticia con el ataque chanca al 
Cusco y su posterior derrota. Vencidos los enemigos es posible 
que los sacerdotes se hicieran merecedores a castigos, lo que de¬ 
bid favorecer un cambio religioso. Desde entonces el culto solar 
tomo una preeminencia sobre las demds huacas. 

Guaman Poma (1936, foja 109) cuenta que el noveno Inca 
nombro nuevos pontifices, y condeno a muerte a los lalsos sa¬ 
cerdotes, Esas alteraciones concuerdan con las innovaciones in- 
troducidas por el Inca Pachacutec en el templo del Sol y el es- 
plendorque alcanzo el santuario. 

Con la formacion del Estado se instituyeron "visitadores" re¬ 
ligiosos encargados de poner y quitar huacas y establecer a nue¬ 
vos sacerdotes, Tanto Sarmiento de Gamboa como Cabello de 
Valboa nombran a Amaru Yupanqui y a Guayna Auqui como los 
personajes enviados a visilar el pais con ese fin. 

En el dmbito andino existia una gran aficion por los oraculos 
y se predecia el futuro de muy distintas maneras, Ningun acto 
I importante se efectuaba en el Cusco sin consultar primero con la 
callpa: se trataba de extraer el palpitante corazon de un cameli- 
do y leer en el los augurios, Los mas famosos oraculos fueron el 
t de Pachacamac, el de Apurimac, el ordculo Chinchaycamac de 
Chincha, Mullipampa de Quito, el de Calequil en Huamachuco, 
y otros. Sin embargo, la mayoria de las huacas contaha con algu- 
na suerte de adivinos. 

Sacerdotes especiales llamados gummchic hablaban 
con las huacas y los ayatapuc se comunicaban con los muertos 
(Cabello de Valboa 1951:287-288), Los caviacoc bebian pocimas 
y daban sus oraculos; es curioso constatar que un nombre pare- 
cido era el de la princesa-huaca llamada Cavillaca, y es posible 
que fuese una sacerdotisa o profetisa (ver Avila), 





VI, I,A COMPOSIClfiN SOCIAL DEL TAHUANTtNSUYU 


228 MAHiA ROSTWOROWSKI 

La Relacion Anonima (1968:164) nombra como adivinos a 
los buatuc, quienes despues de beber un brebaje se trastornaban 
y emitian entonces sus profecias. Otros, los hanturpa, miraban 
las visceras da los animales sacrificados. Los informantes de 
Avila (1968, cap, 18) narraron un augurio sobre el fin de la ado- 
racidn del dios Pariacaca, Contaron que al ser conquistada la re¬ 
gion, los incas quisieron honrar a dicha huaca e instiluyeron 
quince sacerdoies de Hanan Yauyos y otro tanto de Hurin Yau- 



tando las visceras de una llama sacrificada, uno de los sacerdo- 
tes pertenecienles al grupo etnico de los llacuaces exclamd: 
"iQue desgracia! los augurios son nefastos; hermanos, nuestro 
padre Pariacaca sera abandonado". Furiosos los deraas lo insul- 
laron, pero pocos dias despues se supo la noticia de los sucesos 
de Cajamarca, Ante esos acontecimientos los sacerdoies se dis- 
persaron y retornaron a sus ayllus de origen. 

En esa misma Relacion se distinguen dos suertes de sacerdo¬ 
ies, unos eran los yanco, perlenecientes al ayllu de Cacasica y su 
principal ocupacidn consistia en mirar los desplazamientos de 
la sombra del sol proyectada en un muro. Segun el movimiento 
del astro sabian cuando era el momenlo propicio para celebrar 
cierlas fiestas, Ademas, cada ayllu poseia unJniocoso ohuacsa a 
cuyo cargo estaba la ejecucion, Ires veces al ano, de losbailes ri- 
luales (ibidem, cap, 9), Es obvio que entre losyoiiocy los huacsa 
existian diferentes funciones y tambien jerarquias sacerdotales, 
Cuando la conquista inca a la region, el soberano vistid las pren- 
das de un fiuocso y tomo parte, como tal, en los ritos en honor de 
Pariacaca, gesto que halagb a todos los yauyos, 

Arriaga (1968) al oscribir sobre la extirpacibn de idolatries 
menciona a los diferentes hechiceros, nombre, como ya hemos 
visto, que los espanoles dieron a los antiguos sacerdotes, Segun 
41, el hocapvillac era el que hablaba con la huaca y el de mayor 
jerarquia entre los demas ministros, El mlquipvilh tenia por 
mision comunicaqe con los antepasados momificados, de la 
misma manera el libiaopavilloc adoraba al rayo y el pmhoopvi- 


229 

' I 

Ik al sol, Cada ministro tenia suyannpoc o ayudante, concepto 
sumamente andino como ya lo vimos en los curacas, 

Los aucachic, llamados ichuri en el Cusco, cumplian las fun¬ 
ciones de confesores, se trataba de una prdclica panandina, usa- 
da en las grandes ceremonias o fiestas al mismo tiempo que se 
efectuaban los ayunos que consistfan en no probar aji, sal, ni te- 
ner acceso a mujeres. Los mac o occoc a quienes se encomen- 
daba la preparacion de bebidas para ser consumidas durante los 
ritos eran, en la costa, hombres, mientras en la sierra eran muje¬ 
res. Una obligacibn de las momocona de los aclla huasi en tiem- 
po del incario era preparar suficiente bebida para los fines esta- 
tales yfestivos, 

Los socyoc eran los que a travds de los granos de raaiz podian 
predecir el futuro, Los pacharicuc o pacchacatic adivinaban los i 
acontecimientos venideros por intermedio de araiias de gran ta- [ 
mano. Segun documentos sobre la idolatria, las araiias se guar- 
daban en huesos humanos vacios, y de la forma como caian al 
suelo dichos aracnidos se podian emitir las predicciones. Las 
araiias tenian su importancia en la costa, como lo comprueba su 
presencia en la iconografia nasca y mochica. Ademas, entre los 
geoglifos de la famosa pampa de Nasca existe una arana que qui- 
za se relacionaba con este tipo de vaticinios. A ese gran numero 
de sacerdotes y de adivinos hay que ahadir a los curanderos, 
mocsaovik 

Diversos eran los modos de ingresar al sacerdocio; podia ser 
por herencia, pero primero el individuo debia mostrar aptitudes 
para el desempeho de sus funciones, Existian ayllus dedicados a 
ciertos cargos como los yanacs de Cacasica, mencionados ante- 
riormente, o los tarpuntay del Cusco encargados de los ritos agri¬ 
colas, El segundo modo era por eleccibn, Los ministros reunidos 
nombraban al que debia ocupar una vacante, Si algun fenbmeno 
especial acaecia, como ser herido por un rayo y sobrevivir, era j 
considerado como una predestination, Tanto hombres como 
mujeres cumplian muchos de estos quehaceres; habia sacerdoti- 
sas famosasTDmoiquetlrdefidolo'de Apurimac-que-prefirio 1 .- 









MARlA rostwokowski 




lanzarse al abismo antes de caer en manos de espaiioles (Pedro 
Pizarro 1978), Por lo general, los ritos y ceremonias en honor de 
la luna y de la tierra estaban en manos de la Coya o reina y de las 
mujeres de la elite cusquena (Santillan 1927), Una de las mayo- 
res fiestas en el Cusco era el Coyarmi, tenia lugar durante el 
equinoccio de septiembre y coincidia con la llegada de las pri- 
meras lluvias. Durante esos dias celebraban la fiesta de la ciiua 
que consistia en ados purificatorios para alejar de la ciudad a to- 
dos los males. Las celebraciones duraban varios dias y el cuarto 
era dedicado a la luna y a la tierra (Molina 1943), 

Los "mercaderes" 

En el ambito costeno exislid una clase social que se ocupo 
del trueque y del intercambio; estos especialistas fueron llama- 
dos por los espaiioles como "mercaderes", y los habia de varias 
categorias segun loque mercaban. 

En los documenlos del siglo XVI se usd la voz "mercader" 
para designar a los naturales dedicados al trueque, pero es nece- 
sario entender la palabra en su contexto indigena, es decir den- 
tro de una economia ajena al empleo de la moneda y en la cual 
solo existia el intercambio y las equivalencias, 

Lostratanteschinchm 

En 1970 publicamos un valioso documento de la Biblioteca 
del Palacio Real de Madrid, de autor andnimo, que hacia referen¬ 
da, entre otras noticias, a la existencia de “mercaderes" en Chin- 
cha en mimero de seis mil, Elios mantenian un intercambio en 
dos sentidos, una ruta norteiia, con balsas hasta Puerto Viejo y 
Mantas, en el actual Ecuador; y otra terrestre con recuas de ca- 
melidos acompahadas de cargadores hacia el altiplano perua- 
no-bolivianoy el Cusco, 

Estos tratantes llevaban cobra para el intercambio maritimo 
con el norte, y a su retorno traian mllu (Spondylus sp.) de las ti- 


| bias aguas de los mares septentrionales. La importancia de tales 
j? conchas rojas era grande, pues consistia en la ofrenda favorila de 
i las huacas, y se usaba para los ritos propiciatorios de lluvia y 
| para alimentar el agua de las fuentes, Los arquedlogos han halla- 
I do Spondyl us desde la epoca de Chavin, es decir en tiempos muy 
j: anteriores al intermedio Tardio sobre el cual tenemos las pre- 
\ sentes referencias que corresponden al gran auge del sehorio 
(' chinchano. 

I Aqui no trataremos sobre la existencia de los “mercaderes", 

; ni las pruebas del trueque existentes en el ambito andlno, Lam- 
l poco de la navegacidn en balsas a lo largo del litoral (Rostwo- 
| rowski 1970a y 1977b; Hartmann 1971; Edwards 1965), Solo 
| anadiremos la noticia de un lejano trueque de mllu menciona- 
da en la Visita a Atico y Caravel! de 1549 (Galdos Rodriguez 
| 1977), En el expediente en cuestion el curaca de la region, llama- 
[ do Chincha Pula, declard que desde Huancavilca -en el Ecua- 
: dor- les traian unas conchas rojas llamadas molio, y con ellas se 
; habian especializado en la confection de unas estatuillas entre- 
[■ talladas con conchas, La pericia de esos artifices hizo que 
( Huayna Capac ordenara a cincuenta de esos artesanos instalarse 
jr en el Cusco, El mismo Galdos Rodriguez encuentra que esla no¬ 
li ticia es una prueba del control ejercido por los incas sobre el trd- 
l fico del mullu y concluye, por lo tanto, que no existieron los 
t "mercaderes" ni un “comercio" costeno de esas conchas. 

De ser exacta su afirmacion, el monopolio inca seria suma- 
mente tardio pues solo al final del gobierno de Huayna Capac 
\ fueron conquistados y dominados los huancavilcas. Ya hemos 
I senalado como un posible motivo para la conquista del Ecuador 
i el deseo del Inca de controlar el acceso al mllu , cuya imporlan- 
l cia magico-religiosa era muy grande. Sin embargo, siendo muy 
\ antigua la presencia del Spondylus sp, en el dmbito andino, no es 
faclible la suposicion de Galdos Rodriguez, Ademas la pericia de 
- los artesanos de Atico demueslra una larga tradition artislica, 
j Por esos motives parece que las references al uso del mllu 
en Atico, en vez de negar el intercambio costeno es mas bien su 









232 


marIa rqstworowski 


VI LA COMMON SOCIAL DEL TAHUANTINSUYL) 


confirmacion. Es viable sugerir dos posibilidades sobre el modo j 
quo tenian los de Alice para oblener las preciadas conchas: la i 
primera seria que los "mercaderes” chinchanos suministraban a * 
los artislas de Atico el mullu para sus esculturas; la segunda se¬ 
ria que ellos mismos navegaban estableciendo por su cuenla un ! 
trueque distante, Nos inclinamos hacia la primera posibilidad | 
pues es mas plausible que solo los de Chincha dispusieran de los 1 
medios necesarios para materializar las expediciones, poseian 1 
numerosas balsas, conocian los derroleros de viaje y los secretos \ 
de la navegacion en lan dificiles y arriesgados viajes. Mas aiin, el j 
nombre del curaca de Atico, Chincha Pula, lo relaciona con el \ 
seiiorio del mismo nombre. 

Hemos tralado de hallar la voz indigena para los "mercade¬ 
res", o sea el nombre que los mismos chinchanos daban a los tra- 
ficantes del mullu, lal como Frank Salomon la enconlrd para el | 

Ecuador. En la lista elaborada por el licenciado Francisco Falcon | 

en 1571 (Rostworowski 1977a) se menciona enlre los oficios } 
cumplidos por los costenos a los mollo chasqui camayoc encar- | 
gados de distribuir el Spondylus. Sin embargo, la relation de Fal- j 
con parece haber sido confeccionada en base a un vocabulario I 
cusqueno y por lo lanto no corresponde al habla chinchana. 

El Lexicdn de fray Domingo de Santo Tomas (1951/1560] con- 1 
liene los sinonimos de las voces del quechua costeho; en el, la ] 
palabra "mensajero" que corresponde a la voz chanqui , netamen- \ 

le cusquena, es cochoc o hanguincha. Si aplicamos el concepto \ 
do “mensajero 1 ' al encargado del trueque de conchas, obtenemos | 
las palabras: mollocachac camayoc o mollo hanguinha camayoc, 
voces que se acercarian mas al habla de los llanos de la costa sur- ,j 
central. Si bien podemos suponer que la voz cusquena para los 
que transportaban el Spondylus fue mollo chasqui camayoc, se- jj 
guimos desconociendo la palabra usada en el seiiorio de Chincha. 

Usar los vocablos scfialados no varia en nada el desempeho 
de los "mercaderes", que consistia en llevar a distantes parajes | 
las conchas para trocgrlas por otros objetos, Lo que cambia es el J 
contexto que encierra la palabra espahola y con ella todo un sen- \ 


tido cultural que la voz indigena no tiene. La propios tratantes 
costenos en el norte afiimaron que su intercambio lo hacian a 


I “modo de indios", lo que demuestra que la idea central que moti- 
| vaba su negocio era diferente al “modo espanol", Esto es una 



tos andinos, 


Los tratantes nortehos 

Mds adelante, al ocuparnos del modelo economico costeho 
ampliaremos el tema del intercambio existente en la region nor- 
tena, Aqui solo sehalaremos que existian dos niveles de perso¬ 
nas involucradas en dichas tareas, Aparte del trueque local para 
obtener los productos de subsistencia necesarios para el diario 
vivir existia un trueque de pescado seco y salado realizado por 
un grupo de Pescadores especializados. Elios intercambiaban 
productos en sus propios valles y con la sierra colindante. El se- 
gundo nivel correspondia a “senores" que no poseian tierras ni 
agua -asi lo afirmaban- y que se ocupaban de realizar un true¬ 
que que consistia en “ropa de lana, chaquira, algodon, frijoles, 
pescado y otras cosas", mientras otros mds modestos trocaban 
sal (AGI, Justicia 458, fojas 1917,1922,1929,1926,1930,1931, 
Justicia 461, fojas 1454v, 1456v, 1957,11463r, 1464,1466), Es- 
tas noticias provienen del Juicio de Residencia hecho al doctor 
Cuenca en 1566 y 1567, se Irata de una temprana information y 
por lo tanto muy valiosa pues no tuvieron tiempo de iniciar un 
trueque aculturado, 

No solo en este Juicio de Residencia se encuentran noticias 
sobre mercaderes; en un juicio entre espanoles, en una proban- 
za, uno de los querellantes presents a dos naturales que dijeron 
ser “mercaderes", ninguno de ellos tenia nombre cristiano, el 



No debe extranar la presencia de especialistas en el trueque 
i e " b costa norte; en el Ecuador exislieron los mercaderes Hama- 





VI. LA COMPOSIClbN SOCIAL DEL TAHUANTtNSUYU 


235 


MARlA ROSTWOROWSKI 


dos windala (Salomon 1980) y es facil demoslrar la estrecha re¬ 
lation, en tiempos prehispanicos, entre la region costena perua¬ 
na con la ecuatoriana, relation que se mantuvo bien avanzado el 
siglo XIX. 


CLASES POPULATES: Los artmos 

Entre las clases populares se distingulan varias categorlas, se- 
gun la situation que ocupaban en la sociedad y las funciones 
que cumplian. 

Los artesanos lenlan un papel importante en la costa, donde 
la especializacion laboral formaba parte del modelo organizati- 

un Utl Ift (Il'flftnA UmI'Iii milloa _J_ ' . • I 1 


en aldeas, pero sin la ocupacion exclusiva que tenian en la cosla 
En olros lugares, como en Canta, todas las comunidades que 
componlan un curacazgo se reunlan en un tiempo seiialado y si 
dedicaban a la confeccidn de ceramica y de textiles finos. 


drid, Ms. No. 3042; ver Rostworowski, 1977a) vemos que se cali- 
ficaban como arlesanales muchas labores que aliora no se consi- 
deran como tales, esto se debe a la diferenciacidn existente en el 


Los artifices gozaron en el incario de una situation particu¬ 
lar, y si bien trabajaban para el Estado, solo lo haclan en sus ofi- 
dos, sin tomar parte en la mita guerrera o agraria. Tambien de 
una situacion especial gozaron los artesanos costenos prehispi- 
nicos antes del advenimiento de la hegemonia cusquena, pues 


de su production y el beneficio era personal. Mis adelante, con 
el establecimiento del poder inca se mantuvo su categoria, pero 
tenian que obedecer las ordenes del Estado y no sabemos si les 
era permitido usufructuar del excedente de su production, 



cion exclusiva, Es entonces que se procedio a enviar al Cusco y a 
los principales centros administrativos agrupos de ayllus de ar- 




Los artesanos m is solicitados fueron los plateros u orfebres 
costenos, y existen documentos de archives que indican la pro- 
cedencia de los ayllus que vivian en el Cusco: entre ellos halla- 
mos a gente de lea, Chincha, Pachacamac, Chimu y Huancavil* 
ca, del lejano Ecuador (Rostworowski 1977a), Estos ultimos son 
nombrados, a finales del siglo XVI, como residentes de una zona 
cerca del Cusco, Zurite, en tierras de Tumipampa pama. Los 
huancavilcas fueron trafdos del norte por Huayna Capac para 
confeccionar objetos de metales preciosos para el Inca (AGN, Ti- 
tubs de Propiedad, cuad, 431, anos 1595-1710), 

En tiempos coloniales los plateros indlgenas fueron muy so¬ 
licitados por los espanoles que deseaban poseer ricas vajillas de 
plata, En el Peru no rigieron las prohibiciones, como en Mexico, 
que impedian a los plateros indigenas ejercer sus oficios. En el 
documento sobre el Juicio de Residencia seguido al doctor 
Cuenca cuando fue corregidor en el Cusco, se hallan las quejas 
de los plateros yungas que no fueron pagados por la confection 
do dichas vajillas, Esos artesanos trabajaban en casas particula¬ 
tes o en sus rancherias sin aplicar a los objetos de plata los pun- 
zones reglamentarios, por ese motivo son escasas las marcas de 
la orfebrerla virreinal para el siglo XVI. El virrey Toledo, en 
1575, trato de remediar este fraude al fisco pero sin mayor exito, 
pues los mismos corregidores, sacerdotes y encomenderos con- 
tinuaron evitando el pago del quinto a la Corona, 

Otro ejemplo de artesanos trasladados para cumplir su arte 
fue el de los ceramistas costenos de Xultin, enviados a Cajamar- 
ca con el fin de fabricar vajillas para el centra administrative de 
la region, Despues de la caida del incario, los senores etnicos pe- 
learon entre si por la position de tan valiosos artesanos (Espino¬ 
za 1970). 

Entre las muchas profesiones de los artesanos costenos men- 
cionaremos a los pintores de mantos, quienes tenian por tarea 






23fi MARlA ROSTWOROWSK! 

pintar ropa, e iban por los vallas usando de su aria, En el Juicio 
de Residencia entablado al licenciado Cuenca al finalizar su 
mandate en el norte, figuran varios naturales solicitando been- 
da para no ser estorbados en el ejercicio de sus oficios en los di- 
versos repartimientos (AG1, Justicia 456 y 458). Esta tradicidn 
picldrica de origen remote permitid seguramente el surgimiento, 
durante el virreinato, de pintores en una continuidad artistica 
que se mantuvo presente en el arte colonial y entre los maestros 
populares (Macera 1979). 

Los Ordenanzas para la costa dictadas en 1566 por Gonzalez 
de Cuenca, prohiblan a los artesanos cambiar de oficios o de 
abandonarlos por otros (Rostworowski 1977 y 1978a). 

Carecemos de informacion sobre los artesanos en la sierra 
durante los siglos XV e inicios del XVI, En la visila a Huanuco 
(Ortiz de Zuniga 1967 y 1972) hay noticias sobre la presencia de 
diversos artesanos como cumbicomoyoc, salineros, olleros, per¬ 
sonas dedicadas a la confection de andas para el Inca o fabrican- 
tes de soga para la caza de venados. Sin embargo, todos ellos no 
formaban ayllus de una especializacidn, sino que se integraban 
junto con los agricultores en un todo. Ademds, era un numero 
reducido en comparacidn con los artesanos costenos que esta- 
ban agrupados por sus oficios, casi como gremios. 

Los balup runa 

Los b atun rrn u "hombres grandes", llamados otun luna en 
el woo simi costeno, comprendian a la gran mayoria de la pobla- 
cion andina, eran los campesinos y de entre sus filas el Estado 
sacaba la enorme fuerza de trabajo indispensable para la marcha 


Segun el mayor numero de cronistas, el Inca Tupac Yupan- 
qui reordeno el Ambito andino creando las divisiones poblacio- 
nales de diez (c/iunga), cien (pocfiaco), mil (guoronga) y diez 
mil (umi). Los representantes del numero diez.eran. simples 


VL LA COMPOSICldN SOCIAL DEL TAHUANT1NSUYU 237 

| mandones, los de cien eran curacas menores, y los demas com- 
| prendian a senores de mayor categoria. 

1 Entre los kun runa se elegia a los soldados que conforms- 
ban los ejercitos que Wan a combalir a lejanas tierras; a los mil- 
1 moq de diversas clases y propositos enviados a diferentes regio- 
nes; y a los yano o servidores designados para laborar para el 
Inca, la Coya, el Sol o las huacas. 

La gran demanda de la mano de obra hizo que se cream, ade- 
mas de las divisiones decimales de la poblacion, una categoria 
de acuerdo con el ciclo bioldgico. La ventaja de este edmputo era 
enorme, pues los quipucomoyoc, o contadores, podlan a travds 
; de sus quipu indicar con bastante aproximacion la cifra de habi- 

. (antes de una determinada edad existente en cada lugai, 

En los documentos administrativos espanoles se observa en- 
\ tre los naturales una total ignorancia de la edad que tenian, Si 
i bien los indlgenas advertian y usaban de varios sistemas de 
1 edmputo para calcular el tiempo, no emplearon estos conoci- 
| mientos para definir la edad de los individuos, ni para contar los 
\ anosalmodo del Viejo Mundo. 

La fecha de la muerte de Huayna Capac, tan cercana a la con- 
f quista espaiiola, es materia de discrepancia entre los cronistas, 




que permitiera situar los acontecimienlos. Probablemente se re- 
gian por otros conceptos y enfocaban de manera distinta los su- 
cesos, Al investigar las edades en los censos incaicos, Rowe 
(1950:503 y 519) se percato de que los incas no contaban sus 
edades por anos y que las personas se clasificaban no por la edad 
cronologica sino por sus condiciones fisicas y su capacidad para 


En numerosas visitas del siglo XVI se repara que los tributa- 


nos y sus mujeres son mencionaoos como uuuuiuu iuuus m mu- 
ma edad, En el ambito andino las personas llevaban la cuenla de 
sus edades por ciclos vitales, basados en el desarrollo y decaden- 
cia del cuerpo humano. Esta information se halla en las llama- 
das 11 calles" o J 'visitas" del cronis ta Guaman Poma yen lasdivi- 


! cia del cuerp 
7 das “calles" c 

. 




marIa rostworowski 


siones por edades nombradas por Castro y Ortega Morejdn 
(1974/1558). Esto significa que un sujeto se clasificaba de acuer- 
d° al tiempo biologico, es dedr segun las etapas de su estado fi- 
sico. Analizaremos detenidamente la informacion suministrada 
por ambos cronistas, primero la de Guaman Poma y luego la de 
Castro y Ortega Morejon. 

Lo que llama la atencion en las llamadas "calles" de Guaman 
Poma es el hecho de que las edades no siguen un orden cronolo- 
gico, no se inician con la infancia para avanzar a travds de la 
vida. En lugar de una secuencia logica para nosotros, Guaman 
Poma se ocupa, ante todo, de la edad mas importante en el mun- 


de trabajo desarrollada por el ser humano: los 25 a 50 anos, 
cuando el hombre alcanza la plenitud de sus facultades. A esta 
edad llamaban ouca earnyoc, voz que proviene de la palabra 
am, guerrero; en esta clase no solo se deslgnaba a los soldados, 
sino a los cultivadores, a los mitmaq y a los yono, Era la gente 
que rendla el mas intenso trabajo o sea el de prestaciones de ser- 


i-- — 

am moyoc oarmi, las mujeres de los guerreros. En el dibujo 
Guaman Poma representa a una mujer sentada ante un telar, es 
una muger de tributo en plena labor. El cronista repite para 
ella la misma frase que se halla en los manuscritos al declr: "es- 
las dichas mugeres acimesmo los dichos hombres de la misma 
edad secasauan", 

La laboriosidad obligada del indigena se demuestra en la for¬ 
ma de apreciar el importante ciclo vital del hombre, al cual hay 
que ahadir tambien el hecho de ser el periodo de la reproduc¬ 
er humana, Decir que la pareja tenia la misma edad indicaba 

__ 1 _ 11 _ L . . 




Guaman Poma dividio en ahos sus "visitas" o "calles” para el 
buen entendimiento del lector europeo, pero al encontrarse un 
individuo en tal o cual "calle" y pasar a otra, significaba que in- 
gresaba a otro ciclo bioldgico. A la "calle" de aocacamayoc se- 


guian las edades pertenecientes a diversas etapas de la vejez o 
senectud. 

La segunda “visita" era llamada purr'c macho abarcaba a los 
hombres de 60 a 78 ahos, quienes cumplian trabajos leves como 
recolectar lena, paja, y se desempenaban tambien como porteros 
o quipocamayoc. Las mujeres eran las payacona de 50 anos, 
ellas tejian ropa basta, costales, sogas, podian ser despenseras o 
cocineras segun su condicion social. 

La tercera division era de la gente muy vieja, mayores de 80 
ahos, les decian ratio macho; el viejo sordo, Guaman Poma re 
presentd este ciclo con un hombre anciano apoyado en un bas 
ton: solo comia y dormia, Algunos fabricaban sogas y frazadas 
criaban conejos o palos. Las mujeres de 80 eran las puhoc payo 
las que duermen, y al igual que los hombres podian tejer costa 
les, sogas, o criar algun aniraalejo. 

En la cuarta “visita", Guaman Poma corto el orden estableci 
do, menciono aqui a un sector poblacional formado por lisiados 
cojos, mancos, contrahechos, tontos y enanos de ambos generos 
Senala que se casaban entre ellos de acuerdo a su deformidad 
para el aumento de la poblacidn. Se observa que las mujeres 
mantenian una actividad laboral mayor que la de los hombres. 
Segun sus posibilidades confeccionaban ropa de combi, y solia 
haber entre ellas expertas tejedoras o cocineras, 


gradual disminucidn de sus edades. Los jdvenes de 18 a 20 ahos 
eran los sayac payac, mocetones de medio tribute, Entre los mas 
aglles elegian a los mensajeros o cacham, los cuales eran lla- 
mados chasqoi en el Cusco. Otros guardaban el ganado de la co- 
munidad o del Estado, A las muchachas decian zumoc c/pa, en¬ 
tre esta clase elegian a las jovenes deslinadas al Sol, a los 
lemplos, a los dioses y tambien al Inca, las demas se casaban con 
los hombres mozos, 

La sexta "calle" era de los moctacona, zagales de 12 a 18 
ahos, ellos Servian a la comunidad, cazaban pajarillos para la 
confection de un charqui especial, Su equivalencia femenina 





marIa rostvvorowski 


VI, LACOMPOSIDON SOCIALDELTAHUANTINSUYU 


241 


eran las corotosque, as decir las mozuelas. Ellas ayudaban a sus j 
padres en diversas actividades, en faenas ligeras, aprendian a hi- | 
lar y tejer, guardaban el ganado y vigilaban los cultivos. 

La septima "calle" comprendla a los muchachos de 9 a 12 j 
anos. Tambien ayudaban a sus mayores y cazaban aves, Las ni- j 
nas cogian flores para fabricar tinles y diversas plantas silvestres 
comestibles. Quiza el dato mbs interesante era que entre ellas J 
elegfan a las deslinadas a la capaccocha, sacrificio mbs impor- 1 
tante en el Tahuantinsuyu. Existe copiosa informacidn sobre es- | 
tos sacrificios humanos que solo se realizaban en grandes cir- J 
cunslancias, en honor del Inca, de una Coya o de una huaca | 
(Duviols 1976; AGI, Justicia 413). 

La ociava "visita" correspondia a los ninos y ninas de 5 a 9 1 

anos, ambos eran puellacoc, los que jugaban, Sin embargo, a esta | 

edad se iniciaban ya en el Irabajo que consistia en ayudar a sus f 

padres en faenas ligeras como el cuidado del ganado, recolectar 1 

lena, cuidar de los hermanos menores. Las ninas aprendian a hi- 1 

lar, Las dos ultimas edades abarcaban a los parvulos, a los que | 

gateaban y a los que lactaban. Guaman Poma anoto para ambos: 1 

ser “sin provecho" o “es para nada” por necesitar de "otro que le 
cuide y sirva". Son muy significativas estas reflexiones del cro- | 
nista porque explican un espiritu prdclico y utilitario, con esa ! i 
indicacidn subraya la importancia concedida por los naturales a 
la energia de Irabajo. 

La relacibn de Castro y Ortega Morejon escrita por espanoles j 

pierde en su informacion ciertos valores andinos, Por ejemplo, : 

el sistema decimal usado por los naturales y desconocido entre ! 

los europeos del sigio XVI es reemplazado por una cuenta por j 

docenas, habitual en la Espaha de aquel entonces, Mas de la mi- j 

tad de la clasificacion estb dedicaba a contabilizar a ninos y lac- • 
tantes, conceptos que no son indigenas por el poco provecho 
que tenian los pequenos. ■! 

La primera edad es la de pono loco de la vozpu/iuc, dormir y I 
roco o rucu, viejo. El qpechua empleado en la cronica es el coste- 1 
no hablado en la regibn central que cambiaba la Y por la "1". La j 


segunda edad es el chaupi loco o medio viejo; luego el ouco pori, 
el hombre viril, guerrero, de 25 a 40 anos que tiene su equivalen¬ 
ts en la lista de Guaman Poma. A continuacion figura la cuarta 
edad de micho guayna, el que principia a ser joven; la quinta 
edad de coco pallac o recolector de la hoja de coca, por la exis¬ 
tence de amplias plantaciones en una franja costena apropiada 
(Rostworowski, 1976 y 1977a). La sexta de los piicalla guomoro 
o podia guomra, el mucbacho que juega. Las restantes edades 
comprendian a los ninos desde los seis anos hasta los recien na- 
cidos en varias divisiones. 

En el quipu presentado por don Martin Cari, curaca de Anan 
saya, al visitador Garci Diez de San Miguel en Chucuito, en 
1567, se encuentran los mismos conceptos de Guaman Poma so¬ 
bre las edades. En el mismo sentido declaro el curaca de Urinsa- 
ya, destacando la idea andina de contabilizar la energia humana 
disponible, Resalta pues, como ya vimos, el valor que los indige¬ 
nas daban a la edad del mayor rendimiento humano. 

La entrada a la mayoria de edad y a la situacibn de hotun 
runo se eslablecia con el matrimonio. Es entonces que la pareja 
adquiria su lugar en el ayllu, y junto con ello asumia sus respon- 
sabilidades, El nuevo hogar que definimos como unidad domes- 
tica recibia un tupu de tierras para su subsistencia. El tupu se fi- 
jaba como el lote de tierra necesario para el mantenimiento de 
una pareja sola, e iba en aumento segun los hijos que tenia. Fue 
una medida de distancia y tambien de area. Su particularidad 
consiste en que era una medida relativa, es decir que se lomaba 
en consideration no solo la calidad del suelo, sino el tiempo de 
descanso necesario. Esto signified que el llamado tupu entrega- 
do a la pareja contemplaba esas situaciones y podia variar en su 
dimension (Rostworowski 1960 y 1981d). 

Los hatun runo no solo fueron cultivadores sino tambien 
pastores en la guarda de los ganados del Inca, del Sol, de las hua- 
cas, de los jefes btnicos y de sus ayllus. 








242 


VI. LA COWSICIOn SOCIAL DEI. TAHUANT1NSUYU 


243 



rowski 1981b). 

Vivian cerca de sus caletas y puertos, an la vecindad de las 
lagunas costeiias que en aquel entoncas existian en todos los va- 
Has, En el ambito andino las playas no eran corao en Europa, 
abiertas para todos, sino que cada ayllu o grupo disponia de una 
zona en el litoral que era da su pertenencia. 

En 1566, el licenciado y visitador Gonzdlez de Cuenca, du¬ 
rante sus estadia en el norle, ordeno que las playas fuesen cornu- 
ties a todos. Esta declaracion causo tal confusion, revuelo y pro- 
lestas entre los senores Pescadores que Cuenca decidid revocar 
su orden y conservar la antigua coslumbre hasta no proveer otra 
cosa (AGI, Justicia 458, fol. 205v.), 

_ Es P 0 ^! 0 <1 U0 la propiedad de las playas existiera lo 
mismo que con la de la tierra, es decir una tenencia discontinua 
que obedecia a conceptos indigenas especiales. Sabemos que en 
1549, cuando la visita al litoral dal curacazgo de Maranga en el 
valle de Lima los espafioles encontraron que alii tambien pespa- 
ba gente de los vecinos senorfos de Lima y de Pachacamac, a pe- 
sar de que ambos poseian sus propias caletas, Quizd se trato de 
enclaves horizontales y no verticales motivados por el tipo de li¬ 
toral, pues unas playas eran de arena y otras de guijarros o de ro- 
cas. Naturalmente, la pesca debid ser diferente en cada una, y 
para que todos tuviesen acceso a diferentes productos ictiologi- 
oos habria ciertos acuerdos entre los Pescadores, 

Una de las caracteristicas de los Pescadores era que no po¬ 
seian tierras de cultivo, sdlo muy adentrado el regimen colonial 
se puede observer un cambio en esa actitud, Ademas sus playas 
gozaban de lagunas propias donde no sdlo pescaban lisas [Mugil 
cephahis], sino cazaban aves, y cosechaban las eneas como ma¬ 
teria prima para la confeccidn de sus embarcaciones y edifica- 


cion de sus chozas. Con el fin de mantener la existencia de los 
juncos recurrian al proceso de sembrar lotora en sus margenes, 

Las embarcaciones usadas fueron distintas segun las regio- 
nes; en el litoral norteno usaron las balsas construidas con iron- 
cos de arboles; mas al sur emplearon los llamados "caballitos de 
totora", hechos con mazos de juncos; mientras que en el sur usa¬ 
ron pieles de lobos marinos. 

Como ya lo mencionamos, los Pescadores vivian en pueblos 
al margen de las aldeas campesinas; en tiempos prehispanicos, 
en el caso de Chincha, residian en una larga calle, a la vera del 
mar, en numero de diez mil, cifra que sdlo se explica si el evi- 
dente exceso de pesca que debid existir era utilizado para el in- 
tercambio, Los Pescadores secaban los pescados, que eran mate¬ 
ria de trueque con los habitantes de la sierra (“Aviso", 
Rostworowski 1970b y 1977a), 

Otras referencias sobre Pescadores tenemos para el pueblo 
de Quilcay, vecino al santuario de Pachacamac, desaparecido a 
consecuencia de un maremoto que siguid al devastador terremo- 
lo de 1746, A travds de los testimonies sabemos que los Pescado¬ 
res no tenian obligacidn de acudir al pueblo de Lurin a la mito 
agricola, sino que tenian una mito pesquera que establecia tur- 
nos para sus entradas al mar. 

Sus coslumhres eran endogamicas, es decir se casaban entre 
Pescadores, y cuando en Quilcay, en tiempo virreinal, faltaron 
varones, las mujeres en vez de casarse con los hombres de Lurin, 
prefirieron buscar maridos entre otros Pescadores de Chilca o 


La division entre agricultores y Pescadores se acentuaba mas 
en el norte y se reflejd en las diferentes hablas: el muchic o yun- 
ga era hablado desde Huarmey hasta el norle (Mogrovejo 1920/ 
1593) en el senorfo de Chimu Capac, mientras que los Pescado¬ 
res tuvieron su propio dialecto llamado por los espafioles "la 
pescadora", Es muy posible que fuera una lingua franca cuya 
misidn era facilitar el trueque y la navegacion a lo largo de la 



244 


MARlA ROSTWOKOWSKI 




TambiSn los Pescadores de Sechura, cerca de Paila, poseian | 

su propia habla, quiza similar o emparentada con “la pescado- | 

ra". El hecho de que los Pescadores luviesen su propia lengua ; 

esta de acuerdo con la condition socioeconomica de estos gru- 
pos marginados por los agricultores, y en correspondencia longi¬ 
tudinal entre ellos, El ejercicio de un determinado Irabajo, limi* ) 
lado a cierlos miembros de la sociedad, esta conforme con la | 
division laboral existente en la costa. 

Las diversas aldeas de Pescadores, cercanas al mar y rodea- 
das de lagunas, mantenian estrecha relation con los pueblos de 1 
agricultores de cada valle. Si bien los Pescadores tenian sus pro- .■ 
pios senores, se aprecia en el siglo XVI, antes de los transtornos * 
ocasionados por las reducciones toledanas, la dependencia de 9 
los grupos de Pescadores ante los curacas principales de cada se- * 
norio. Existia una complementariedad y reciprocidad entre los « 



Ias mitmaq * 

Los mitmaq fueron grupos mas o menos numerosos envia- S 
dos, junto con sus familias y sus propios jefes etnicos subalter- S' 
nos, de sus lugares de origen a olras regiones para cumplir (areas I 
o misiones especlficas, A pesar de alejarse de sus pueblos de 1 
procedencia mantenian sus vinculos de reciprocidad y de paren- j 
tesco que los unia a sus cenlros nativos. Esa fue la diferencia j 
fundamental que los distingufa de los yono, o servidores, que | 
perdian los lazos de unidn con sus origenes. 

Sin embargo, cuando el Estado inca alcanzd su gran expan- | 
sion y miles de kildmetros separaban a los mitmaq de sus pue- 
bios, esta reciprocidad si no prescribe en principio, por lo me- 
nos se debilitd considerablemente. 

Los mitmaq no podian trocar sus veslidos y los tocados de : 
sus pueblos nativos, y.cuando recibian la orden de trasladarse lo | 
hacian con sus enseres, semillas y bienes, y conservando sus i 


propias costumbres (Cieza de Ledn 1943, Senono, cap. XXII). El 
guardar sus distintivos permitia a los administradores estatales 
reconocer y diferenciar rapidamente a los advenedizos de los lu- 
garenos, 

El origen de los mitmaq fue a no dudarlo preinca, Yaexistian 
en las macroetnlas como un medio de obtener productos de zo- 
nas distintas a las de nucleo. Tal era la coyuntura de los lupacas 
que poseian colonias en medio ambientes diferentes al clima del 
altiplano, con enclaves en la costa y algunos en la selva. Es posi- 
ble que este sistema haya sido practicado en tiempos de la hege- 
moniawari. 

Si bien en sus initios los mitmaq tenian la funcidn de labo- 
rar en tierras mas o menos distantes de sus nucleus de origen, i 
esta costumbre sufrid una transformation durante los ullimos 
incas, y se crearon movimientos poblacionales masivos para 
cumplir con las necesidades economicas del Estado. 

En la fase final del incario, el poder del soberano era tan vas- 
to que disponia de mitmaq como una fuerza de trabajo en gran 
escala para realizar las obras estatales de envergadura. Ese es el 
caso de los mitmaq de diversas etnias enviados por Huayna Ca- 
pac al valle de Cochabamba para dedication agricola (Wachtel 
1980-81). Bajo esas perspectivas, los mitmaq resullaban ser una 
fuente de poder en manos de los gobernantes cusquenos, quienes 
supieron servirse de ellos para aumentar la production estatal. 

La variedad de mitmaq y de propdsitos para su creacibn fue 
grande, y comprendia categorias muy distintas, En ciertos casos 
podia considerarse como premio o muestra de confianza y dis- 
tincion; en otros, como castigo infligido a etnias que merecian 
alguna accibn punitiva. Las fuentes documentales informan so- 
breesasdiferencias, 

La primera clase de m/imaq se apreciaba como una muestra 
de deferencia, por ejemplo cuando un grupo de estirpe inca se 
disponia a ensenar el idioma cusqueho, defendia fronteras o pa- 
cificaba zonas rebeldes, entonces recibia honores, dadivas, obje- 
tos de lujo y mujeres en senal de aprecio y recompensa por su 






VI, li COMPOSICION SOCIAL DELTAHUANTINSUYU 


247 


MAKfA ROSTWOROWSKI 

parlid a y alejamiento tie la capital (Cieza de Leon 1943, Sernlo, j 
cap. XXII), 

Situation como la descrila fue la presencia de nobles Orejo- 
nes establecidos por orden de Tupac Yupanqui en la zona de los , 
chupaychos de Hudnuco, para defender y mantener en raya a los j 
selvaticos panataguas (Ortiz de Zuniga 1972, t. II: 50 y 185; Ms. j 
Ministerio de RR.EE, s/n, ano 1782], La misma finalidad tuvie- '< 
ron los mitmaq enviados durante el gobierno de Tupac Yupan- \ 
qui a Cochabamba, donde al parecer asumieron funciones mili- j 
tares en resguardo de las fronteras ante las incursiones de los 
chiriguanas (Wachtel 1980-81). 

En algunas ocasiones, gente fiel al Inca era tambien enviada 
para tratar de quebrar resistencias en regiones enemigas recien j 
conquistadas o apaciguadas despues de una rebelion. Entonces, 
el gobierno procedla a despoblar la region de sus habitantes ori- ' 
ginales para reemplazarlos por otros, adictos al Inca, como fue el ■ 
caso de la conquista de Guarco (Canete) despues de varios anos 
de guerra, Las tierras de la margen izquierda del rio fueron entre- 'i 
gadas amitmaq de origen chinchano, quienesporser vecinos de- 1 
seaban expandir su propio curacazgo, mientras los coayllos, ene- ) 

migos de los guarcos, se instalaron como mitmaq en buena parte ; 
de los campos de la margen derecha del rio (Rostworowski I 
En esta ocasidn los mitmoq sirvieron para consolidar j 
una conquista cusquena y se beneficiaron por su colaboracion 
con el Inca. El metodo de despojar a los naturales rebeldes de sus • 
tierras y bienes hizo reflexionar a los sehores etnicos que tuvie- j 
ton deseos de oponerse a las tropas del soberano. En esos cases j 
la institution de losm/tmag tuvo unobjetivo netamente politico, j 

Al tratar las rebeliones y amotinamientos durante el incario j 
mencionamos el levantamiento de Chimu Capac y el consecuen- \ 
le ^do de gran parte de su poblacion a diversos lugares del 
Tahuantinsuyu, entre esos mifmag hubo de diferentes oficios: \ 
Pescadores, plateros y quizd tdcnicos hidraulicos, en todo caso j 
fueron mitmoq creados con fines punitivos a consecuencia de la \ 
actitud discola del Chimu, 


1 No sabemos con que objeto se creo en Cajamarca toda una 
\ guarango de mitmaq, compuesta por gente quechua, canari, 
| guambo y colla, Es posible que en lugares escasamente poblados 
| se necesitara de un mayor numero de mano de obra para intensi- 
| ficar la production agricola y se procediese a enviar contingen- 
I tes de mitmaq para cultivar las tierras baldias, Eso ocurrio en el 
valle de La Convention, cerca del Cusco, adonde fue enviada 
| gente desde Chachapoyas (Rostworowski 1963), 


»'i" "rerri|Tr : f inv»~] 


} en la cabecera de la region selvatica, cuya mayoria retornd a sus 
| pueblos de origen cuando aparecieron los espanoles. 

Tambien existieron mitmaq dedicados a la extraction de mi- 
I nerales en las minas del Inca, y no deben confundirse con la po- 
blacion que cumplia una miio minera o sea un trabajo temporal 
: en las minas de las macroetnias o en las de los ayllus (Relaciones 
- Geogrificas de Indias 1885, t. II, apendice 3, pagina XXXIX). 

Por ultimo citaremos los mitmaq con fines religiosos, para 
i honrar y servir de comayoc a diversos santuarios importantes 
: como el de Copacabana. En algunos casos el numero de mitmaq 
? era elevado, y posiblemente tenia tambien por obligation culti¬ 
var las tierras pertenecientes a las huacas a quienes el Inca que- 
| ria agradecer por algun servicio prestado (Duviols 1967). 

Despues de la conquista hispana se cred un movimiento en- 
s ire los mitmaq y los yam para retomar a sus pueblos de origen, 
pero los espanoles prohibieron tal dxodo que de continual hu- 
biera producido un caos en la administracidn colonial (Porras 
Barrenechea 1948, t. II; Cedulario del Peru, 1534/1538:263-264). 

Losya no 

Sobre los yona se plantean preguntas que aun no podemos 
contestar. No sabemos si el origen de la institution fue unico o 
multiple, Segun unos cronistas (Sarmienlo de Gamboa 1943; Ca- 
bello de Valboa 1951], en tiempo de Tupac Yupanqui, un noble 
Orejdn quiso rebelarse contra el Inca pero el complot fue descu- 





los convirliera enyono o servidores al servicio del Estado y del 
Sol. Por olro lado, en idioma mochica, la vozyonoyonofio signi¬ 
fies el criado de servicio y quiza se trata de un prdstamo linguis- 
iicoen una u olra direccidn. 

Cualquiera fuese su origen, losyono desairollaion una situa- 
cidn parlicular durante el gobierno de los ultimos Incas. Sin em¬ 
bargo es muy posible que, al igual que los mitmaij, existieran an- 
teriormente en numero limitado enlre los senores de las 
macroetnias. Al abordar el tema de los curacas y sus diversas ca¬ 
tegories sociales mencionamos a senores de condition yono que 

i. k . i i ... A _T7. A«<iiU1nni«A oAln W I'lmmflfi 


soberanos se permitieran designar a gente yono como curacas, 
pues el dorninio del Inca estaba por entonces tan afianzado que 
llegaba a ser absoluto. No solamente personajes de alcurnia po- 
dian ser yono, sino que habia algunos curacas que enlregaban a 
sus hijos con ese status, Todo esto indica que no se puede usar el 
lermino de esclavo para los yono, pues gozaban de categorlas 
complejas denlro del contexto social andino (Falk Moore 1958), 
Muchos autores han abordado el tema de losyono, pero a pe- 
sar de los estudios realizados quedan aun muchos interrogantes. 
La vozyono contiene dos conceptos fundamentales: uno de ayu- 
da, de prestacion de servicio, yelotro, de ser criado. Al contrario 
de lo sucedido con los mitmacj, perdlan toda comunicacidn con 
sus ayllus de origen. Para el soberano del Tahuantinsuyu, los 
yono represenlaban una fuerza de trabajo que no era solicitada 
segiin las ancestrales formas de reciprocidad, el Inca expresaba 
su voluntad y sus drdenes se cumpllan sin mas trfaiite, 
iQuienes lenlan el privilegio de dislrutar de yono a tltulo de 
criados? En primer lugar los Incas reinantes y sus ponoco, Los 
ultimos Incas poselan extensas tierras propias, y con elios se es- 
lablecid la propiedad privada. Cuando analicemos las tierras, 
veremos las de los soberanos, aqul solo senalaremos que eran 
cultivadas por un gran numero de yono, Al fallecer un Inca, sus 


VI. U COMPOSlCltiN SOCIAL DEL TAHUANTINSUYU 249 

bienes permanecian como si aun estuviese en vida, y su ponoco 
gozaba de toda su hacienda (Rostworowski 1962 y 1970a), Da- 


lid a cincuentayono bajo las ordenes de un Apu Yanacona, dedi- 
cados al cuidado de la momia de Huayna Capac, a quien 
ofreclan sacrificios (Ms. AHC, lib. 2, ind. 4 hojas 154 y 155v). Se- 
guramente cualquiera no podia ser yono de un difunto soberano, 
y debieron ser prerrogativas muy especiales. 

El Sol y las principales huacas tenlan yono a su servicio, 
como la de Huanacaure (Cieza de Leon, Senorfo 1943:152), y si 
el Inca deseaba honrar a una en especial le designaba un numero 
de servidores, as! sucedid en Huarochirl con el Idolo de Pariacaca, 

El dia que el Inca recibla la borla y se casaba otorgaba a la 
Coya o reina un numero deyono para su servicio, Por ultimo, en 
un nivel social inferior, sabemos a traves de document de visi- 
tas que los senores de las macroetnias disponlan de tales servi¬ 
dores en numero reducido. Es posible que si un Inca deseaba re- 
compensar a un senor etnico le otorgara unos yono (Diez de San 
Miguel 1964/1567; Murra 1975), 

Los mamma 

La contraparle femenina de losyono fueron las mamacona, 
o sea el reclutamiento masivo de muchachas sacadas de sus lu- 
gares de origen para llenar los aclla huasi o "Casa de las Escogi- 
das", Aparte de las hijas o hermanas de los Incas, quienes disfru- 
taban de una situation de privilegio, las demas mujeres 
significaban para el Estado fuerza de trabajo para la fabricacion 
de textiles, la preparation de bebidas para los ritos, y para cum- 
plir con la reciprocidad cuando se necesitaba de esposas para los 
senores con quienes el soberano deseaba congraciarse, 

Esa institution parece haber pertenecido a una tradicidn 
cusquena, o quiza sus initios se remontan al legendario pasado 
wari. En la costa, la costumbre era distinta y la confection de 






VI. LA COMPOSICION SOCIAL DEL TAHUANTINSUYU 


251 


MARIA RDSTWOROWSKI 


prendas finas y la preparation de bebidas correspondi'a a ayllus 
o a grupos especializados en dichas labores. 

Las ninas elegidas paia los ack huasi tenian de ocho a dlez 
afios de edad, y en el Cusco las habia de todo el Tahuantinsuyu. 
Eran divididas en diversas categorias segun sus orlgenes, su be- 
lleza o sus aptitudes (Cabello de Valboa 1951; Murua 1943; Gua- 
man Poma 1936), Santa Cruz de Pachaculi (1928) menciona a las 
yurac ack, siempre de sangre inca y consagradas al culto, sien- 
do una de ellas considerada como la esposa del Sol, Segulan las 
huayrur aclb, generalmenle las mas hermosas muchachas y de 
entre ellas el Inca escogla a sus esposas secundarias. Las paco 
ack se convertlan con el tiempo en las esposas de los curacas y 
jefes a quienes el Inca queria agradar; las yano aclla eran las mu¬ 
chachas que no destacaban por su rango, ni por su belleza y 




ciona a las taqui aclla, elegidas por sus aptitudes de cantoras, 

iii»# i t . ii i 


Pedro Pizarro (1978/1571) dice que solo las de la primera ca- 
tegoria permanecian virgenes al ser consagradas al Sol, las de- 
mas no estaban recluidas permanentemente en los ack huasi y 
podian salir y entrar durante eldla, 

Esta institudon fue comparada por los espanoles con los 
conventos cristianos, pero en realidad sus funciones estaban le- 
jos de tales propositos (Murra 1975). 


Los pina o prisioneros de guerra fueron los ultimos en la es- 
cala social del Tahuantinsuyu, Conocemos su existencia s6lo 
porque son mencionados en los diccionarios de runo simi, pero 
las cronicas y los documentos no dan informacion alguna sobre 
ellos. iFueron acaso los que dieron origen a la creacidn de los 
yono? Este es otro interroganle que queda planteado para futu- 
rasinvestigaciones, 


LA DIARQU1A Y EL PODER DEL INCA 

Hasta aqui hemos tratado las clases y jerarquia imperantes en el 
Tahuantinsuyu. Dentro de esa organizacidn cabe estudiar la 
diarquia como modelo andino, y el desarrollo del poder del 
Inca, Al analizar la situacidn de los senores etnicos senalamos 
la dualidad en el mando de los curacas y presentamos los casos 
especificos de La Paz, Capachica y Lima, sobre los cuales exis- 
ten documentos, 

En los dos primeros casos el poder estaba compartido entre 
los senores dehanan yhurin, acompaiiado cada uno de ellos por 
su yonapoc o ayudante. Sin embargo uno de los dos senores 
principales detentaba el poder maximo y era considerado como 
el jefe de la etnia. Con la creacidn del Estado inca, la estructura 
sociopolitica que ya existia permanecio y se conservd; la organi¬ 
zation local se mantuvo, y con ello el sistema dual, 

A los cronistas, fuente primaria para la historia inca, les re- 
sulto dificil dar una correcta interpretation de la information re- 
cibida o averiguada de los naturales. Mas aun, como hombres 
occidentales, con un modo de pensar propio de su siglo, no tu- 
vieron mayor apertura para situaciones diferentes a las de la pe¬ 
ninsula, Es por eso que sus relatos contienen tantas contradic- 
ciones y, por lo general, mencionan costumbres similares a las 




nes distintas, 

Gracias al gran numero de documentos publicados en los ul¬ 
timos tiempos se puede disipar ciertas confusiones de esa “his¬ 
toria", que son repetidas constanlemente por quienes no cotejan 
la information anterior con las nuevas fuentes, Por ejemplo, 
existio entre los cronistas la equivocada afirmacidn de que los 
kun runo, u hombres del comun, pagaban tributo al inca y a 
sus curacas, error que ha sido aclarado por Murra al sehalar que 
el Uamado “tributo" consistia en prestaciones de servicio y no en 
una entrega de productos de sus parcelas de tierra, Con el valio- 





MAIUA SOSTWOROWSK1 


VI. LA CQMPOSIClON SOCIAL DEL TAHUANTINSUYU 


253 


so aporte de Murra (1975) se sentaron las bases para una mejor ; 
comprension del sistema organizativo indlgena. 

Otras inexactitudes de los cronislas son las reference que j 

dan sobre las coslumbres de la herencia de los cargos, las suce- | 

siones al poder, la carencia de un cdmputo anual para calcular | 

los aiios vividos por los individuos, existiendo mas bien una di- | 

vision pobiacional por edades bioldgicas (vdase lo referente a los -j 

hatun runo). Los espaiioles tampoco comprendieron la presen- j 

cia de la dualidad en el comando de los ejercitos, de los curacaz- j 

gos, y por ende del gobierno del Tahuantinsuyu, El constante I 

elemento dual se convertia en una cuatripaiticidn, como un mo- J 

delo social indigena, y por ese motivo propusimos en un ante- | 

rior trabajo la hipotesis de que el gobierno inca era una diaiquia 
compuesta de la misma manera que los senorios, es decir por j 
dos personajes dobles, dos de Hanan y dos de Hurin, 

La informacion sobre la cuatriparlicidn no siempre es expli- 
cita, y no se haya expresada de manera directa en las crbnicas j 
sino como cuando un autor narra una situacion indigena de for¬ 
ma desprevenida. Eso sucede con Molina, el Almagrista (1968: j 

68), al decir que en ciertas ceiemonias el Inca acompanado por | 

Ires senores subia a una estructura que por su descripcidn pare- | 

cer ser un ushiw, lo que confirma la cuatriparticion, 

En paginas anteriores hemos presentado la manifiesta nece- j 
sidad andina de dividir el espacio en cuatro paries, En los tiem- j 
pos iniciales, cuando Manco Capac airibo a Acamama, el futuro 
Cusco, existian cuatro barrios que, al asentarse definitivamente \ 

la fratria de Manco y estar en posesidn de territories mayores, se | 

transformaron en cuatro senorios principales. Luego, con la ex- 'j, 

pansidn inca, la cuatriparticion tuvo que regirse ya no por I 

curacazgos, espacios demasiado restringidos, sino por suyu para j 

poder abarcar vaslas regiones, Es asi que se creo el Tahuantinsu- j 

yu que significa las cuatro regiones reunidas (toll uo, cuatro; ntin, 
sufijo plural con una idea de union enlre si; suyu paicialidad, en 
sentido araplio de region), sin que podamos precisar si se tratd j 
de una voz indigena usada antes de la aparicion de los hispanos, . 


o si fue una composicidn posterior. Esa delimitation del espacio 
fue una necesidad para asentar el sistema sociopolitico; al crearse 




de sus inicios, es decir sobre la base del niimero dos duplicado. 




tad que presenta la cronologia de los reinados por lo confuso de 
las fuentes, Si confeccionamos una lista doble con los soberanos 
de horn funcionando simultaneamente con los de hurin, como 
lo propone Duviols (1979), obtenemos un lapso muy corto de 
existencia, es decir que ese esquema corresponde tan sdlo al 
auge de los incas. Esto indica nuestra ignorancia sobre el nume- 
ro de senores etnicos locales que habla antes de la expansion, 
Aquella epoca seria la de los curacas incas que compartian el te¬ 
rritory con jefes de otras etnias, como por ejemplo Tocay Capac 
y Pinahua Capac. 

La propuesta de este sistema dual en el orden politico dejaria 
en la duda todo lo referente a los Incas anteriores a la guerra con¬ 
tra los chancas, y la "hisloria" arrancaria a partir del encuentro 
bdlicocon esta etnla, 

Las excavaciones arqueoldgicas son muy escasas para el 
Cusco, y no dan una idea cabal del desarrollo de los grupos incas 
en el valle. En el futuro, deberia ser una meta desentranar los 
enigmas en torno a los inicios de la capital. 

No faltan investigadores que declaran que toda la llamada 
“hisloria" inca es sdlo un mito, pero entonces iquien o quienes 
forjaron el Estado que los espaiioles vieron, conquistaron y des- 
truyeron? iTodo aquello fue tambien un mito? 

No se puede negar la presencia del Tahuantinsuyu, hay nu- 
merosos testimonios de indigenas que conocieron y sirvieron a 
Huayna Capac, cuyos padres a su vez lo hicieron con Tupac Yu- 
panqui (Informaciones de Toledo, Levillier, 19401. II). Recordar 
Ires generaciones no es (area dificil o imposible, mas aiin cuan¬ 
do se cuenta con la ayuda de qufpu, pinturas y cantares, Un fac¬ 
tor adicional a lomar en consideration es la carencia de una 
preocupadonindigena por la cronologia y la exactitud frente a 







254 


VI. LA COMPOSE^ SOCIAL DEL TAHUANTINSUYU 


255 


marIa rostwordwski 

los sucesos del pasado; esa necesidad parece ser un concepto del 
Viejo Mundo no compartida por los hombres de estas latitudes, 

Como ya demos senalado, exislid la costumbre indlgena de j 
borrai la existencia de un gobernante cuya memoria era conside- ) 
rada innecesaria por sus sucesores, sfilo permanecla entie los | 

miembros de su prnco. As! se explica el ensanamiento de los I 

generales de Atahualpa contra Huascar, la destruccion de la mo- j 

| rola de Tupac Yupanqui y el asesinato de mujeres e hijos de 
Huascar, 

Si bien en un principio se puede aceptar el funcionamiento 
simultaneo de los Incas de ambos bandos, no se puede hacer de 
ello una ajustada cronologia. Se podia presenter el caso de un so- j 
berano longevo, como Pachacutec, y es natural que tuviese que 
gobernar con varias personas (sucesivamente) de la mitad j 

opuesta, Por regia general las expeciativas de vida eran cortas y j 

se percibe situaciones semejantes entre los curacas (Referenda j 

al senorlo de Canta, Rostworowski 1978a], Como los Incas fue- j 

ron en sus inicios simples curacas, podemos aplicar al senor del I 

Cusco los datos de otros lugares: En la informacion documental, I 

cuando se presentaban situaciones de este tipo se procedla a I 

nombrar a un nuevo senor para suplir la vacante ocasionada por ] 

la muerte de un curaca, sin que el senor de la otra mitad fuera re- j 

movido del cargo (ver Rostworowski 1978a; y 1977b sobre el cu- j 

raca de Lurin lea, Hernando Anicama). 

El segundo tema de imporlancia para comprender la poles- j 
lad del Inca es explicar el mecanismo por el cual se acrecento su 
influencia. En los inicios del gobierno de Pachacutec, el sobera- j 

no no tenia el dominio suficiente como para ordenar a los cura- ,] 

cas vecinos aportar prestaciones de servicios para la construe- 1 

cion de depositos, ni disponia de los productos agricolas y : 

manufacturados para colmarlos de “bienes". Para cumplir con j 

sudeseo, Pachacutec tuvo que recurrir a la reciprocidad, a los 1 

grandes dones entregados a los curacas, ademas de comer y be- : j 

bercon ellos (Betanzos 1968), 


S Sin embargo, cuando aparecieron los hispanos la situacidn 
[ se habia transformado y el Sapan Inca ejercla una auloridad ab- 
i soluta, LQud habia ocurrido en el lapso entre la derrota de los 
l chancas y la llegada de Pizarro? iCdtno habian logrado los sobe- 
; ranos cusquenos ese cambio de actitud? 
r El factor principal fue la intimidacion de los sehores de las 
, macroetnias, para lo cual el Sapan Inca usd diferentes medios, 

- En primer lugar, el advenimiento de cada nuevo curaca local de- 
j bia tener la aprobacion del soberano; todo cacique discolo, poco 
1 inclinado a la obediencia era removido del cargo y en su puesto 
f nombraban a un personaje mas sumiso. 

■; Durante la expansion, cuando el Inca se veia obligado a usar 
| de las armas en vez de la reciprocidad, el curaca vencido era lie- 

I . vado al Cusco para la celebracion del triunfo y luego era ejecuta- 
do. Algunas veces, en su lugar era designado por senor un perso- 
I naje de categorla social yono mas obediente a la auloridad del 
| Sapan Inca. 

I Algunos cronistas mencionan que todo curacazgo debla en- 
I viar uno de sus curacas duales a que habitase el Cusco, quien re- 
i sidla en la zona geografica correspondiente a su region, de 
; acuerdo a la cosmovision que se tenia. Los caciques de mayor 
\ antiguedad integraban la orbila cusqueha y habitaban mas cerca 
| del centra, Un ejemplo de esta afirmacidn, como ya lo mencio- 
| namos, se halla en las Probanzas de don Gonzaio, curaca de 
l Lima, Al tiempo de la fundacion de la ciudad de Los Reyes el 
a. viejo Taulichusco era su curaca, mientras el segundo senor 11a- 
I mado Caxapaxa, residia en el Cusco (Rostworowski 1978a; 
I 1981-82), La permanencia de los jefes "provincianos" en la me- 

I trdpoli era una forma de manlenerlos como rehenes en caso de 
una rebelidn, y respondian con su vida a cualquier intento de al- 
zamiento. 

Los metodos para amedrentar a las masas eran distinlos a los 
I aplicados a los sehores. En una region sublevada, o poco segura, 
I procedian a deportaciones de una parte de sus habitantes, en- 
I vidndolos en calidad de mitmaq a zonas dislantes, en donde se 







256 


MARlA SOSTWOROWSKI 


naria, que habi'a sido desplazada para hacerles un sitio. 

En otras ocasiones, quiza cuando se trataba de prisioneros de 
guerra o de sediciosos, la gente removida pertenecla al status de 
yona, o sea que perdian lodo contacto con sus ayllus. Sin embar¬ 
go, al tiempo de la gran expansidn territorial, la condicidn de los 
mitmq se conl’undia con la de los yana debido a las enormes 
distancias que forzosamenle desligaban a los miimoq de sus pue¬ 
blos y de sus ayllus de origen. De ahf el frecuente enredo que se 
encuentra en los documentos entre estas dos categories sociales, 

Se dio tambien el caso de un pueblo acusado de haber cons- 
pirado contra la salud del Inca por inlermedio de los embrujos 
de una huaca. Las represalias no tardaron, mataron a toda la po- 
blacidn masculina, dejaron con vida solo a los ninos y mujeres 


CAPl'TULOVII 

\ Los recursos rentables del Tahuantinsuyu 


I 


El poder y el prestigio adquiridos por los Incas les permitio 
doininar y ojcrcer un control sobre los senores subalternos uni- 
dos a ellos por vinculos de parentesco y reciprocidad. Sin em¬ 
bargo, esta potestad del soberano, por grande que fuera, no tenia 
en su origen fundamentos solidos ni durables porque no se asen- 
laba en una verdadera integration de las macroetnias con el go- 
bierno cusqueno. 

Un ultimo mdtodo para subyugar a los jefes y al pueblo era 
de tipo psicologico, y consistia en enviar al Cusco sus mds im- 
portantes huacas, En la coyuntura de una rebelidn, los pueblos 
alzados sabian que un castigo podia ser aplicado sobre sus ido- 
los y huacas, 

El Estado inca no cred sentimientos de unidn entre las ma¬ 
croetnias, ni llego a integrar a la poblacion del Tahuantinsuyu 
debido a que persist el arraigo local, y prevalecid una concien- 
cia regionalisla, Los ayllus se cohesionaban en torno a sus pro- 
pias huacas, a sus senores, con ellos se identificaban los hombres 
del comun y no con los grandes, lejanos y temibles soberanos. 


I 


Para abordar este tema es indispensable comprender que al no 
existir dinero en el Estado inca la riqueza debia apoyarse en la 
posesion de ciertos recursos que podian ser medidos y contabi- 
lizados, Con ellos el gobierno podia planificar sus posibilidades 
y hacer frente a sus necesidades. iCual podria ser ese patrimo- 
nio que le permitiera dominar y controlar los aspectos economi- 
cos 


A nuestro modo de ver se fundaba en el acceso a tres fuentes 
de ingreso: la fuerza de trabajo, la posesion de las tierras y la ga- 
naderia estatal, El resultado de estas tres tenencias se manifests- 
ba en bienes acumulados en depdsitos, Estos bienes en poder del 
Estado eran la riqueza mas preciada pues significaba disponer 
de una serie de ventajas, siendo la principal la de controlar la re¬ 
ciprocidad, clave de todo el sistema organizativo andino, y que 
permitid no solo la expansidn territorial sino mantener el engra- 
naje del regimen. Si un gobierno se encontraba, por cualquier 
motivo, carente de grandes cantidades de bienes acumulados no 
podia hacer frente a las exigencias administrativas ni a las cons- 
[antes “donaciones" que la institucidn de la reciprocidad exigia, 

En las cronicas consta el asombro de los espanoles al ver los j 
depdsitos atestados de los mas variados objetos manufacturados, j 
sin contar con las subsistencias adecuadamente preservadas y 
numeradas en las cuerdas de lbs am, Los hispanos, con una 







increible inconciencia malgastaron lo que los naturales habian 
reunido y conservado con tanto esfuerzo. 

En paginas anteriores demos analizado el escaso poderlo del 
curaca del Cusco cuando los chancas atacaron la ciudad. El Inca 
carecla de dominio sobre los senores vecinos para obligarlos a 
conslruir depositos y a llenarlos de subsislencias. Fue el botin 
oblenido de los cbancas lo que permitib a los cusqueiios iniciar 
su auge, y con & gratificar a los senores comarcanos con “dones" 
y "dadivas" que marcaban el establecimiento de la reciprocidad 
yporende de susuperioridad, 

LAFUERZADETRABAJO 

El enorme interes del incario por tener acceso a la fuerza de Ira- 
bajo esta demoslrado en los coraputos poblacionales que se re- 
glan por el ciclo biolbgico, A1 ocuparnos de los baton runo se- 
nalamos el habito andino de clasificar la poblacibn por edades y 
por los Irabajos asumidos en cada perlodo de la vida huraana, 
tanto en los varones como en las mujeres, siendo la etapa mas 
importante la de los aucaeamyoe con las ouco comoyoc hu or- 
mi pues eran la gran mayoria de la mano de obra disponible en 
el Tahuantinsuyu, 

El segundo esquema que facilitaba las rdpidas cuentas de los 
quipucamayoc para conocer el numero de habitantes de un se- 
norio era la divisibn de las macroetnlas en pacboca y guarongo. 
Es increible que este gobierno, a pesar de no conocer la escritura, 
pudiera poseer cifras y estadisticas demograficas necesarias para 
cumplir sus objetivos. Los quipucamayoc o contadores sabian, 
gracias a sus gup y sus abacos, calcular la cantidad de morado- 
res divididos por edades, y saber cubnta gente era posible retirar 
de una region para fines administrativos, como por ejemplo en- 
viarmifmog de una zona a otra, cubrir lamito guerrera o la edifl- 
cacion de los grandes centros administrativos, entre otros, Todo 
este sistema organizativo muestra la imporiancia de la fuerza de 


trabajo y las soluciones balladas para su contabilidad y prove- 
cho, 

Murra (1975) postulb que el llamado tribute, entendiendo la 
idea dentro de un contexto espariol, no existib en tiempos pre- 
hispanicos, pues toda la utilidad de una parcela de lierra confe- 
ridaaunhatonnino erasuya, 

En el ambito andino el equivalente al tributo fue la fuerza de 
trabajo organizada por m/to o turnos, ya sea para el ayllu, el cu¬ 
raca local, el seiior de la macroetnia, las huacas, y durante el in¬ 
cario para el Estado. Mano de obra entregada para usufructo del 
beneficiario en cifras que iban en aumento de acuerdo con la ca- 
tegoria del favorecido. 


Los Incas satisfacian a los senores elnicos con grandes rega¬ 
ins, quienes como compensacibn lenian la obligacion de entre- 
gar al Esiado fuerza de trabajo y las mejores lierras de un cura- 



hecho a los curacas en mano de obra y lierras? i£ra un mero en- 
gario para que estuviesen satisfechos; lo estaban realmente? 


Es muy factible que un descontento latente existiera entre 
los jefes de las macroetnlas, ique habian obtenido con la expan- 
sibn inca? Todos estos elementos debieron crear un desasosiego 
entre la clase dirigente “provinciana" y posiblemenle fue una de 
las razones para el colapso tan repentino del incarlo, 

La mito, reguladora de Jo juerza de trabajo 

La mito o prestacion de servicios rotativa es un concepto 
muy andino que se empleb para efectuar Irabajos ordenados ci- 
clicamente en un determinado momenta, Toda obra contenia la 
idea de mito, de repetition a su tiempo, de ahi que Irabajos muy 
diferentes fuesen ejeculados bajo el sistema de prestaciones ro- 
tativas, 

Esta forma andina de prestacion de servicios se realizaba a 
diversos niveles en un mismo ayllu: para las faenas comunales, 
para labrar las tierras del curaca y de la huaca del lugar, pero 






MARiA ROSTWOROWSKI 


m LOS RECURSOS REiff ABIES DEL TAHUANTINSUYU 


261 


tambien en ayuda del jefe de la macroctnia. Durante la hegemo- 
nia inca las tierras del Estado y las del Sol se trabajaban por me¬ 
dio de la mita y de la minka, en son festive, con musica, cantos y 


eslos grupos laborales no inlervenia en las ocupaciones del otro. 
En el senorio de Chincha los Pescadores sumaban diez mil y en- 
traban al mar por turnos, el resto del (tempo se regoeijaban bai- 
lando y bebiendo. Los espanoles los tildaron de ociosos y borra- 
chos porque no salian al mar a diario y todos juntos, 

Hemos mencionado en diversas ocasiones a la mita guerrera, 
que sacaba hombres de los ayllus para formar los ejercitos esta¬ 
tes. Todo trabajo en el mundo andino se cumplla como una 
prestacidn rotativa, ya sea para la atencion de los tambos, los ca- 
minos, los puentes, el cuidado de los depositos, y demas, 

En cuanto a la mita minera, esla se cumph'a como las demas, 
a nivel de ayllus, del sefior local y en ultima instancia del Esta¬ 
do, El termino mita va mis alia de un sistema organizativo del 
trabajo, conlleva cierlo concepto filosdfico andino de un eterno 
retorno, Las constelaciones de las Plbyades, llamadas por los es¬ 
panoles como Cabrillas, Uevaban el nombre de oncoy-enfer- 
medad- cuando la mita lluviosa, y de colca -depdsito- en la 
epoca de cosecha y de abundancia; las estaciones se dividian en 
mita seca y mita lluviosa. La mita diurna sucedia a la nocturna 


III l»M( HI 111 Will 




los naturales conceptuaban como un sistema organizativo deli- 
co deordenydecaos. 


LATIERRA 


La tierra era uno de los bienes mas estimados en el Tahuantin- ■ 
suyu y su propiedad segula los patrones andinos de la posesion. 

Los cronistas afirmaron que las tierras se dividian en tierras j 
del Inca, del Sol y de los hatun rum a gente del comun, pero I 


este esquema resulta demasiado escueto para conceptos que son 
mas complejos y diversos, como lo veremos a continuation en 
detalle. 

Tierras del Inca odd Estado 

Esta designacion comprende, en primer lugar, a las tierras 
del Estado en general situadas en todo el Tahuantinsuyu; en se- 
gundo lugar, las tierras de los ayllus reales y de las panaca ubi* 
cades en los contornos de la capital y, por ultimo, a las tierras 



privada, cuyos productos eran las rentas personales del Inca a 
diferencia de los ingresos estatales, 


Una clara distincion se impone entre cada una de estas te- i 
nencias, y antes de detenernos en las tierras estatales es impres- 
cindible averiguar edmo se manifestaba la tenencia de la tierra 
entre los senores de las macroetnias antes del advenimiento de 
losincas, 

Ya dijimos que el tributo no existid como una entrega de pro¬ 
ductos de la parcela del hombre comun sino como prestaciones 
de servicios, Dicho en otras palabras, la falta de dinero era reem- 
plazada por la fuerza de trabajo empleada en tierras de quienes 
deblan recibir un tributo, podia ser el Inca, un sefior itnico o una 
huaca, 

A traves de documentos de archivos sabemos que todo cura- 
ca tenia chacras designadas segiin la funcidn que desempenaba, 
y que eran cultivadas por mita entre los habitantes locales, 

Como ejemplo citaremos lo que sucedia en los pequenos cura- 
cazgos de Macas y Guarauni, sujetos a la macroetnia collec, Pre- 
guntados los indigenas por visitadores espanoles, en 1571, sobre 
las tierras cacicales, contestaron que el curaca del lugar percibia 
los productos de cinco chacras, una de maiz, ademas de otras de 
camote (ipomeo iotota], yuca (manht esculenta), aji (capsicum 
sp.j y coca (erytroxylum sp.), lodas ellas trabajadas por turnos 
(Espinoza 1963:64); ' 







262 MARlA R0STW080WSKI 

No solamente el cacique subaltemo, digamos de pachaca 
(cien), dispoaia de tierras cacicales, sino los grandes senores de 
las macroelnias gozaban del privilegio de tierras diseminadas en 
todo el territorio bajo su jurisdiccihn de acuerdo con su catego- 
rla y poder. Esto puede ser confirmado con las tierras que el se- 
nor de todas las guorango de Huarocbir! posela en Quivi, en el 
valle medio del no Chillbn, lugar muy distante de la capital de la 
etnla. Lo mismo sucedia en el caso del curacazgo de Collec, don- 
de su senor, el Colli Capac, disfrutaba de tierras en el pequefio 
curacazgo yunga de Quivi, comprendido dentro de su jurisdic¬ 
tion y hegemonia. No se debe confundir esla tenencia con los 
enclaves o archipielagos. La presencia de la genie de Huarochiri 

r\ • • it i i i i. i> iii 


la del curacazgo de Collec por el Inca. 

Cuando se efectud la dominacion cusquena, una de las pri- 
meras medidas adoptadas fue la designation de tierras estatales 
en las que trabajaba gente local por turnos, y era obligacidn del 
curaca proveer mono de obra necesaria y vigilar su cultivo. Visi- 
tantes enviados desde el Cusco apareclan regularmente y orde- 
naban el almacenamiento de los productos, decidiendo si de- 
bian ser enviados a la capital o a los centros adminislrativos. El 
habito indigena de seiialar tierras estatales en cada curacazgo 
conquistado es confirmado en una Infomcifa Secreta hecha 
para el Consejo de Indias por el licenciado Joan de Obando, el 2 


dllMlHl|:lllKt)|l|i;|M (•] if 


nlan sus tierras en cada provincia trabajadas por los naturales de 
la region, lo cual era considerado como un tributo. Todo lo cose- 
chado en dichos campos era depositado en los almacenes estata¬ 
les (Archivo British Museum Spanish documents, N° 33983], La 
antigua costumbre de que cada curacazgo separe una parte de 
sus tierras para el Inca y que sea cultivada por la comunidad 




Otros ejemplos son las tierras llamadas de Guaynacapa en 
Macas, en el valle del do Chillon, en ellas cultivaban coca para 
el Inca, y las muchachas de la comunidad tenian nor obliaacidn 



cosechar las hojas (Espinoza 1963:64 y 67). Una declaracion en 
el mismo sentido dieron los naturales del repartimienlo de los 
chupaychos, al decir que llevaban a Huanuco Pampa el maiz 
pioducido en: "este valle en tierras del yoga" que ellos beneficia- 
ban (Ortiz de Zuniga 1967, t, 1:25), 

Mas information sobre tierras del Inca diseminadas en los 
pequehos curacazgos es nombrada en detalle en las visitas efec- 
tuadas en 1549 y 1553 al senorlo de Canta, En cada uno de los 


cia de tierras estatales [Rostworowski 1978a, apbndice II): En el 
ayllu Canta, dijeron que habla 19 chacras pequehas de papa y de 
coby (cmri, oca; Oxolis luberoso), y otra de maiz, Los habitantes 
de Causso manifestaron no tener tierras del Inca por ser region 
muy alta, y solo cullivar maco (lepidium meyenii). En Carcas di¬ 
jeron que al Inca pertenecian diez chacras pequehas; en Racas, 
el Estado posela dos chacras de papa y caby y dos de maiz. En 
Yaso cultivaban “una quartilla de sementera de maiz 1 ' (ibidem: 
243), En la parcialidad de Locha, cualro eran las chacras de maiz 
del Inca; en Pinche las tierras del soberano correspondian a la 
medida andina de una mli y otro de papas, En Ayas solo Iraba- 
jaban una chacra de maiz; en Urco, el campo media media fane- 
ga de maiz; en Lachaque solo habia media fanega, en Copa la res- 
puesta fue negativa; en lsquibamba las mencionadas tierras 
correspondian a media fanega de maiz, Sobre Quiso y Cararua 
Ayllo no hay referencias; en Carua se trabajaba media fanega de 
“sembradura" de maiz y otra de papas; en Bisca el Inca poseia 
Ires chacras de "sembradura" de fanega y media de papa y otras 
dos de maiz. 

Lo anterior es una muestra de la tenencia de las tierras del 
Inca en un pequeno curacazgo, y la existencia en cada ayllu de 
parcelas estatales, A medida que el Estado inca se extendio sus 
necesidades tambidn fueron en aumento, tuvo que encararse, 
entonces, el problems de una mayor produccidn agricola y por 
lo lanto de mayores tierras. 






264 


MARiA ROSTWOROWSKI 


VII, LOS RECURSOS RENTABLES DEL TAKUANTINSUYU 


Una primera medida fue incremental las tierras designadas i 
al Inca, Una evolucion de esto se manifiesta en la Relacibn de | 
Chincha de Castro y Ortega Morejdn (1974/1558), en donde se \ 
nombra al general Capac Yupanqui como el primer cusqueno j 
que aparecio en dicho senorio y que se limito a establecer la red- ;j 
procidad entre el Cusco y Chincha, Anos despues llego Tupac j 
Yupanqui con su ejercito, y entre las imposiciones ordenadas se- a 
nald tierras eslatales; lo mismo hizo a su tiempo Huayna Capac | 

con nuevas demarcates de tierras, es decir que se produjo una 3 

ampliation de los campos pertenecientes al soberano. 

La presencia inca en una "provincia" consistla en senalar en 
cada guorongo y en sus pochoco las tierras para el Inca cultivada 
por gente del lugar (ibidem: 101). Los frutos y las cosechas se re- j 
milian ya sea al Cusco, a Jauja o a Pachacamac, segun las indica- J 
clones de los adminislradores estatales (ibidem). 

Una noticia semejante se halla para el valle del rlo Chilldn j 
en la costa central, en Quivi. El primer soberano que aparecio ;j 
por la region fue Tupac Yupanqui, quien se adueno de las plan- > 
laciones de cocales y ordenb fuesen cultivadas por miimoq. Du- i 

ranle el gobierno de Huayna Capac las tierras del Inca se acre- j 

centaron y tambien su mano de obra. En este caso, por carencia | 
de fuerza de trabajo local, los witwaij reemplazaron a la gente j 
del lugar, En Quivi, la poblacidn original quedd diezmada en j 
una action punitiva despues de que sus habitantes conspiraron • 
contra la salud del Inca por intermedio de los hechizos de una j 
huaca. Descubiertos, el curaca y sus hombres fueron enviados al ; 
Cusco y ejecutados, Al quedar el pueblo sin varones, el Inca \ 
otorgd las tierras a mitmaq vecinos, fieles al soberano (AGI, Jus- ) 
ticia 413). 

La situation en Cochabamba fue similar a la que hemos cita- j 
do mas arriba. Cuando Tupac Yupanqui conquistO la regidn se ;j 
atribuy6 "cierlas chacras”, y procedid a una primera designacidn I 
de mitwaij para cuidar de las fronteras. Con el advenimiento de j 
Huayna Capac, el Inciordend el traslado masivo de pobladores, j 
aproximadamente catorce mil mitmaq para intensificar la agri- ! 


cultura en tierras estatales. Talfue la solucion hallada por los in- 
; cas para incrementar la produccidn agricola y obtener de ese 
: modo mayores ingresos, El gobierno sufrla constantes presiones 
: para aumentar sus bienes de subsistencia para mantener el en- 
: granaje de tan dilatado Eslado (Wachtel 1980-81). 

Las noticias expuestas indican que las tierras estatales po¬ 
ll dlan ser trabajadas de muy diversas maneras. Cuando se trataba 
j de pequehas parcelas, situadas en cada ayllu de un curacazgo, 

i los baton runo cuidaban de ellas, Al aumentar su volumen y 

[ translormarse en una produccidn en gran escala faltd por lo ge¬ 
neral mano de obra local, y esa carencia fue suplida por el trasla¬ 
do masivo de una poblacidn de m itmotj para las (aenas agricolas. 

I En las haciendas privadas de los soberanos se mantuvo la fuerza 
J de trabajo ya mencionada, ademas de un numero mas o menos 
grande deyono. 

Es posible que un modelo de tenencia de tierra distinto al j 
l inca existiera en la costa, y deberla ser motivo de mayor investi- 
l gacion en archivos. 

Hay referencias de que en ciertos valles costenos, como por 
ejemplo Piura, toda la tierra pertenecla al senor etnico, quien a 
| su vez la reparlla entre los hombres del comun a “manera de 
\ arrendamiento". En compensacidn los runo quedaban obligados 

l a entregar parte de las cosechas a su senor (Relaciones Geografi- 
: cas de Indias 1885, t, II: 240). Algo similar sucedla en el valle de 
Chincha y de Huarmey (Rostworowski 1977a: 39-40). Pruebas de 
: la existencia de dicho sistema de “arriendo" son las voces men- 
cionadas en el Lexicon de fray Domingo de Santo Tomas (1952): 

cocoy alcaualao tribute juntar 

cacani, guiocococuni,gui contribuir con tributo 

cococ el que contribuye 

En cambio, el diccionario de Gonzdlez Holguin (1952) no 
• conliene ninguna palabraTelatlva al^tributo" o tasa, hechoque 







VII. LOS RECURSOS RENTABLES DEL TAKUANTINSUYU 


apoya la hipotesis de que en la cosla el sistema de tenencia de la 
tierra era distinto al cusqueno. 

Tierras privadas delos Incas 

Veremos ahora las tierras de los ayllus reales y de las panaca 


Yupanqui despuds de su Iriunfo sobre los chancas dispuso des- 
poblar el contorao del Cusco para proceder a una nueva distri- 
bucidn de las tierras, seguramente para premiar a los que le ha- 
blan ayudado en la guerra. 

Las cronicas, pero sobre todo los documentos de archives, 
asi como los libros de la Real Hacienda del Cusco (Archivo Ge¬ 
neral de la Nation - Lima) y los Libros Parroquiales mencionan 
las tierras en poder de los diversos ayllus de los nobles cusque- 
hos, Se puede reconstruir los lugares habitados por ellos. Sin 
embargo, esta distribution da tierras dejaba a los soberanos su- 
peditados tan sdlo a los bienes de sus propias panaca, sin una 


piedad privada correspondiera solo a los ullimos soberanos, de- 
bido a la limitada expansion anterior del curacazgo del Cusco. 


moyo, o pastos, donde se criaban los rebanos de un Inca. La pri- 
mera mention a tales haciendas reales la hallamos en varios do¬ 
cumentos, que fueron confirmados en uno referente al Reparti- 
miento de dona Bealriz Coya, hija de Sayri Tupac (Rostwo- 
rowski 1962 y 1970a). 

En dichos testimonies se mencionan las propiedades de Vi- 


si Tambo (Ollantay Tambo) y Pisac; Tupac Yupanqui se adueno 
de Chinchero, Guaillabamba y Urcos; Huayna Capac se posesio- 
nd del uberrimo valle de Yucay y de Quispi Guanca; por ultimo 
Huascar tomo para si Calca y Muyna. 


que la hacienda de Huayna Capac fue (rabajada por gente del lu- 


I gar, ademas de mitmaq y deyono (Rostworowski 1970a: 230). En 
cuanto a la de Tupac Yupanqui, aun existen en Chinchero unos 
j ayllus Uamados Yanacona. Era mas conveniente para el sobera- 
no la presencia de gente yana con la cual no le ataban vinculos 
' dereciprocidad, 

Es sorprendente que las Coyas o reinas tuviesen acceso a la 
propiedad privada, En los testimonios se mencionan las tierras 
| que pertenecieron a Mama Anahuarque: "muger que fue en su 
i ley de Ynga Yupanqi, Senor que fue destereyno" (Rostworowski 
i 1962). Lo interesante es que los bienes de la Coyo los heredaron 
l sus “sobrinos" y no la panaca de su marido, Muy poco es lo que 

j: sabemos aun sobre el sistema de la herencia en el mundo andi- 

l no, tema acerca del cual hay mucho por investigar, 

. Para concluir, podemos decir que la distribution de las lie- 
rras estatales y su tenencia siguieron el mismo modelo que las 
poseidas por los sehores etnicos; la diferencia consistia en tener 
i(, una distribution a nivel del Tahuantinsuyu. En cuanto a las tie- 
i, rras privadas que se situaban en las cercanias del Cusco, a la 
l muerte del soberano pasaban a propiedad de la momia real, pero 


Tierras de las huacas 


ra aunque sea un pedazo de tierra, cuyo usufruclo sirviese para 
las ofrendas, y sobre todo para la preparation de bebidas para los 
asistentes alas celebraciones de sus ritos y fiestas. Los documen¬ 
tos sobre la extirpation de la idolatria informan ampliamente so¬ 
bre el particular, encontramos en los testimonios todo un siste¬ 
ma de tenencia de la tierra aplicado a los Idolos menores, similar 
pero ampliado para las huacas importanles con la diferencia de 
que estas ultimas tenian haciendas mas dilatadas, incluso en 
distintos lugares y valles, tal era el caso de Pachacamac. 





MARlAROSTWOROWSKI 


En una carta de Hernando Pizarro dirigida a la Real Audien- 
cia de Santo Domingo (Fernandez de Oviedo 1945, L XI!) decia 
que la "mezquita" de Pachacamac recibia el “tribute" de toda la 
costa y eran junto con el santuario del Sol, en el lago Titicaca, los 
dos templos mas importantes del Tahuantinsuyu. La gran in¬ 
fluence religiosa de Pachacamac permitid que el lemplo perdu- 
rase a [raves del tiempo, y su famoso orSculo debio de conlribuir 
a su fama. En algunas cronicas y testimonios indigenas hay refe- 
rencias a los llamados "hijos" o "mujeres de la huaca en muy 
distintos parajes, Asi, en Mama habito, segun Davila Briccno, la 
mujer de Pachacamac (Relaciones Geograficas de Indias, t, I, 
1881); tambien Avila (1966:59) nombra aun"hijo" deldios esla- 
blecido en la quebrada de Lurin, mientras Santillan cuenta de la 
existencia de varios “hijos uno de los cuales habitaba Chincha, 
un segundo vivia en Mala y un tercero en Andahuaylas" (Santi¬ 
llan 1927:3; Roslworowski 1970b, 1977a). 


seiialadas las dehesas municipales, y entre los campos referidos 
mencionaban unas chacras perlenecientes a Pachacamac, situa- 
das en Cuyba (Angulo 1921:42), A la fecha existe una acequia 
Hamada de Pachacamilla en la hacienda Siuba (Roslworowski 
1978-00). 

Estas noticias acerca de tierras otorgadas a las huacas expll- 
can la orden dada por los Incas de designar tierras para el Sol, y 
este mandalo no debio causar sorpresa por ser una costumbre 
andina. Se repetia para con el culto el mismo modelo mostrado 
en las tierras de los curacas y posteriormenle en las del Estado, 
Naturalmenle que dichas chacras podian ser mayores o igno¬ 
res, segun las circunstancias, pero el principio era el mismo. 

En general, las tierras de la huacas eran trabajadas por la 
genie local; sin embargo, las tierras de algunos dioses principa¬ 
ls y tambien las del Sol podia poseer mit/notj y yono para culli- 
var sus campos en el caso que fuesen extendidos. Un gobernante 
cusqueno podia gratificar a una huaca con nuevas dotaciones de 
tierras y de servidumbre, como reconocimiento de servicios 


prestados, o por un oraculo emitido acertadamente, Un ejemplo 
es la huaca de Copacabana que goza de numerosos servidores de 
la categoria de mitmoq. Podemos tambidn citar un caso sobre la 
universalidad de las tierras solares, pues en un diminuto cura- 
cazgo como el de Guancayo, en el valle medio del rio Chilldn, 
existia una huerta del Sol con plantaciones de cocales, en donde 
ofrecian las hojas verdes al astro, quemdndolas (Espinoza 1963: 
63), 

Tiemdelayllii 

Cada ayllu posei'a sus propias tierras de cultivo, sus pastos y 
tambien sus aguas. Los cronistas informan que todo hombre del 
comun poseia un tupu de tierra, y con cada nuevo hijo le era au- 
mentada su parcela. Sin embargo el tupu como medida de Area 
tenia una extension relativa, pues se contemplaba la calidad de 
la tierra y el liempo necesario para su descanso. Dicho en otras 


: tension, pero era suficiente para la alimentacidn de una pareja 
[ (Roslworowski 1960 yl981d). 

Los miembros de los ayllus conocian sus linderos y por lo 
I general sus hitos eran cerros, rios, quebradas y a veces acequias, 
1 En los documentos de archivos se mencionan tales mojones, 

j La tierra com remuneration a servicios prestados 

En este capltulo sobre la tenencia de la tierra no podemos 
; dejar de mencionar un caso hallado para la costa, en el cual la 


run sem- 


cio otorgado. 

Cuando el curaca de Mala necesitaba de mayor fuerza de tra- 
bajo para realizar obras especiales, como la limpieza de ciertos 


taba la colaboracion del vecino curaca de Coayllo, habitante del 
valle de Asia, y a cambio la facilitaba temporalmente, y a tltulo 










MARlA H0STW0R0WSK1 


VII. LOS RECURSOS RENTABLE OEL TAHUANTINSUYU 


271 


de retribucion, el uso de ciertas tierras (BN, A-199). Este presta- 
mo evenlual es muy significative y no debe confundirse con los 
"archipielagos” o los enclaves, Es posible que en olios lugares 
tambidn se usara la tierra como recompensa por un favor recibi- 
do, el ejemplo de Mala nos sirve para adelantar tal hipdtesis, 
Una situacidn especial se dio entre el curaca serrano de los 
guambos y el senor costeno de Jayanca. En efecto, el jefe serrano 
exigia del senor yunga "un rescale” por el agua que bajaba de las 
quebradas alias e irrigaba las sedientas tierras costeiias (Espino¬ 
za 1975:271), Mds information sobre los derechos acuiferos y el 
“pago" por el recurso hfdrico se encuentra en un documento de 
Tucume de 1566. Se trataba de las quejas de dos principales, ele- 
vadas ante el visitador y oidor Gregorio Gonzalez de Cuenca por 
el exceso de “tribute” que ambos debian remitir a un tercer senor 

i t \ i . . , i 


Jusliaa 458, fol. 2013r), 

Es posible que el jefe de la macroetnia costena exigiera de los 
dos principales suballernos suyos alguna forma de retribucion 
por el usufructo del agua, y su imposition era una manera de re- 
cuperar el “pago” expresado en palabras castellanas. Alguna luz 
sobre este problema nos da el expediente nombrado lineas arri- 
ba sobre la retribucion del curaca de Mala para con el de Coayllo 
por una ayuda en fuerza de trabajo, De ser exacta nuestra suge- 
rencia, en ciertos casos se uso la tierra como una forma de pago 
en prestamo temporal para cubrir una deuda contraida, No es 
posible suponer que, de igual manera, el "tribute" del cacique de 
Jayanca consistiese en un otorgamiento por tiempo limitado de 
tierras en la zona yunga para ser cultivadas por gente serrana. 


ves del idioma quechua del siglo XVI, encuentra el vocablo am- 
so para expresar “una relation de prestacion mutua, en la cual 
una parte da la tierra y la otra el trabajo", pero en este contexto se 
indica tambien que el usufructo era repartido entre las dos par- 


mos, una relation que hace referenda a que toda la tierra perte- 


Latenitorialidaddiscontma 

El concepto de territorialidad en el dmbito andino tuvo sus 
particularidades que no podemos, por ahora, explicar, pero que 
se manifiesta en diversos documentos, 

Las nociones menos estudiadas y mas dificiles de entender 
son las ideas de espacio y de territorio, Segiin Godelier (1978:17) 
se llama "territorio" a la portion de la naturaleza y el espacio que 
una sociedad reclama como el lugar donde sus miembros en- 
cuentran en permanencia las condiciones y los medios materia- 
les necesarios para su subsistencia, Las formas de propiedad de 
un territorio son parte esencial de lo que llamamos la estructura 
econdmica de una sociedad y que constituye la condicion "le¬ 
gal", o por lo menos "legitima”, de acceso a los recursos y a los 
medios de production, 

En algunos documentos hallamos informacidn sobre la te- 
nencia dispersa y discontinua de las tierras de los ayllus, o de las 
pachaca, interfiriendo las chacras de unos ayllus en tierras de 
otros y en un mismo microclima, sin explication alguna a la si¬ 
tuacidn. 

Tenemos el caso concreto para el curacazgo de Acari en la 




Se desprende del testimonio que las parcelas individuates de 
sus habitantes estaban diseminadas tanto en el valle de Acari 
como en el vecino valle de Yauca, Sin embargo esta dispersidn 
de tierras era sdlo para los ayllus originarios a diferencia de la te- 
nencia aglutinada y en bloque de los campos de los milmoq, 

En Acari se observa que las parcialidades de Anansaya y de 
Urinsaya no poseian lugares diferentes unos de otros, el mismo 
caso se halla en la visita y composition de las tierras realizada en 
1594 en el valle de lea (Guillen y Guillbn 1963), A una conclu- 







272 MARiA ROSTWOROWSK] 

si6n similar llego Gabriel Martinez (1981) en su analisis de las 
milades mencionadas en la Visita de Chucuito (1567/1964), 

La mas resallante discontinuidad territorial se encuentra en 
Cajamarca, en la visita de 1571-1572 y 1576 a dicha region, All! 
las pac/iaca y guarongo poselan chacras diseminadas en lugares 
pertenecientes a otros ayllus, en un aparente desorden, sin que 
podamos hallar una regia o un motivo para ello (ver Rostwo- 
rowski y Remy 1992). 

Camino (1980:28), en su estudio sobre la estrategia de sub- 
sislencia andina, ha investigado en Cuyo-Cuyo (Sandia, Puno) y 
encuentra que el sistema agricola tradicional tiene la preocupa- 
cion de minimizar los riesgos, y por lo tanto trata de obtener se- 
guridad en el abastecimienlo de alimentos. 

Esa preocupacidn no solo se expresaria en terminos de verti- 
calidad, sino en terminos gendricos de "diversificacidn", Asi, 
primaria un sentido de horizontalidad en la distribution anual 
de tierras a las familias campesinas que, do ese modo, tendrian 
acceso a diferenles tipos de suelos y de cultivos, Esto explicaria 
la territorialidad discontinua. 

ml . ,1 . I t_• J J_r 


ligaciones en torno a los diferenles modelos de tenencia de la 
lierra en el ambito andino. Una revision de los documentos de 
archivos para distintas regiones aportara en el futuro una visidn 
mas precisa del problema, 

Antes de abandonar este tema se podria comparar el desarro- 
llo agricola andino frente al de Europa, Alii el conocimiento del 
acero y del hierro permitid mejorar notoriamente las herramien- 
tas y conseguir asi la especializacidn en los cultivos, 


cieron rudimentarios, en la sierra se roturaba la tierra con la ciio- 
qui taclla, arado de pie, mientras en la costa se empleo la pala 
llamadal/ompo, voz transformada en el moderno peruanismo de 
lampa, 

Al establecer semejanzas-no se puede obviar los distintos 
medio ambientes, por ejemplo el trabajo y el rendimiento en los 


VII, LOS KRCURSOS RENTABLES DELTAHUANTINSUYl) 273 

tertiles y llanos suelos de la Beauce en Francia y las tierras serra- 
nas acosadas por la allura, las fuertes gradientes de sus multi¬ 
ples quebradas, las frigidas punas o los desierlos costenos, 

Los hombres andinos con sus escasos utensilios necesitaron 
de mucho ingenio para veneer las dificultades ambienlales, y 
mostraron poseer bastante inventiva. Esta afirmacion esta de- 
moslrada en los esfuerzos actuales para revivir la antigua tec- 


Luia. 

En las fragosas quebradas se construyeron andenes irrigados 
por todo un sistema de canales acuiferos, que no solo impedian 
la erosion de los suelos sino que aumentaban y mejoraban las 
areas cultivates, Aun existen miles de andenes no utilizados, 


J - u 

incrementar las tierras laborables (Araujo 1986a y 1986b), 

En las elevadas tierras, alrededor del lago Titicaca (3,803 
m.s.n.m.) los indigenas idearon la creation de camellones, llama- 
dos nwn-ivanj, que cubren un total de 82,056 hectareas (Erikson 
1986), La variedad de esos elevados campos es impresionante 
considerandolo la cronologia de sus origenes y de las culluras 
que los forjaron. Se estima que el sistema se initio en 1000 a.C, y 
permitio unir una economia de pastoreo de camelidos junto con 
el cultivo de luberculos (Solonum sp.) y diversos chenopodium. 
Los mca-mm consisten en largas hileras de camellones entre 
los cuales se cultivan y protegen las variedades de plantas adap- 
tadas a la gran altura. 

Otro sistema igualmente impresionante son las pacha (Flo¬ 
res Ochoa y Paz Flores 1983; Rozas 1986) usadas tambien en la 
puna a 3,883 m.s.n,m. y que se hallan en una planitie de unos 
256 km 2 , Son depresiones o lagunillas de forma regular que al- 
macenan el agua de las lluvias, y en cierto modo venian a ser 
chacras hundidas (Rozas 1986; 113), En estos estanques artifi- 
dales se praclica una agricultura de secano y lienen una dimen¬ 
sion que varia desde pequenas pocha hasta las que alcanzan 
3,800 mVPoseerruir canaHe desague por donde manejan las 







VII. LOS RECURSOS RENTABLES DELTAHUANTIN'SUYU 


275 


aguas. Las qocha siguen siendo utilizadas por los campesinos y 
en alias cultivan la mayorfa de sus alimentos, su conservacifin 
no solo siive para humedecer los suelos sino para abrevar los 
animales y para uso domeslico. Exisle toda una tecnologia apro- 
piada para el uso de las qoch a y nos remilimos a los autores 


. .. iuo uiuigciido mueron gaia ae 

profundos conocimientos de hidrdulica, obtenidos gracias a la 
observacion y ala aplicacion desoluciones a los problemas que 
se les presenlaron, A1 mencionar el sistema hidraulico costeno, 
su utilization y aprovechamiento no podemos omilir el regimen 
de "hoyas" y su traditional agricultura que aumenlaba las areas 
agricolas en zonas de desierto empleando el agua que ailoraba 
de la capa del subsuelo (Soldi 1982), Con todos eslos conoci- 
mientos lograron, a pesar de la carencia de berramientas sofisti- 
cadas, mayor production alimenticia de la que se obtiene en la 
actualidad, Las areas cullivadas eran mas extensas y se aprove- 
chaban, segiin los informantes de Avila, hasta las tierras mds 
prdximas a los precipicios; un mayor trabajo y una especial de- 


Los cronislas no hallaron poblaciones hambrientas o mal 


UI apoyo y ei esiuerzo de la iuerza de trabajo. Es el motivo por el 
que hoy exists una revalorization de la tecnologia andina, de la 
cual las generaciones presentes y futuras tenemos mucho que 
aprender (Araujo 1986a y 1986b), 


LA GANADERIA 

Los camelidos jugaron un papel muy importante en el desarrollo 
de las culturas andinas, sobre todo en las tierras alias donde solo 


se cultivaban las plantas adaptadas a la gran altura y donde los 
recursos alimenticios eran limitados. 

Las dos especies domesticadas, la llama (Lama glomo) y la 
alpaca (Lama paco), eran llamadas por los espanoles "ovejas de 
la tierra”; olras dos especies silvestres fueron la vicuna (Lama vi¬ 
cugna), y el guanaco (Lama guanicosj. La primera era muy esti- 
; mada por su lana sedosa, por lo cual era cazada en los chaco 
los deltas de los valles y parte de los desiertos adyacentes, Para j pans su esquila y luego dejada en libertad para no disminuir su 

numero, El guanaco, en cambio, era objelo de caza y eslimado 
por su came, 

No hubo en el ambito andino un animal tan util como la lla¬ 
ma, sus usos fueron multiples: su lana se empleo para las pren- 
das comunes llamadas abasca , junto con el algodon en la costa 
fueron las fibras de la ropa de la gente comun, mientras que la 
lana de vicuna y de alpaca se usd para confeccionar los textiles 
mas finos y lujosos llamados cumbi. 

La carne de llama secada al sol y deshidratada tenia la venta- 
ja de conservarse facilmenle y se almacenaba en los depdsitos en 
forma de cbarqui. Igualmente la consumian fresca y de ello hay 
evidencias arqueologicas, Existia la costumbre de sangrar a los 
animales por una vena de la quijada, y con la sangre preparaban 
un potaje especial; es posible que fuese una costumbre del Co- 
ilao, pues en el diccionario aymara de Bertonio (1956) encontra- 
mos la voz suu villa dada a la sangre recien sacada del animal 
para la alimentation (Rostworowski 1970b y 1977), 

De los cueros de los pescuezos de los camelidos confeccio- 
naban el calzado andino, y artesanos especializados fabricaban 
las sandalias para el Inca (Rostworowski 1977a: 135), El resto 
del cuero era usado en cuerdas y ataduras de diversa indole. La 
bosta, o excremento seco, era un buen combustible, muy util en 
las tierras alias carentes de Orboles y lena. 

Aparte de los usos mencionados hasta aqui, las llamas eran 
estimadas como animales de carga, uno de los motivos de la pre- 
sencia de extensos rebanos estatales necesarios a la economla 
del Tahuantinsuyu, Por ultimo, tambien hubo un empleo de ca- 






MARiA ROSTWOROWSKi 


VII. LOS RECURSOS RENTABLES DEI TAHUANTINSUYU 


melidos por motivos religiosos, es decir la de ofrendas a las hua- 
cas, y lambien para los augurios. Guaman Poma (1936, foja 66) 
dibuja y describe el mode de sacrificar dichos animales, hacien- 
do un corle al lado del corazon el sacrificador extrala con su 



Los documenlos sobre extirpacion de idolatrias contienen 
abundanle informacion sobre dichos sacrificios. Los cronistas se 
refieren a la ceremonia de la callpa que se efecluaba para cono- 
cer el futuro. Antes de morir, Huayna Capac ordend a los sacer- 
dotes realizar un valicino para averiguar cual de sus dos hijos, 
Ninan Cuyuchi o Huascar, serla el mds venturoso. 

Los informanles de Avila contaron de una ceremonia en ho¬ 
nor de Pariacaca y de los funestos presagios vistos por un sacer- 
dole de origan llacua, quien predijo el fin de los dioses andinos. 


Los halos de camelidos 

Acosta (1940, lib. IV, cap. 4) menciona la division de los ha¬ 
los de camblidos por los colores que tenfan, habia blancos, ne- 
gros, pardos y moromo, como llamaban a los de varies colores. 
Ademas, el cronista decia que los colores se tomaban en cuenta 
para los diversos sacrificios, de acuerdo con sus tradiciones y 
creencias. 

Garcilaso de la Vega (1943,1.1, lib, V, cap. X] anade que en 
los rebaiios cuando una erfa salfa de color distinto, una vez ere- 
cido lo enviaban al halo que le correspondia. Esta division por 
lonalidades facilitaba la cuenta de los quipu o cordeles numeri- 
cos que conservaban el mismo color que el de los animales que 
contabilizaban (Flores Ochoa 1981; Palacios Rios 1981). 

La posesion de halos de camelidos y de los pastes necesarios 
siguid las mismas paulas indicadas anteriormente para la tenen- 
cia de la lierra, Los ayllus situados en la sierra disponfan, cada 
uno de ellos, de pastos para sus animales, entre los cuales se ha- 


llaban lambien los animales personales de las parejas de hotan 
rune, De igual manera, existian las dehesas de los curacas loca¬ 
les, de los grandes senores de las macroetnias, de las huacas, y 
por ultimo las mo/a o pastos especiales del Inca, 

En Sucyahuillca, lugar situado en las alturas del pueblo de 
San Damidn, en el actual departamento de Lima, pastaban unos 
rebaiios de Pachacamac usados seguramente para los sacrificios. 


cientes al grupo serrano de los yauyos (Avila 1966:141), Gran¬ 
des extensiones de las punas estaban consagradas a los rebaiios 
del Sol, que por lo general eran blancos, sin contar con los ani¬ 
mates del Estado, 

La visita de Garci Diez de San Miguel en 1567 (1964) a la 
"provincia" de Chucuito es un excelente documento que contie- 

■ r ii< iiii ii ,i 


hispdnicos, zona hoy completamente pauperizada debido al uso 
indiscriminado del recurso ganadero. 

Un hombre del comiin podia poseer mil cabezas de camdli- 
dos (Ibid,: 43), y si vemos todo el aprovechamiento que se obtenia 
de cada llama, efectivamente el bienestar debia ser la regia para 
todos los habitantes del altiplano, Por su parte un sefior princi¬ 
pal, como don Juan Alanoca, poseia cincuenta mil animales, 

En la visita mencionada se anotd la cantidad de "ganado de 
la lierra" en algunas parcialidades, Por ejemplo, en Juli, a pesar 
de la merma sufrida en los hatos, como consecuencia de la con- 
quista y las guerras civiles entre los espafioles, aim contaban con 
16,846 cabezas, hembras y machos. En Pomata se halld 36,000 
camelidos y en Zepita 2,347 (ibid,: 122-123), cifras muy rebaja- 
das comparadas con las prehispanicas, cuando los pastos ya no 
alcanzaban para sostener tanto ganado, 

Murra (1964:423) hace notar que durante la segunda mitad 


otros bienes, tanto en la economia andina como en la europea 
Los espaholes se asombraron de hallar en una region aparente 



VII, LOS RECURSOS RENTABLE! DEL TAHUANTtNSUYU 


279 


‘78 MARlAHOSTWOROWSKI 

tnenle inhospita a una poblacion bien alimentaday bien vestida, 
con los signos exteriores de la riqueza. 

No solo fueron los senorios de la zona del Collao y lacustres 
los linicos que daban un gran enfasis en la cria de camdlidos. En \ 
loda la sierra, de sur a norte del Tahuantinsuyu existieron gran- j 
des rebanos. Entre 1533 y 1534 el senor buanca de Hatunsaya I 


, nado para el transporle de annas y de viveres para los ejercitos, 
animales que no retornaron a sus duenos (Espinoza 1972), Du¬ 
rante las guerras civiles entre espaiioles, ambos bandos usaron 
camelidos para llevar pertrechos de guerra y municiones, cir- 
cunstancia que contribuyo a su disminucion. El recurso era tan 
abundante que parecia inagotable, y se malgastd sin pensar en el 
futuro y en el empobrecimiento regional, 


la premia de camelidos en la costa 


Gracias a documentos de archives y a trabajos arqueologi- 
cos, boy podemos asegurar la existencia de halos de camelidos 
desde tiempos antiguos en el medio ambiente costeho, 

Segun Bonavia (1982:392-393) hay evidencias arqueologi- 
cas de camdlidos —quiza vicunas- en la costa desde por lo me- 
nos 4,000 anos a,C, en el area de Paracas, en forma de pellejos de 
animales silveslres traidos desde la sierra, No necesariamente 
habla que pensar en camblidos obtenidos desde las serranias; la 
regidn de lomas en la costa fue sin duda una zona de encuentro 
entre costa y sierra y hasta hace linos anos se cazaban guanacos 
en las lomas de Atiquipa, uno de los lugares con mayor hume- 
dad ambiental, y donde abundaba este recurso, 

Los pastes temporales de las lomas podfan ser aprovechados 
por el hombre como territorios de caza y de recoleccion desde 
tiempos muy lempranos, Hay que tomar en cuenla este recurso 
en las evaluaciones que se hacen de la franja costera del antiguo 
Peru y de sus habitantes. La arqueologia no solo prueba la exis- 



perior a lo supuesto comunmente. La presencia de restos de esos 
animales en Los Gavilanes, en Huarmey, parece normal ya que 
en el preceramico final estaban domeslicados. De lo hallado, y 
sobre todo por la cantidad de excremento que se ha encontrado, 
probablemente sirvieron, entre otras cosas, para el transporle 
(Bonavia 1982:394-395), 

Shimada y Shimada (1985) demueslran la presencia de ca- 




acumulacion de excremento y de huesos) a partir del Horizonte 
Medio halos de camelidos criados en la costa, El hallazgo de 
huesos con signos de haber sido beneficiados permite asegurar 
que no se trataba de chorqui o carne deshidratada Iraida desde la 


sierra. 


En la costa norte las llamas Servian para transporle, ademas 
era una de las principales fuentes de protefnas en la diela de sus 
habitantes. Tambien se han encontrado entierros de animales 


sacrificados a las huacas y a los difuntos. El pasloreo en las lo¬ 
mas no fue sdlo un recurso de los grupos serranos como en la ac- 
lualidad, sino que los propios yungas poseian sus rebanos de ca¬ 
melidos, Dada la escasez de pastos en los llanos, es natural que 
las llamas fueran enviadas a pastar a las lomas durante su epoca 
de verdor, 


En la estacion seca en las lomas, los camelidos, a la par que 
los venados, se alimentaban con las vainas de los algarrobos 
(.Prosopis chilensis ). Las mismas Euctuaciones en habitos ali- 
menticios se siguid durante la colonia, todos los animales im- 
portados pasaban una temporada en las praderas o las lomas en 
la epoca de verdor, y otra en los bosques espinosos de la costa, 
La sobrecarga de ganado bovino, caballar, mular, caprino y 
otros, en las tierras de temporada esta ampliamente documents- 
da en testimonies de archivos, y fue responsable de su paulalina 
disminucion o, por lo menos, empobrecimiento, Las noticias de 
los rebanos de camelidos en los documentos de archivos y en las 
cronicas son dispersas, pero dan una idea afirmativa de su exis¬ 
tencia, Cieza de Leon (1941) deefa en 1547 que en San Miguel de 





MARlA R0STW0R0W5KI 


VII, LOS RECURSOS RENTABLES DEL TAHUANTINSUYU 


Piura "solia haber gran cantidad de ganado que Hainan ovejas 
del Peru; en este tiempo hay muy poca". Si en la region de Piura 
podia el cronista hacer lal afirmacidn, con mayor razon hubo ha- 
tos enlas zonas mdsfrlas. 

Lo mismo se halla en la Visita a Jayanca en 1540. En Lamba- 
yeque, las torrenciales lluvias de 1578 desiruyeron las poblacio- 
nes, y entre los danos se mencionan las perdidas de llamas y ca- 
hallos, Tanto en la Visita al valle de Acari en 1593, como en la de 
Atico en 1549, se nombran la presencia de camelidos (Rostwo- 
rowski 1981). 

A eslas noticias ahadiremos la informacidn de "Aviso" (Ros- 
tworowski 1970b; 169), cuyo relato trae datos sobre el senorio de 
Chincha, y entre otros temas indica la prohibicion de beneficiar 
"carneros” y "ovejas" para comer, pero exceptuaba a los senores 
de guoronga. A diferencia de la costa norte, en Chincha se con- 
servaba el ganado de la tierra para el transporte, debido segura- 
menle al intenso intercambio realizado desde dicho curacazgo 
con la sierra del Collao y del Cusco, Loa "mercaderes" daban 
prioridad al intercambio y a sus necesidades de transporte, y por 
lo tanto conservaban y cuidaban el recurso ganadero, 

Es posible que la posesidn de halos de "ovejas de la tierra" 
estuviese en poder de los senores y de los "mercaderes" y no en ] 
manos del hombre del comun. Durante el incario la ganaderia, 
cuidadosamente administrada por el Estado y cuya existencia 
quedaba anotada en los gu ipu, proportion al gobierno una 


illllM|M:|l:l.:)U| .1 


DEPOS1TOS ESTATALES 

Fuerza de trabajo numericamente importante que laboraba en 
tierras estatales, y extensos pastizales con innumerables halos 
de camdlidos formaban una inagotable fuente de riqueza para 
los incas, que se traducia en poder. ... _ . 


Conseguir un excedente sustancial en la produccidn agrope- 
cuaria no sdlo servia a la redistribucidn a nivel estatal y cubria 
las exigencias de la reciprocidad, sino que conferia al gobierno 
inca una acumulacidn de bienes rentables que simbolizaban su 
poderio, Mas aun, estos bienes le daban al Sapan Inca una supe- 
rioridad incontestable sobre los senores de las macroetnias que, 
ademas, se habian empobrecido con el auge cusqueho, Por esos 
motivos, una de las metas de la administracidn inca fue poseer 
depdsitos repletos de bienes y de subsistencias, 

Las evidences del gran numero de depdsitos gubernamenta- 
les son confirmadas por las crdnicas, y Cobo (1956, t. II, cap. 
XXX] es quien con mas detalle los describe, En el cuidado de los 
depdsitos seguian la misma orden establecida para los sembrios 
y las cosechas, es decir que los encargados del cuidado se sus- 
tentasen de la hacienda que vigilaban, y lo mismo para los carga- 
dores de los bultos o los conductores de las recuas de camelidos 
que transportaban de un lugar a otro los bienes acumulados, 

Para la contabilidad y conservacidn de los productos se re- 
queria de mayordomos, contadores y administradores. El cronis¬ 
ta dice que los depdsitos se situaban en las cabeceras de cada 
"provincia", en las “gobernaciones" donde residian los "virre- 
yes” y en la ciudad del Cusco, Los depdsitos del Inca se situaban 
cercanos a los del Sol, que eran menos. 

En las colca se conservaban toda clase de productos manu- 
facturados como armas, ropa rustica y lina, alimentos de los mas 
variados, entre otros, Sabemos a travds de documentos de archi- 
vos que las hojas de coca se conservaban en canastas de un de- 
lerminado tamano; lo mismo podemos decir del diorgui, de per- 
dices, y palomas, conservados en "petaquillas" de paja o de 
madera, as! como las frutas secas o los camarones deshidratados 
(Rostworowski 1981b). 

Todo lo imaginable se guardaba en los depdsitos, y a pesar 
de la conquista espanola, y de las guerras civiles entre hlspanos, 
los naturales continuaron llenando los depdsitos como si el go- 







MAftlA rostworowski 


bierno inca existiera, porque suponia que restablecla la paz, les 
tomarlan cuenta de los bienes producidos hasta entonces. 

Es asi como La Gasca persiguiendo con su ejdrcito a Gonzalo 
Pizarro pudo quedarse en Jauja durante siete mesas, alimentan- 
do sus tropas con las subsistencias de los depdsitos que, segun 
Cobo, contenlan mis de quinientas mil fanegas. Las colca se edi- 


cerros, en lugares altos, frescos y venlilados. Teman aspecto de 
"torrecillas" edificadas en hileras, separadas con el proposito de 


Las invesligaciones arqueologicas en Hudnuco Pampa con- 
ducidas por Morris durante Largos aiios arrojan interesante in- 
formacion sobre este centra inca, y en especial sobre los depdsi- 
tos estatales, Morris distingue la arquitectura de los depositos de 
las otras edificaciones por sus condiciones topograficas, la natu- 
raleza de sus pisos y el umbral elevado de las puertas-ventanas, 
Concuerdan las observaciones de Morris con las noticias de 
Cobo, en el sentido de estar los depositos en ringleras, siguiendo 
loscontornosde loscerros, 

Los incas emplearon diversas tdcnicas de conservacion de 
los productos alimenticios y, segun Morris y Thompson (1985) 
en las colca estudiadas se pueden comprobar las diferencias de 
acuerdo a los bienes depositados en ellas. El estudio del almace- 
namiento en Huanuco Pampa demostro una extraordinaria so- 
fisticacion no sdlo en el aprovechamiento del clima, sino que 
ofrece una information cuantitativa que subraya la enorme im- 
portancia acordada al acopio de subsistencias por el Eslado (Mo¬ 
rris 1981:328). 

En el centra administrative de Huanuco Pampa, Morris con- 
to mas de dos mil colca, de las cuales midid unas 800 y excavo 
112, Ofrecemos a continuacidn un corto resumen de sus investi- 
gaciones: las eslructuras se dividian en circulares y rectangula- 
res; las circulares tenian por lo general un diametro interior de 2 
m, a 6.3 m., poseian una sola puerta orientada cuesta arriba. Los 
depdsitos rectangulares median de 3 m. a 5 m. de ancho por 3 m. 


a 10 m. de largo, sus puertas-ventanas eran por lo general dos, 
una mirando cuesta arriba y la otra cuesta abajo. 

Las formas circulares de los depdsitos estaban generalmente 
reservadas para la conservacidn del maiz, y en seis de eslas colca 
se hallaron granos de maiz carbonizados. En el suelo pavimenta- 
do con piedras se encontro fragmentos de vasijas grandes, lo 
cual indica que el maiz se guardaba desgranado, 

En tres depdsitos rectangulares Morris encontrd (ibfd.:339) 
restos de luberculos carbonizados, La forma de su almacena- 




nos, pues los luberculos los extendian sobre una capa de paja, li- 
geramente tejida en pequenas esteras con finas soguillas, que 
posiblemente dejaban circular el aire. Luego amarraban lodo con 
una soga mayor para formar pequenas pacas o fardos sueltos. 

En muchos de los depdsitos rectangulares se encontraron pi¬ 
sos, que sugieren una preocupacidn por mantener las condicio¬ 
nes ambientales requeridas para la conservacidn de los tubercu- 
los. Las piedras del suelo estaban colocadas sobre la superficie 
del piso de tal manera que quedaba espacio libre entre una y 
otra, Mas aun, se hallaron algunos conductos revestidos de pie- 
dra que tenian aberturas en el lado de la construccion, unos mi- 
raban hacia abaio v otros hacia arriba, lo que permitia un siste- 


ma de ventilacidn que cerrando la mencionada abertura con una 
piedra se podia controlar, En general, se puede deck que las col¬ 
ca rectangulares, debido a la situation de sus ventanas-puertas y 
de los respiradores, podian aprovechar los vientos, Morris anali- 
za tambidn las ventajas de la mejor conservacidn de los granos y 
de los luberculos debido a la gran altura que protegia los produc¬ 
tos de los hongos e insectos. La ventaja de la vasijas tapadas li- 
braba el contenido de la presencia de roedores. 

Por ultimo, el autor sehala que Huanuco Pampa era un lugar 
edificado ex-novo por los incas y todo su sistema de almacena- 
miento era tipico de su cultura, La arqueologia muestra otros 
metodos para la conservacidn de los alimentos en el Peru prehis- 
pdnico, segun los diferentes lugares y dpocas, basta conocer las 








MARiA ROSTWOROWSK1 


estructuras de Cajamarquilla, en el valle del rlo Rimac, las es- 
Iructuras de Tres Palos en el bajo valle de Lima trabajadas por la 
doclora Josefina Ramos de Cox y el Seminario de Arqueologla de 
la Universidad Catolica; y los depositos en el santuario de Pa- 
chacamac Qim^nez Borja 1970). 

Una mencidn aparte merecen los "hoyos" encontrados por 
Bonavia (1982) en ei desierio cercano a Huarmey, en la costa. Es- 
los “hoyos" forrados de guijarros Servian para la conservation de 
productos alimenlicios enterrados en la arena, especialmente el 
maiz. En la averiguacidn etnolOgica con los habitantes del lugar 


las coronlas en la arena para evitar las polillas. 

Una confirmation del uso de esle sistema se halla en un do- 
cumenlo referenle a los terribles estragos ocasionados en 1578 
por las lorrenciales lluvias causadas por la aparicion del fend- 
meno del Niiioen aquel ano, La zona de Lambayeque fue la mas 
afeclada, y entre las numerosas calamidades que se abatieron so- 


que el maiz que tenian enterrado en los arenales se pudrid, al 
igual que los granos conservados en linajas en sus casas (BN, 
A534, folios: 309v, 131v, 318r, 321r). 


f CAPITULOVm 

Los modelos economicos 


Cuando hablamos de modelos econdmicos en el Peru prehispa- 
nico es necesario lomar en consideracidn que se trata de econo- 
mias que desconocieron el uso del dinero y que ademds no esta- 
ban organizadas por la institution del mercado. 

El modelo economico inca se ha calificado de redistributivo 
debido a las funciones que cumplia el propio gobierno. Esto sig¬ 
nifies que gran parte de la production del pais era acaparada por 
el Eslado, el cual a su vez la distribuia segun sus inlereses, 

Valensi (1974) da una definicidn del principio de la redistri- 


la repartition de bienes se organizan en funcion de un centra 
-se Irate de un jefe, un senor, un templo o un despota—, el mis- 
mo que reune los productos, los acumula y los redistribuye para 
retribuir a sus agentes, asegurarse el mantenimiento y la defensa 
de los servicios comunes y para conservar el orden social y poli¬ 
tico como por ejemplo durante las celebraciones de fiestas pu- 
blicas, Este principio es favorecido por el modelo institutional 




ne en la production, las prestaciones de servicios, la distribu¬ 
tion periOdica de las tierras, asi como en la repartition de los 
productos, en la practica de los dones y contradones, y otras. 






VIII. LOS MODELOS ECONOMICOS 


286 MARlA rostworowski 

Polanyi admits que la redistribution puede jugar un papel 
en sociedades muy diversas, en las homogeneas y en las estrati- 
ficadas. Reciprocidad y redistribution pueden combinarse en la 
misma sociedad, la primera corresponde entonces a la forma ho¬ 
rizontal del intercambio a escala, la segunda a la forma vertical 
entre unidades locales y la autoridad central, Con la formation 
del Estado inca se produce un desarrollo de las fuerzas product 
vas y un crecimiento econbmico dinamizado. 

Por muchos anos se alabo y considerb la organization inca 
como la materialization de una utopia, admirada por los euro- 
peos, Se crefa que el almacenamiento de productos de toda indo¬ 
le tenia por objetivo fines kmanilarios, como socorrer a la po- 
blacidn en caso de desastres naturales, Esta apreciacibn s6lo 
demuestra una incomprensidn de los mecanismos economicos 
deese Estado. 

Gran parte de la redistribution era consumida por el sistema 
de la reciprocidad, por el cual el Estado se veia obligado cons- 
iantemente a renovar grandes "donativos" a los diversos senores 
etnicos, a los jefes militares, a las huacas, etc. Para cumplir tales 
necesidades se creb, como se vio en el capitulo anterior, un gran 
numero de deposits estatales porque el gobierno tenia que dis- 
poner de cuantiosos bienes acumulados pues los objetos alma- 
cenados representaban poder en el Tahuantinsuyu. 

El modelo economico serrono: La sierra sur 

La economia sureiia del Tahuantinsuyu ha sido estudiada 
especialmente por John Murra (1964,1967,1972), seguido por 
numerosos investigadores. Para oblener productos de diversas 
ecologies los naturales se valian del sistema de enclaves, llama- 
dos por Murra “archipielagos verticales", cuyo nucleo serrano 
controlaba, por medio de colonias multidtnicas, zonas diferen- 
tes situadas en microclimas distantes unos de otros. 

Subrayamos la palabra distante para indicar que los varios 
microclimas se hallaban a mas de un dia de camino. Los encla- 


>' 

I 

ves del altiplano son a la fecha los modelos andinos clasicos 
como forma de conseguir productos diferentes a los existentes 
en el nucleo de origen. Estos enclaves se hallaban en la costa y 
en la regibn selvatica a varias semanas de marcha, y este punto 
es importante ya que marca las diferencias entre los dos mode¬ 
los, el de la sierra sur y el de la region central. 

Murra ha investigado con sumo detalle la macroetnia de los 
lupacas, y se ha comprobado que lo mismo sucedia con los otros 
senorios de la mesela del Collao, como los pacajes, los hatun co- 
llas, los azangaros, que tambien gozaban de enclaves en zonas 
diferentes a las de supropio habitat. 

Un problema surge en torno al initio de los enclaves, es de- 
cir si se originaron con una conquista. Existe information valio- 
sa en un document del Archivo Arzobispal de Lima que descri¬ 
be cbmo el grupo serrano de los yauyos echo a los yunga de 
Calango, de unas tierras que poseian en Callaguaya, e instalaron 
miembros de varios ayllus serranos (Rostworowski 1977a: 31- 
32], 

Faltan aun mayores investigaciones sobre los grupos coste- 
hos de la zona sur, y saber como fueron dominados por los serra¬ 
nos del altiplano. Es posible que en el litoral no haya existido 
una hegemonia de poder yunga que hubiese podido defenderse 
del avance serrano. La region comprendida entre Camanti hasta 
| Tarapaca se llamo el Colesuyu, un suyu diferenle a los cuatro 
suyu clasicos del Estado inca y cuya poblacion costena estaba 
compuesta por agricuitores y por Pescadores (Rostworowski 
1988c). Los habitantes de esta region se dividian en gran numero 
de curacazgos, y el suyu debio ser una definicibn del espacio 
mas que una demarcation politica. 

Si bien la Visita de Garci Diez de San Miguel de 1567 (1964) 
junto con la Visita de Ortiz de Zuniga a Huanuco de 1567 (1967 
y 1970) son ejemplos clbsicos de los enclaves serranos, en am- 
bos documents aparecen los “rescates” de ganado, lana y ropa. 
Estas repelidas manifestations indican que en alguna epoca del 
ano se efectuaban ciertos intercambios, 






marIa rostworowski 


m LOS MODELOS ECON6MICOS 


299 


La sierra central 


Una situation muy diferente a la del altiplano y a la de la 


tral del antiguo Peru. Las condiciones geograficas especiales hi 1 


a las condiciones topograficas imperanles en la regidn. Es un he- 
cho importante demostrar como un determinado modelo podia 
variar si las condiciones cambiaban. 

Esta distinta aplicacidn del patrdn de la "verticalidad” de- 
mues tra que no era un sistema rigido, sino que se transformaba k 
segun las circunslancias. Tal informacidn surge de las Visitas ] 
realizadas a Canta en 1549 y en 1553; ambos testimonies tem- 
pranos, anleriores a las reformas toledanas, dan una vision de si- 
luaciones especiales para la zona. i 

La region de Canla tiene un terreno abrupto que a relativa 
corla distancia goza de climas diferentes, lo cual le permite pro- 
ducir recursos variados. Explicaremos en pocas palabras su or- 
ganizacion econdmica bastante original y que ofrece un aspecto ? 
nuevo al problema: El Senorio de Canta comprendia ocho | 
ayllus, y para atender cultivos situados a diversos niveles ecold- 
gicos, distanles unos de otros por un dia o dos de camino, idea- 
ron un trabajo comunal de los ocho ayllus, rotativo y de tempo- 
rada. Cuando cumplian faenas comunales se mudaban de un \ 

lugar a otro con el objeto de realizar determinadas faenas agrico- ; 

las, Esta trashumancia limitada los llevd a poseer, ademas de sus J 
pueblos permanentcs, unas aldeas comunes habitadas temporal- ] 
menle mienlras cumplian sus labores en la zona, por ejemplo | 
cuando se dirigian a la puna a scmbrar y cosechar una planta de « 
gran altura llamada maca ( Lepidim meyenii), o a realizar la es- 
quila de sus rebanos de camdlidos, En otra epoca del ano baja- i 

ban a la region calida del chaupiyvn go a las plantaciones de co- | 

cales o de maiz. No sdlo en sus chacras, sino tambidn para la | 

confeccion de objetos o deproductos necesarios para lacomuni- j 
dad emplearon el sistema rotativo, por ejemplo los tejidos, la ela- | 


boracion de ceramica, la fabricacidn de ojotas (calzado andino] o 
lapreparacion del charqai, 

A causa de las cortas distancias entre los varios climas y re¬ 
cursos, los naturales de Canta no precisaron de enclaves mul- 
tietnicos que recidn fueron introducidos con el dominio inca y la 


El modelo econbmico costeno: La especialimio n loboral 

Dado que la organization de la economia serrana guardaba 
una necesaria relacidn con el medio ambiente, propio de las 
quebradas andinas y de la meseta de altiplano, es comprensible 
que la diferente geografia de la costa propiciase un modelo eco- 
nomico tambifin distinto. 

Es importante notar que la regidn yunga a pesar de sus dila- 
tados desiertos, era una regidn rica en recursos naturales reno- 
vables, Su mayor fuente de bienestar provenia del mar, un mar 
que era extraordinariamente abundante en su fauna ictiologica 
(Rostworowski 1901b), 

A diferencia de otros lugares del mundo, en los inicios de la 
civilization del antiguo Peru no bubo necesidad de la agricultu- 
ra para la formation de poblaciones numerosas ni para la crea- 
cidn de centros ceremoniales destacados (Moseley 1975), Eslas 
primeras manifestations culturales se desarrollaron gracias a !a 
explotacidn de los recursos del mar, marcando asf el posterior 
desenvolvimiento costeno, 

Desde tiempos tempranos se establecid en la costa dos acti- 
vidades diferentes, la pesca y la agriculture Se formaron grupos 
separados con jefes propios y se establecid entre ellos un inter- 
cambio de productos, Sin embargo los Pescadores, limitados a 
sus playas y caletas, permanecieron subordinados a los senores 


La primera information sobre la presencia en un curacazgo 
de estas divisiones nos la dio la Relation de Chincha, nombrada 
por nosotfds como "Aviso'"(Rostworowski 1970b7 1977a),-En 








MARlA R0STW0R0WSK1 


VIII, LOS MODELOS ECONOMY) 


290 

efeclo, una poblaci6n de Ireinta mil "Iributarios" se dividia en 
diez mil Pescadores, doce mil cultivadores y seis mil "mercade- 
res". Estas cifras indican una division laboral enlre sus habitan- 
tes, distinta a lo que hasta entonces se conocia en el mundo an- 
dino, 

El exceso de pescado que no era consumido localmente era 
secado, tecnologia que permilia su conservacibn. Este excedente 
facilito la existencia de un irueque, no solo dentro de un mismo 
valle con el fin de conseguir los productos que hacian falta para | 
la subsistence, sino que permitio el intercambio de pescado | 
seco por frutos serranos. 

Con la evolucion de esta sociedad y su progresivo enriqueci- 
mienio, los naturales dispusieron de tiempo libre para realizar 
otras labores fuera de las alimenticias, Florecid entonces lodo lo 
que contribuyo a mejorai las condiciones de vida: aparecid el 
boato y la raagnificencia de los senores, de los sacerdotes y con 
ello las expresiones arlisticas, Una consecuencia fue el surgi- 
miento de nuevos grupos laborales formados por arlesanos dedi- 
cados a trabajar en la metalurgla, en los textiles, la ceramics, y 
demas. La dedicacion exclusiva de cada grupo laboral a su traba- 
jo es una de las caracterlsticas de la sociedad yunga, 

Tambien se dio una diversificacion en los otros oficios como 
el de salineros, tintoreros, carpinteros, cocineros, y otros; quiza 
los artifices mas prestigiosos fueron los plateros, Los incas apro- 
vecharon de los artesanos de los principales costenos y los 
enviaron al Cusco a trabajar para el Eslado. Inclusive Huayna i 

Capac llevd desde Huancavilca a un grupo de plateros que insta- ij 

lo en el Cusco, en Zurite en tierras de Tumipampa panaca j 

(AGN, Tltulos-Propiedad, cuaderno 431, alios 1595-1710), Noti- 
cias que deben tomarse en cuenta al estudiar la plateria en el j 
Cusco prehispbnico. Si bien los patrones estetlcos seguian las \ 
pautas cusquenas la tecnologia fue en muchos casos costena. 

Mientras no se conocid el documento de "Aviso”, poco es lo ] 

que se sabla sobre la existencia de grupos especializados en la | 

ejecucidn de determinados trabajos e inclusive se dudaba de la 1 


existencia de tales artesanos dedicados a ejercer con exclusivi- 
dad su arte, Tenemos pruebas mayores en el otorgamiento de la 
encomienda a Hernando Plzarro en 1534, con la mencion al 
compromiso del encomendero de dejar a los "tratanles" y a los 
"plateros" cbinchanos en libertad para praclicar sus oficios 
(Rostworowski 1977a; AG1, Justicia 1075], 

Una acuciosa investigacion en arcbivos reveld la situacion 
laboral costena como altamente especializada. En ella, cada ofi- 
cio, cada trabajo era cumplido por determinadas personas, sin 
que nadie pudiese cambiar su labor por otra, hecho que recibio 
posteriormente el apoyo de la admlnistracidn colonial, En las 
Ordenanzas dictadas por el oidor Gonzalez de Cuenca en Jayan- 
ca en 1566 se decla: 

“Yten los yndios oficiales como cumbicos, alpargateros y 
cabestreros y plateros y carpinteros y otros oficios husen y 
hagan obra de ellos para poder vender en el tianguez y en 
otras partes y no dexen sus oficios y los alcaldes de los yn¬ 
dios les compelan a husarlos, por el bien e utilidad que se 
sigue a la comunidad del repartimienlo que los usen y el 
yndio oficial que rehusare su oficio le trasquilen y le den 
cinquenta azotes en el tianguez publicamente" (AGI, Patro- 
nato 189, Ramo 11, Rostworowski 1977), 

La importancia del trabajo artesanal se vio confirmada en las 
mismas Ordenanzas, pues prohiblan a los curacas obligar a los 
artifices a cumplir la milo campesina o a servir en la casa de sus 
encomenderos, 

De acuerdo con el sistema de la especializacidn muchos tra¬ 
bajos que no se consideran como artesanales figuraban como ta¬ 
les, y se prohibla el ejercicio de cualquler otra labor aparte de la 
indicada. 

Un ejemplo muy ilustraiivo de las costumbres yungas era la 
de los chlcheros o fabricantes de bebidas, especialidad reserva- 
da a los hombres. En la sierra las mujeres preparaban en sus ho- 




gares la bebida para la familia. Cuando se necesitaban grandes 
cantidades para el culto o para las ceremonias del Inca, las mo- 
macono eran las encargadas de prepararlas. En carobio, en la 
costa se Irataba de un oficio masculino a dedication exclusiva, 

El intercambio costerio 

En las sociedades arcaicas predominaba, segun Polanyi 
(1957), el modelo redislribulivo a pesar de existir en algunos lu- 
gares el habito del intercambio. Este fue el proceso seguido en 
los curacazgos costenos y marco su diferencia con los senorlos 


El trueque local 


La especializacion del trabajo en la costa obligb al estableci- 
miento de un trueque local entre sus babilantes para obtener las 
subsistencias y los objetos que cada cual no producia. En pagi- 
nas anteriores mencionamos la dedicacion exclusiva del trabajo, 


! que traia corao consecuencia un intercambio constante, un 
ejemplo de esta situation la hallamos en la Visita realizada por 
Juan de Hoces en 1574 a la region de Trujillo. El visitador se vio 
en la necesidad de reglamentar las equivalencias entre el maiz 


paraban las bebidas; ademas sefialb los monlos de chaquira, 


serranos, 

La reciprocidad como una integraciOn tuvo mayor poder en 
la costa al emplearse tanto la redistribution como el trueque, 
que se basaba en equivalencias establecidas y compensaba la 
falta de algun tipo de producto local. Un estudio empirico de la 
economia llamada primitiva comprende en sus principales cua- 
dros la reciprocidad, la redistribution y el trueque. 

Para entender el intercambio en las sociedades costenas del 
antiguo Peru tenemos que aclarar que se realizaba a dos niveles 
muy distintos. El primero se efecluaba entre la gente del comun 
para conseguir lo necesario para la vida diaria y posiblemente 
las equivalencias eran establecidas y aceptadas por todos, El se- 
gundo se llevaba a cabo entre las clases alias de la sociedad. 

Tenemos noticias de dos lugares distintos y separados que 
nos ofrecen una visiOn de la situation imperante en las tierras 
yungas: En Chincha, como ya lo mencionamos, el intercambio 
sc realizaba a larga distancia, siendo efectuado por "mercaderes" 
reconocidos como tales, En el norte sOlo tenemos pocas noticias 
de senores en cuyas manos se desarrollaba el trueque, tanto sun- 
tuario como de recursos alimenticios. A continuation veremos 
mas ampliamente estas dos situaciones, 


lana y otros objetos que otras personas pudiesen trocar (Rostwo- 
rowski 1977a: 243). 

Los oficiales chicheros quedaban liberados de cualquier otro 
trabajo y no podian ser obligados a acudir a la mita del encomen- 
dero, del cacique o de los principales. SOlo debian prestar ayuda 
i en la reparation de la acequia principal del repartimiento, hecho 
que demuostra a su vez la importancia que tenia en la costa toda 
i obra de emergencia relacionada con el sislema hidraulico del va- 
lie. Aunque las medidas adoptadas por el visitador fueron dadas 
en tiempos coloniales, ellas son un rellejo de los hObitos yungas. 

En las sociedades arcaicas existia un rechazo a los beneficios 
1 en las transacciones que involucraban a los alimentos; se limita- 
ban a mantener las equivalencias, El trueque a nivel local en un 
valle costeno no era materia de ganancia, sino de un acoraodo 
necesario al sistema de trabajo especializado imperante en la so¬ 
ciedad, 

| Intercambio a lar go distancia de los “mercaderes" chinchanos 

Si bien en paginas anteriores, al tratar de las clases sociales y 
| de las jerarquias en el Tahuantinsuyu se hablO de los “mercade- 

L res”, aun falta mencionar sus viajes y lo que representaban en el 
contexto andino.. 


| 










marIa rostworowski 


Los chinchanos se dirigian al norle en balsas, cuyo numero 
es mencionado por el propio Atahualpa en un diilogo con Piza- 
rro cuando este le pregunlo sobre el motive de la presencia del 
Senor de Chincha, unico curaca llevado en andas en el siquito 
del Inca en aquel aciago encuentro de Cajamarca. Era un hecho 
resaltante el honor de usar lilera, cuando lantos otros nobles parti- 
cipaban a pie en la jornada, Atahualpa responds que el senor 
chinchano era su amigo, y senor mayor de los llanos, ademas de 
poseer "cien mil balsas en la mar" (Pedro Pizarro 1944:186], Na- 
turalmente, esto no significa que ese numero correspondiese con 
la realidad, y es probable que algunas de dichas balsas fueran de 
troncos de arboles, y otras de grandes mazos de totora unidos en- 
tre si a las que se les daba direccidn con las guore-tablas de ma- 
deracolocadas entre los troncos, que hundian o levantaban a vo- 
luntad para formar timOn y quilla (Rostworowski 1981b), 

Es imprescindible averiguar en que consistia el trueque 
chinchano, El documento de "Aviso" manifiesla que los “merca- 
deres" eran gente "muy atrevida y de mucha razdn y policia" y 
los unicos que en el Tahuantinsuyu usaban "moneda" porque 
compraban y vendian con cobre, Esto significaria que la base de 
sus transactions consistia en el intercambio de dicho metal por 
otros objetos. El cobre lo obtenian del altiplano en su ruta terms- 
tre cubierta con recuas de camffidos y de cargadores, probable- 
mente incluidos entre los seis mil "mercaderes", 
iEn que forma era transportado el cobre? Existe la posibili- 
dad, no comprobada arqueologicamente, de que fabricaran las 
llamadas "hachas-monedas" similares a las existentes en el 
Ecuador, y que Servian para los intercambios (Holm 1966-67), 
Estas hachas-monedas se distinguen de las demas por no 
tener filo en el extremo y ser sumamente delgadas. El estudio de 
dichas hachas ha hecho suponer a Holm que su peso esta rela- 
cionado con un sistema quinquenal de medicion, y cree que si se 
procediera a una minuciosa tabulation entre el largo y el ancho 
se obtendrla alguna unidad de medicion, Este illtimo dato es 
interesante si tomamos en cuenta que "Aviso" se refiere a un sis- 



En las ultimas excavaciones realizadas por Shimada (1985: 
384 en adelante) en Batan Grande, Lambayeque, se encontro 
para el periodo arqueolOgico denominado por A Sican-Medio 
estas hachas-monedas, llamadas "naipes" por los buscadores de 
tesoros y abandonadas como objetos sin valor debido a su gran 
erosidn. Ademas, en las excavaciones de la Huaca del Pueblo 
tambien en Batin Grande, Shimada encontro las fundiciones y 



estos hallazgos es interesante constatar que en las lumbas se en- 
contraron, cuidadosamente envueltas y atadas en pequehos far- 
dos, hachas-monedas, todas de la misma dimension; por separa- 
do fueron halladas otras de diversos tamanos. Shimada 
menciona varios de aquellos paquetes, cada uno hasta de qui- 
nientas unidades, El analisis radiocarbonico del material pere- 
j : cedero conteniendo los “naipes" arroja la fecha de 900-1050 a.C, 
Estas hachas-monedas halladas en lumbas nos hacen supo¬ 
ner que eran ofrendas o riquezas llevadas por el difunto a la otra 
vida, lo cual le aseguraba su bienestar en ella, 

Las hachas-monedas no serian usadas en la vida diaria, sino 
para ciertos intercambios como un valor simbolico. Holm cree 
j. que las "monedas" eran llevadas de otros lugares a la costa ecua- 
toriana debido a que esta no poseia minas de cobre. En otro Ira- 
bajo (1975) el mismo autor indica la presencia de hachas-mone¬ 
das en Mexico prehispinico, lo que le permite suponer que 
l estamos frente a un objeto de intercambio y a un tipo de "mone- 
|, da primitiva", de circulation y valor limitado, 

En cuanto a la fabrication del bronce es interesante senalar 
que en tiempos prehispanicos prevalecio en el sur la aleacion de 
cobre y estaho, mientras que en la costa norte se uso el cobre con 
arsenico, Es posible que estas diferencias, cada una de larga tra¬ 
dition local, tengan sus bases en conceptos religiosos ademas de 
tecnoldgicos (Lechtman 1979). 







marIa rostworowski 


VIII. LOS MODELOS ECONCiMICQS 


Los descubrimientos de Shimada si bien no resuelven el 
Irueque de cobre de los cbinchanos, indican su gran antigiisdad, 
sus posibles cambios en el liempo, y confirman las suposiciones 
de Holm sobre la existencia de un trueque a larga dislancia ini- 
dado en Chincha bacia los puertos ecualorianos, desde donde 


consistia en procnrarse algunos objetos deseados, cuyo valor era 
aparenle solo para los inleresados, motivo por el cual el trafico 


De regreso al sur, los “mercaderes" se interesaban por cha- 
quira, y por unas conchas llamadas wullu, muy apreciadas por 
su color rojo y su alio senlido religiose. Ellas eran importanles 
en los ritos a la huacas, necesarias como ofrendas para pedir llu- 
vias ademas de usarse para confeccionar eslatuas, collares y 
adornos, Se han encontrado en Tumbes y en diferentes lugares 


Ion 1981). La arquelogia indica la presencia, desde el Horizonte 
Temprano, de representaciones de dos tipos de conchas; el 
Spopdylus sp, y el Slromhus, originarios ambos de los mares de 
aguas libias (Paulsen 1974), 

Una balsa chinchana fue quiza la apresada en la costa ecua- 
toriana por el piloto Bartolome Ruiz, durante el segundo viaje de 
Pizarro, cuando exploraba el litoral (Samano-Xerez 1937,65- 
66), La descripcion muestra una balsa de grandes dimensiones, 
capaz de llevar a veinte hombres ademas de la numerosa carga 
compuesta por finas mantas de lana y algoddn, objetos de oro y 
plata, joyas, adornos, vasijas, conchas de mlk y demas. 

De lo dicho resalta que Guayaquil o Puerto Viejo haya sido lo 
que Polanyi y Chapman (1957) denominan un port of trade, cuya 
traduccion seria un "puerto de tralo", a donde se dirigian las bal¬ 
sas chinchanas (para trafico norteno, ver Leon Borja 1977), 
Segun Chapman (1957) el trueque dislante no usd de merca- 
dos sino de "puertos", lugares donde se realizaban los intercam- 
bios, Existid una diferencia entre los mercados y estos puertos 
que desaparecieron inmediatamente ante el impacto europeo, 
Lo que motivd el intercambio no fue el aspecto econdmico, 


tecnologia (las embarcaciones) y a los riesgos del viaje en si, 

Las expediciones chinchanas debieron ser esporadicas y se 
acomodaban a los fenomenos naturales, como las corrientes, el 


como para la vuelta. 

Segun Sabloff (1975) los viajes a larga dislancia representa- 
ban condiciones muy distintas al comercio internacional mo- 
demo, no existieron los costos, y los bienes eran buscados por- 
que no existian en el lugar de origen, Ademas se caracterizaban 
por limitarse a relativamente pocos objetos, 

iPor que se convirtieron los chinchanos en navegantes, y 
como aprendieron los derroteros de sus viajes? En el estado ac¬ 
tual de nuestros conocimientos no podemos dar una respuesta 
satisfactory, quiza se debio al arribo de navegantes oriundos de 
otros lugares que ensenaron sus conocimientos marinos. 


namo para Trujillo, se refieren a hombres que en flotillas de bal¬ 
sas arribaion a dichos valles, en donde se instalaron, iniciando 
una nueva era en tales lugares, Es posible que algo semejante su- 
cediera en Chincha y fuese el principio de sus travesias, La noli- 


11a, llamada Cundri por los "mercaderes", nos hace suponer que 


tmtv -- J » 

soros especificos. La mayor parte del Irueque a larga distancia 





MAKlA ROSTWOROWSKl 


VI1L LOS MODELOS ECON6MICDS 


las practicas marineras entie los Pescadores. Todo lo cual conlri- 
buird a aumenlar nuestros conocimientos sobre el imbito andi- 
no costeno, un tanto olvidado por los estudiosos. 


Los "mercaderes’’ 


Escasas son las noticias que tenemos sobre los "mercaderes" 
nortenos y no son suficientes para darnos una idea de sus rutas. 
No sabemos el nombre que se daban a ellos mismos en idioma 


trueque o paga de alguna cosa, que no es expresion de una tern- 
prana aculturacion, como aparece posteriormente en el siglo 
XVH, sino que segun las afirmaciones de los “mercaderes" lo ha- 
dan a “modo de indios" (Rostworowski 1982b, Testamenlo del 
curaca de Colin). Como ya lo dijimos, los sehores mercaderes 
solicitaron licencia al doctor Cuenca para realizar sus trueques e 
ir libremente por los pueblos sin ser molestados. Tambien sena- 
lamos que sus rescates consistian enlana, algodon, chaquira, fri- 
joles, pescado seco y "olras cosas". 

Entre los bienes a trocar se nombran no sdlo objetos de lujo. 


cambio exclusivamenle suntuario, Es posible que estos senores 
nortenos mantuvieran, en tiempos prehispinicos, un trueque 
esporadico con Guayaquil. Por lo menos los Pescadores iban al 
norte a conseguir los troncos de arboles para sus balsas, y conti- 
nuaron haciendolo hasta el siglo XIX cuando se demarcaron las 


El trueque durante las peregrinaciones 

Dentro de la idiosincracia de los pueblos andinos se distin¬ 
gue el gusto por las peregrinaciones religiosas a prestigiosos ado- 
ralorios o a reconocidos orkulos. 

Los informantes de Avila (1966, cap. 9) narraron la partici- 


Pariacaca con el fin de celebrar sus fiestas. Este adoratorio se si- 
tuaba en un agreste paraje de la Cordillera Marftima Central y a 
61 acudfan de varias regiones costenas. 

Es de suponer que los habitantes de las quebradas serranas 
participasen a su vez de las celebraciones en honor a Pachaca- 
mac, el dios costeno por excelencia, y seiior de los movimientos 
teluricos. Ademas, sus oraculos eran famosos, y a no dudarlo y 
de acuerdo con la reciprocidad venfan los serranos a unirse a los 
yungas para celebrar con todo esplendor sus fiestas. Cieza de 
Leon (Lo Crdnica 1941: cap. LXX1I) menciona las grandes rome- 
rfas que se realizaban en honor del dios Pachacamac en cierta 
epoca del ano. La gente acudfa de lejanos parajes y se acomoda- 
ban en amplios aposentos preparados para lal propdsilo, 

Cabe la posibilidad de que las importantes huacas cumplie- 
sen, en tiempos prehispanicos, un papal importante en el inter- 


Ademas Pachacamac, por su gran prestigio, posefa en diver- 
sos lugares santuarios relacionados con su culto. En algunas cro- 




dos "hijos” y "mujeres" del fdolo (Rostworowski 1977a). Entre 
las "mujeres" destacaban la huaca de Mama (hoy Ricardo Palma, 
en Chosica) y la isla de Urpay Huachac en Chincha, diosa consi- 
derada como la madre de los peces. Los templos y tierras perte- 
necientes al dios Pachacamac se situaban en Mala, Guarco (Ca- 
nete], Chincha y Andahuaillas. Santillan (1927) cuenla la pre¬ 
sence de varios “hijos" del fdolo, uno de los cuales habitaba 
Chincha, relacionado quiza con el oraculo establecido en aquel 
valle. Es posible que estos "hijos” y "mujeres" representaran un 
tipo o una variedad de enclaves o de archipielagos religiosos, no 


blacion que acudfa a ellos. 

Otro ejemplo de centra ceremonial al cual se dirigfan pere- 
grinos de diferentes condiciones sociales en determinada epoca, 
fue el pueblo de Noquip, cerca de Cherrepe, en el norte. El lugar 










temerosa de las practicas idolalncas oraeno ei aDanaono ae no- 
quip, y sus habitantes fueron enviados segun sus oficios: los 
agricullores al pueblo de Guadalupe y los Pescadores a Cherrepe 
(Ramirez-Horton 1978; Roslworowski 1981b). 

Un lercer centro ceremonial esta descrilo por Felipe Medina, 
extirpador de la idolalrla, en 1650. Era una huaca muy antigua, 
llamada Choque Ispana, siluada al borde del mar cerca de las Sa¬ 
linas de Huacho. Por la description que Medina hace de ella es 
evidente que debib pertenecer a la apoca Chavin, A este santua- 
rio venian serranos y costenos; cualro eran las entradas al tem- 
plo, dos eran reservadas para los coslenos, una para varones y 
olra para mujeres, mientras las dos reslantes se dividian por ge¬ 
nera enlro los serranos. 

La mencibn de personajes serranos indica que el arribo de 
peregrinos oriundos de las lierras alias era una costumbre esta- 
blecida (Millones 1986:229-240). Estas referencias y la costum¬ 
bre de celebrar en la actualidad fiestas en honor de la Virgen o de 
algun santo en diferentes lugares, en un mes determinado del 
aho, permiie sentar la hipotesis de que dichas festividades y pe- 
regrinaciones son una superposition de coslumbres y cultos 
prehispanicos; habitos que aun se manifieslan en el Peru de hoy. 
Tales celebraciones se caraclerizan por ser temporales, realiza- 
das casi siempre en lugares poco habitados o despoblados, y 
alraer y reunir a ficles de lejana procedencia. 

Si este tipo de peregrinaciones tuvo su origen en coslumbres 
anliguas es natural que en ellas se efecluaran irueques enlre se¬ 
rranos y yungas, facilitados por la presencia de personas que Vi¬ 
vian en diversos pisos ecologies, Este lema mereceria mayor.in- 
vesiigacion, asi como estudiar la geografia de los santuarios 


viii, losmodeloseconOmicos 301 

actuales y sus relaciones reciprocas (Poole 1982; Sallnow 1974; 
Silverman 1988). 

El culto a huacas situadas una en la sierra y otra en la costa 
debio promover una complementariedad enlre las dos zonas, fo- 
mentando un importante inlercambio de bienes. Estas romerias 
se realizaban en epocas ya establecidas y a dichos lugares se mo- 
vilizaban poblaciones enteras con fines religiosos y tambien 
para el trueque, 


ambito andino como el acceso a la tierra. Los mitos y leyendas 


tiempo magico, cuando los animales hablaban (Avila 1966). Las 
fuentes o puquio surgieron por rivalidades enlre cblebres huacas 
que se retaron para medir sus poderes, y orinaron en varios luga¬ 
res dando lugar a que brolasen manantiales (AAL, Documentos 
sobre la idolatria), El mar, los lagos, las fuentes fueron venerados 
por pocorino o lugares de origen de numerosos grupos etnicos. 
Las lagunas eran consideradas como manifestaciones del mar y 
origen del agua en general (Sherbondy 1982). 

Para la realizacion de una agriculture intensiva, conocida y 
practicada en los Andes, era preciso tener conocimientos hi- 
draulicos y proceder a irrigar las lierras para aumentar los culti- 
vos, En las tierras de secano se sembraban tuberculos, pero el 
mai'z necesitaba de rieao v ouiza su introduction en el aero fo- 


j chell 1981). No solo se practicaron en las diversas etapas del de- 
1; sarrollo andino complejas y sofisticadas redes hidrhulicas para 
» conducir el agua y raejorar la production agraria, sino que los 
santuarios, como Pachacamac, gozaban de canales que traian 


information verbal de Tello 1946), En el Cusco, los dos peque- 



VIII. LOS MODaOS econOmicos 


MARiAROSTWOROWSKI 


nos rios, el Tulumayo y el Huatanay discuxrlan por sus lechos 
encauzados y empedrados. 

La arqueologfa ha reconocido los sistemas y modelos em- I 

pleados en la hidraulica andina, sobre todo en la costa, donde el 1 

riego fue siempre ona necesidad ineludible, El andlisis de la si- 1 

tuacidn hidrica de cada valle costeiio ofrece interesante infor- j 

macion acerca del desarrollc de los centros de poder, que podlan ] 

fluctuar a tiaves del tiempo en sus interrelaciones costa-sierra, i 

Las diversas circunstancias en las cuales se desenvolvieron los ! 

modelos hidraulicos en cada valle yunga son expresidn de su pa- i 

sado y de sus relaciones con sus inmediatos vecinos de las tie- 
rras alias. 

La inlormacion que se obtenga para una determinada cuenca 
fluvial no permite aplicarla a otros valles, a menos que las fuen- 
tes documentales lo confirmen. De hecho, la experiencia de- 
muestra la existencia de distintas situaciones, fluctuaciones y 
cambios en las relaciones costa-sierra en el tiempo, no solo entre 
diversos lugares geograficos, sino en un mismo valle, Para ilus- 
trar nuestro decir, basta senalar y comparar el fuerte control 
ejercido por los serranos del altiplano sobre la costa sur durante 
el Intermedio Tardio con lo que sucedia en el Chimor en la mis- 
maepoca, 

En el sur existian centros de poder ubicados en la sierra que 
dominaban y se proyectaban hacia el litoral, mientras en la costa 
norte un fuerte Estado centralizador dominaba parte de los lla¬ 
nos ademas de contar con probables senorios de origen costeno 
establecidos en una parte de la sierra de Cajamarca, colindante 
con la costa (Rostworowski 1985). 

A traves del tiempo fluctuaron los centros de poder, y con 
ellos quienes ejercian la supremacfa sobre el regimen acuifero 
de un valle, pues los que dominaban el curso del agua y las boca- 
tomas eran los duenos de la tierra, Para explicar nuestro plantea- 
miento daremos algunos ejemplos de lo que sucedia en la costa 
central ysur-central, 


En el valle del rio Chillon durante el Intermedio Tardio, el 
curaca de Collec o Collique se defendia de los posibles ataques 
be los serranos de Canta por medio de varias fortalezas sucesivas 
; en el valle, y por ultimo la sede del curaca era un palacio-fortale- 
! za. Allas murallas rodeaban una amplia extension de tierras de 
cultivo, irrigadas por dos fuentes de agua, Ese sistema defensivo 
: permitia al curaca de Collec resistir cualquier ataque serrano 
: (AGI, Justicia 413), Este ejemplo muestra un centro de poder 
\ yunga defendido de toda acometida proveniente de la sierra y 
; con agua suficiente para sus cultivos en caso de un asedio pro- 
\ longado, 

En el documento citado, las pretensiones del curaca de Can¬ 
ta sobre las tierras bajas del valle se basaban en el hecho de que 
; el agua necesaria para regar los campos yungas provenia de las 
i serranias canlenas. Reclamos que muestran el modo de pensar 
I be los grupos serranos y sus pretensiones para con los costenos, 
I Sin embargo, en caso de una gran sequia se unian costenos y se- 
\ rranos y abrian lagunas cordilleranas de gran altura para obtener 
; el recurso acuifero (AGI, Justicia 413). 

Durante la misma epoca la falta de defensas en los valles me- 
[ bios de Lurin y del rio Rimac, unidos en aquel entonces bajo la 
l hegemonia del centro religioso de Pachacamac, sugiere que esta- 
i ban dominados y supeditados a la macroetnia de Huarocbiri. Es 
I posible que los serranos se contentaran con ejercer el poder des- 
de sus serranias por respeto y temor al dios yunga y, sobre todo, 
; por el miedo, mencionado repetidas veces en documentos de ar- 
i cbivo, al clima de la costa, por el cual -segun su decir- enferma- 
f ban y morian, 

Una situation diferente a la de la costa central es la de los 
guarcos, en el actual Cahete, Ellos se mantuvieron libres de toda 
i presion serrana por ser muy guerreros, tener su valle protegido 

: por fortalezas y alias murallas y porque el rio en lugar de correr 

E por el medio del valle lo hacia pegado a la margen izquierda del 
I mismo, En lea, la macroetnia dominaba sus bocatomas en la 
S zona serrana (noticias que se desprenden de la Visita realizada 


C 





mabJarostworowski 


VIII. LOS MODELOS ECONOmICOS 


en 1594. Guillen y Guillen 1963), Ante la aparicion de las Iropas | 
incas los curacas iquefios no ofrecieron resistencia, evilaron de : 
ese modo las represalias cusqueiias, 

En todo tiempo hubo en la costa una relation muy especial 
con referencia a los derechos de agua, y por ese motive es intere- ; 
sante reunir information sobre el tema. 

En el capitulo sobre la tenencia de la tierra vimos el caso del ij 
curaca serrano de los guambos, que exigio al senor costono una 
forma de pago por el uso del agua proveniente de sus quebradas .• 
altas; vimos tambien a un jefe yunga reclamar a sus principalos j 
subalternos una suerte de retribucidn por el empleo del elemen- 
lo acuifero de los canales secundarios. Esta situacidn de sumi- j 
sion costeiia se daba posiblemente en epoca del predominio 
inca, sin embargo en tiempos anteriores los yungas debieron de 
preocuparse por la posesion de sus bocatomas para asegurarse 
sus derechos hi'dricos. 

Es indudable que una de las mayores funciones de los seno- | 
res etnicos costenos fue el control y la administration del recur- 1 
so hldrico, Este se efectuaba en dos niveles, el primero compren- 


dia su relacidn con los vecinos serranos, hecho que necesitaba 



la intervention del cacique yunga en la distribution del Ifquido j 
elemenlo en su propio valle, todo aquello comprendia un com- 
plicado sistema de prioridades y de querellas entre su gente y 
sus subditos. 

En otro trabajo hemos sehalado la presencia de un grupo et- 
nico yunga instalado en una parte de la region de Cajamarca, en 
Celendin, Contumaza, Chota, Hualgayoc y San Miguel, en una | 
epoca muy anterior al arribo inca a la region. Se reconoce el ori- | 
gen costeno de sus habitantes a traves de la lingiiistica, pues un 
gran niimero de sus patronimicos contenian la lelra V, conso- 
nante usada exclusivamenlc en el idioma llamado yunga o mo- 
chica, A 

Estas referencias se hallan en la Visila a Cajamarca ordenada J 
por Toledo y realizada en dos etapas, la primera en los anos de | 


1571-72, anterior a la reduction de los naturales, y la segunda en 
1578 y que no reflcja el mismo valor de la anterior. 

La poblacidn a la cual nos referimos no fue puesta alii por los 
incas, sino que residia en la zona desde tiempo alrds. Los mil- 
mq trasladados por los soberanos cusquenos son nombrados en 
el documento como formando una guorongo especial compuesta 
por grupos quechuas, canaiis, guayacondores y collas. 

Es posible que la presencia yunga en la sierra se haya debido 
principalmente a la necesidad de controlar las bocatomas, y con 
ello a todo el sistema hidraulico costeno. Se trataba quiza de una 
conquista preventiva durante el apogeo yunga para asegurarse el 
recurso acuifero para sus canales de riego (Rostworowski y 
Remy 1992), 

Schaedel (1985) sugiere que el grupo costeno instalado en la 
sierra formaba un senorio aparte de los cacicazgos costenos; da- 
das las estructuras politicas observadas en el Chimor, de peque- 
nos curacazgos como el de Changuco y el de Guaman, bajo la he- 
gemonia de senores mayores, es factible esta suposicion (Ros¬ 
tworowski 1976). En todo caso, estamos ante una situation com- 
pletamente diferenle a la existente durante el dominio inca 
cuando los costenos ya no controlaban sus recursos acuiferos. 
Segun nuestra hipdtesis, que sdlo la arqueologia puede rechazar 
o aprobar, durante un momento histdrico indeterminado, quiza 
durante el Intermedio Medio, sucedid a lo largo de la costa un 
avance yunga hacia la sierra cisandina, luego acaecio un replie- 
gue o retroceso de los costenos hacia el litoral a consecuencia 
del surgimiento de nuevos centres de poder en la sierra, La mis- 
ma situation aparece tambien Bn el texto quechua de Avila 
(1966 y Taylor 1987), cuando los yungas fueron echados de sus 
pueblos situados en la sierra cisandina de la vertiente del Pacifi- 
co por los nuevos conquistadores, adoradores del dios Pariaca- 
ca, Los invasores ocuparon las aldeas, casas y campos de los cos¬ 
tenos que se vieron obligados a huir en direccidn del litoral, 


El dios Guari, huaca cuya pa cam fue el mar, enseno a los 











makIa rostworowski 


toda la sierra norcentral (Rostworowski 1983). Es muy significa¬ 
tive que fuese una divinidad de origen costeno la responsable de 


Ortloff (1981) manifiesta que los estados costenos necesita- 
ban dos condiciones para existir; pritnero un acabado conoci- 
miento de las tdcnicas de administracidn y de control del recur- 
so hidrico, y segundo, el poder de movilizar y coordinar fuerzas 
laborales capaces de mantener los sistemas de irrigacion exis- 
tentes y construir nuevos. A estos aiiadimos dos requisilos mas, 


te a la genie serrana. Sin estas condiciones era imposible asegu- 
rarse el dominio del elemenlo acuifero y con el, la autonomla, 


Cl agua ne regaoio proceaente ae los nos que bajaban de la 
sierra hacla que los costenos estuvieran siempre supeditados a 
las cambiantes formas de poder existentes en las serranias, 


VIII. LOS MODELOS ECONOMICOS 


Cuando los costenos no dorainaban la sierra vecina a sus va- 


der las entradas, tal el castillo de Tomaval en Viru (Willey 1953), 
Segunjohn Topic y Theresa Lange Topic (1978) durante el Inter- 
medio Tardio se edificaron en Chimu dos fortalezas en el valle 
de Moche y una tercera en el valle de Chao, estructuras que evi- 
dencian no haber sido habitadas durante mucho tiempo, Estas 
dos fortalezas controlaban el acceso a lo largo del valle, mientras 
dos fuertes, uno a cada margen del rio, situados en la zona an- 
gosta, defendian el ingreso por la ruta de la sierra, Es posible que 
estas construcciones se edificaran ante el inminente peligro del 
arribo inca, Sin embargo, la estrategia usada por los cusquehos 
fue inesperada para los yungas y consistio en cortar el agua que 




que, que unia entre si a cinco cuencas (Kosok 1965). Durante el 
apogeo del Chimu, en el Intermedio Tardio, se construyd el ca¬ 
nal denominado La Cumbe que llevaba el agua a la ciudad de 
Chanchan en un recorrido de 84 km, (Kus 1974; Keatinge 1975; 


Moseley 1974; Farrington 1974 y 1978), Su construccion requi- 
rid de conocimientos avanzados en hidraulica, porque necesito 
de la edificacidn de terraplenes para conducir el agua a cierto ni¬ 
val, La Cumbe ha sido considerado como el proyecto hidrSulico 


La avanzada tecnologla aplicada en los sistemas de riego en 
la costa norte muestran la presencia de una considerable fuerza 
de trabajo disponible, la misma que operaba bajo la direccion de 
tecnicos con profundos conocimientos aprendidos empirica- 
mente, La necesidad de las complejidades hidraulicas fomentd, 
posiblemente, la aparicion de especialistas en la materia, 

Las obras de irrigacion ejecutadas por los nortehos son solo 
comparables con las construidas en Nasca, donde se hizo una 
extensa red de canales subterraneos. Parte de esos canales estdn 
reveslidos de lajas, mientras olros tienen techos de vigas de gua- 
range, El acceso a los canales se hace a traves de pozos vertica¬ 
ls, necesarios para su mantenimiento, Hasta la fecha el sistema 
sigue operando y suministra agua para el agro del valle, La dife- 
rencia entre el sistema hidraulico norteno y el de Nasca residia 
en el metodo usado por este ultimo: galenas filtranles, tuneles 


suelo a la superficie, Para la construccion de este sistema se ne- 
cesitaba de un numero muy inferior de mano de obra en compa- 
racidn con el norteno (Gonzalez Garcia 1978; Golte 1980). 

Es indudable que los habilantes costenos, en siglos de es- 
fuerzo, lograron alcanzar una sofislicada tecnologla solo supera- 
da por los adelantos modernos, 





Reflexiones finales 


HistoriQ del Tahuontinsuyu narra la gesta de un pequeno cura- 
cazgo perdido en la inmensidad de la cordillera andina que se 
convirtid luego en un gran Estado. Es la narracion mftica de sus 
inicios y de la legendaria guerra contra peligrosos y numerosos 
enemigos. Es la epopeya de un pueblo agrafo que supo benefi- 
ciarse de las experiencias de remolas culturas que le precedie- 
ron en el tiempo, conocimientos logrados por los habitantes de 
los Andes a traves de milenios. 

Los incas asumieron aquel pasado y lo transformaron basta 
alcanzar una hegemonfa continental en la region occidental de 
America del Sur, Los naturales estructuraron modelos organiza- 
tivos que asombraron al mundo europeo y sirvieron para que se 
creara la utopia de un Estado donde el hambre, la necesidad y la 
miseria estaban proscritos. 

La originalidad de las culturas andinas radica en su aisla- 
miento y en el ingenio de sus habitantes para superar las mons- 
truosas dificultades del medio ambiente. Sin embargo este Esta¬ 
do sucumbid ante un grupo de forasteros arribados a sus costas, 
Sucumbio por la debilidad de su propia formacion y por los mis- 
mos motivos que intervinieron en el origen de su expansion, 

A medida que creciti el Tahuantinsuyu y se alargaron ex- 
traordinariamente sus fronteras, sucedieron cambios en el obje- 
to y mdtodos desus conquistas, 

En los inicios, las lucbas tenlan por objeto conseguir los des- 
pojos de los vencidos y obtener un botin que enriqueciera al'cu- 





REFLEXIONS FINALES 


raca vencedor; las guerras se efeciuaban en lugares mds o menos 
cercanos al Cusco, y los enemigos eran los mismos a travds de 
varias generaciones da gobernantes. £1 deseo de acciones de ra- 
pina acompano a los ejercitos de todos los bandos. 

Despues de los enfrentamientos enlie chancas e incas, de los 
cuales salieron victoriosos los cusquenos, el objetivo de las gue- 




El sistema de la reciprocidad evitd en la mayorla de casos los 



de objetos manufacturados para hacer [rente a las constantes de- 
mandas de la reciprocidad, obligo a los soberanos no solo a ace- 


sino al empleo masivo de milmoq yyona que prestaban servicios 
en las tierras eslaiales y cuyos frutos iban a colmar los depdsitos 
gubernamentales. 

El Eslado se vela presionado a dar un mayor numero de con- 
tinuas dadivas a los seiiores de diversas categorias y a los innu- 
merables jefes mililares. En paginas anteriores vimos la deser¬ 
ts de un general cusqueno y de varios Orejones porque no 
fueron gratificados segun las reglas exigidas por la reciprocidad. 


nuraerosa clase administrative perteneciente a la nobleza cus- 
quena, que debia ser satisfecha constantemente y sin tregua. 


ue uaueuuas en 10 s mgares priviiegiaaos uet agro cusqueno. 
A estas exigencias se anadia el costo del sostenimiento de los 
ejdrcitos permanenlemente en campana; las pretensiones de los 
sacerdotes de los santuarios y huacas poderosas que debian ser 
aplacadas con dones para conservar su proteccion y neulralizar 
sus posibles descontenlos, que serian lunestos para el Inca. 


Tantas y tan tremendas demandas de productos estatales 
exigian una inflexible e ininterrumpida compensation, Para la 
economia inca, la reciprocidad fue como una voragine perpetua 
cuyo paliativo de nuevas conquistas y anexiones territoriales 
traian como resultado una creciente necesidad de aumentar los 
"ruegos" y “dones". El Sapan Inca se veia invariablemenle apre- 
miado a hallar mayores fuentes de productos y de riquezas para 
cubrir las demandas incontrolables, y forzado a buscar la solu- 
cidnen nuevas conquistas. 

Fueron las mismas institutions que en los initios permitie- 
ron el desarrollo del Estado inca las que le dieron una gran fragi- 
lidad y lo hicieron vulnerable en muchos aspeclos. Ademas, la 
falta de una ley adecuada para las sucesiones dejaba el campo li- 
bre al “mas habil" de los prelendientes. Si bien esta costumbre 
habia permitido la sucesion de Ires personajes de gran capaci- 
dad, como lo fueron Pachacutec, Tupac Yupanqui y Huayna Ca- 
pac, ese mismo habito desato la guerra civil, una guerra que por 
las proporciones del Estado adquirio un caracter continental y 
facilito la conquista espanola. 

Mas aun, la permanencia de los soberanos difuntos como si 
estuviesen en vida conferia en sus inicios un respaldo, una au¬ 
reola y una continuidad al gobierno de Pachacutec. Pero, con el 
correr del tiempo, el numero creciente de momias, de sus muje- 
res y servidores fue en aumento y resultd una amenaza para el 
Inca reinante, pues sus alianzas, privilegios e intrigas daban lu- 
gar a bandos politicos cada vez mas poderosos y amenazadores 
que debian ser mantenidos constantemente en raya con cuantio- 
sos donatives. 

Asi, las instituciones que habian permitido la creation del 
Estado inca se volvieron contra sus gestores, y empujaron a sus 
gobernantes a una expansion sin limite. La situation se agravd 
durante el corto gobierno de Huascar que para solucionar sus 
problemas amenazd con despojar a los antepasados reales de to- 
dos sus bienes, Paradojicamente la genealogia vivienle formada 
por las momias de los soberanos fallecidos, cuyo fin fue dar les- 






MARlA ROSTWOROWSKl 


wmvyiiiv uui ■ j-- v • * 

gloria al Estado inca, con el transcurso del tiempo habia acumu- 
lado tantas riquezas y tanto poder que dio lugar a que sus des- 
cendienles se dedicaran a conspirar en beneficic de su favorito 
Alahualpa. Esa fue la causa directa de la ruina de Huascar; su 
enfrenlamiento con las ponaco resultd conlraproducente para 01 
y determino su caida. 

El aspectacular derrumbe del Estado inca se produjo por una 
serie de motivos que se pueden dividir en dos tipos: las causas 
visibles y las causas profundas. 

Los fundamentos visibles son bien conocidos y fueron: la 
guerra fratricida que mantuvo dividido el poder y el mando, el 
factor sorpresa aprovechado en la emboscada de Cajamarca, la 
superioridad lecnolbgica europea referente a sus annas, es decir 
los arcabuses, falconeles, espadas de acero, y finalmenie la pre¬ 
sence del caballo. 

Todas eslas razones pesaron Bn los acontecimientos pero no 
fueron los unicos que determinaron el triunfo de los hispanos, 
Existieron olios elementos que acluaron de manera decisiva en 
la derrota indlgena, a saber; la falta de integracion nacional, por 
no tener los naturales conciencia de unidad frente al peligio ex- 
Iranjero, la carencia de cohesion entre los grupos Otnicos, el cre- 
cienle descontento de los grandes sehores "provincianos frente 


U uv -1 

la fli/to guerrera y el aumento considerable del numero de mit- 
moqydeyoro. 

Examinemos en detalle eslas afirmaciones Irascendentales 
para .entender el porquO de los sucesos. El Estado inca no fue 
considerado por los naturales bajo el concepto de una national!- 
dad, No sabemos si la palabra Tahuantinsuyu, las cuatro regia- 
nes reunidas entre si, que contiene una idea de integration, fue 
usada y conocida antes de la conquista espanola, porque apare- 
ce a partir de finales del siglo XVI (Avila 1966, cap, 17; Guaman 
Poma 1980:160), Quiza-se tratd de una definition aplicada des¬ 
pues de la invasion para comprender la division espacial exis- 


REFLEXIONES FINALES 313 

tente desde tiempo atras, mas no manifestada como una volun- 
tad de unidad. 

La hegemonia inca no intentO anular la existencia de los 
grandes senorios etnicos porque sus estructuras socioeconOmi- 
cas se apoyaban en ellos, como no suprimiO sus particularida- 
des, Al Inca le bastaba recibir el reconocimiento de su poder ab¬ 
solute que le daba acceso a la fuerza de trabajo para cumplir sus 


y del culto. Aparle de eslas exigencias, cada macroetnia conser¬ 
ve sus caracteristicas regionales sin que, en ningun momenlo, el 
Estado cusqueiio procediera a anular sus singularidades (Saig- 
nes 1986), 

La linica medida centralizadora ordenada por el Inca fue la 
implantation de una misma lengua en todos sus territories. Na- 
turalmente la intenciOn era facilitar el trato y la administraciOn 
ante la pluralidad de idiomas y de dialectos locales, pero no po- 
demos decir si en el intento existiO una idea de cohesion, La 
menciOn de los espanoles a una "lengua general del Inca” mues- 
tra que los idiomas en el ambito andino no gozaban de nombres 
propios, pues a ellos se referlan como “el habia de la gente". 

Si la identidad a nivel Estado paiece bastante dudosa, vea- 
mos si este sentimiento se dio entre los senorios locales. Ah! 
tambien la (area es diffcil, Los cronistas nombran “provincias" y 
“repartimientos" con bastante imprecision; denominan por 
ejemplo a los conchucos, los cajamarcas, los lucanas, y otros, sin 
entrar en detalles; no nombraban sus componentes etnicos, ni 
sus territories, Pizarro con el afan de contenlar a numerosos 
conquistadores iniciO la creaciOn de los "depOsitos" de enco- 
miendas y procediO, sin ningun miramiento, a divisiones arbi- 
trarias de los antiguos curacazgos indigenas, 

Otra medida que desarticulO las estructuras andinas fue or¬ 
denada por Toledo al crear las reducciones. Los naturales se vie- 
ron obligados a abandonar sus poblados, a veces dispersos, para 
habitar nuevas aldeas organizadas bajo el patron espanol. 



REFLEXIONES FINALES 


Las injusticias cometidas con la creation de las encomien- 
das y de las reducciones hicieron que las llamadas "provincias" 
virreinales no siempre correspondieran a los grandes curacazgos 
andinos existentes en liempos prehispbnicos. Todos estos suce- 
sos dificultan la reconstruction de las demarcaciones pollticas 
anteriores, Las etnias andinas se vieron mutiladas y recortadas, 


iCudles fueron los elementos que permitian a las poblacio- 
nes del Tahuantinsuyu identificarse con sus macroetnias res- 
pectivas? 


antigua raigambre ejercieron una cohesidn entre sus miembros, 
y crearon entre ellos los elementos necesarios para formar una 
integration a nivel de los curacazgos. Las bases principales fue¬ 
ron: la unidad mitica de origen, la pacam; la unidad de lengua 
o dialecto local hablado por el grupo; la identidad en el atuendo 
y, por ultimo, la unidad economica y polltica, 

Retomemos cada punto mencionado. Los mitos y las leyen- 
das seiialaban a cada grupo su lugar de procedencia. Los incas 
decian haber salido de una cueva, los chancas de las lagunas de 
Choclococha y de Urcococha. Otros ayllus eran oriundos de un 
cerro determinado, o indicaban haber emergido del mar, u otros, 
Las huacas regionales y sus mallt/tii o antepasados momifi- 
cados, agrupaban a sus descendientes y a sus fieles en torno 
suyo, a ellos sacrificaban y daban ofrendas pidiendo protection 
y amparo. Cuando los mftmoq partlan a tierras lejanas llevaban 
consigo a sus Idolos, El humilde runa en caso de necesidad acu- 
dia a sus propias huacas y no al Sol de los incas o a Huanacauri, 
que probablemente le infundian miedo y pavor. 

A pesar de la obligation de hablar la “lengua general”, los 
pueblos conservaron el uso de sus idiomas o dialectos locales 


... wgivjiuu ue mas iiatnj nay numerosas 

menciones alas lenguas existentes en cada lugary les decianho- 
hua simi o lenguas afuera de la general (Torero 1984; Cerron Pa- 


Otra identification local entre los naturales era su atuendo 
regional, como una confirmation de que los grupos se sentian 
distintos unos de otros y se reconocian como tales, Cieza de 
LeOn es el cronista que proporciona mayores detalles sobre los 
modos de vestirse en el Tahuantinsuyu. En La Cmico del Peril 
(1941/1550) cuenta que en Tumbes y en San Miguel usaban en 
torno a la cabeza unos tejidos de lana redondos, adornados con 


za unas bandas con cordones como cintas delgadas (cap, 
LXXVI), en cambio, los chancas tralan el cabello largo, trenzado 
menudamente, tambien con cordones de lana atados debajo de 




mujeres unos "capirotes" adornados con medias lunas de plata 
(ver dibujos de Guaman Poma). Largo seria detallar las noticias 
sobre las prendas etnicas, y es posible que entre los mochicas 
cada oficio o especializacidn estuviera indicado en sus tocados, 
ademAs de senalar la condicibn social de cada individuo. 

En el capitulo anterior tralamos los modelos economicos se- 
rranos y costenos, y vimos como los curacazgos crearon sus pro¬ 
pias economias locales que comprendian una reciprocidad 
[minka], redistribution, fuerza de trabajo para el senor etnico, y 
demas, con diferencias locales como las de los chinchanos y sus 


Eslas reflexiones sobre la identidad andina muestran que el 
Estado inca no llegd a plasmarse en una integracibn national. Su 
action se limitb al reconocimiento y al aprovechamiento de los 
recursos humanos y territoriales en poder de los senores elnicos. 

Con el examen de la sociedad andina de finales del siglo XV 
destaca una sociedad jerarquizada, que antes del dominio inca 
estaba compuesta por macroetnlas gobernadas por sus curacas 
quienes a su vez tenian bajo su autoridad a una serie de senores 
menores, y si bien en este sentido su eslructura no varib, el adve- 
nimiento de los incas signified para los grandes senores una per- 
dida de poder y de buena parte de sus riquezas, 




316 


MARiA rostworowski 


reflexhms finales 


317 


Los elementos rentables en el ambito andino fueron en pri- 



neficio propio de los curacas. Al formarse el Estado, esa mano de 
obra disponible paso a ser de usufructo del gobierno central. El 
segundo elemento rentable fue la posesidn de tierras; ahora 
bien, las mejores tierras de un "senorio" fueron confiscadas y pa- 
saron a perlenecer al Estado, y con ellas los productos que iban a 
llenar los deposilos estatales. 

Ademas de la notable disminucidn de los recursos, los cura¬ 
cas se vieron amenazados con la posibilidad de ser despojados 
del mando y reemplazados por personajes fieles a los incas. Se 
puede vislumbrar que estas medidas fomentaron el empobreci- 
miento de los senores etnicos durante la hegemonfa inca, y su ri- 
queza pasaba a manos de la elite cusquena, A manera de com¬ 
pensation, el Inca, de acuerdo con la reciprocidad, gratificaba a 
los curacas con dadivas y dones, pero no dejaba de ser un espe- 
jismo para disimular sus menguadas posiciones, Si bien esta si¬ 
tuation era la de las clases privilegiadas, igual descontento exis- 
lid entre las populares, Para los runo represento pasar de manos 
de la auloridad de los Halun Curacas locales al poder absoluto 
del Inca. 

Para los hombres del pueblo ese cambio tuvo varios aspec¬ 
ts, para muchos de ellos signified ser desplazados en calidad de 
mitaiaq, enviados a extraiias tierras, y si bien marchaban al exi¬ 
lic acompanados de sus propios curacas subalternos, estaban 
conlrolados por los administradores cusquenos. Otros perdieron 
su condition de baton runo para convertirse enycna, lo que re- 
presenlaba romper todos los nexos y vfnculos con sus origenes. 

Mas aun, la necesidad de cuantiosos efectivos para llevar 
adelanle las guerras nortenas oblige a un largo alojamiento de 
los hombres fuera de sus pueblos. Para los que permanecian en 
sus villorrios esa ausencia de fuerza de trabajo local tenia que | 
ser suplida por ellos, lo que debid influir en una baja de la pro- | 
duccidn de los ayllus. Las largas ausencias y los peligros de las .. J 
guerras dieron por resultado que un gran numero de soldados no I 


retornaran a sus pueblos y aumentara en los ayllus la perdida 
I de! factor hombre. 

Una innegable situation de descontento debio reinar entre 
los senores y entre la clase popular, insatisfaccidn que fomentd y 
: dio lugar a un deseo de sacudirse de la influencia inca, Estos 
sentimientos explican la buena acogida otorgada por los natura- 
i les a las huestes de Pizarro. Solo despues, con las miserias y los 
\ sufrimientos que se abalieron sobre el pueblo durante la colonia 
I surgio una anoranza por el pasado inca. 

Por estas razones, los grandes senores, junto con sus runo se 
\ plegaron a los espanoles y ayudaron con sus ejercitos y con sus 
bienes a la conquista hispana. Por esos motivos no fue un puna- 
do de advenedizos quienes doblegaron al Inca, sino los propios 
• naturales descontentos con la situation imperante quienes ere- 
! yeron encontrar una ocasidn favorable para recobrar su liberlad. 
j Si sus calculos fallaron fue debido a la natural ignorancia de los 
acontecimientos futuros, ellos no conocfan los deseos imperia- 
listas de la corona espahola ni sus extensas conquistas en Mexi¬ 
co yen el Caribe, 

Los indigenas no podfan prever los sucesos ni el arribo masi- 
I vo de un mayor numero de invasores. Apoyaron a los espanoles 
j porque vieron en ellos una oportunidad para sacudirse de los so- 
: beranos cusquenos, momenta favorecido por los cambios en el 
; poder. 

De no haber llegado nuevos contingentes de europeos, los 
i naturales hubieran desbaratado a los extranjeros y recuperado 
su autonomfa. La fragilidad de las bases sobre las cuales reposa- 
f ba el Estado inca era excesiva como para hacer frenle a la rebe- 
lion de los grandes senores andinos y a la conquista europea con 
: superior tecnologfa. 

El destino del Tahuantinsuyu cambid para siempre, abando- 
; no su historico aislamiento para ingresar al concierto de las na- 
ciones del Nuevo y Viejo Mundo, 




Glosario 


abasca 

prenda de vestir confeccionada con lana burda 

aclla 

escogida 

aclla huasi 

casa de escogidas 

allauca 

la derecha 

anta guamara 

en el sistema clasificatorio de cdades: bebe de 
uno a ties meses (Castro y Ortega Morejon) 

araaxu 

serpiente 

arimsa 

prestacion de servicios mutuos, una parte da el 
trabajo, la otra, la tierra 

aru 

lengua; voz aymara que se usa para designar al 
grupo de idiomas afines a ella 

auca 

el enemigo o el soldado 

auca camayoc 

en el sistema clasificatario de edades; varones 
de 25 a 50 anos, hombres valientes, soldados 
[Guaman Poma) 

auca camayoc uarmi 

en el sistema clasificatario de edades: mujeres 
que correspondlan a los hombres aucamayoc 
(Guaman Poma) 

aucachic o ichuri 

sacerdotes, confesores 

auca pori 

en el sistema clasificatorio de edades: hombres 
de 25 a 40 anos (Castro y Ortega Morejon) 




320 

aucaypata 

ayni 

cachacona 

callanca 

callao 

callpa 

camayoc 

capac 

capaccocha 

capaccuna 

capullana 

caui 

ceque 

cilua 

coca pallac 

colca 

collana 

corotasque 


marIa rostworowski 


antiguo nombre de la plaza principal del 
Cusco, alii se celebraba el triunfo guerrero 
Inca (Betanzos, Cieza, Molina) 

mutualidad, sistema de servicios mutuos 
mensajero, equivalente a chasqui 


. i iiiKir 




termino que designa a uno de los ceque del 
Cusco dentro del sistema tripartito 

la fuerza o poder del alma o del cuerpo; augur 

oficial o mayordomo, el quo liene a su cargo 
haciendas o alguna chacra: artosano 

persona ricaypoderosa 

sacrificio especial a las huacas, podia ser 

humano 

linajedereyes (Betanzos) 

voz del idioraa tallan, designa a la mujer que 


oca socada al sol (Oxoiis (uberosa) 

rayas, lineas, faino. En el Cusco irradiaban 
del templo del Sol, y en cada una de estas 
lineas imaginarias se situaba un ntao de 
huacas a cargo de detcrminados ayllus 

segun Molina, fiesta del calendario inca 


ciudad 

en el sistema clasificatorio de cdades: jdvenes 
de 12 a 16 anos (Castro y Ortega Morejon] 


el mayor, el excelso 

en el sistema clasificatorio de edades: mozuelas 
de--12 a 18anos, hilaban y vigilaban los 
cultivos [Guaman Poma) 


chaqul taclla 
chaquira 


chaupi yunga 


hatun curaca 
hatunruna 


reina, mujer muy principal 

uno de los meses del calendario Inca, coincidla 


coyaraimi 


cumbi tela o prenda de vestir de lana fina 

cumbi camayoc tejedor de prendas finas 
curaca senor principal de un pueblo 


arado indlgena movido con el pie 

adornos de conchas 

el mensajero, voz usadaen el Cusco 

tierra templada, piso ecologico tal como figura 
en los documentos de archivos 

en el sistema clasificatorio de edades: medio 
viejo, de 50 anos y mas (Castro y Ortega 
Morejon) 

gorro guerrero 


piedra, puede reterirse a un personaje 
convertido en piedra y sacralizado 

peso para raedir; ahorcado; nombre de un 


guaranga curaca senor de mil hogares 

guare tablas colocadas entre los troncos de las balsas, 


hatun oatun 


formaban timdn y quilla 


senor, el mayor de una macroetnia 

bombre grande, cuando el varon se casaba y 
asumia la plenitud de su edad 




hanurpa sacerdote, augur de las visceras de los animates 

huaca o guaca, templo del Idolo o el mismo idolo 

huacap viUac sacerdote que hablaba con las huacas 
huaccha el hudrfano, el carente de parientes 

huacsa sacerdote de la region de Yauyos, de mayor 

categorla que el yanac 

huarachicuy ceremonia de los jovenes nobles al alcanzar la 
pubertad 

huatuc sacerdote, profetizaba tomando ciertos brebajes 

huauqui hermano del vardn, tambien el doble del Inca 

huayrur aclla clasificacion de las mamacona, las jovenes mas 
hermosas 

ichoc la izquierda 

icbo graminea de la puna 

jaqi voz del idioma jaqaru, que se usa para designar 

a un grupo de lenguas aflnes del aymara 

kero vaso de madera 

llampa pala, peruanismo: lampa 

lloca en el sistema clasificatorio de edades: de uno a 

dosanos (Castro y Ortega Morejon) 

Hullo llollac en el sistema clasificatorio de edades: 

uamracona nino de tela que gatea (Guaman Poma] 

Hullac uarmi uaua nina de 1 aiio a dos que gatea (Guaman Poma) 

mactacona en el sistema clasificatorio de edades: 

muchachos de 12 a IB anos, guardas de 
ganado, cazaban aves (Guaman Poma) 


machapori 

en el sistema clasificatorio de edades: ninos de 

2 a 4 anos (Castro y Ortega Morejdn) 

malquipavillac 

saccrdotes que se comunicaban con los 
antepasados 

mamacuna 

muchachas escogidas para entrar a los 
acllahuasi 

mallqui 

cuerpo momificado de un antepasado a quien 
se entregaban ofrendas y se veneraba 

mascapaycha 

borla, insignia o corona del Inca reinante 

mascaoviha 

curanderos 

micho guayna 

en el sistema clasificatorio de edades: mozo de 
16 a 20 anos (Castro y Ortega Morejon) 

mindala 

“Yndios mercaderes" de la region de Yumbo en 
el Ecuador prehispanico 

minka 

sistema de trabajo o cumplimiento de 
obligacion por substitucidu, a base de un 
acuerdo antelado 

mitmaq 

o mitimae, personas enviadas a un lugar 
extraiio a cumplir una tarea eslatal 

mitaomi’ta 

vez, turno, tiempo, periodicidad 

mocha 

adorar, reverenciar, palabra caslellanizada de 
muchhani 

moya 

pastosescogidos 

nusta 

hija del Inca, joven de origen real 

ojota 

calzado indigene 

oncoy 

la enfermedad; oncoy mita: tiempo de lluvia 

pacarina 

lugar de origen 

paco aclla 

clasificacidn de las mamacona: las jovenes 
menos agraciadas y de categoria menor 




1 


324 

pacbaca 

pachaca curaca 

pachaiicuco 

pacchacatic 

paya 

payacona 

pauau pallac 



puailia guamara 

pucara 

pucllacoc 


pucllacoc uarmi 
uamra 

punchap villac 
punoc paya 


puric macho 
pururauca 


marIarostworowski 

numero cien, en el sistema organizativo 
numeto ideal de cien hogares 

seiior de cien hogares 

sacerdote que profetizaba a travds de aranas, 
negras y peludas 

mujer noble 

en el sistema clasificatorio de edades: mujeres 
viejas de 50 ados para arriba (Guaman Poma) 

ninos de 9 a 12 anos, haclan trabajos ligeros, de 
entre ellos se e 


inslrumento musical, tipo flauta 
pared de piedras secas 


60 ados (Castro y Ortega Morejon) 

en el sistema clasificatorio de edades: nino de 8 


a 9 ados 


a 12 anos 
fortaleza, castillo 

en el sistema clasificatorio de edades, 
uamracona ninos 
(Guaman Poma) 

en el sistema clasificatorio de edades: nihas de 
5 a 9 anos, las escogfan para los acllla huasi 
(Guaman Poma) 
sacerdotes adoradorcs del Sol 

en el sistema clasificatorio de edades: vieja que 
solo duerme y come, de 80 anos (Guaman 
Poma) 

manantial, fuente 

en el sistema clasificatorio de edades: viejo de 
60 a 65 anos, que camina con basldn 

piedras que se convertfan.en mlticos guerreros 


quipu camayoc 
qocha 


rocto macho 

tuna 

runasimi 

sapaninca 
sarco guamara 

sayapayac 


suyuyoc 

sinchi 

soyac 

sullca 
suu Vila 

suyu 


tacllacoc 

uamracuna 



GLOSARIO 325 


cuerdas de distintos colores y nudos que 



las qocha agricolas de la region de la puna son 
lagunillas con canales de desagiie que sirven 
para cultivar 


en el sistema clasificatorio de edades: viejo 
sordode 80 a 100 anos (Guaman Poma) 

persona, el vardn, el hombre 



en el sistema clasificatorio de edades: ninos de 
4 a 8 meses (Castro y Ortega Morejon) 


en el sistema clasificatorio de edades: varones 
de 18 a 20 anos, mandaderos, guardianes de 
ganado (Guaman Poma) 



jefeguerrero 

sacerdote, profetizaba a travbs de los granos de 
maiz 

el menor, puede ser el hijo o el hermano 

voz aymara: sangre recibn sacada de la quijada 
del carnero para preparar un potaje 

parcialidad; Hanan suyu, parcialidad de arriba; 
Hurin suyu, parcialidad de abajo 

en el sistema clasificatorio de edades: nihas de 
9 a 12 anos (Guaman Poma) 

.posada,meson, voz castellanizada como tambo 






CL0SAR1D 


327 


taqui aclla 

tataraqueci 

clasificaciin de las mamacona, muchachas 
cantoras 

en sistema clasificatorio de edades: ninos de 4 



liana 

asiento, insignia desenores 

tocricuc 

pcrsonaje quo tiene a su cargo el pueblo o un 
numero de gente 

traguamara 

en el sistema de edades: bebes de 8 meses a un 
ano (Castro y Ortega Morejon) 

tucuyricco 

administrador inca o gobernador, el veedor 

tupu 

medida de area y de longitud, tambien el verbo 
medir 

tupayauri 

cetro real, vara, insignia deunsehor 

uaua quiraupucac 

en cl sistema clasificatorio de edades: nifio de 
tetaencuna (Guaman Poma) 

unancha estandarle, escudo do armas 

uncu 

prenda de vestir de varones, camiseta 

unu 

el numero diez mil 

unucuraca 

senor de diez mil hogares 

usnu o ushnu 

pequena estructuia de piedra situada en medio 
de plazas principal que servla de trono para 
los Incas durante ciertas ceremonias o ritos 

Vila 

voz aymara: sangre 

villca 

cosa sagrada, divina; arbol determinado; en el 
quechua de la costa, villca: el ayllu (Domingo 
de Santo Tomas) 

villac umu o 

sacerdote maximo del Sol, voz castellanizada 


l yunga o yunca 

r 

yurac aclla 


zumac slpacona 


camellones usados en la puna para cullivar la 
tierra 

el servidor, el criado que sirve. 
el servidor o el companero 

sacerdote da la region de Yauyos, miraba la 
sombra del sol proyectada sobre una pared. 
Anunciaba la epoca de la siembra o do las 
fiestas 

los llanos de la costa y tambien sus habitantes 

en el sistema clasificatorio de las mamacona: 
categorla elevada de las jdvenes 

en el sistema clasificatorio de edades: las 
muchachas mas hermosas y buenas (Guaman 
Poma) 








Aridez de la costa peruana. Parai 










M-fyr-fStfiH 








ilii 


If I® 

ipi 




IV * 
























11. Vista a^rea tic "lambo Colorado, lea. 






















13- Pisac. Cusco, segun grabado del siglo XIX. Tornado 
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rrapczoiclal- 
























w&z 

aMuoaxiSa 


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La composicioD de Historia del mmtinsuyu 
fue realizada en el Institute de Estudios Peruanos 
y estuvo a cargo de Aida Nagata, El texto se 
presenta en caracteres Zapf Elliptical de 10.5 p. 
con 3 p. de interlinea, las nolas de pie de pagina 
en 9 p„ el glosario y la bibliografla en 0,5 p„ los 
titulos de capltulo en 15 p, La caja mide 25 x 
39 picas, El papal empleado es Bond de 75 g, y 
Couche brillante de 90 g. La cartulina de la ca- 
ratula es Foldcote calibre 12, Se termind de re- 
imprimir en febrero de 2013 en los takes de 
Takes AsociaciOn GrAfica Educativa, Psje. Marla 
Auxiliadora 156 • 164 Breiia. Telef, 332-3229. 
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